¿JAQUE MATE A LA INTELIGENCIA HUMANA?, por Isacc Asimoov

Los Angeles. USA. 06.01.91. En octubre de 1989, Gary Kasparov,
campeón mundial de ajedrez, derrotó fácilmente a una
computadora en dos juegos de ajedrez, y mucha gente respiró
con alivio. El ser humano había derrotado a la computadora; la
superioridad de los seres humanos sobre sus máquinas quedó
intacta.

En realidad, esta reacción fue errada por dos motivos:
a) la victoria es sólo momentánea y probablemente no se
sostenga.
b) las computadoras que juegan ajedrez no son muy antiguas
-sólo tienen unas décadas-. Han mejorado en la medida en que
los programas se han hecho más eficientes y complicados al
ampliarse constantemente la capacidad de la computadora para
considerar las miles de posibles jugadas.

La computadora ha derrotado a otros grandes maestros del
ajedrez, y fue necesario enfrentarla al campeón del mundo para
ganarle.

Los expertos computacionales estudiarán con cuidado las dos
pérdidas y serán corregidas las debilidades que éstas revelen
en el programa.

La próxima vez, Kasparov tendrá más dificultades y podría ser
que la máquina le derrotara. Pero ¿qué significado tendría un
triunfo de la computadora sobre el campeón mundial? No
significa nada desde el punto de vista de la "superioridad".


Ya es un hecho que las computadoras pueden realizar en minutos
cálculos matemáticos que llevarían a toda una vida los
matemáticos humanos.(Aún una calculadora de bolsillo puede
resolver problemas aritméticos más rápido que los seres
humanos).

Las computadoras no sólo pueden trabajar millones de veces más
velozmente que los hombres, sino que lo hacen con una muy baja
probabilidad de que ocurran errores.

Eso, sin embargo, no significa que las computadoras sean más
"inteligentes" que los matemáticos. Sólo que pueden manipular
números más rápidamente, más precisamente, más
incansablemente, bajo comando.

El matemático aún debe comandar los detalles de la
manipulación. Tampoco la habilidad de jugar ajedrez representa
un avance esencial sobre esto.

El ajedrez es un juego severamente limitado. Se juega en un
tablero de 64 cuadros con 32 piezas de seis tipos diferentes,
y cada una de ellas se mueve de acuerdo a un patrón definido y
limitado. Claro que hay enormes números de jugadas
individuales posibles, pero un hombre como Kasparov estudia
ajedrez constantemente y ha memorizado una gran cantidad de
salidas, finales y jugadas intermedias.

Entonces, en algunos aspectos (no todos) se juega
mecánicamente. Una computadora puede, en principio, hacer lo
mismo con una mayor memoria masiva y, por ello puede,
eventualmente, ganarle a cualquier ser humano. Si lo hace, no
muestra más superioridad que cuando resuelve grandes números
de ecuaciones diferenciales simultáneamente.

De hecho, la victoria de una computadora ni siquiera acabaría
con el ajedrez como deporte. Sólo significaría que habría
juegos entre seres humanos y otros juegos entre computadoras.


Vemos algo parecido en las carreras. Un hombre sobre un
caballo puede correr más rápido que un hombre a pie, por lo
que naturalmente hay carreras de caballos en las que un hombre
no puede competir a pie. Pero también hay carreras de
atletismo, tan igualmente competidas.

Y para el caso, hay carreras de automóviles en las que los
caballos no pueden competir. Pero, ¿podría ser que el ajedrez
fuera sólo un síntoma y que, eventualmente, las computadoras
podrán ganar al hombre en todas las formas de logro
intelectual? No creo que ello ocurra.

El cerebro humano contiene 10.000 millones de células
nerviosas y 90.000 millones de células de apoyo. Pasará mucho
tiempo antes de que una computadora pueda tener tantas
unidades. Y no sólo se trata de unidades; las células humanas
están conectadas con inimaginable complejidad. Cada célula
está interconectada con un gran número de otras en un patrón
que no comprendemos.

Finalmente, las células no son solamente interruptores que
pueden ya estar encendidos o apagados, como las unidades de
una computadora. Cada célula contiene millones de moléculas
grandes y complicadas con cuyas funciones íntimas aún no
estamos nada familiarizados.

Pasará mucho tiempo antes de que una computadora pueda imitar
la complejidad del cerebro humano. Y no tiene mucho sentido en
ocuparse por alcanzar tal potencial. Sería mucho más fácil
mejorar al mismo cerebro humano mediante las técnicas de la
ingeniería genética y confinar a las computadoras a la aún más
eficiente labor de acabar con los números.

¿Pero habrá aún algo que pueda hacer el cerebro humano, sin el
manejo de números que dejemos a las computadoras? Por
supuesto. Los juegos del arte, la literatura, la investigación
científica, y muchas otras cosas por el estilo son, hasta
donde sabemos, ilimitadas. Las piezas individuales son enormes
en número, las combinaciones más allá de todo cómputo.

Los seres humanos pueden desempeñarse como artistas,
escritores, científicos, músicos, inventores y muchas y muchas
cosas más, no mediante algún procedimiento fácilmente
definido, sino mediante el uso de los procesos desconocidos
que llamamos "intuición", "imaginación", "fantasía" y otros.
No podemos describir tales procesos con precisión en términos
que nos permitan programar a una computadora para lograrlos,
porque no sabemos cómo los maneja nuestro propio cerebro. Por
ejemplo,no tengo la menor idea de cómo mi cerebro me permite
escribir estos ensayos tan rápidamente, escogiendo todas las
palabras en el orden correcto.

Dado eso, entonces, los seres humanos siempre tendrán un lugar
que las computadoras no pueden alcanzar. Estas no nos darán el
jaque mate. (Los Angeles Times Syndicate) (C-8)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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