México. 30.11.94. Apenas posesionado el 1 de diciembre
próximo, el nuevo presidente mexicano, Ernesto Zedillo, tendrá
que afrontar una serie de explosivos expedientes, mientras el
partido en el poder vive la más dura crisis de su historia.

Ernesto Zedillo, 43 años, que sucede al presidente Carlos
Salinas de Gortari, fue elegido el pasado 21 de agosto con
poco más del 48% de los votos, el más bajo porcentaje jamás
logrado por un candidato del Partido Revolucionario
Institucional (PRI, en el poder desde hace 65 años).

La primera prioridad del nuevo presidente será reestablecer la
autoridad y el prestigio de la función presidencial, puesta en
causa por las acusaciones en contra del PRI por el ex
procurador Mario Ruiz Massieu.

Encargado de la investigación sobre el asesinato de su hermano
José Francisco, ex Secretario General del PRI, Ruiz Massieu
renunció espectacularmente hace una semana, acusando a "un
grupo" en el seno del PRI, de haber ordenado el crimen.

Afirmó asimismo tener pruebas de que los dos más altos
dirigentes de ese partido trataron de frenar la investigación,
con el apoyo de su superior jerárquico, el Procurador General
Humberto Benítez Treviño.

Pero afirmó en especial, que pese a recibir el "apoyo total"
del presidente Salinas en su investigación "la clase política
priísta pudo más que la voluntad del presidente". Esta frase
provocó estupor de toda la clase política e inquietó a
investigadores extranjeros.

El presidente saliente no hizo ningún comentario sobre esta
frase, con la finalidad probable de que sea su sucesor quien
reafirme la autoridad presidencial.

Pero la tarea no le será fácil a Zedillo, pues tendrá que
someter a los sectores conservadores del PRI, opuestos a toda
evolución democrática del régimen, pese a que, al ser un joven
tecnócrata novato en el partido, no dispone aún de una
corriente para apoyarlo. Además, no podrá tampoco enfrentarse
de lleno con el partido que lo hizo elegir, y del que es, al
menos en teoría, el jefe supremo.

Apenas instalado, Zedillo deberá afrontar por otro lado una
situación explosiva en el estado de Chiapas (sur), donde las
negociaciones con el Ejército Zaaptista de Liberación Nacional
no avanzaron nada desde el estallido del conflicto armado en
ese estado, el pasado 1 de enero, y donde además un conflicto
post electoral amenaza con degenerar en un enfrentamiento
violento.

La elección en agosto último del nuevo gobernador del estado,
Eduardo Robledo, miembro del PRI, es violentamente cuestionada
como "fraudulenta" por el Partido de la Revolución Democrática
(PRD-centroizquierda), cuyo candidato perdedor, Amado
Avendaño, anunció que "tomaría" el Palacio de Gobierno,
durante la posesión de Robledo, el 8 de diciembre próximo.

Amado Avendaño llamó para ese efecto a una marcha sobre Tuxtla
Gutiérrez, capital del estado, mientras que el PRI respondió
convocando para el mismo día a una concentración de cien mil
personas frente al palacio de la Gobernación.

Por el lado de la guerrilla, el alto el fuego se mantiene,
pero el EZLN declaró en varias oportunidades que "la guerra
puede volver de un momento a otro", además de que rompió
unilateralmente el diálogo con el gobierno, al que acusa de no
haber hecho nada por la paz.

En fin, Chiapas vive al borde de la anarquía, según confiesan
las propias autoridades, y cada día aporta su dosis de
ocupaciones de alcaldías, secuestros, invasión de tierras y
enfrentamientos armados entre ganaderos y campesinos.

Otros expedientes tan urgentes esperan al nuevo presidente,
entre los cuales figuran la pobreza (40 millones de pobres o
sea cerca de la mitad de la población, según cifras
oficiales), la corrupción galopante, la infiltración creciente
de traficantes de droga en el aparato gubernamental, y la
larga lista de crímenes aún no esclarecidos como los de Jose
Francisco Ruiz Massieu, Luis Donaldo Colosio, ex candidato
presidencial del PRI asesinado en marzo último, y del cardenal
arzobispo de Guadalajara, Juan Jesús Posadas Ocampo, hace un
año.

Durante su campaña, el candidato Zedillo ya anunció que unas
de sus prioridades serían la reforma "a fondo" de la Justicia
y la lucha contra la impunidad. Los próximos meses dirán si el
nuevo presidente tiene la voluntad y las posibilidades de
llevar a cabo su objetivo.

