Quito. 20 may 96. En febrero de este año, Heinz Moeller (PSC),
jefe de la campaña electoral de Jaime Nebot, advirtió que
Abdalá Bucaram, el líder del Partido Roldosista Ecuatoriano
(PRE), entraría "por la tranquera" para disputar la segunda
vuelta presidencial.

Las votaciones de ayer ratificaron ese pronóstico.

Así, por primera vez desde el retorno a la democracia en 1979,
en que se estableció el sistema de elección en dos vueltas
consecutivas, dos candidatos de Guayaquil disputarán la gran
final.

En febrero, Moeller "responsabilizó" de la situación que cuajó
ayer a la candidatura de Freddy Ehlers (Nuevo
País-Pachakutik-ID) que, "sin saberlo", trabajó en favor de
Bucaram.

Esta es la segunda oportunidad en que Abdalá Bucaram Ortiz
(PRE) disputará la Presidencia de la República en una final de
segunda vuelta. La vez anterior lo hizo, sin éxito, ante
Rodrigo Borja (ID), en 1988.

Ahora, después de gastar dos millones de dólares en su campaña
-según él mismo lo confesó- y dulcificar su imagen con la
compañera de papeleta, la ex ministra Rosalía Arteaga,
cuencana y aparentemente dócil, vuelve a ocupar uno de los
sitiales más apetecidos por los políticos.

Para llegar allí, Bucaram morigeró sabiamente su imagen, con
el propósito de neutralizar los temores de los sectores
medios, especialmente serranos, que tradicionalmente lo
consideraron un "loco", cuyos compromisos políticos y su
impredecible temperamento podían llevarlo "a cualquier
extremo". No ha sido fácil para él que los electores olviden
una trayectoria pública ligada a escándalos y ásperas
confrontaciones.

Pero las prolongadas presentaciones en TV -terno oscuro y
corbata- tuvieron dos objetivos específicos: uno, tomar por
asalto los corazones de los indecisos; dos, polarizar su
candidatura con la del socialcristiano Jaime Nebot y "esa
gente". A ello sumó espectaculares presentaciones directas en
plazas y calles del país, en las que mezcló las penas con la
risa, pero levantó fundamentalmente la risa sobre la base de
la burla mordaz de sus enemigos.

Abdalá, según se ve, cuenta con la aceptación de los votantes
quienes, finalmente, "perdieron" el miedo al cambio,
angustiados por la crisis y estimulados por un verbo y una
personalidad espectaculares. Nadie olvide que el candidato no
dudó en afirmar que con él las cosas no seguirán igual en el
país, que mejorarán o empeorarán, pero que no quedarán igual.

"Yo soy un hombre sin rencores. Yo he perdonado a los que me
ofendieron, porque creo que el odio es una pasión estéril,
pero también es cierto que pretendo ser presidente de la
República, y cuando lo sea aplicaré con mano dura la ley y
lucharé porque prevalezca la justicia, pues no habrá perdón ni
olvido para los gestores de la tragedia nacional", dijo el
candidato. "Te extiendo las manos, es mi tercera y última
contienda, te extiendo las manos, tómalas. Yo soy mucho más y
mucho menos de lo que te han contado. Yo he sido cuestionado
porque mi estómago no tolera el pan amasado con las lágrimas
de los huérfanos, porque escucho en mi soledad el llanto
perpetuo de los más débiles y necesitados, de los marginados
de la nación".

Tres "pepsis" bien heladas

Abdalá Jaime Bucaram Ortiz es un abogado que nunca ha ejercido
su profesión, aunque él asegura que dirige un "bufete" con 20
profesionales del Derecho en Guayaquil.

No es un gastrónomo. Su comida favorita es el apanado con
salsa rusa, arroz bien caliente con bastante cocolón, y tres
"pepsis" bien heladas.

Nació en Guayaquil el 20 de febrero de 1952. Está casado con
María Rosa Pulley Vergara. Tiene cuatro hijos. Realizó
estudios primarios y secundarios en el colegio Salesiano
Cristóbal Colón, y estudios de Derecho en la Universidad
Estatal de Guayaquil.

Es, también, "máster" en educación física (Wansse, Berlín
Occidental, 1972). Participó en las Olimpiadas de Munich,
1972. Fue uno de los formadores de la Fundación Deportiva
Naval. Mantiene la marca nacional juvenil de los 100 metros
planos (10,5 segundos). También es suya la marca bolivariana
en la carrera de postas 4 x 100. Fue profesor en el colegio
San José de la Salle, en la Escuela Superior Naval, en la
Infantería de Marina y en la Escuela Naval. Fue uno de los
siete titulados internacionales en los cursos de masterado en
Educación Física para América Latina. Recibió un galardón de
Lord Killaning en 1977.

