Zagreb. 29.04.93. Lidia Zulumovic, alta, rubia, ojos azules,
22 años, prefecto francés. Nadie podría diferenciarla de
cualquier otra chica. Solo que cuando empieza a contar su
historia tiene que contener las lágrimas porque es musulmana,
hace solo un día salió de Sarajevo y lleva un año de guerra a
cuestas.
Mientras el mundo seguía con atención la guerra en la ex
Yugoslavia y el ataque de Sarajevo (Bosnia-Herzegovina) en
abril de l992, Lidia y su familia estaban escondidos en el
sótano de la casa.
Un cuarto de nueve metros cuadrados, donde ella y cinco
personas más permanecieron encerrados por tres meses, sin luz,
música o televisión.
Apenas lo necesario para comer y una que otra vez salir a la
luz por unos instantes."te comienzas a volver loca y
desquiciada. Ni siquiera puedes leer.
¿Sabes lo que uno hace para entretenerse? mentalmente seguir
la dirección de los orbus y las granadas, y jugar a adivinar
donde van a caer", cuenta un poco avergonzada, pero no
arrepentida.
"Nadie sabe lo que se vive, cómo se comienzan a olvidar las
palabras y nombres de gente, porque no haces nada y la única
esperanza es que ningún orbus caiga sobre tu casa, porque
sabes que después ya no podrás contarlo".
Como Lidia, 380 mil habitantes de Sarajevo -serbios, croatas y
musulmanes-, se vieron envueltos en una guerra de "limpieza
étnica" donde es indudable que los musulmanes llevan la peor
parte.
Rodeada de montañas, Sarajevo era el centro, la más yugoslava
de las repúblicas yugoslavas, Bosnia Herzegovina.
Con poco mas de cuatro millones de habitantes, la composición
de la República era una verdadera conjunción étnica, 44%
musulmanes, 31% serbios, 17% croatas, 5,5% yugoslavos
(aquellos que no querían declarar ninguna nacionalidad y un
2,5% otras nacionalidades, como los gitanos, por ejemplo.
Aunque la mayoría de sus habitantes se declaraba a principios
de l990 a favor de una confederación o federación Yugoslava,
la votación de noviembre de ese mismo año, favoreció a los
partidos nacionalistas: partido de Acción Democrática para los
Musulmanes, Partido Democrático Serbio para los Serbios y
comunidad Democrática Croata para los Croatas.
Para el analista Xavier Bourgarel, el voto nacionalista se
debió al rechazo de la populación contra los viejos
comunistas, maquillados de demócratas y socialistas, y al
sistema electoral que permitía a un candidato de una
nacionalidad ocupar un puesto destinado solo a esa
nacionalidad.
Así, el voto de frustración social y política fue a parar a
manos de estos partidos, cuya única alternativa para detener
la guerra fue presentar propuestas de división de a República
por cantones de acuerdo a las nacionalidades.
Según la nacionalidad del partido, mayor número de cantones
pertenecían a esa nacionalidad. Para mediados de l991,
Eslovenia y Croacia se separan de Yugoslavia y
Bosnia-Herzegovina se ve a sí misma como minoría dentro de la
desmembrada federación, controlada por una mayoría serbia.
En marzo de l992, la república se declara independiente e
inmediatamente fue reconocida por la comunidad Europea. En
abril comenzó la guerra.
Un genocidio que avergüenza a Europa, pero en el que serbios,
croatas y musulmanes han tomado parte. A pesar de estar en
guerra, los líderes de Croacia y Serbia mantuvieron
conversaciones para "repetirse" Bosnia-Herzegovina y calmar
así sus ansias de expansión territorial.
Para marzo de l993, se estima que en Bosnia-Herzegovina han
muerto más 120 mil personas, l.4 millones tienen el estatus de
refugiados -es decir sin hogar-, se han roto mas de l00 ceses
de fuego.
Sin contar los crímenes de guerra -como violaciones, torturas
o persecusión étnica- ni aquellos que seguirán muriendo de
hambre o de frío por lo duro del invierno o porque los
camiones con ayuda humanitaria no pueden transitar.
Y mientras las conversaciones de paz continúan, los cascos
azules de las Naciones Unidas prácticamente no controlan nada,
e plan de paz es imposible de aplicar; Sarajevo sigue muriendo
lentamente al ritmo de granadas y orbus. "Solo la solidaridad
nos hace resistir"
Trabando como intérprete para la televisión francesa, Lidia ha
visto pasar la guerra ante sus ojos.
