Machala. 6 jun 2001. Con dos tanques de gas locales se llenan tres
peruanos. Según el censo, Huaquillas necesita de 24 000 a 26 000
cilindros y los comités piden 4 000 más.
Los habitantes de Huaquillas se quejan de escasez de gas en la ciudad y
del sistema de cupos para obtenerlo. Pero en la lÃnea de frontera, los
tanques se acumulan junto al canal de Aguas Verdes, en Perú.
El contrabando es un negocio rentable y tiene complicidad de la población
ante la impavidez de la PolicÃa. Mientras este Diario fotografiaba cómo
se efectúa la transacción, un uniformado advirtió "hacer eso es muy
peligroso, no respondemos por nadie".
Un cilindro de gas licuado de petróleo (GLP) ecuatoriano, de 15 kg, en la
frontera cuesta dos dólares; luego de sortear los controles y puestos de
vigilancia llega al Canal de Zarumilla. AllÃ, en la orilla, en una
pequeña zona "de intercambio", se envasa, a presión, en un cilindro de
gas peruano, de 10 kg, que en este paÃs vale entre siete y ocho dólares.
Con dos tanques ecuatorianos se llenan tres.
Autoridades de la ciudad peruana consultadas sobre qué controles realizan
para frenar el contrabando, simplemente responden que ninguno. "Gran
parte de la población vive de la "venta" de gas, porque desde hace dos
años el comercio anda bajo", dice un comerciante de telas.
De acuerdo a un censo realizado por la Oficina Regional de Hidrocarburos
de El Oro en marzo, los huaquillenses necesitan de 24 000 a 26 000
cilindros. El cupo es un tanque por familia cada 22 dÃas; empero, si es
mayor a siete miembros, se permite uno más.
El gas viene de la planta de almacenamiento en Santa Rosa, en la frontera
se distribuye a los presidentes barriales y éstos a los jefes de familia,
previa la presentación de la cédula. Los comités barriales piden 4 000
cilindros más y la entrega cada 15 dÃas.
Para Jorge Logroño, director de Hidrocarburos en El Oro, miembro del
Subcomité para el control de la distribución de hidrocarburos en la
frontera sur, es difÃcil determinar la cantidad exacta que requiere la
población, pues de los 15 000 habitantes, entre el 10 y el 15 por ciento
es flotante. Antes, con el sistema de tarjetas, los pobladores las
compraban a los que abandonaban la ciudad y se abusaba de su uso. Es más,
el excedente se iba al Perú.
A juicio del presidente de la Subcomisión, coronel Vicente Ontaneda,
falta colaboración ciudadana. "No hay conciencia del daño que se le hace
al paÃs a través del contrabando de un producto subsidiado". El
comandante de la Brigada de InfanterÃa El Oro, acantonada en Machala,
dirige los controles en las carreteras principales, pero se fuga por las
alternas -que por estrategia, insiste, no se las puede dar a conocer-.
El Telégrafo, un control militar ubicado a 10 km antes de Huaquillas,
funciona permanentemente. Todo vehÃculo es revisado. También se hacen
controles rotativos en siete puntos de las principales vÃas que conducen
a la frontera. Se suma la barrera que constituye la reserva militar en
Huaquillas, donde el paso de civiles a pie o en vehÃculos está
restringido. "Pero a pesar de ello se arriesgan; las detenciones son
constantes, aparte del peligro de llevar cilindros en los carros".
El GLP de contrabando se compra en Santa Rosa y Machala, donde la venta
es libre, y se traslada por vÃas no cubiertas por el Ejército,
especialmente por las noches. No hay datos de cuántos cilindros pasan el
canal hacia Aguas Verdes, tampoco contactos o acuerdos con las
autoridades de esta ciudad peruana, al respecto. El contrabando también
se hace a través del canal de Santa Rosa, entre los pequeños esteros que
se internan en el manglar.
Un plan demorado
En noviembre del año pasado se intentó distribuir el gas licuado de
petróleo (GLP) a través de un sistema computarizado, con los datos de
cada familia, barrio y cupo, pero aún no se concreta la iniciativa.
Vicente Ontaneda, comandante de la Brigada El Oro, dice que no ha habido
colaboración necesaria para implementar el sistema, pero asegura que para
julio ya se podrá contar con él.
Las vÃas conocidas para el contrabando son Arenillas-Telégrafo-
Huaquillas, Chacras, Puyango- Alamor y Balsas, entre las principales.
Desde Arenillas hay personas que transportan gas en bicicleta hasta
Huaquillas, todos los dÃas. Por esa labor, en dos viajes diarios ganan
cuatro dólares.
La gasolina también rebasa los controles
En marzo de este año, en Huaquillas se expendió una cifra récord de
gasolina: 1 800 000 galones. El parque automotor de la ciudad no pasa
de los 800 vehÃculos, en su mayorÃa taxis. Un estudio efectuado por la
Subcomisión para el Control de la Distribución de Combustibles en la
Frontera Sur determinó que con 350 000 galones se cubre esa necesidad,
incluido un excedente de emergencia. Pero se venden entre 800 000 y
900 000 galones al mes, en nueve gasolineras. Las autoridades de
Hidrocarburos no pueden restringir legalmente la presencia de tal
cantidad de estaciones de servicio para una ciudad tan pequeña ni la
cantidad de combustible que distribuyen. SÃ el tiempo destinado a la
venta, por ello personal militar -uno por cada estación- vigila estos
lugares de 07:00 a 19:00. Al término de la jornada se mide la cantidad
de combustible en los tanques de almacenamiento y se verifica al dÃa
siguiente que la cantidad sea la misma. "Sentimos que sin querer somos
parte del contrabando, porque damos seguridad al tanquero que va a la
frontera, de allà ya no hay control", dice Vicente Ontaneda. (Texto
tomado de El Comercio)