Para la PolicÃa Judicial de Pichincha no existe el sicariato en el Ecuador. âSon delincuentes comunes con un contrato de trabajoâ, afirma el jefe de esta entidad, Juan Sosa, para explicar los asesinatos que han ocurrido en Quito y en los cuales los victimarios han sido presuntos sicarios.
Para Sosa un sicario es un profesional, un experto en armas que hace un "trabajo" limpio y no deja huellas; está entrenado para matar y sabe lo que hace.
El uniformado dice que en los últimos casos registrados en la capital, como el asesinato de dos guÃas penitenciarios, los asesinos se quedaron con el vehÃculo en el que asistieron al lugar del crimen, no borraron huellas, es decir âno hubo "profesionalismo", y por eso los capturamosâ, expresa.
Sosa continúa y relata: âdispararon más de 11 tiros, un sicario da un tiro certero en la cabeza o en el corazón, sitios para eliminar a una persona, incluso puede ser un francotiradorâ, señala.
Sin embargo, el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española califica al sicario como un asesino a sueldo.
Freddy Rivera, sociólogo de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), expresa que la presencia de asesinos que reciben un salario es una realidad en el paÃs. âLos pistoleros contratados en Colombia para saldar cuentas en Ecuador están en Lago Agrioâ
Rivera dice que el sicariato en el Ecuador es un resultado de las vinculaciones de la delincuencia nacional con redes internacionales, es decir, hay un crimen internacional organizado que tiene contactos en el paÃs.
Desde 1999, en Pichincha y Guayas se cometieron crÃmenes violentos en los que presuntamente actuaron asesinos a sueldo: la muerte del ex legislador Jaime Hurtado y dos acompañantes, el quÃntuple asesinato en el edificio Olympo, la emboscada al dirigente deportivo del Santa Rita Fútbol Club, Joselo RodrÃguez, el homicidio del concejal santodomingueño Ramiro Gallo y el de dos guÃas penitenciarios, entre otros.
Pese a esta realidad, la PolicÃa Judicial (PJ) no tiene estadÃsticas acerca del sicariato en el Ecuador. âA la PolicÃa no le interesa si son o no sicarios, el momento que hay un rompimiento de la ley, la PolicÃa actúa, solo nos interesa reprender jurÃdicamente un delitoâ, asegura el jefe de la PJ de Pichincha.
Fausto Flores, jefe de la PolicÃa Judicial del Guayas, dice que aseverar si hay o no sicarios en el paÃs es muy difÃcil, ya que hay casos cuyas hipótesis hacen pensar que participaron sicarios.
Sin embargo, las investigaciones de la PolicÃa en esta clase de delitos no son del todo efectivas. Según LenÃn Rosero, abogado del MPD, en el asesinato de Jaime Hurtado, la PolicÃa no pudo detener al autor de los disparos, pese a que caminó 200 metros por una calle transitada y con varios potenciales testigos.
Los agentes de la Brigada de Homicidios de la PolicÃa Técnica Judicial del Guayas (PTJ-G), consultados por BLANCO y NEGRO, aseguran estar en desventaja ante los asesinos a sueldo.
"La PolicÃa ecuatoriana es blanda para un sicario, especialmente colombiano; cualquier organización criminal un poco desarrollada tiene más infraestructura, mejores vehÃculos, armas sofisticadas y comunicaciones", afirman.
Las estadÃsticas de la Dirección Nacional de la PolicÃa Judicial revelan que en 2002, las provincias con mayor Ãndice de asesinato fueron Guayas (681), Pichincha (382), Los RÃos (222), SucumbÃos (177) Manabà (146) y Esmeraldas (119).
En estas seis provincias, en lo que va del año, se registraron 331 asesinatos, lo que representa un 86,4% del total de homicidios registrados en el paÃs. En estas provincias es en donde se presume existe el sicariato.
