HOMBRE. Pañuelo conquistador

El pañuelo ha sido siempre un embajador sentimental

Puede ser utilidad
y adorno, pero no
las dos cosas al
mismo tiempo

Quien no haya visto nunca, o al menos escuchado, la famosa
escena de la lanzada del pañuelo como romanticón llamado de
atención para atraer a la pareja, o no es de esta cultura o
está desconectado de esta sociedad, en la que nadie se salva
de los deliciosos filtreos de hombres y mujeres enamorados.
A la mujer de faldas largas que toma el sol en el balcón de
madera, se le cae por casualidad el pañuelo cuando pasa el
hombre de sus sueños. El, como buen caballero, lo toma y lo
devuelve a la dama. El primer encuentro. Erase la era de Romeo
y Julieta.
La historia del pañuelo inicia sin pañuelo, es decir, cuando
el pañuelo no existía, las narices se sonaban con las manos.
En la actualidad hay algunas culturas que lo siguen
practicando así. De todas maneras el pañuelo masculino no
tiene un aparecimiento formal y da a confusiones pues con este
nombre se denominaba a servilletas, manteles, pañeletas y
mantos. Lo que si podemos saber es que el pañuelo ocupa el
sitial importante de ser el originario de la corbata, pues
esta nació como una derivación de los pañuelos que utilizaban
ciertos mercenarios asiáticos alrededor del cuello.
Hoy, después de un largo recorrido, el pañuelo sigue siendo
protagonista, pero desde dos perspectivas muy distintas, la
una es la utilitaria, la otra la estética.
Pero inclusive puede hablarse de una visión cultural de usos y
de significados. Ciertos tipos de pañuelos con determinado
nudo y características son la insignia de algunas sectas o
grupos sociales; los boy scout, por ejemplo, utilizan los
suyos.
Pero además, muchas culturas tienen su tipo de pañuelo. Los
gauchos tienen el suyo, en los bailes criollos de nuestro país
no faltan, y en sus tiempos los caballeros de las cortes
francesas no lo eran sin su pañuelo de rasgos afeminados.

PA"UELO COMO MODA Y ELEGANCIA

Desde el punto de vista de la estética, el pañuelo ilumina la
solapa de los hombres elegantes y atrae miradas. Aunque ahora
la informalidad está de moda, cuando llega el momento, quien
usa un pañuelo en el bolsillo de la chaqueta, se destaca. Y,
además, es muy oportuno, el hombre gana seguridad cuando, ante
un imprevisto accidente de su pareja, el pañuelo lo soluciona
todo.
Cary Grant, el clásico del cine, era un fanático. De Gaulle,
el gran estadista, jamás salía sin él. Ciertos hombres
públicos nunca cambiaron su pañuelo blanco por uno de seda y
hay quienes afirman que este tipo de pañuelo es el único
"verdaderamente elegante".
Doblado en diagonal, plegado, enrulado hasta terminar dándole
forma de flor, con una sola punta o con tres, el pañuelo
masculino manejando con maestría artística, da el toque en la
presentación del hombre. Algunos dicen que es la perfecta
expresión de la elegancia masculina, otros lo consideran el
más clásico de los detalles, para otros nada hay más
tranquilizador que llevarlo doblado en el bolsillo posterior
del pantalón.
El pañuelo de hilo ha regresado a la actualidad, después de
haber perdido cierta popularidad en beneficio de los pañuelos
de seda estampados.
Pero más allá del cuadrado de inmaculada tela blanca de hilo
cocido a mano, que solo sirve para adornar un ambo desde el
bolsillo de la chaqueta, los señores también insisten en que
nada es más tranquilizador que el pañuelo blanco perfectamente
doblado en el bolsillo trasero del pantalón. ¿noción pasada de
moda? Quizás. Sin embargo, la explicación no deja de tener su
lógica.
"En principio, asistimos actualmente a un retorno a lo
tradicional. A las cosas simples y de buena calidad. Y
después, ¿qué hace uno cuando se encuentra en un coctel y los
bocaditos dulces se pegan en los dedos o hay que secarse la
frente? No hay nada mejor para un hombre elegante que el
pañuelo blanco!", dice el gerente de Galfa Club, tradicional
casa de artículos masculinos de Francia.
Entonces se demuestra que el pañuelo es múltiple, y se deberá
al menos cargar dos. Pues los hombres acostumbrados a llevar
el juego de corbata y pañuelo, colorido, como está a la última
moda, estarán de acuerdo que el pañuelo puede ser utilidad y
adorno, pero no las dos cosas al mismo tiempo.

LOS MEJORES PA"UELOS

En los grandes almacenes de lugares como París, pionero de la
moda, y otras ciudades en donde la elegancia es indispensable,
los pañuelos están colocados cerca de las medias: pilas
perfectamente ordenadas en cajones que el vendedor abre y
cierra con delicados gestos de experto. Todo depende de la
categoría de la tela: hilo, algodón, algodón e hilo, y algunas
ínfimas fantasías en diseño. Todos son sobrios y chics y
pueden ser perfectamente llevados en el bolsilo de la
chaqueta.
El precio del lujo en pañuelos masculinos a veces es muy
elevado. Los buenos pañuelos siempre se han fabricado en
talleres húmedos, derivado quizá de las hilanderas que
humedecían siempre el hilo con saliva para trabajarlo mejor;
la calidad del producto era y es proporcional al grado
hidrométrico del ambiente. El resultado es un verdadero peso
pluma, ocho gramos solamente.
Pero los hombres elegantes tienen la capacidad también de
encargar sus bordados: iniciales, armas de familia, trofeos de
caza, etc. En países industrializados el precio del pañuelo de
algodón de hombre es de 30 dólares, y el de hilo, entre 50 y
70 dólares.
Por fin, última curiosidad, un modelo que solo existe en color
natural, vaya uno a saber por qué, y es una mezcla de seda y
algodón. Los entendidos hablan de tratar a los pañuelos como
si fueran príncipes y aconsejan con insistencia que lo lleve
en el bolsillo de la chaqueta. Nada es más elegante que uno de
estos pañuelos con una camisa rayada.
Bueno, por útimo hay quienes insinúan que en nuestra época se
está dando el fenómeno de la decadencia del pañuelo, que ha
sido infielmente sustituido por los clinners. Y por ahí,
alguien comentaba su experiencia con un profesor universitario
que tenía una seria aversión a los pañuelos y los consideraba
realmente de mal gusto y antihigiénicos. Pero por otro lado,
vemos al mismo tiempo propagarse el pañuelo con otras opciones
estéticas informales. La moda juvenil de ponerse pañuelos en
la cabeza estilo piratas disgusta a muchos, sobre todo porque
no aparee por la inventiva individual sino de la pura
imitación. Por eso cuando a Ecuador visitó el grupo musical
Garibaldi los jóvenes se quedaron cabeza de piratas. Con todo
esto, ¿desaparecerá el pañuelo? ¿O la codiciada elegancia
masculina lo seguirá recuperando?
­Qué cosa estos hombres!

(REDACCION DOMINGO)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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