Quito. 10.09.91. Cada año, religiosamente, un grupo de
expertos de la cofradía del Banco Mundial prepara, hacia junio, un
Memorando Económico para casi todos los países que son
miembros de esa institución. Los estudios elaborados se
presentan en dos versiones; la primera, siempre se presenta
como una especie de borrador con cubiertas verdes y por eso se
la conoce como "green cover". Esta versión contiene las
apreciaciones de los técnicos, hechas en forma franca, sin
eufemismos ni adiciones de texto.

El documento es dirigido exclusivamente al gobierno y sus
funcionarios y asesores de más alto nivel, con los cuales se
"pule" la "versión verde". Se discuten cifras, conceptos, las
políticas, en su fondo y en su forma.

El resultado, entonces, se presenta en una nueva inversión;
esta vez con cubierta gris (gray cover), la cual ya es
accesible, aunque con restricciones, a un mayor número de
personas. El análisis de la economía y sus proyecciones a
futuro que contiene el documento constituye una guía útil,
desde el punto de vista del Banco Mundial y del gobierno de
turno, para el diseño de políticas de desarrollo en un
determinado país.

El memorándum económico, constituye también una especie de
patrón que sirve para contrastar lo que el país debió,
supuestamente, haber hecho y lo que en realidad hizo.

Lo interesante del proceso es que las llamadas "cartas de
intención" al Fondo Monetario Internacional se parecen
muchísimo en cuanto a propósitos y metas, el Memorándum
Económico y las reacciones del FMI -positivas o negativas-
dependen en alto grado de si se cumplieron o no las acciones y
metas del documento. Concomitantemente, El Banco se pone muy
enojado si el país no cumplió con lo propuesto en la Carta de
Intención.

En concreto, para que los préstamos del Banco y del FMI fluyan
sin tropiezos, se debe cumplir las condiciones expresadas en
los respectivos documentos o explicar satisfactoriamente por
qué no cumplieron.

Este proceso, literativo casi, y tratando de expresar en la
forma más simple posible, es lo que se ha dado en llamar
"condicionalidad cruzada" , entre el FMI y el BM. cumplir con
ella exige de los países casi siempre aptitudes de acrobata de
circo, sin red de seguridad.

El caso del Ecuador

Como es de todos sabido, en estos meses han llegado al país
con discreción casi total, misiones técnicas del FMI y del
Banco Mundial. Está última institución, según sus normas,
preparó y presentó al gobierno el Memorándum Económico
correspondiente a 1991. Es un análisis serio, enmarcado por
supuesto en la filosofía del Banco Mundial, y contiene una
serie de sugerencias de política y de estimaciones
cuantitativas que vale la pena conocer y comentar.

1. En la parte pertinente al diagnóstico, el documento analiza
que sus autores llaman la "crisis del modelo de crecimiento
impulsado por el Estado" Para ellos, el crecimiento de la
economía ecuatoriana en los últimos 20 años estuvo impulsado
por la expansión petrolera y las políticas públicas, en un
marco de sustitución de importaciones. Critican, con razón el
aumento del aparato estatal, pero omiten el gran esfuerzo
realizado por el país para incrementar sus exportaciones
diferentes al petróleo y las políticas gubernamentales
orientadas a este propósito.

Un aspecto interesante que se encuentra en esta primera parte
es el crecimiento comparado del Producto Interno Bruto y de la
inflación, durante las décadas de los 70 y 80. La influencia
petrolera se refleja claramente en el primer decenio. Entre
1971 y 1980, el crecimiento anual promedio del PIB fue de nada
menos que el 9.1 por ciento, tasa comparable con cualesquiera
de los dragones asiáticos, y con una inflación muy soportable;
14 por ciento en promedio. El decenio 1981-90, en cambio,
refleja la crisis del modelo de substitución de importaciones,
el impacto de la crisis mundial y los negativos efectos del
endeudamiento agresivo. El crecimiento real del PIB, en
promedio, fue apenas de 2.1 por ciento, bastante inferior al
crecimiento demográfico, lo que explica el contínuo deterioro
de la calidad de vida de los ecuatorianos. A esto se añade un
índice inflacionario que, en promedio, fue del 38 por ciento
anual, es decir, casi tres veces más fuerte que el de la
década anterior y cuyo nivel más alto se presenta en 1989
(75.8%).

