BOGOTÃ. El narrador conversó en exclusiva con Diario EL UNIVERSO. Defiende sus ideas polÃticas y habla de su trabajo y del compromiso del escritor en el siglo XXI.
Aunque lo que más convocó la atención del público y de la prensa fue la frase que pronunció contra el Nobel de Literatura colombiano Gabriel GarcÃa Márquez (declaró que era cortesano de Fidel Castro, tras lo cual guardó silencio sobre el tema. Era un capÃtulo cerrado, expresó luego y se disgustaba si alguien inquirÃa al respecto), lo que más conmovió al escritor peruano Mario Vargas Llosa durante su estadÃa en Bogotá fueron las reuniones que programó con los desplazados, con las vÃctimas de la guerrilla y la violencia, el mal que azota al paÃs que lo tuvo cinco dÃas como huésped.
âSon personas humildes que se han visto atrapadas por dos fuerzas adversarias. Han tenido que abandonar sus hogares, sus sembrÃos, sus muertos y han sido echadas por los caminos del mundo en condiciones penosÃsimas para tratar de sobrevivirâ, dice Vargas Llosa, quien llegó a la capital colombiana como invitado de la Feria del Libro, donde presentó su última novela El paraÃso en la otra esquina. En su voz, modulada, contundente, hay pesadumbre, pero a la vez la convicción de que se puede combatir el mal.
Pese a que su oficio es la escritura y fue a Colombia para hablar de los paraÃsos de la feminista Flora Tristán y de su nieto, el pintor Paul Gauguin, los personajes de su libro; el hombre polÃtico, el intelectual crÃtico y reflexivo de los problemas de la sociedad, aflora inmediatamente. Expone sus ideas con amplitud y de forma serena. Quizá porque sabe la relevancia que adquiere una frase surgida de su boca.
Condena los totalitarismos y desaprueba tanto al gobierno de izquierda de Fidel Castro y a la semidictadura del coronel venezolano Hugo Chávez -él la llama asà y le augura un corto plazo en el poder-, como al gobierno de Estados Unidos. Explica que este paÃs efectuó una acción contra una tiranÃa ominosa en Iraq, pero admite que intervino de manera unilateral, sin aprobación de las Naciones Unidas.
âCreo que se ha sentado un precedente muy peligroso a largo plazo, el que una acción de una superpotencia se pueda emprender completamente transgrediendo lo que es la legalidad internacionalâ, reflexiona. Conjetura que si lo hubiese hecho con un visto bueno, quizá no se habrÃan generado tantas crÃticas.
Conceptúa los derechos humanos como el pilar de la civilización, ya que trascienden lo polÃtico y se conectan con lo ético y moral. Dice que América Latina está mejor ahora que cuando él era joven, época en que habÃa dictaduras de un extremo a otro del continente. Cree que nuestras democracias son todavÃa imperfectas, pero hay que hacer esfuerzos para que se perfeccionen, porque las democracias que no se perfeccionan se deterioran.
Pregunta: ¿Qué opinión le merece a usted el presidente ecuatoriano, Lucio Gutiérrez, un coronel que un dÃa rompió la democracia y que luego llegó al poder por votación democrática?
Respuesta: Desde mi punto de vista eso es muy lamentable. Un militar tiene la obligación de respetar la Constitución, esa es la razón de ser de un ejército en un gobierno democrático. Un coronel que rompe el orden constitucional no puede ser premiado con un mandato democrático para gobernar un paÃs. Desde luego, deseo a los ecuatorianos que este gobierno esté a la altura de sus expectativas, pero por principio creo que un militar que viola la Constitución, que insurge contra la legalidad democrática, no deberÃa poder llegar a las elecciones a través de unos métodos que él ha despreciado con su conducta.
P: La guerrilla, el terror, las historias de los desplazados que vio en Colombia, corren el riesgo de contaminar a la región y en especial a paÃses vecinos como Ecuador. ¿Qué cabrÃa hacer para que el problema no se expanda?
R: Actuar de manera enérgica y resuelta, como lo está haciendo el presidente Ãlvaro Uribe. Creo que los presidentes democráticos de América Latina deben prestar su concurso a esa lucha, porque no es solo una lucha colombiana, sino una lucha de los métodos pacÃficos contra la violencia, de la civilización contra la barbarie. Si no queremos que nuestros paÃses vivan una experiencia tan atroz como la que vive Colombia, debemos asumir nuestras responsabilidades y actuar dentro de la legalidad pero resueltamente contra el terror.
Vargas Llosa manifiesta que quizá sea un mal polÃtico, pero que las ideas que defiende y promueve son buenas. Argumenta que perdió las elecciones presidenciales en Perú, a principios de la década del 90, porque no mintió. âYo dije exactamente el tipo de reforma que querÃa hacer, que tenÃa que ver con el reforzamiento de la democracia, y con un sistema que permitiera a los peruanos dar una batalla eficaz contra la pobreza, el subdesarrollo, la marginación y contra un sistema de privilegiosâ.
Sostiene que en el presente siglo vivimos el descrédito de las utopÃas en los campos polÃtico y social. Sin embargo, recalca, no podrÃamos vivir sin el sueño de un mundo mejor. âEstá claro que los paÃses que han avanzado más son los que han adoptado una cultura democrática, un sistema de apertura, consensos y concesiones recÃprocasâ.
Dice que ahora sus ideas son más aceptadas que antes. Recuerda con una sonrisa que en la década del 70, en un festival de teatro colombiano, fue hostilizado y criticado con virulencia por mucha gente por su frontal posición anticomunista. Esta vez en la Feria del Libro solo un pequeño grupo de jóvenes lo abucheó, lo cual calificó como un avance. Mientras firmaba libros unos diez muchachos gritaban consignas contra él, en tanto que gran parte del auditorio trataba de silenciarlos con una palabra que para el escritor peruano resultaba un auténtico misterio: âmamertosâ. Después de la firma de libros, una vez recuperada la tranquilidad, supo lo que significaba.
"La literatura es el eje, el centro de mi vida y aunque no me dedique solo a ella, sin la literatura ninguna otra cosa para mà tendrÃa sentido. Como decÃa Flaubert de su vocación, es mi manera de vivir y no aceptarÃa ninguna otra."
PERSONAL
ORIGEN Jorge Mario Pedro Vargas Llosa nació en Arequipa, Perú, el 28 de marzo de 1936. Estudió Letras y Derecho. En 1959 se fue a vivir a España, año en que publicó también su primera obra, Los jefes. En 1960 se instaló en ParÃs.
MATRIMONIOS Se casó en primeras nupcias con su tÃa polÃtica, Julia Urquidi. Se divorció y luego contrajo matrimonio con su prima, Patricia Llosa. De esa unión nacieron sus tres hijos: Ãlvaro, Gonzalo y Morgana Vargas Llosa.
NOVELAS Es novelista, pero en su producción literaria se hallan también cuentos, obras de teatro y ensayos. Entre los galardones que recibió están el premio PrÃncipe de Asturias en 1986, el Planeta (1993), y el Jerusalén, en 1995.
ACADÃMICO En 1994 se lo designó miembro de la Real Academia Española de la Lengua. Adoptó la nacionalidad española.