Quito. 25.04.93. Estados Unidos sufre de decadencia y por más que
se promueve el valor de la "nación" y de sus principios, las
nuevas generaciones aprecian sobretodo el negocio y el éxito
fácil, y no todos "creen" en sus valores. Por eso, los nuevos
héroes, son también jóvenes. Qué cerca está Hollywood de
Washington.

Pueblo de creyentes. Las razones en este país pasan a un segundo
lugar luego de la creencia.

El héroe de "Perfume de Mujer", con la fascinante actuación de Al
Pacino, es primero un anti-héroe. Temerario, se burla del
sistema y de cada cuál, marginal sólo vive de reminiscencias.

Los Oscar son ante todo, un premio a los que encarnan los
fantasmas, sueños e intereses convertidos en "nacionales" en los
Estados Unidos de Norte América.

Rambo rescató el "honor" y reanimó la confianza en su Estado para
ciudadanos derrotados en Vietnam. Otros vinieron a legitimar la
nueva conquista militar del mundo. De un tiempo acá son los
principios y valores, que se cree acompañan a los auges de la
potencia, los que invaden las pantallas.

La presentación de antihéroes tienen poca duración en las
películas de ese país. Son los héroes el principal fantasma de su
cultura popular. No es sólo a su pasado que lo inventan como
epopeya, sino a la vida cuotidiana misma; la gente de ese país
vive entre héroes como los griegos vivieron entre dioses. Son
héroes los que plagan textos escolares, leyendas, historias de
familias, noticieros y aún más las películas.

Los héroes se suceden desde que los dioses llevaron a buen
recaudo a las barcazas con sus primeros fundadores en la costa
Oeste, a los "cowboy" que con Biblia y pistola, poblaron el país,
hasta los que invadieron Panamá o Irak para aportar el "bien".

Pero igualmente, en la vida cuotidiana que hace la historia real
de una sociedad, las mentalidades de ese país la plagan de
héroes, del limpiador de autos que se convertiría en productor de
autos, del portero en gerente, del ayudante de cocina en dueño de
la cadena de hoteles, del minusválido que hace proezas, del
gordiflón que come innumerables hamburguesas para estar en los
Guiness.

Bastaría con querer y, claro está, con tener ese suplemento, no
exactamente de convicción, sino de certeza, de sentirse
infundidos de una iluminación que el común de los mortales sólo
admira, teme o se somete. Pueblo de creyentes, no es raro que
sus miembros o la colectividad se sientan con alguna "misión" que
cumplir, con un "destino manifiesto". Como en todo creyente, la
diferencia entre lo real y lo imaginario, o aún entre los
principios y los hechos, o también entre las complejidades y las
diferencias sociales con sus convicciones, no existen, pierden
importancia, son simples piedritas en el camino, cuenta el
destino final.

Las razones en este país pasan a un segundo lugar luego de la
creencia. Se cree en el capitalismo, en su democracia, en la
"nación", en ellos mismos y que todos son creyentes como ellos,
salvo los que no son iguales y se vuelven terriblemente
incomprensibles.

Las películas son casi un pretexto para que sobresalgan los
héroes, más que el tema predomina la "estrella", el "chulla"; el
alto ritmo, sin respiro, en el que son expertos los productores
de ese país, deja sin aliento al espectador, magnifica al héroe.
Como en los mitos y ritos, el tiempo no existe; en las películas
de los EEUU la velocidad de la secuencia no deja espacio para la
historia sino para diseñar al héroe. Por lo general la trama
sigue la ideología de movilidad social que justifica la adhesión
a las prácticas capitalistas y que se confunden con la
constitución misma del país, su identidad de Estado y su cultura
política y lleva a sus ciudadanos a poner todo en un mismo bolso:
capitalismo, democracia liberal, empresa privada, ideología de
bienestar, justicia, el todo indisociable de verse como parte de
la epopeya con sus héroes y principios. Pero hay formidables
excepciones y varios cambios.

El héroe de "Perfume de Mujer", con la fascinante actuación de Al
Pacino, es primero un anti-héroe. Temerario, se burla del
sistema y de cada cuál, marginal sólo vive de reminiscencias.
Pero, es otra vez un militar, que aún con botellas enteras de
whisky encima, o con la omnipresente expresión de sus deseos
sexuales y sensuales -mientras los mortales comunes los esconden
en sus remordimientos-, como héroe nunca pierde el control. Ya
no es de la brutalidad de un Rambo, sutil aunque sea soez, como
corresponde al militar "duro", es inverosímil y desesperante al
manejar sin ver una Ferrari a alta velocidad en pleno Nueva York,
como corresponde a Hollywood.

"Perfume de Mujer" al igual que "La Sociedad de los Poetas
Muertos" se desarrolla en un colegio de élite. Más pasan las
películas y más son legítimos ahora los escenarios de opulencia
y de élite. La "América (del Norte)" igualitaria ya no está de
moda. Pero, mientras en la segunda película, el héroe -un joven
estudiante- para mantener sus principios, el derecho a la razón
propia, a la imaginación, a no seguir los caminos trazados
-valores también promovidos para saber "ganar" y ser los
"mejores"- opta por la muerte y realiza así una fulgurante
crítica al sistema escolar tradicional y a las estrechas
ambiciones de movilidad social de los padres, en "Perfume de
Mujer" la crítica al sistema regresa a buen recaudo.