Este deprimente proceso es explicado por el Banco Mundial
mediante el argumento del "brusco cese del crédito externo
proveniente de fuentes comerciales en 1982 y el brusco
descenso en los términos de intercambio del Ecuador
(principalmente debido a los precios más bajos del petróleo)
que alteraron radicalmente las perspectivas económicas".
situación que, como sabemos, obligó al gobierno a cambiar sus
métodos de financiamiento del gasto publico, obligándolo a
recurrir a fuentes domésticas y agravando así la inestabilidad
financiera.

2. El fuerte programa de ajuste aplicado por el gobierno que
se instauró en 1988, según el Banco dio resultados en 1988 y
1989. Sin embargo, "el mejoramiento de las condiciones
económicas durante 1990 fue mucho menor que lo esperado, a
pesar de los efectos favorables del aumento de los precios del
petróleo en la última parte del año". En efecto, la tasa de
crecimiento del PIB, según el Banco Mundial habría sido solo
algo superior al 1.5 por ciento y, según el Banco Central del
Ecuador, de un 2.3 por ciento. Ambas muy lejos del 3.5 por
ciento que constaba en la Carta de Intención y en el Plan de
Estabilización presentados, en su orden, al FMI y al Banco
Mundial.

3. Las perspectivas a corto plazo, según el Banco, dependen
del grado en que el país logre estabilizar la economía, lo
cual debe ser "el principal objetivo de las prácticas
macroeconómicas del Ecuador en el corto plazo".

El crecimiento, sin embargo, para el Banco está dado por una
variable muy volátil: los precios del petróleo. Al respecto el
informe dice: "El aumento del precio del petróleo, si se
mantiene, presenta al mismo tiempo un desafío y da la
oportunidad para completar la tarea de estabilización.
Mientras el Ecuador tiene la perspectiva de ganar en forma
sustancial por precios más altos, debe, sin embargo, resistir
la tentación de usar los mayores ingresos para lograr una
reactivación rápida de la economía mediante un aumento del
gasto gubernamental, a menos que quiera repetir el círculo
viciosos del pasado". Según las estimaciones del informe, por
cada dólar de aumento en el precio del petróleo exportado, el
déficit de la cuenta corriente con el exterior se reducirá (si
nada más cambia) en aproximadamente el 0,6 por ciento del PIB.

Los ingresos del sector público no financiero se
incrementarían en un 0.5 por ciento del PIB. Los ingresos
provenientes de la venta del petróleo para consumo interno no
aumentarían, ya que los precios internos no están vinculados a
los precios internacionales.

Además como los ingresos por venta de petróleo son en gran
parte absorbidos por el sector público, lo efectos inmediatos
sobre el crecimiento económico dependerán del comportamiento
del gasto público. al respecto, el informe advierte: "un
aumento en los gastos igual a los ingreso aumentados, en
consecuencia, depende de una deliberada decisión de política
del gobierno, lo cual ha ocurrido con frecuencia en el pasado"

Para el Banco Mundial, esta tentación debe rechazarse.
Alternativamente, recomienda una estrategia que persevere en
la renovación de obstáculos para la actividad exportadora y en
el ajuste fiscal; que efectúe devaluaciones que mantengan la
paridad cambiaria real; y finalmente, que "se empleen los
recursos provenientes de la bonanza en un mejoramiento de las
perspectivas de crecimiento futuro del país"(?).

4. El informe hace alusión a "varias combinaciones de política
que podrían ser usadas para lograr estos objetivos"

No la enuncia, sino que se casa con una, como era de
esperarse: la creación y el posible uso del Fondo Petrolero de
Estabilización, en septiembre de 1990.

Es en este punto que el Banco Mundial deja al descubierto su
vínculo con la política financiera que trata de sernos
impuesta por "establishment" del mundo desarrollado. el
informe recomienda, textualmente: "Los recursos del Fondo
podrían ser usados para suplementar los ingresos cuando los
precios son bajos; pero, más importante, podrían formar la
base para una disminución substancial en las obligaciones
externas netas, mediante una operación de reducción de deuda.
Tal uso de las ganancias inesperadas, dados descuentos
razonables, representaría una opción atractiva desde el punto
de vista financiero, mejoraría el clima de inversión en
Ecuador y contribuiría a restablecer la calidad de sujeto de
crédito en los mercados internacional".

A la fecha, ni se han dado los ingresos extras en la magnitud
esperada ni se ha logrado negociar una operación significativa
de reducción de deuda ni se ha conseguido acordar una posición
razonable con la banca comercial acreedora.

MARTES ECONOMICO No 146. (Páginas 3,4,5)

EXPLORED
en Ciudad N/D

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