HISTORICA REUNION CON LA OPOSICION

El presidente electo de México, Ernesto Zedillo, inició una
nueva relación entre el Gobierno y la oposición, al reunirse
el lunes con dirigentes del Partido de la Revolución
Democrática (PRD), que puede poner fin a seis años de
asperezas, enfrentamientos y descalificaciones mutuas.

El grupo parlamentario del PRD, tercera fuerza electoral de
México y la más férrea opositora al Gobierno del Partido
Revolucionario Institucional (PRI), se entrevistó el lunes con
Zedillo en una reunión sin precedentes, que puede ser el
comienzo de un diálogo más amplio entre las fuerzas políticas
mexicanas.

En la reunión con Zedillo, que accederá a la Presidencia de
México el jueves próximo tras ganar las elecciones por el PRI,
asistieron los senadores Héctor Sánchez y Guillermo del Río
Ortegón, así como los diputados Jesús Ortega, Ifigenia
Martínez, Ramón Sosamontes, Juan Guerra y Rosa María Cabrera.

Los legisladores del PRD plantearon al presidente electo la
urgente necesidad de una reforma del Estado, ya que sin ella
la sociedad podría tomar en sus manos la construcción de una
nueva democracia al margen de los partidos y por encima de las
instituciones.

Los "perredistas" dijeron a Zedillo que, al asumir la
Presidencia del país, tendrá dos caminos: recurrir a las
soluciones de fuerza y al endurecimiento del Gobierno para
conceder privilegios a unos cuantos o ser copartícipe de una
profunda transformación democrática.

Jesús Ortega, coordinador de los diputados perredistas, leyó
ante Zedillo un documento en el cual fijan su posición como
partido y asientan sus demandas al nuevo Gobierno.

Ante el presidente electo, los "perredistas" señalaron que el
proceso electoral que dio la victoria a Zedillo "fue
fraudulento e inequitativo desde su organización hasta su
calificación, y hubo infinidad de irregularidades y
violaciones a la ley".

El presidente electo, según transcendió, endureció su gesto
cuando oyó estas críticas y defendió su triunfo electoral.

Los miembros del PRD, además, se pronunciaron por un diálogo
nacional entre todas las fuerzas políticas y sociales que
busquen acuerdos para lograr que las instituciones del
Gobierno y el Estado tengan ámbitos de acción y representación
diferentes.

Demandaron también que se deje a un lado "la simulación y el
espectáculo" que ha impedido el esclarecimiento de los
asesinatos del candidato a la Presidencia del PRI Luis Donaldo
Colosio y del secretario del mismo partido José Francisco Ruiz
Massieu.

Los "perredistas" propusieron a Zedillo promover una reforma
del Estado, una reforma política y la solución de conflictos
urgentes que amenazan con romper la precaria paz y estabilidad
actuales, en referencia explícita al conflicto armado de
Chiapas.

"Sólo una reforma profunda del Estado puede permitir la
construcción de un sistema político que establezca una nueva
gobernabilidad sobre las bases de la tolerancia, el pluralismo
y la democracia", concluyeron los "perredistas".

El presidente del PRD, Porfirio Muñoz Ledo, calificó de
"positiva" la reunión entre legisladores de su partido y el
presidente electo y consideró que "podría ser el inicio de un
nuevo trato" a la oposición.

Por su parte, el senador Héctor Sánchez dijo que esta reunión
no significa que su partido haya renunciado a su derecho a
protestar durante la ceremonia que se efectuará en el Palacio
Legislativo, si así lo considera conveniente.

Además, afirmó que al haber aceptado la invitación de Zedillo
no pretenden más que ser escuchados y que las propuestas del
PRD sean tomadas en cuenta en el nuevo plan de gobierno.

Los comentaristas políticos han calificado la reuión de acto
sin precedentes que constituye "el primer signo del fin de una
guerra fría" y de "un enfrentamiento encarnizado entre dos
fuerzas, por años expresión de lo irreconciliable".

La reunión, señala hoy el diario "El Financiero", "rompió con
mitos, ahuyentó fantasmas y disolvió las acartonadas imágenes
de un partido de oposición recalcitrante y beligerante y de un
Gobierno cerrado y autoritario". (EFE) (10A)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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