El sol es abrasador, pero el veterano de guerra estadounidense parece indiferente, con sus anteojos oscuros y vestido con overol. Sin hablar español, supervisa a los dos policÃas antinarcóticos de Colombia que cargan una pesada manguera y abastecen de glifosato a su avioneta AT-802 de 2,9 millones de dólares.
Los dos policÃas tienen un parche rojo en el pecho: "Mezclador de herbicidas". Y trabajan en una zona pantanosa, junto a la torre de control del aeropuerto La Florida, en Tumaco, muy cerca de Ecuador.
"El glifosato no es tóxico", asegura uno de ellos, aunque se calza un par de guantes de nitrilo que lleva en los bolsillos de su traje anti-inflamable.
También se ajusta en la cara una mascarilla con dos filtros y visores, antes de mezclar glifosato con agua y cosmoflux, un coctel que luego se carga a siete avionetas para fumigar sobre los cultivos de coca en Nariño, al sur de Colombia.
La base de Tumaco es uno de los cuatro puertos utilizados por Estados Unidos para las tareas de fumigación de coca que forman parte de su asistencia en el Plan Colombia.
UN FUMIGADOR. Uno de los pilotos, ex militar de EE.UU., junto a su avioneta AT-802 con capacidad para una persona. Foto: EL COMERCIO
Junto a la pista hay cilindros azules de 52 galones llenos de glifosato puro, cada tanque cuesta 2 034 dólares. Estos, como las avionetas AT-802 y los pilotos de esas naves, todos ex combatientes estadounidenses que prefieren no revelar sus salarios, son financiados por Estados Unidos.
El jefe de las tareas de fumigación, desde su oficina en una área restringida del aeropuerto de Bogotá, revela que en Colombia hay 20 avionetas de fumigación operativas. Y que sus pilotos son contratistas seleccionados en Washington, ex militares estadounidenses. A ellos se suman cinco extranjeros, pilotos expertos de helicópteros UH-1N, como el ex oficial peruano "Azor".
"Asà me llamo", dice el corpulento hombre de lentes negros y cabeza rapada. Es el comandante del grupo de helicópteros que brinda protección a las avionetas en las misiones de fumigación. "Tengo experiencia con estos helicópteros; hace 10 años salà de las Fuerzas Armadas de Perú", relata orgulloso, sonriente.
Su misión es entrenar a pilotos de la PolicÃa Antinarcóticos de Colombia. "En los helicópteros siempre tenemos un artillero colombiano", asegura un diplomático de la Sección de Asuntos de Narcóticos (NAS), en Bogotá, oficina a cargo de eliminar la droga en Colombia, que depende del Departamento de Estado de EE.UU.
"Nuestro programa más grande es la erradicación. Apoyamos a la PolicÃa en ese trabajo; ellos tienen el papel principal: ponen el personal en las bases, proveen pilotos y técnicos para los helicópteros y, a través del contrato que se hace en Washington, les damos pilotos para fumigación, mecánicos y apoyo logÃstico".
Los helicópteros policiales van artillados con ametralladoras M-60. Las avionetas fueron blindadas en el 2004. EE.UU. reconoce que en el 2002 sus naves de aspersión recibieron 194 impactos de bala; en el 2003 sufrieron 380 ataques y un piloto murió; en el 2004 soportaron 135 y este año 45, hasta abril. "El trabajo aumentó en Nariño, aquà la guerra al narcotráfico es dura", dice "Azor", de 42 años.
Su comentario es, en realidad, una seria preocupación para los diplomáticos estadounidenses en Colombia. En el 2000, el Gobierno de Bogotá anunció el Plan Colombia para eliminar, con la ayuda de EE.UU., el 50 por ciento de cultivos ilÃcitos, en cinco años.
En septiembre concluirá ese plazo, pero la ayuda seguirá. Según el NAS, en Colombia se ha logrado aplacar el 34 por ciento de cultivos de coca, sin contar con los brotes de amapola, que -a diferencia de la coca- no se pueden detectar por satélite ni con los sofisticados instrumentos aerotransportables de Estados Unidos.