En SucumbÃos, los asesinatos causan temor en la población. Asà lo asegura el alcalde de Nueva Loja, Máximo Abad, quien afirma que los sicarios actúan como "cazadores" de vidas humanas.
Abad responsabiliza al Plan Colombia del incremento de los crÃmenes en su ciudad. âHace dos años, en Lago Agrio, hubo más de 20 muertos en un mesâ.
A partir de esos acontecimientos, el número de policÃas y militares se incrementó en la zona y la sociedad civil se organizó para combatir la delincuencia.
Si bien el jefe de la PJ de Pichincha, Juan Sosa, niega la presencia de sicarios, asegura que la delincuencia ecuatoriana recibe la influencia de los paÃses vecinos, lo considera como un "sánduche", que está en medio del gran problema de violencia en Colombia y los problemas del Perú.
âLo que sabemos es que el bajo mundo está globalizado, los asesinos operan como avisos clasificados, tienen sus contactos para realizar estos "trabajos"". (ICO)
EL LEGISLADOR FUE VICTIMADO EN 1999
Caso Jaime Hurtado, más de 4 años sin sentencia
El ex diputado del MPD Jaime Hurtado y sus dos acompañantes, Pablo Tapia y Washington Borja, salÃan del Congreso un Miércoles de Ceniza, el 17 de febrero de 1999, cuando fueron asesinados por presuntos sicarios.
En la calle diagonal a la Corte Suprema de Justicia los esperaba un asesino que disparó con gran certeza, matándolos de contado.
El Gobierno de Jamil Mahuad y la PolicÃa confirmaron que los presuntos asesinos eran dos colombianos: Milanta y Victorino, quienes nunca fueron arrestados y de los que solo se conoció sus retratos hablados. Los uniformados también apresaron a tres ecuatorianos: Washington Aguirre, Cristian Ponce y Sergei Merino. Ellos fueron los únicos detenidos y recluidos en el Penal GarcÃa Moreno de Quito.
Hasta el momento, el juicio lleva cuatro años y no hay una sentencia. El 24 de julio de 2002, la fiscal Elsa Moreno acusó solo a Washington Aguirre, Cristian Ponce y Sergei Merino. Al momento, los tres están libres. (ICO)
EL HECHO OCURRIO EN ENERO DE 2002
Sicarios en el quÃntuple crimen en Quito
Según la PolicÃa, el quÃntuple asesinato del Edificio Olympo, ocurrido en el norte de Quito, fue cometido por sicarios.
La madrugada del 18 de enero de 2002 Soraya Jurado, su pareja, Marco Jaramillo; su hija de nueve años, Carla Sierra; su empleada, Delfina Salazar, y el guardia del edificio, Eduardo Armijos, fueron asesinados a tiros. Los disparos fueron certeros: todos en la cabeza.
En febrero de ese año, la PolicÃa arrestó a cinco sospechosos, dos ecuatorianos: Roberto Bastidas y Cléber Gamez, y a tres colombianos: Christian Gallo, Xavier Muñoz y Johan Bohórquez.
El juez octavo de lo Penal de Pichincha, Holguer Villavicencio, los acusó por el asesinato. El 30 de julio el Ministerio Público exculpó a Muñoz y Bohórquez, por falta de pruebas. Mientras tanto, Bastidas, Gallo y Gamez permanecieron detenidos en el ex penal GarcÃa Moreno, pero un año más tarde los jueces del Tribunal Tercero de lo Penal de Pichincha, los declararon inocentes. (ICO)
EL POLITICO MURIO EL 1º DE MARZO DE 2003
No hay ningún detenido en el caso de Ramiro Gallo
El concejal y ex alcalde de Santo Domingo de los Colorados, Ramiro Gallo Peneida, fue asesinado el 1º de marzo de este año cuando salÃa de la iglesia evangélica Rosa de Sarón, a la que asistÃa en esa ciudad.