Protegida con un chaleco antibalas ha corrido con los
camarógrafos y reporteros todos los rincones de su ciudad para
contar el resto del mundo como se vive en Sarajevo, como se
vive la guerra.
"Los periodistas ponen emoción al hacer sus historias, pero
para ellos es un trabajo durante el día por una o dos semanas.
Para mí es diferente, es mi gente, son mis amigos lo que he
visto morir.
Los periodistas se van, pero yo tenía que quedarme, cada noche
tenía que corren a refugiarme en el sótano, sabiendo que
quizás no habría un mañana"
Vivíamos sin problemas, dice con nostalgia, todos mezclados,
no había barrios por nacionalidades ni mucho menos.
Eso es lo peor ahora, cuando sales de tu casa no sabes de
dónde vendrá el disparo, simplemente porque puede ser tu
vecino el que haya conseguido un arma y haya decidido tomar
parte en la guerra.
Y así como cuenta las historias de amigos que nunca más podrá
ver, de niños que pierden el habla porque han visto asesinar a
sus padres o de madres que han dado por desaparecidos - por no
decir muertos- a sus hijos, Lidia también dice que la
solidaridad es grande en Sarajevo.
Muchos musulmanes han podido escapar gracias a la ayuda de
serbios de Bosnia, al riesgo de su propia vida.
"Sabes, cuando tenemos luz -una vez al mes-, los pocos que
quedan, no importa de qué nacionalidad, se ponen de acuerdo
para montar obras de teatro o musicales, como "Hair", en un
sótano grande que hay.
Ahí nos reunimos y sabemos quién ha muerto o quién ha
desaparecido, pero también olvidamos un poco la guerra e
intentamos sonreir".
Lo malo, agrega, es que casi todo el mundo se está yendo como
ella, que decidió escapar de ese infierno para intentar
comenzar una nueva vida.
En las calles de Sarajevo ya no se conoce a nadie. Ahora
vendrá el verano, el calor y las moscas.
Los periodistas ya no tienen historias que contar, casi todo
se ha contado. Un año es demasiado tiempo y poco a poco el
mundo nos está olvidando. "Nuestra gente resiste, pero las
fuerzas se están acabando. No queremos... no dejen que
Sarajevo se muera".
Cortos de guerra
-Desde el 3 de julio pasado no hay agua en las tuberías de la
ciudad. A una sola fuente deben acudir todos los habitantes
para obtener agua, convirtiéndose así en objetivo de los
francotiradores.
-Cada 15 días los bosnios reciben 4 kilos de harina para hacer
pan, pero la ración dura solo cuatro días.
-El invierno dura seis meses en Sarajevo y una ración de leña
para un mes puede costar hasta 2.000 marcos alemanes. Pero ya
no hay árboles en los parques ni en los alrededores.
-A poco kilómetros de Sarajevo, en Kiseljak, no hay guerra.
Solo los periodistas o extranjeros pueden salir a ese pueblo y
traer algunas cosas para regalar a los habitantes de Sarajevo.
-Sarajevo está rodeada por montañas y los serbios controlan
todas las salidas de la ciudad.
Lidia pudo escapar porque tenía una acreditación de periodista
de UNPROFOR (Fuerza de Protección de las Naciones Unidas) y
porque el soldado que controlo su salida no se fijo en su
apellido musulman, sino en su nombre cristiano
-El periódico de Sarajevo "Osalobodenje" (Liberación), todavía
resiste la guerra imprimiendo apenas cuatro mil copias.
Setenta bosnios serbios, croatas y musulmanes- trabajan y
duermen en el sótano del edificio casi destruido en nombre del
periodismo libre.
-De septiembre e l992 a febrero de l993, ACNUR (Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados) ha
entregado 33 mil toneladas métricas de ayuda (alimentos y
medicinas) a Sarajevo. De enero a marzo de l993, los
diferentes organismos de la ONU han gastado l46.4 millones de
dólares en Bosnia-Herzegovina.
-Desde febrero, EEUU ha intervenido dejando caer paquetes de
ayuda humanitaria, debido a la dificultad de los camiones para
transitar. Para mediados de marzo, un total de 304.9 toneladas
de alimentos y 8.6 toneladas de medicina han sido entregadas.
-De las 2.000 mezquitas que había en a ex Yugoslavia, la
mayoría en Bosnia-Herzegovina, 850 han sido atacadas o
destruidas, así como 265 iglesias ortodoxas.
