Quito. 23.06.92. Un objetivo del plan maestro del centro
histórico: su rehabilitación, preservación y desarrollo, y una
realidad: la escasez de mano de obra especializada en
restauración y rehabilitación arquitectónica se fundieron en
una iniciativa: la primera Escuela Taller de Promoción y
Empleo del Centro Histórico de Quito. Ella ya funciona tres
meses, con financiamiento español y municipal, y ha recibido a
119 jóvenes en 17 talleres, dijo a HOY Domingo Paredes, el
director de esta escuela taller.

En esta escuela, los alumnos además de estudiantes son también
trabajadores, pues perciben una beca consistente en un salario
mínimo.

"Trabajé en el equipo técnico del plan maestro de
rehabilitación integral de las áreas históricas de Quito
-recordó Paredes, un sociólogo, investigador e historiador-.

Y siendo como el plan maestro plantea una política dinámica en
cuanto a rehabilitación del centro histórico se justificaba,
de alguna manera, la viabilidad del proyecto. De ahí que lo
presentamos a la Sociedad Estatal Quinto Centenario, que en
junio del año pasado lo aprobó" .

Como contraparte participa el Municipio de Quito que, según
Paredes, "dio un gran paso", pues generalmente "los municipios
están más abocados en este escenario de relaciones
clientelares a invertir en equipamientos y en infraestructura
urbanas, antes que en desarrollo social".

El financiamiento español, que durará tres años, asciende a
los 108 millones de pesetas. Estos fondos son para el pago de
los 119 alumnos trabajadores, del personal técnico: 32
personas y de los 17 maestros. También cubre las compras de
herramientas, equipos y maquinaria. El Municipio proveerá todo
el material para la restauración del edificio donde está
instalada la escuela taller y la rehabilitación de espacios
verdes en el Panecillo.

17 talleres de a siete

El 1 de abril abrió sus puertas esta primera escuela con 17
talleres de rehabilitación arquitectónica dirigidos por otros
tantos maestros especialistas en cada rama. Los talleres son
de forja, cantería, instalaciones sanitarias, instalaciones
eléctricas; dos de albañilería; tres de carpintería: tallado,
de muebles y de ribera; tres de pintura, tanto mural y de
obra; dos de viveros y tres de jardinería.

"Cuando me hice cargo de esto, en enero, no había local y muy
audazmente nos metimos aquí", en el edificio donde funcionaba
el colegio nocturno Rumiñahui, dijo Paredes. "Desde entonces
estamos construyendo nuestro propio mobiliario, cogiendo
fallas en la edificación, dándole seguridad a la casa".

Cada taller tiene un cupo de siete alumnos, que durante tres
años, es decir seis semestres, recibirán enseñanza práctica y
teórica sobre cada uno de los oficios. Este primer semestre
fue de nivelación, y a partir del segundo semestre empezarán
las materias de especialidad. En julio comenzará el nuevo ciclo.

Según el número de horas aprobadas los estudiantes podrán
optar por tres títulos diferentes: Al aprobar dos años
recibirán el de ayudante; al cuarto semestre el título de
albañil, cantero, jardinero, etc. y terminados los seis
semestres el de maestro.

Un día en el taller

La actividad en la escuela taller inicia muy temprano. A las
7h45 los maestros ingresan y retiran las herramientas que
utilizarán. A las 8h00 comienzan las prácticas. De las 13h00
a las 14h00 es el receso para el almuerzo y en adelantelas
clases de matemáticas, geometría, introducción a la
restauración, dibujo, redacción y ciencias naturales.

"Nos dimos cuenta que uno de los problemas más serios de los
jóvenes, algunos bachilleres, era el bajo nivel en
matemáticas, en geometría y en conocimiento de la realidad
nacional -dijo Paredes a HOY-. Por eso estructuramos nuestro
pénsum con un ciclo básico para nivelarles en lo que es suma,
resta, multiplicación, regla de tres, interés compuesto...
También detectamos un rechazo a los oficios. Por ejemplo
tuvimos gran demanda para los talleres de instalaciones
eléctricas y pintura, y no pudimos organizar tres talleres de
albañilería, sino solo dos. Pero en el transcurso de estos
meses hemos vencido una serie de resistencias y estamos
creando un ambiente laboral de cooperación y respeto. Los
chicos han tomado conciencia de la importancia de todos los
oficios".

Paredes reiteró que "varios de los candidatos subestimaron los
talleres de albañilería, sin saber que gran parte de la
excelencia de un trabajo de restauración está en manos de los
albañiles".

También reconoció que aún hay muchos reparos a los oficios y
más bien valoración a carreras cuyos mercados de trabajo están
saturados.

"Estamos entrando aquí en un proceso similar al que ocurre en
Europa y creo que también en Estados Unidos, donde la demanda
de mano de obra en oficios especializados como fontanería,
carpintería es mucha. !Es increíble ganan más que un profesional!

