Quito. 22.02.93. Cualquier ecuatoriano que visite Manabí en estos
momentos, se llevará una sorpresa, al advertir el cruel olvido al
que ha sido sometida la provincia por los gobiernos de turno.

Manabí es una provincia extensa, con 1,2 millones de habitantes,
distribuidos en una buena parte en la zona rural, con 16
cantones, 800 kilómetros de extensión vial y rica zona productora
de arroz, maíz, hortalizas, banano, algodón, etc., así como en
producción pesquera.

Basta echar un vistazo para comprobar que, de no ser por el
esfuerzo de sus propios hijos, la provincia poco o nada ha
cambiado.

En un breve recorrido efectuado por HOY este fin de semana, se
pudo constatar que los problemas que aquejan a los manabitas
aumentan día a día, en medio de la impotencia de las autoridades
que ven al gobierno como la única alternativa de solución.

Lo que abunda en Manabí son los municipios pobres, tan pobres que
al año ni siquiera les alcanza el presupuesto para pagar los
inflados roles de trabajadores, peor para hacer obras vitales. Lo
único que queda de ellos son sus desmantelados edificios, algunos
a punto de derrumbarse. Para rematar varios presidentes de
concejos cantonales de Manabí se sintieron molestos porque el
presidente Durán Ballén dedica la mayor parte de su ayuda a Bahía
de Caráquez.

ENTRE TANTA PENURIA, UN BOTON DE MUESTRA

Entre las penurias más evidentes constan, por el ejemplo, las
carreteras en mal estado.

No se puede citar una buena carretera. Incluso aquellas que
enlazan a la provincia con Guayas y Pichincha están deterioradas,
no se diga otras que conectan a estratégicos cantones como
Rocafuerte y Manta.

Manabí cuenta con 800 kilómetros cuadrados de carreteras, entre
las que sobresalen las que conducen desde Portoviejo a Guayaquil,
de 400 kilómetros, (en muy mal estado) y la que enlaza a
Portoviejo con Quito, de 600 kilómetros, (en similar situación a
las anteriores).

Existen otras carreteras importantes como la Jama-Pedernales,
actualmente paralizada por el incumplimiento del MOP en el pago
de cinco mil millones de sucres al Cuerpo de Ingenieros del
Ejército, que es la compañía constructora.

En igual situación se encuentra la vía que conduce de Rocafuerte
al balneario de San Clemente, no así la que enlaza
Portoviejo-Crucita que está en buenas condiciones.

También están intransitables las vías Sesme-Eloy Alfaro-San
Isidro debido a los malos trabajos efectuados por una compañía
constructora, la Canuto-Chone; Lodana-Sucre; Pimpiguasí-Calceta;
Santa Ana-Ayacucho y Colímes-Paján.

En igual circunstancia están destruidas las carreteras
Guanábano-El Carmen; Flavio Alfaro-La Crespa; Manta-Portoviejo;
Pimpiguasí-Junín-Calceta; San Clemente-Bahía de Caráquez;
Chone-Canuto y finalmente la San Plácido-Pichincha, que está a
punto concluir y que sería una ruta alterna para los enlaces con
otras provincias como Guayas y Los Ríos.

La subsecretaría del MOP en Manabí no tiene atribuciones
definidas, habida cuenta que las decisiones importantes en esta
materia se las toma en el MOP en Quito en donde los resultados no
siempre reflejan la realidad manabita.

Es por ello que los manabitas han solicitado al gobierno la
elaboración de un proyecto de mejoramiento de la red básica de
carreteras, además del proyecto de mantenimiento rutinario de las
vías para que los tramos nuevos no se destruyan al entrar en el
proceso de reconstrucción, so pena de quedar aislada del resto
del país.

Las carreteras y los caminos vecinales son las que le dan vida a
la provincia, son las que le motivan a producir para sacar sus
cosechas a los grandes mercados de Guayaquil y Quito. Ahí estriba
la necesidad de resolver el problema vial.

TAMPOCO HAY AGUA

No hay cantón manabita cuyos habitantes se sientan complacidos
por mantener óptimos sus servicios de agua potable y
alcantarillado. Estos son otros de los graves problemas de la
población. Se iniciaron los trabajos de las plantas de agua
potable Las Cuatro Esquinas y El Ceibal para proporcionar agua
potable a los cantones de Rocafuerte, Portoviejo, Manta y zonas
aledañas, pero como siempre, problemas de reajuste de precios,
mantiene paralizadas las obras.

En el sistema de alcantarillado, hay cantones como Rocafuerte
donde desde hace 12 años que no concluye la obra y todo por falta
de financiamiento complementario.

Respecto de las aguas lluvias, la temporada invernal se ha
presentado con bastante regularidad en las diferentes zonas
agrícolas de la campiña manabita, aunque no con la fuerza
necesaria como para lograr buenas cosechas.

Manabí, donde son pocas las industrias, está a merced de lo que
haga su agricultura, sector que constantemente es asediado por la
falta de agua para riego.

Pese a que en Manabí existe la presa de Poza Honda, con algo más
de 100 millones de metros cúbicos de agua, lo cierto es que la
población soporta una aguda escasez de agua potable para consumo
humano.

Manabí cuenta con alrededor de 600 mil hectáreas de cultivos, a
lo que se suma unas 30 mil más que se cosechan cuando el invierno
es copioso y queda húmeda la tierra en el verano.

Pero pese a las bondades de la naturaleza, en Manabí, los
agricultores cada día se sienten más desventurados. No hay
planificación agrícola, no hay créditos oportunos, el pésimo
sistema de comercialización ha afectado a algodoneros,
cafetaleros, apenas existen 3.500 hectáreas con sistemas de
riego, lo cual permite avisorar un cuadro de pesimismo frente al
futuro que todos aspiran que sea la provincia de Manabí.

A estos hechos se suma el reclamo insistente de los municipios y
entidades manabitas para que el gobierno atienda de mejor manera
a la provincia.

Por eso, cuando los turistas van a Manabí, prefieren las playas,
eso sí, lo más lindo que tiene la tierra de Alfaro.
EXPLORED
en Autor: Alcides Montilla - [email protected] Ciudad N/D

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