22 años, prefecto francés. Nadie podría diferenciarla de
cualquier otra chica. Solo que cuando empieza a contar su
historia tiene que contener las lágrimas porque es musulmana,
hace solo un día salió de Sarajevo y lleva un año de guerra a
cuestas.
Mientras el mundo seguía con atención la guerra en la ex
Yugoslavia y el ataque de Sarajevo (Bosnia-Herzegovina) en
abril de l992, Lidia y su familia estaban escondidos en el
sótano de la casa.
Un cuarto de nueve metros cuadrados, donde ella y cinco
personas más permanecieron encerrados por tres meses, sin luz,
música o televisión.
Apenas lo necesario para comer y una que otra vez salir a la
luz por unos instantes."te comienzas a volver loca y
desquiciada. Ni siquiera puedes leer.
¿Sabes lo que uno hace para entretenerse? mentalmente seguir
la dirección de los orbus y las granadas, y jugar a adivinar
donde van a caer", cuenta un poco avergonzada, pero no
arrepentida.
"Nadie sabe lo que se vive, cómo se comienzan a olvidar las
palabras y nombres de gente, porque no haces nada y la única
esperanza es que ningún orbus caiga sobre tu casa, porque
sabes que después ya no podrás contarlo".
Como Lidia, 380 mil habitantes de Sarajevo -serbios, croatas y
musulmanes-, se vieron envueltos en una guerra de "limpieza
étnica" donde es indudable que los musulmanes llevan la peor
parte.
Rodeada de montañas, Sarajevo era el centro, la más yugoslava
de las repúblicas yugoslavas, Bosnia Herzegovina.
Con poco mas de cuatro millones de habitantes, la composición
de la República era una verdadera conjunción étnica, 44%
musulmanes, 31% serbios, 17% croatas, 5,5% yugoslavos
(aquellos que no querían declarar ninguna nacionalidad y un
2,5% otras nacionalidades, como los gitanos, por ejemplo.
Aunque la mayoría de sus habitantes se declaraba a principios
de l990 a favor de una confederación o federación Yugoslava,
la votación de noviembre de ese mismo año, favoreció a los
partidos nacionalistas: partido de Acción Democrática para los
Musulmanes, Partido Democrático Serbio para los Serbios y
comunidad Democrática Croata para los Croatas.
Para el analista Xavier Bourgarel, el voto nacionalista se
debió al rechazo de la populación contra los viejos
comunistas, maquillados de demócratas y socialistas, y al
sistema electoral que permitía a un candidato de una
nacionalidad ocupar un puesto destinado solo a esa
nacionalidad.
Así, el voto de frustración social y política fue a parar a
manos de estos partidos, cuya única alternativa para detener
la guerra fue presentar propuestas de división de a República
por cantones de acuerdo a las nacionalidades.
Según la nacionalidad del partido, mayor número de cantones
pertenecían a esa nacionalidad. Para mediados de l991,
Eslovenia y Croacia se separan de Yugoslavia y
Bosnia-Herzegovina se ve a sí misma como minoría dentro de la
desmembrada federación, controlada por una mayoría serbia.
En marzo de l992, la república se declara independiente e
inmediatamente fue reconocida por la comunidad Europea. En
abril comenzó la guerra.
Un genocidio que avergüenza a Europa, pero en el que serbios,
croatas y musulmanes han tomado parte. A pesar de estar en
guerra, los líderes de Croacia y Serbia mantuvieron
conversaciones para "repetirse" Bosnia-Herzegovina y calmar
así sus ansias de expansión territorial.
Para marzo de l993, se estima que en Bosnia-Herzegovina han
muerto más 120 mil personas, l.4 millones tienen el estatus de
refugiados -es decir sin hogar-, se han roto mas de l00 ceses
de fuego.
Sin contar los crímenes de guerra -como violaciones, torturas
o persecusión étnica- ni aquellos que seguirán muriendo de
hambre o de frío por lo duro del invierno o porque los
camiones con ayuda humanitaria no pueden transitar.
Y mientras las conversaciones de paz continúan, los cascos
azules de las Naciones Unidas prácticamente no controlan nada,
e plan de paz es imposible de aplicar; Sarajevo sigue muriendo
lentamente al ritmo de granadas y orbus. "Solo la solidaridad
nos hace resistir"
Trabando como intérprete para la televisión francesa, Lidia ha
visto pasar la guerra ante sus ojos.
