El Inbio: Una Propuesta Fascinante

El INBIO: UNA PROPUESTO FASCINANTE. Por Guillermo Paz y Miño
C.

QUITO. 29.03.92. No hay duda que la diversidad biológica es el
tema que encabeza la mayor parte de titulares de los artículos
científicos de nuestros días. La modernidad en que vivimos ha
planteado al ser humano la necesidad de encontrar alternativas
de desarrollo fundamentadas en el aprovechamiento sustentable
de los recursos naturales. Por ello, todos los sectores de
opinión concuerdan en que las economías de los estados deben
adjudicar un valor monetario importante a los bienes de la
naturaleza. "Las especies de plantas, animales o
microorganismos, son las que proveen el maíz, el frijol y el
pescado que comen nuestros pueblos, los antibióticos que los
médicos usan para salvar vidas, o la madera que empleamos en
nuestras casas". Así se expresa el Dr. Rodrigo Gámez,
director del Instituto Nacional de Biodiversidad de Costa Rica
INBio. La biodiversidad, manifiesta el científico, ofrece una
gran variedad de opciones de carácter económico, o beneficios
de carácter estético y espiritual, ya sea por su belleza o por
su valor educativo. Debemos recordar, agrega Gámez, que los
ecosistemas están formados por una gran diversidad de plantas
y de animales que contribuyen a eliminar la polución del agua
y del aire; estos seres conforman los hábitats que las
especies de peces y crustáceos de importancia económica,
requieren para desarrollarse. Par el INBio, concluye su
director, estas realidades nos imponen la necesidad de,
primero, salvar a los recursos biológicos; segundo, conocerlos
científicamente y, tercero, encontrar una alternativa rentable
que los convierta en recursos indispensables para el
desarrollo.

¿Qué es el INBio?

El Instituto Nacional de Biodiversidad de Costa Rica, con sede
en San José, es una institución sin fines de lucro fundada en
1989. El INBio se constituyó gracias al apoyo directo del
ex-presidente costarricense Oscar Arias y bajo el
financiamiento de algunas entidades extranjeras que compraron
títulos de la deuda externa, cuyo valor nominal era de cinco
millones de dólares. Por esos títulos se pagó más de un
millón de dólares en el mercado secundario y la diferencia se
convirtió en el patrimonio institucional de INBio que, más
tarde, pasó a administrarse como una entidad privada no
lucrativa.
En la actualidad INBio ha puesto en marcha proyectos
fascinantes. El mayor desafío consiste en inventariar todas
las especies de plantas y de animales que existen en Costa
Rica. "Muchos ignoran que vivimos en un país que tiene el 7
por ciento de toda la flora y la fauna del mundo, a pesar de
poseer una extensión (50 mil kilómetros cuadrados) que es la
cien milésima parte de la superficie de la Tierra", explica el
Dr. Gámez. Si queremos llegar a conocer toda esa
biodiversidad para darle algún uso económico, primeramente
debemos inventariarla, manifiesta el director de INBio.

Los parataxónomos

El inventario de la biodiversidad costarricense se lo realiza
con el apoyo humano de los parataxónomos, quienes ejercen un
oficio muy novedoso.
El empleo de parataxónomos fue ideado por el Dr. Daniel
Janzen, ecólogo tropical y profesor de la Universidad de
Pensilvania, USA. Estas personas recolectan especímenes de
flora y fauna silvestres en las distintas áreas de reserva de
Costa Rica, preparan las muestras para los museos, las
identifican técnicamente, las clasifican y las curan. Para
desempeñar este trabajo, los parataxónomos han sido
seleccionados en las poblaciones cercanas a los parques
nacionales; por tanto, conocen la historia natural de muchas
de las especies locales a través de sus experiencias de toda
la vida. Una vez escogidos, los parataxónomos reciben una
capacitación básica en el INBio durante períodos que varían
entre algunos meses y dos años. Luego de los cursos
preparatorios, a cargo de especialistas mundiales en diversos
campos científicos, los nuevos técnicos en taxonomía, son
capaces de identificar científicamente a muchos de los grupos
de plantas y de animales que recolectan. Este proceso ha
acelerado los objetivos del proyecto enormemente; así, desde
septiembre de 1989 se ha recolectado y clasificado un número
de especies cinco veces mayor al estudiado por científicos
internacionales durante los últimos cien años.

Una biodiversidad rentable

Con el propósito de demostrar a los planificadores del
desarrollo de las naciones del planeta -en especial de Costa
Rica- que los recursos biológicos poseen una rentabilidad
considerable, el INBio ha diseñado un proyecto muy
interesante. En octubre de 1991 los laboratorios
farmacéuticos MERCK acordaron pagar al Instituto Nacional de
Biodiversidad un millón de dólares, en un primero período de
dos años. El INBio destinará el dinero a la realización de
investigaciones médico-biológicas sobre las potencialidades
curativas de las muestras de plantas que recolectan los
parataxónomos. De acuerdo con los cálculos probabilísticos de
los especialistas, se piensa que el INBio encontrará de dos a
tres especímenes con propiedades extraordinarias, por cada
3.000 muestras analizadas. La MERCK se ha comprometido a
entregar al Instituto el 2 por ciento de las regalías por cada
extracto químico que tenga algún éxito farmacológico
relevante. Se estima que Costa Rica tan solo requiere 20
drogas útiles para recibir más fondos que aquellos que
mantienen la economía nacional gracias a las exportaciones de
café o de banano.
Con este mecanismo, se piensa disminuir el ritmo de pérdida de
los recursos biológicos y promover el desarrollo de las
sociedades, cuyos valores éticos y morales deben también
fundamentarse en el respeto a todas las formas de vida del
Planeta.
Esta experiencia, quizás es aplicable a muchos países en
desarrollo como, por ejemplo, el Ecuador, que poseen una
riqueza biológica aún desconocida y que podría constituir en
el futuro una opción distinta de desarrollo económico que
integre al componente ambiental con la dimensión que
realmente merece. 6C