Su fortuna personal -dos millones de dólares- provienen del
comercio y de inversiones agrícolas, aunque sus enemigos dicen
que su verdadero negocio es, precisamente, ser candidato: la
política le genera "contribuciones" que, si damos crédito a
las lenguas de doble filo, las reparte al par con su partido.
Por algo es el líder indiscutido del Partido Roldosista
Ecuatoriano (PRE), que fundó en 1982, como consecuencia de la
muerte de Jaime Roldós y de su hermana, Martha Bucaram, en un
accidente aéreo en Loja (mayo de 1981).

Es un hombre duro. Se inició en la política como intendente de
Guayaquil durante el Gobierno de su cuñado. En 1984 fue
elegido alcalde de Guayaquil, mientras asumió la Presidencia
de la República León Febres Cordero (1984-1988). Se asegura
que, desde la alcaldía, Bucaram extorsionó a empresarios y
comerciantes. Pudo ejercer aquel cargo apenas un año, pues una
acusación de peculado le obligó a exiliarse en Panamá. Hasta
allí llegaron los tentáculos del Gobierno de Febres Cordero
quien, según revelación del ex vicepresidente Alberto Dahik,
organizó un complot con el dictador Manuel Antonio Noriega,
para pintar a Bucaram de drogadicto y traficante.

Pese a todo, desde el exilio dirigió su partido y organizó su
campaña electoral de 1988. Retornó tras ser sobreseído
provisionalmente. Entró a la segunda vuelta pero no pudo ganar
a Rodrigo Borja.

Bucaram es un toro jugado. Su dotes histriónicas y su aguda e
instintiva inteligencia, le permiten comunicarse con facilidad
con "las masas". Pero, a la vez, es un orador "selectivo".

Admite que se siente "otro" cuando está en una tarima y sus
interlocutores son campesinos, pobladores, habitantes de
suburbios o barriadas. Pero cuando se trata de grupos
reducidos lo hace en "otro idioma", recurre a otros símbolos,
sus gestos son pausados, moderados y hasta tímidos: entonces
es un confuso teórico que se autoproclama "bolivariano,
montalvino, cristiano, roldosista y simbolista".

En la tarima es el rey: sus interlocutores aplauden, gritan y,
en muchos casos, llegan del sobresalto a la histeria. A puerta
cerrada, en cambio, es "ilustrado" pero desconfiado: sus
interlocutores emplazan, cuestionan, son indóciles,
especialmente cuando preguntan acerca de su fortuna personal
-en HOY eludió ese tema reiteradamente-. Mucho más cuando se
le planteó que revelara de dónde obtuvo los recursos para la
campaña electoral.

Su candidatura está ligada a importantes grupos económicos de
Guayaquil, especialmente de la banca y del comercio, donde el
nombre de Alfredo Adum es clave para entender las columnas
económicas que lo sostienen.

A la vez, su calentura verbal es profundamente
antioligárquica, con ofrecimientos radicales para solucionar
la pobreza, la escasez de servicios, la falta de vivienda, los
bajos ingresos y la escasa participación en la vida pública
del país.

Es decir, el tercermundista Bucaram es un perfecto populista
de fin de siglo. Esto trae al texto una frase que escuché
decir a Marco Proaño Maya, quien hizo binomio con él en las
elecciones de 1992, y que se mantiene fiel al líder: gobernar
es como tocar el violín, se toma el instrumento con la
izquierda pero se lo toca con la derecha.

En 1988, Elsa Bucaram fue elegida alcaldesa de Guayaquil por
decisión del propio Abdalá y con los votos de los
guayaquileños. Fue un error lamentable para Abdalá: la ciudad
se sumió en la basura y los escándalos. Elsa no terminó el
período para el que fue elegida, porque fugó a Panamá dejando
tras de sí el escándalo de la chatarra municipal.

En 1992 Bucaram buscó otra vez la Presidencia, pero en su
fortín tuvo que lidiar con la candidatura del ex presidente
León Febres Cordero (LFC) para la Alcaldía, lo que le restó la
tradicional votación que le favoreció en el puerto. De
carambola, LFC además apuntaló la candidatura presidencial de
Jaime Nebot para las elecciones de 1992 y de 1996.

Sin la presencia activa de LFC en la vida política del país,
primero como candidato a la Alcaldía de Guayaquil, luego como
alcalde y candidato a la reelección, Nebot nunca pudo obtener
tanta ventaja en Guayaquil, la que le permitió llegar a la
segunda vuelta en estas dos ruedas presidenciales sucesivas.

Se ha dicho que Bucaram es el único líder actual capaz de
llegar directamente al corazón del pueblo. Esa es,
seguramente, una gran ventaja en los últimos 100 metros planos
que le separan de la Presidencia. Pero no es una garantía de
que su Gobierno no cosechará tempestades. (Diario Hoy)
(P. 9-A)
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