El héroe iba a ser derrotado por la vida , pero no con una muerte
vulgar sino por una escogida por él mismo, con uniforme de gala,
como se debe a los que controlan el "destino", cansado de
"oponerse para darse importancia", de driblar lo que conviene
hacer para llegar, a la meta del país: poseer. Pero un nuevo
héroe, también joven estudiante, de esa "América" profunda de las
creencias, de la convicción en un hombre sano, lo rescata no
sólo de la muerte sino de la confrontación a sí mismo.

Estados Unidos sufre de decadencia y por más que se promueve el
valor de la"nación" y de sus principios, las nuevas generaciones
aprecian sobretodo el negocio y el éxito fácil, y no todos
"creen" en sus valores. Por eso, los nuevos héroes, son también
jóvenes. Que cerca está Hollywood de Washington.

Los héroes vuelven a ser críticos, se oponen a la suciedad del
sistema, a las mentiras, falsedades y cobardías de los que siguen
el juego del poder del dinero y de las influencias y no del
principio y de la inocencia. A su turno, el héroe rescatado le
ayudará al nuevo héroe pobre y marginal, a ganar en su mundo
universitario de élite. Al final, en esta película de tantos
premios, el sistema gana al admitir a héroe y nuevo héroe como
suyos. En coro, las generaciones venideras y sus formadores,
aplauden y se entusiasman con los que defienden principios.

El sistema, en los EEUU, como lo quiere el mito, es el bueno para
todos. Además, la novedad de esta película es que reconoce las
clases, el poder de los ricos; pero el nuevo héroe que viene del
pueblo, gracias a sus convicciones, ganó al poder del dinero y a
los "establecidos", con lo cual, en el país en que la creencia
en la movilidad social es cultura popular, se confirma que
"cuando se quiere se puede", bastaba con ser héroe. La
contestación es ya parte de la legitimidad del sistema.

No es sino entonces, que el ritmo, siempre fuerte en las
películas de ese país, dan por fin un respiro a la vida real, más
tranquila, cuotidiana; que el héroe se vuelve abuelo como otro,
el héroe regresa a poblar los suburbios. No ser héroe en los
Estados Unidos es una desgracia personal. Por eso, vivir,
proyectarse e identificarse con los héroes en las pantallas, es
indispensable para "hacer el país" y la vida normal de los que no
llegan ni llegarán y que ahora abundan.

Mientras organismos internacionales y nuestros economistas hechos
en Harvard o Chicago con más creencias que razones, difunden el
modelo de los Estados Unidos como nuevo modo de vida, los nuevos
héroes de una potencia en decadencia económica, reconstruyen la
fe en si mismos a partir de su pasado. Los nuevos héroes
reflejan un viejo ciclo en la vida política y social de los
Estados Unidos, la búsqueda de los principios para reencontrarse.
La oposición al socialismo antes canalizó definiciones y
concepciones. Ahora, sin oponente, es el regreso y
confrontación a sí mismo, la integración en el pasado, una
especie de purificación en un mito de origen. No sorprendería
que, como en otras ocasiones, sea el anuncio legitimador de un
regreso al nacionalismo y al proteccionismo.

Pero los nuevos héroes ya nacen ganadores. Como bien lo dice el
héroe no vidente de "Perfume de Mujer", que todo lo ve y hace, lo
importante es conquistar o perder la cabeza "Perfume de Mujer"
huele así a la "América que se va o renace".

Nosotros, los videntes externos, en cambio, no olemos a
renacimiento. Los héroes en Estados Unidos son historia, cultura
popular, identidad, negocios y política estatal. Los pueblos
para constituirse y definirse también han recurrido a los héroes
y a los mitos, al pasado, han inventado renacimientos como
diluvios. Pero nosotros no tenemos ni héroes ni renacimientos,
los importamos. Nos llegan de la mejor manera, como si nada, de
la excepcional manera que tienen los Estados Unidos de exportar
sus racionalizaciones e intereses, en mercancías. Fueron sus
"jeans", la música y la Coca Cola. Ahora, la de sus "principios",
nos llega en una mercancía que todos consumimos, el cine. Soñamos
con otros héroes, los compramos y nuestros comentaristas los
ensalzan, las escuelas los promueven, nuestros héroes pierden
lustre, ni siquiera podemos inventar nuevos, otros los han
remplazado. Hasta nuestra vida diaria está poblada de brujas del
norte, de "papás Noel" en trineo, de policías diariamente héroes.

La nueva vida diaria se moldea a ellos, para la cual nuestro
equipo económico, por ejemplo, quiere convencernos que la
ideología del Norte es indispensable, según la cual todo es
bueno en la libre empresa, el éxito para los que tienen, la
movilidad social para los que no tienen.

Los nuevos héroes han conquistado lo decisivo, la cabeza de los
otros.
EXPLORED
en Ciudad N/D

Otras Noticias del día 25/Abril/1993

Revisar otros años 2014 - 2013 - 2012 - 2011 - 2010 - 2009 - 2008 - 2007 - 2006 - 2005 -2004 - 2003 - 2002 - 2001 - 2000 - 1999 - 1998 - 1997 - 1996 - 1995 - 1994 1993 - 1992 - 1991 - 1990
  Más en el