Protegida con un chaleco antibalas ha corrido con los
camarógrafos y reporteros todos los rincones de su ciudad para
contar el resto del mundo como se vive en Sarajevo, como se
vive la guerra.
"Los periodistas ponen emoción al hacer sus historias, pero
para ellos es un trabajo durante el día por una o dos semanas.
Para mí es diferente, es mi gente, son mis amigos lo que he
visto morir.
Los periodistas se van, pero yo tenía que quedarme, cada noche
tenía que corren a refugiarme en el sótano, sabiendo que
quizás no habría un mañana"
Vivíamos sin problemas, dice con nostalgia, todos mezclados,
no había barrios por nacionalidades ni mucho menos.
Eso es lo peor ahora, cuando sales de tu casa no sabes de
dónde vendrá el disparo, simplemente porque puede ser tu
vecino el que haya conseguido un arma y haya decidido tomar
parte en la guerra.
Y así como cuenta las historias de amigos que nunca más podrá
ver, de niños que pierden el habla porque han visto asesinar a
sus padres o de madres que han dado por desaparecidos - por no
decir muertos- a sus hijos, Lidia también dice que la
solidaridad es grande en Sarajevo.
Muchos musulmanes han podido escapar gracias a la ayuda de
serbios de Bosnia, al riesgo de su propia vida.
"Sabes, cuando tenemos luz -una vez al mes-, los pocos que
quedan, no importa de qué nacionalidad, se ponen de acuerdo
para montar obras de teatro o musicales, como "Hair", en un
sótano grande que hay.
Ahí nos reunimos y sabemos quién ha muerto o quién ha
desaparecido, pero también olvidamos un poco la guerra e
intentamos sonreir".
Lo malo, agrega, es que casi todo el mundo se está yendo como
ella, que decidió escapar de ese infierno para intentar
comenzar una nueva vida.
En las calles de Sarajevo ya no se conoce a nadie. Ahora
vendrá el verano, el calor y las moscas.
Los periodistas ya no tienen historias que contar, casi todo
se ha contado. Un año es demasiado tiempo y poco a poco el
mundo nos está olvidando. "Nuestra gente resiste, pero las
fuerzas se están acabando. No queremos... no dejen que
Sarajevo se muera".
Cortos de guerra
-Desde el 3 de julio pasado no hay agua en las tuberías de la
ciudad. A una sola fuente deben acudir todos los habitantes
para obtener agua, convirtiéndose así en objetivo de los
francotiradores.
-Cada 15 días los bosnios reciben 4 kilos de harina para hacer
pan, pero la ración dura solo cuatro días.
-El invierno dura seis meses en Sarajevo y una ración de leña
para un mes puede costar hasta 2.000 marcos alemanes. Pero ya
no hay árboles en los parques ni en los alrededores.
-A poco kilómetros de Sarajevo, en Kiseljak, no hay guerra.
Solo los periodistas o extranjeros pueden salir a ese pueblo y
traer algunas cosas para regalar a los habitantes de Sarajevo.
-Sarajevo está rodeada por montañas y los serbios controlan
todas las salidas de la ciudad.
Lidia pudo escapar porque tenía una acreditación de periodista
de UNPROFOR (Fuerza de Protección de las Naciones Unidas) y
porque el soldado que controlo su salida no se fijo en su
apellido musulman, sino en su nombre cristiano
-El periódico de Sarajevo "Osalobodenje" (Liberación), todavía
resiste la guerra imprimiendo apenas cuatro mil copias.
Setenta bosnios serbios, croatas y musulmanes- trabajan y
duermen en el sótano del edificio casi destruido en nombre del
periodismo libre.
-De septiembre e l992 a febrero de l993, ACNUR (Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados) ha
entregado 33 mil toneladas métricas de ayuda (alimentos y
medicinas) a Sarajevo. De enero a marzo de l993, los
diferentes organismos de la ONU han gastado l46.4 millones de
dólares en Bosnia-Herzegovina.
-Desde febrero, EEUU ha intervenido dejando caer paquetes de
ayuda humanitaria, debido a la dificultad de los camiones para
transitar. Para mediados de marzo, un total de 304.9 toneladas
de alimentos y 8.6 toneladas de medicina han sido entregadas.
-De las 2.000 mezquitas que había en a ex Yugoslavia, la
mayoría en Bosnia-Herzegovina, 850 han sido atacadas o
destruidas, así como 265 iglesias ortodoxas.
Más en el