Según las versiones de los presentes, entre ellos su hija, un sujeto, que llegó al lugar en un taxi, disparó en tres ocasiones en contra del polÃtico roldosista.
Según las primeras versiones policiales se habrÃa tratado de un conflicto de tierras.
Antes de su muerte, Gallo denunció que intentaron asesinarlo en dos ocasiones, una de ellas en octubre de 2002.
Al momento no hay ningún detenido por la muerte del polÃtico de ese cantón y la única pista que tiene la PolicÃa es un retrato hablado del presunto asesino. Familiares y testigos han declarado desde marzo en la FiscalÃa de Santo Domingo, pero no hay ninguna resolución judicial.
Las investigaciones para capturar al sicario continúan. (ICO)
EL CRIMEN OCURRIO EL 12 DE ABRIL
La vida de dos guÃas penitenciarios costó $3 mil
El último caso de presunto sicariato registrado por la PolicÃa ocurrió el domingo 12 de abril de este año. Iván EcheverrÃa y Wilson Benavides, guÃas de la cárcel número dos de Quito, fueron asesinados en un restaurante al norte de la ciudad. Ahà también murió Eduardo Zambrano, quien acompañaba a los guÃas.
Según los testigos, varios hombres se bajaron de un Volkswagen Golf negro y dispararon contra los comensales.
El 3 de mayo, el jefe de la PJ de Pichincha, Juan Sosa, sostuvo que Olimpo Geovanny Cox, Tony Mark FalconÃ, Ronald Vinicio Rivera Revelo y los hermanos Moisés y Roberto Párraga Chila cometieron el asesinato. Ellos fueron contratados por el presunto narcotraficante Iter Vergara, preso en Quito, para vengar el engaño de Iván EcheverrÃa. El guÃa habrÃa recibido $2 000 para dejar escapar a Vergara, pero nunca cumplió su palabra. Entonces, el supuesto narcotraficante por $3 000 contrató a los cinco para que realizaran el crimen. Ahora están recluidos en el ex penal GarcÃa Moreno. (ICO)
Una vida puede costar entre $350 y $3 500
Fernandoâ (nombre ficticio) mató a más de 100 personas. Lo hizo por el dinero, por tener buena ropa, para comprarse una moto y comprarle una casa a su familia.
Tiene 22 años, pero parece de 15, sube tranquilo las gradas para una entrevista con BLANCO Y NEGRO, en una cárcel de Quito.
Se sienta en una silla de metal con asiento forrado con cuero negro y relata sus tres años en el sicariato en Colombia.
A los 12 años hacÃa favores para los miembros de la guerrilla en Puerto AsÃs, donde nació, en el Departamento de Putumayo, fronterizo con Ecuador. A los 19 ingresó a la escuela de sicariato en ese paÃs.
Durante tres meses aprendió a manejar armas, desde pistolas hasta subametralladoras. También se entrenó para conducir con pericia motos y automóviles. "Los primeros dÃas uno tiene los codos pelados, el pecho raspado, porque uno se entrena como en las tácticas militares, arrastrándose por pequeños caminos... los profesores son personas especializadas, gente que ha trabajado en el Ejército, que sabe de armas".
Mientras narra esto, mantiene su mano derecha siempre hecha puño.
Sin remordimiento alguno, dice que lo que más recuerda de su primer asesinato fue que se manchó una camisa azul nueva que llevaba puesto ese dÃa. âMe habÃan dicho que cuando uno mata por primera vez no puede comer en 15 dÃas, eso es mentira, a mi no me dio nadaâ.
La paga que recibió por su âprimer encargoâ fue de un millón de pesos colombianos, lo que hoy equivale a $350.
Esta cifra varÃa dependiendo de la vÃctima: si se trataba de un "duro" él recibÃa hasta 10 millones de pesos, es decir $3 500.
Antes de un asesinato Fernando recibÃa un mensaje en su beeper âpor favor arrimarse a la oficinaâ, allÃ, le entregaban la foto del âpacienteâ y la dirección de la vÃctima.
