COMUNIDAD DE ZABALO. 23.11.91. Un pueblo que se rehusa a
morir. Una comunidad que se opone a desaparecer culturalmente.
Hombres, mujeres y niños que claman por la intervención
oficial para evitar que sus tierras sean arrasadas por la
acción del hombre blanco ávido por encontrar "el vómito del
diablo", como alguna ocasión se definió al petróleo. Todo eso
y más son los Cofanes, asentados en la márgen derecha del rio
Aguarico, en la norteña provincia de Sucumbios, oriente
ecuatoriano.
Tras casi cinco horas de recorrido por aire, tierra y rio
desde Quito, se llega a esta comunidad conformada por hombres
de recia figura, de rasgos enérgicos, lo que constrasta con su
temperamento apacible y profundidad en entender lo que
significa la ecologÃa, que para ellos es algo tan simple como
sobrevivir. Lo primero que sorprende al visitante, es que el
Presidente de la comunidad es un singular cofán. Randi Borman,
hombre blanco, de ojos azules. Hijo de misioneros americanos,
nacido y criado en el pueblo cofán, desde 1954.
Dicho cacique explica a HOY que su pueblo ha vivido
ancestralmente en esos territorios pero que desde hace 25 años
vieron reducir su área a 32 mil hectáreas sobre las cuales
ahora tienen que pedir su adjudicación. "Estamos aprendiendo
lo que significa pedir un titulo de propiedad, sobre algo que
siempre ha sido nuestro", dijo.
Hasta que se consiga tal objetivo, ellos virtualmente cumplen
funciones de "guardabosques", para evitar la depredación de
los recursos o la presencia de petroleras, que amenazarÃa su
subsistencia y el equilibrio ecológico.
Aclaró que la retención de los trabajadores fue para constatar
si tenÃan permiso legal para operar ahà y para ver si portaban
armas de fuego, explosivos o elementos quÃmicos prohibidos en
el área.
"El pueblo cofán espera pacÃficamente que se legalice la
tierra. Como se hizo con los huaoranis que defendieron lo suyo
a la fuerza y que al menos algo tienen", indicó.
"No habrán mas niños cofanes" un grito de rebeldÃa sale de la
garganta de Basilio Mashacure, quien en su idioma autóctono
expresó "no queremos las petroleras que envenenan el agua,
espantan la pesca y a los animales, dañan la tierra, hace
venir a colonos con el ruido y la suciedad. Arrasan la selva
hasta que no queda nada de lo nuestro. Nuestros niños ya no
crecerán como cofanes y se avergonzarán de sus mayores", dijo
con voz patética.
Luis Mendua, vicepresidente de la comunidad, también dijo
en idioma cofán que su cultura corre el riesgo de exterminio.
Recordó que en zona de Dureno, sus hermanos permitieron a la
TEXACO iniciar los trabajos y ahora sólo existen colonos, el
agua se envenenó "y como tumbaron los árboles, los nativos no
tienen con que construir sus casas y usan el zinc".
Sentados casi a ras del suelo en el interior de la casa de
Mauricio Mendua, donde sólo existe la pared frontal de caña,
una hamaca, una cama desvencijada, toldo, una cocina a leña,
provisiones y nada más, los testimonios de estos dirigentes
cofanes estremecen el silencio del aterdecer y se confunden en
la oscuridad que acompaña a esta noche de noviembre que tiende
su manto sobre las aguas fresca del Aguarico. A lo lejos, las
últimas aves retornan a sus nidos ajenas a lo que parecer ser
el triste destino que les espera.
RUMBO A CUYABENO
La reserva faunÃstica de Cuyabeno cuentan con una extensión de
655.781 hectáreas, que llega al limite con el Perú. En ese
sector existen un sistema de lagunas llamadas Cuyabeno,
Sancudo Cocha, Redondo Cocha, Muyo Cocha, entre otras, en
donde se pueden apreciar especies de Vacas marinas o manatÃes,
delfines de agua dulce, caimán negro, jaguares, etc.
Una de las rutas para llegar a Cuyabeno desde Quito es abordo
del avión Hércules de la FAE, hasta el aeropuerto de Tarapoa.
Media hora en carro hasta Chiriza. Dos horas y media abordo de
lancha por el Aguarico hasta el Flotel Orellana y de ahà media
hora hasta Zábalo.
Los 23 trabajadores detenidos por los cofanes cumplÃan tareas
de verificar el trazado. El procedimiento es que luego viene
una cuadrilla abriendo trochas cada 22 kms, otro grupo hace
perforaciones cada 100 mts y a 20mts de profundidad;
los restantes la hacen reventar para levantar el mapa sÃsmico
y, de resultar rentable el yacimiento petrolero, se inicia la
exploración a escala comercial, con los consiguientes
alteraciones del equilibrio ecológico en la zona.
en
Explored
Ciudad N/D
Publicado el 23/Diciembre/1991 | 00:00