Al inicio del Plan Colombia se estimaban 60 000 hectáreas de coca en el amazónico Putumayo, en la frontera con Ecuador. Ahora, según las cifras de EE.UU., en la zona hay 17 000 hectáreas, debido a la fumigación. Pero los cultivos de coca se desplazaron a Nariño, también en la frontera con Ecuador. En el 2002, cuando empezó la aspersión, en ese departamento habÃa 3 000 hectáreas de coca. Al finalizar el 2003 superaban las 60 000 hectáreas.
Los pilotos de EE.UU. rociaron con glifosato esos cultivos durante el 2004, pero el NAS admite que su estrategia tuvo un revés: el 90 por ciento de zonas fumigadas en Nariño se resembró con coca este año.
"Los narcotraficantes no están listos para botar la toalla con la coca en Colombia y abandonar el terreno, están volviendo a sembrar", admite un alto diplomático en la Embajada de EE.UU. en Bogotá.
"Pero hay que decir que sà hay una disminución en la producción de cocaÃna. La razón es que las zonas resembradas tienen plantas jóvenes y aún no empiezan a producir. Para el procesamiento de cocaÃna se requieren 18 meses, y no vamos a dejar de fumigar".
Esa victoria en el combate al narcotráfico es parcial, más aún después de que la asistencia estadounidense a Colombia sufrió un drástico incremento luego de los atentados del 11 de septiembre del 2001.
En el 2000, el Plan Colombia contempló una inversión de Estados Unidos que no excedÃa los 1 300 millones de dólares, especialmente para la adquisición de helicópteros, aeronaves y entrenamiento. Al cabo de cinco años, el soporte de Washington a la guerra en Colombia suma 3 500 millones de dólares, según datos del Congreso de aquel paÃs.
Esa estrategia implicó un incremento de las acciones del Grupo Militar asignado a la Embajada de Bogotá. Actualmente, esa oficina cuenta con "520 militares en Colombia y 120 civiles contratistas del Departamento de Defensa que apoyan nuestra misión", dice un uniformado de EE.UU.
De hecho, desde hace 22 meses, el Jefe del Grupo Militar en Bogotá es un oficial de las Fuerzas Especiales de EE.UU., coronel Simeon Trombitas.
La presencia del Pentágono en Colombia ahora dista mucho de la de los años 60, cuando apenas contaba con equipos para capacitar a la Fuerza Aérea Colombiana (FAC). El Grupo Militar es el tercero más grande del mundo y cubre 22 zonas de Colombia.
En los últimos dos años, los uniformados estadounidenses formaron una Academia Antiterrorismo. Los dos primeros cursos se dieron al Ejército, el tercer curso a Infantes de Marina y el siguiente a la FAC.
Además, hace un año integraron el Comando Conjunto de Operaciones Especiales para unificar el entrenamiento, equipamiento, Inteligencia y operatividad de las Fuerzas Especiales de las tres ramas de las FF.AA. de Colombia.
El Grupo Militar brinda ayuda al Ejército, Armada y Aviación colombianos y, en ese sentido, tiene tres misiones en Colombia, según voceros de esa oficina: adquirir equipos, capacitar a las unidades y dar logÃstica a los militares.
"También damos gasolina, alimentos y ayuda en términos de las operaciones militares. Siempre trabajamos en interagencias con la DEA, el NAS y el Comando Sur", dice un alto militar de la Embajada.
"Nosotros no podemos participar directamente en el combate pero llevamos armas, por nuestras reglas, si se produce un encuentro, asà podemos proteger nuestras vidas", señala el uniformado y hace una infidencia: "Desde la visión militar, Colombia es dos veces el tamaño de Iraq".
Por esa razón, la mayorÃa de los recursos se invierte en "operaciones móviles, combate cuerpo a cuerpo, tareas de selva y re-entrenamiento".
La capacitación a la PolicÃa Antinarcóticos no está en sus manos. De ello se encarga el NAS, con los contratistas de "La Fuerza de Pilotos Multinacional", definida asà por un oficial de la Embajada.
En la pista de Tumaco, los pilotos de esa Fuerza extranjera, expertos en conducir helicópteros estadounidenses, son los "Cuervos". Uno de ellos es el peruano "Azor": "Yo estuve en Centroamérica, en Mozambique y ahora en Colombia, soy contratista de Dyncorp".
Las aspersiones
Estados Unidos reconoció 15 errores en la fumigación de glifosato en zonas donde no existÃa coca en Colombia. Por esas quejas pagó indemnizaciones. Según su archivo, más de 15 000 quejas han llegado a su Embajada en Bogotá.