Hay oficinas en MedellÃn, en las que están alrededor de 10 o 15 jóvenes que trabajan en esto. AllÃ, la gasolina y las municiones nunca faltan, cuenta.
âUno por lo regular no se prepara, va decidido, con ventaja, porque ellos no saben que uno los va a matarâ.
Su último trabajo lo iba a cumplir en el Ecuador. Fue contratado para matar a una persona en Lago Agrio, en la provincia de SucumbÃos.
En esa ciudad lo arrestaron mientras bebÃa unas cervezas con dos amigos con los que iba a hacer el trabajo. Una batida policial los detuvo por portar armas sin permiso.
El dice que ahora tiene miedo por sus enemigos colombianos que están en el paÃs, pero su rostro no lo refleja.
Para la gente que trabajaba es igual que yo esté muerto o esté en la cárcel, ya me olvidaron, âes la misma vainaâ, dice y sonrÃe. (ICO)
ANALISIS
Sin Dios ni ley
Aunque la PolicÃa Nacional, âtécnicamenteâ, no acepta la existencia del sicariato en el paÃs, pues para la institución âel sicario es un âprofesionalâ que no deja huella de su crimenâ, para el común de la gente, este cáncer social está ya presente en el Ecuador.
La PolicÃa sostiene que los múltiples crÃmenes aquà cometidos, salvo contadas excepciones, son responsabilidad de delincuentes y asesinos comunes y no obra de los asesinos a sueldo (sicarios).
Ese es el criterio de la institución policial; pero para la población, que vive atemorizada por el número de crÃmenes, tal como muestra el informe de BLANCO y NEGRO, la violencia proviene también del sicariato.
Y es que la PolicÃa tampoco puede asegurar que los sicarios no estén en el paÃs, puesto que la mayorÃa de los crÃmenes y asesinatos aquà cometidos, no han sido resueltos por la institución, por lo que mal se puede conocer âen nombreâ de quién actuaron los criminales.
Pero, ¿qué lleva a un ser humano a convertirse en un asesino a sueldo? ¿A hacer de la muerte su profesión de vida?
Imposible encontrar una respuesta, puesto que quienes ejercen el sicariato tienen justificaciones que no pueden ser asimiladas por aquellos que hacen del respeto a la vida (a la suya y a la ajena) su norma de conducta. Se dirÃa que tienen otros códigos; imposibles de ser entendidos por la mayorÃa.
Y es que mientras para la mayorÃa de seres humanos no es común violentar los códigos morales, principios que diferencian al ser humano de la bestia, solamente por conseguir dinero; un joven de 22 años, que hoy se encuentra detenido, y que revela a BLANCO y NEGRO cómo se inició en âsu oficioâ de sicario, nos muestra una condición humana difÃcil incluso de ser comprendida.
Pero el hecho cierto es que, de un tiempo acá, Ecuador está indefenso frente a una suerte de âolaâ de criminalidad que se extiende, y la población y hasta la PolicÃa misma viven un estado de indefensión de cara a esta atroz realidad.
Por eso mismo, âinvitarâ a que los guerrilleros colombianos vengan al paÃs, no solamente que causa conmoción, sino que configura un escenario de miedo colectivo por los efectos que podrÃa acarrear si la âofertaâ es aceptada.
Si por 50 años el Estado colombiano no ha podido controlar a estos grupos, dentro de los cuales hay gente que ha hecho de la violencia su forma de vida, ¿cómo podrÃamos convivir con ellos, si con los crÃmenes que se cometen actualmente en el paÃs ya hemos perdido la paz? ¿PodrÃamos compartir con gente cuyos códigos morales son adversos a los de la casi absoluta mayorÃa de la población ecuatoriana? No, puesto que actúan sin Dios ni Ley. (TFF) (BLANCO Y NEGRO)