Un programa de empleo juvenil

Un programa de empleo juvenil, orientado a muchachas y
muchachos necesitados de aprender un oficio para insertarse
en el mercado laboral es, en esencia el proyecto de la escuela
taller. Pero se postularon para ingresar a ella más de 500
muchachos que provenían inclusive de las universidades o que
tenían ya una profesión de nivel medio o superior.

"Muchos en la entrevista no nos informaron su situación de
universitarios o de graduados, sino que estos datos
aparecieron en el momento de la matrícula de los
seleccionados. Algunos apelaban a este taller en busca de
empleo y otros para aprender otro oficio a fin de ver si con
eso lograban ganarse la vida" señaló Domingo Paredes, el
director de este instituto.

"Nuestra política no fue cerrar puertas -precisó-. Así como
tuvimos el caso de una sicóloga tenemos también un joven de la
Universidad Tecnológica Equinoccial, UT,E que viene porque
aquí aprende en la práctica lo que no le enseñan en la
universidad. También se inscribieron secretarias, bachilleres
y jóvenes desclasados, con problemas familiares. Son un grupo
muy heterogéneo, pero tratamos de ayudar. Ya hemos mantenido
reuniones con representantes de los jóvenes para pedirles que
nos ayuden en establecer una cogestión, a fin de que el
proyecto no fracase".

La deserción hasta el momento ha sido del 10 por ciento,
aunque también hay jóvenes en lista de espera. Muchos jóvenes
pensaron que ingresaban a un proyecto educativo convencional,
pero los prejuicios sobre el trabajo manual obligaron a su
separación. Por eso si se produce una vacante en 72 horas es
cubierta. "Chico que ingresa, chico que entra a una fase muy
dinámica de actualización sobre lo que los otros muchachos
están avanzando" comentó Paredes.

En este primer trimestre los jóvenes que persisten miran la
experiencia como "muy positiva". Sin embargo en muchos de
ellos es el interés económico el que les obliga a permanecer
aquí por el ingreso que perciben.

"En unos dos años serán atrapados por el oficio -dijo
Paredes-. Ahora estamos en una fase preliminar, todavía no se
ubican, están conociendo el oficio, de pronto pierden interés,
piden cambios y lo aceptamos. Un joven ingresó en el taller de
instalaciones sanitarias, aunque desde el principio planteó
otro taller, pero en ese había cupo, Al principio parecía un
frustrado. Hace unas semanas lo cambiamos y ahora es un chico
diferente".

Capacitación doble

Además de la capacitación en cada oficio la intención de la
escuela taller es brindar a los jóvenes capacitación en el
campo socio laboral, "a fin de que los jóvenes salgan
capacitados como microempresarios, como sujetos de crédito.

Así, nuestros muchachos al graduarse sea individual o
colectivamente podrán montar sus talleres y prestar sus
servicios".

La próxima ejecución de programas masivos de restauración de
viviendas particulares en el centro histórico será una de las
áreas en las que podrán trabajar los graduados en la escuela
taller.

"¿Pueden pagar los propietarios de una casa o un grupo de
inquilinos la asesoría de una empresa para la restauración de
su casa? No. Entonces estamos creando una mano de obra que
pueda ingresar con precios competitivos a prestar este
servicio en el centro histórico de la ciudad" anotó Paredes.

Para la restauración de edificios, agregó, encontramos una
deficiencia en la mano de obra. "El nivel de formación de
nuestros albañiles no es lo suficientemente alto como para que
impriman la excelencia en un trabajo de restauración. Hay
maestros albañiles que no saben interpretar planos ni hacer
mínimos cálculos lo cual demanda mayor presencia del equipo
técnico en una construcción, y la encarece".

CORTOS

La inicial edad de admisión para esta escuela taller era
menores de 25 y mayores de 15 años. Sin embargo hay unos pocos
mayores de 25 y menores de 30 y muy pocos menores de 14 años.

Un 80 por ciento de los seleccionados vino sin ningún tipo de
experiencia laboral, un 20 por ciento sí tenía experiencia en
los respectivos oficios.

Como hecho positivo Domingo Paredes informó que en los
talleres hay un 35 por ciento de mujeres, pese a que "es el
mundo del macho el de los oficios artesanales".

Todos los maestros son hombres y muchos cuando se encontraron
con alumnas sufrieron una ruptura pues había mujeres
formándose en oficios que siempre estuvieron vedados a su
condición.

En los talleres las mujeres hacen el mismo trabajo que sus
compañeros, con el mismo esfuerzo.

La mayoría de maestros tienen apellidos andinos indígenas y
todos provienen de una tradición artesanal familiar. (6C)
EXPLORED
en Autor: Consuelo Albornoz - [email protected] Ciudad N/D

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