No se fumiga el quÃmico en estado puro, sino que se prepara una mezcla con 44 por ciento de glifosato, uno por ciento de cosmoflux (adherente para que el glifosato se fije a la hoja de coca) y 55 por ciento de agua, señala Colombia.
En el 2001, en Colombia se registraban 169 000 hectáreas de coca. Según Estados Unidos, en el 2002 se fumigaron 129 788 hectáreas, en el 2003 fueron 132 764 ha, en el 2004 sumaron 136 526 ha y en lo que va del 2005 (desde enero hasta abril) 72 106 hectáreas.
En Bogotá operan todas las oficinas federales
Estados Unidos tiene en Colombia la segunda delegación diplomática más grande del mundo, con 1 800 funcionarios. Allà operan el Departamento de Justicia, el Comando Sur, el Departamento de Estado, con el NAS y Usaid, y todas las oficinas federales: DEA, FBI, servicio secreto, Aduana, ATF, servicio de alguaciles...
El Departamento de Justicia, por ejemplo, está a cargo de la reforma judicial en Colombia, es decir trabaja en la transición del sistema inquisitivo a acusatorio en los juicios penales. Eso implica otorgar a la FiscalÃa el papel de investigadora, con asistencia de la PolicÃa, para la tramitación de juicios orales, de forma pública. EE.UU. estima que invertirá 60 millones de dólares.
Otros cinco programas los dirige la Agencia de EE.UU. para el desarrollo Internacional (Usaid). El primero es complementario al trabajo del Departamento de Justicia, con la construcción de salas de audiencias para los juicios y la capacitación de los personeros de la DefensorÃa Pública, contraparte de la FiscalÃa.
En segundo programa es el apoyo a las municipalidades, con la creación de veedurÃas ciudadanas; el tercero es la lucha anticorrupción; el cuarto es el apoyo al proceso de paz y el último el fortalecimiento de los Derechos Humanos.
En este quinto programa, Usaid asegura que brinda ayuda humanitaria a las comunidades vulnerables. "Hemos apoyado a tres millones de desplazados dentro del Plan Colombia, con acceso a educación y salud. También en la reinserción de los desplazados a la sociedad antes de que lleguen a las ciudades grandes".
Otro proyecto de EE.UU. es la sustitución de cultivos. Según la Embajada en Bogotá, en Colombia se ha logrado impulsar cultivos de café en beneficio de 5 000 familias. Asegura que en Putumayo se trabaja con la comunidad para sembrar ocho tipos de productos, en lugar de la hoja de coca.
Manta surte combustible
Punto de vista
Coronel David McWilliams
vocero del comando sur de Estados Unidos
Originalmente el Plan Colombia fue recomendado por EE.UU. para financiar la lucha contra las drogas. Pero después de los atentados del terrorismo, el 11 de septiembre del 2001, la Ley cambió.
Antes de esa modificación, nuestro apoyo debÃa enfocarse estrictamente en la lucha antinarcóticos; por ejemplo, cuando dábamos asistencia en Inteligencia no se podÃa dar a los colombianos información sobre las FARC. Eso cambió, ahora podemos compartir información y eso nos permite ayudar a Colombia para derrotar a tres grupos terroristas, las FARC, AUC y ELN.
Que los grupos de Colombia estén en nuestra lista de terroristas y no en la de otro paÃs no niega la amenaza que representan para Colombia y la región.
De 400 militares que podÃamos tener en Colombia ahora podemos contar con máximo 800 soldados. No hemos llegado a esa cifra todavÃa.
Nuestro apoyo es en planificación, inteligencia y capacitación. Se ha mejorado la capacidad aérea y el transporte de tropas.
También hemos capacitado al Grupo Antidrogas. El apoyo a Colombia es para la lucha antiterrorista. El entrenamiento especÃfico a las fuerzas antiterroristas no lo puedo especificar, porque es material clasificado.
En el Comando Sur contamos con tres lugares de seguridad en El Salvador, Curazao y Manta. Desde estos puntos se hacen las operaciones aéreas antinarcóticos. Solo las podemos usar para vigilancia y para proporcionar combustible a las naves que participan en las actividades antidrogas.