Quito. 20.11.94. Los que nos interesamos por la política somos
una minoría en el país. Unos se afilian a partidos, se
desafilian, forman frentes. Algunos leemos o escribimos sobre
política, nos entretenemos conversando sobre el tema. Los
politizados leen artículos sobre encuestas y se preocupan por sus
resultados. A veces incluso son mínimos y falsifican encuestas
tratando de engañar a los apolíticos. Creen que hay muchas
personas que oyen los discursos que pronuncian en el Congreso,
que "el pueblo" está pendiente de lo que hacen los legisladores.
Algunos de ellos, cuando están desafiliados, sueñan con formar un
partido o un frente de independientes. Creen que con eso
lograrán encabezar una gran mayoría para volver al juego político
con un nuevo partido, vacío de contenidos políticos y vertebrado
por su ambición personal.

En el otro extremo, están los independientes reales. Estos no se
preocupan de la política. Se aburren cuando se habla de estos
temas, votan a la basura esta sección del HOY y pasan
directamente a la deportiva. Nunca leerían este artículo. Saben
quién es el arquero del Barcelona pero no quién es el presidente
del Congreso.

En las encuestas los encontramos siempre y sabemos que son
mayoría. Pueden mencionar fácilmente los nombres de cinco
jugadores de fútbol, pero no saben los de cinco políticos
importantes. Muchos de ellos se angustian porque no tienen
empleo, viven en casitas destartaladas en medio del fango, no
tienen con qué dar de comer a sus hijos y ven morirse a sus
parientes cuando llegan a hospitales que se encuentran en huelga,
defendiendo "los derechos de los trabajadores".

Pero no tienen sólo necesidades físicas. También sueñan, tienen
sus "utopías a la vuelta de la esquina". En ocasiones, militan
en iglesias minoritarias. Salen con sus biblias, tocan
guitarras, predican. Creen que así irán a mejor vida.

La gran mayoría de estos independientes son jóvenes. Se
angustian por la falta de empleo, quisieran entrar en las
universidades privadas que han aparecido, pero no tienen dinero
para pagarlas. Los más jóvenes escuchan el heavy metal y tratan
de descifrar sus mensajes satánicos. Están más interesados en el
último murciélago que fue mordido por Ozzy Osbourn que en el
pacto del PRE con los socialcristianos.

Les interesa oír el último disco de Black Sabbath pero nunca
leerían la última ley aprobada por el Congreso. Buscan en ese
mundo una realiad alternativa, como lo han hecho siempre las
nuevas generaciones de distintas maneras.

Estos ciudadanos, no están esperando que se forme un partido de
independientes. No se desvelan tratando de escribir un diario
vacío de contenidos en el que quepa su apoliticidad. No tratan
de buscar una alternativa a los candidatos más opcionados en las
encuestas, porque ni saben quienes son, ni les interesa el tema.
Están tan interesados en las elecciones de 1996, como usted en el
próximo campeonato de Go del Japón.

No existen ballenas en el desierto, ni ciudadanos que desprecian
y se aburren con la política desesperados por entregar su tiempo
a formar un partido de independientes. Los ciudadanos son
apolíticos no se sienten representados por sus dirigentes, pero
tampoco están dispuestos a trabajar para reemplazarlos. No ven
televisión para encontrar un candidato a diputado, ni van al
estadio para buscar el candidato ideal para Presidente. El
fútbol y la televisión son para la mayoría de ellos más
importantes que la política: son divertidos y deparan buenos
momentos.

Es por todo esto que carece de sentido tratar de encontrar la
lista de los ochenta presidenciables buscados por "el pueblo"
para reemplazar a sus actuales dirigentes.

Hay algo más: desde el punto de vista técnico un trabajo de ese
tipo tiene problemas: Si en una encuesta salen 80 nombres, la
mayoría de ellos tienen que haber sacado menos del 1% de
menciones, porque la suma de los ochenta porcentajes no pude dar
más de cien. Toda encuesta tiene un margen de error de al menos
4% y quienes tienen un porcentaje menor que este margen no pueden
ser tomados en cuenta. Si un encuestado cree que su suegra es
presidenciable, la dama obtendrá un mínimo porcentaje, pero esto
no la hace ni más ni menos presidenciable que cualquier
ciudadano.

La gente está cansada de que muchos políticos se opongan al alza
de los combustibles cuando son oposición, y tomen las mismas
medidas cuando son Gobierno. Está fastidiada con políticos que
se consideran geniales cuando hacen alguna maniobra y dicen que
el mundo se acaba cuando sus adversarios hacen los mismo. Sabe
que las peleas personales, los insultos, las interpelaciones,
tienen mucho de teatro y muy poco de defensa de sus intereses.
Todo esto produce una crisis.

Sin embargo, lo que demanda la gente no es que los conductores de
televisión y los banqueros se hagan políticos y los políticos se
dedique a producir programas y gerenciar bancos. Sabe que si eso
sucede tendremos malos dirigentes políticos, programas de
televisión aburridos y bancos quebrados.

LA HORA DE LOS POLITICOS AUN NO HA TERMINADO

En su encuesta del 12 de noviembre Informe Confidencial formuló a
los ciudadanos una pregunta que ellos se hacen a sí mismos cuando
van a votar: "Quién sería mejor presidente para nuestro país"?

Enfrentamos a una parte por dos ex presidentes de la República
con un productor de televisión y un personaje del mundo
financiero, ambos de sólido prestigio y muy conocidos en su
ámbitos de trabajo.

Osvaldo Hurtado y Rodrigo Borja vencieron fácilmente a sus
simulados oponentes.

Revisadas la cifras llama la atención que Osvaldo Hurtado saque
una consistente mayoría sobre Marcel Laniado incluso en la ciudad
de Guayaquil, a pesar del factor regionalismo que obra en su
contra en éste estudio.

Enfrentamos también a los dos candidatos presidenciales que, por
el momento, encabezan nuestras encuestas, con dos prestigiosos
dirigentes deportivos. El triunfo de los políticos sobre los
dirigentes fue arrollador. Más allá de cualquier elemento de
otro orden, cuando se piensa en un candidato presidencial,
aparece el nombre de una persona dedicada a la política.

Solamente en países como el Perú, en que los políticos se
destruyeron mutuamente con luchas desproporcionadas como Allán
García y Vargas Llosa han surgido Out Siders auténticos como
Fujimori.

Los otros Out Siders han sido Menem, Collor de Melo, Sixto Durán
Ballén políticos que han salido del claustro de los políticos han
comprendido a los ciudadanos comunes y han sabido ofrecerles
soluciones concretas para sus problemas, sueños que los conmuevan
o protección frente a temores profundos. (7A)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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