Buenos Aires. 03.04.93. Pese a los fuertes progresos bilaterales
en términos comerciales, Argentina y Gran Bretaña no han logrado
aún, once años después de la invasión del 2 de abril de las islas
Malvinas y la guerra de 74 días en 1982, acercarse políticamente
en el sesquicentenario diferendo sobre la soberanía del
archipiélago, señalaron fuentes diplomáticas en Buenos Aires.

Ni siquiera un futuro económico cierto compartido por explotación
de petróleo y pesca en la zona, consiguió aproximar a las partes,
que tienen además como una cuña clavada la irreductible posición
nacionalista de los malvinenses (kelpers), reacios a cualquier
tipo de acercamiento con Argentina, agregaron esos medios
diplomáticos.

Si bien es cierto que el espinoso tema de la soberanía fue puesto
hace tres años al reanudarse las relaciones diplomáticas bajo la
fórmula jurídica de "paraguas protector" para facilitar el avance
en otros campos de los vínculos bilaterales, desde entonces
ningún indicio claro de discusión del tema en un futuro más o
menos cercano, ha surgido desde Londres o Buenos Aires.

En todo caso, sí manifestaciones de deseos frustrados de
concretarlos, pero siempre del lado argentino, y de "oídos
sordos" en el lado británico o malvinense, destacaron las
fuentes.

En este capítulo de "desinteligencia" política se puede inscribir
la anhelada, y siempre postergada, invitación británica al
presidente Carlos Menem para una visita oficial o las más de una
decena de desplazamientos de Di Tella a Londres contra apenas
uno, en enero pasado, de su colega Douglas Hurd a Buenos Aires.

La estrategia diplomática argentina, según diversos analistas, se
apoyaría en que un desarrollo profundo de los lazos comerciales
determinaría finalmente que los británicos se sentaran a la mesa
de discusión sobre soberanía, aunque el canciller Guido Di Tella
haya expresado públicamente que "no hay que contaminar ambas
relaciones".

Los ingleses, según escribió hoy el matutino Página/12 (izquierda
intelectual), piensan en forma similar aunque con el matiz de que
los intereses económicos "terminen por hacer olvidar a los
argentinos la cuestión de la soberanía", es decir, "legitimizar
la actual situación".

El comercio entre ambas capitales ha sumado en los dos sentidos
últimamente unos cien millones de libras, según fuentes privadas.
Debe agregarse inversiones británicas en privatizaciones
argentinas (agua y gas) y proyectos varios de joint ventures.

Argentina, en una suerte de gesto político tal vez interesado,
aparece ahora más dispuesta a negociar el tema de la pesca del
calamar en las islas luego de haber aplicado una política de
charteo y venta de licencias, lo que molestó a los malvinenses.

Estos desean una reducción mayor de la pesca argentina, que
actualmente es de 130 mil toneladas frente a 120 mil de los
isleños.

En el juego de intereses y presiones, Inglaterra decidió
recientemente llamar a licitación para la exploración de petróleo
en las islas. El canciller Di Tella respondió que ambos países
deberán solucionar primero los problemas políticos para permitir
luego una prospección por parte de las empresas.

De paso, el ministro destacó que las petroleras "presionan a
Londres" para un acuerdo con Argentina y "ésto nos da fuerza
negociadora" porque "si hay petróleo, hay dinero, hay
discusiones".

Suki Cameron, representante malvinense en Londres, confió a
Página/12 que "si se descubre petróleo, creo que será necesario
encontrar alguna forma de cooperación".

En lo que no transigen los malvinenses es con el deseo argentino
de integrarlos y un comunicado distribuído ayer en Londres y
Buenos Aires subrayó que "si la Argentina abandona sus reclamos
de soberanía, el contacto y la cooperación entre las islas y la
Argentina se haría posible, sin la subyacente sospecha de que
puedan ser utilizados como una pantalla para otra ocupación y una
eventual absorción".

Entre todos estos acercamientos y distanciamientos quedan, como
puntos positivos, la anunciada flexibilización para este mes de
las restricciones militares en torno a las islas y el futuro
intercambio de personal castrense en el correr de este año.

Como negativo, o de posible fricción, surgió el de la actual
investigación británica sobre presuntos fusilamientos de soldados
argentinos durante la guerra de 1982.

En fin, el matutino Buenos Aires Herald, escrito en inglés,
señaló hoy que en dos años más habrá elecciones presidenciales en
Argentina y que nada garantiza "el compromiso de seguir con la
sombrilla política" una vez conocido el resultado del comicio,
máxime si Menem es desalojado.

Además, agregó, "la falta de una solución operativa a la disputa
de soberanía es algo bastante malo, pero carecer en absoluto de
una política resulta suicida, como lo demuestran con claridad los
acontecimientos de hace 11 años, cuando la ausencia de una
política factible se reemplazó con rapidez por la alternativa
equivocada".
EXPLORED
en Ciudad N/D

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