Quito (Ecuador). 25 may 96. Por segunda ocasión consecutiva, la centroizquierda se quedó sin representante en la segundavuelta electoral. La derrota de Freddy Ehlers y Rodrigo Paz,
en beneficio de Jaime Nebot y Abdalá Bucaram, pone al
descubierto la realidad de un sector político marcado por una
ruptura histórica entre la Izquierda Democrática (ID) y la
Democracia Popular (DP).
En 1984 la ID fue a las elecciones con Rodrigo Borja, mientras
que la DP candidatizó a Julio César Trujillo. Borja pasó a la
segunda vuelta y perdió en la final contra León Febres
Cordero. Trujillo solo pudo llegar al quinto lugar.
En 1988 se intentó buscar la unión de la tendencia sin éxito.
La ID lanzó al ruedo a Borja que, después de tres intentos (el
primero fue en 1979), alcanzó el triunfó. La DP, con Jamil
Mahuad, volvió a quedar quinta.
Para 1992 se preveía una derrota de la tendencia por el
desgaste que provoca ejercer el poder. La unión estuvo,
entonces, más lejos que nunca: la ID fue con Raúl Baca Carbo
mientras que la DP candidatizó a Vladimiro Alvarez. Baca
terminó cuarto, mientras Alvarez cayó al penúltimo sitio.
Se esperaba que, para 1996, la tendencia postulara a un
candidato único. Sonaron los nombres de Frank Vargas, Rodrigo
Paz y Rodrigo Borja. Los líderes hablaban de la necesidad de
marchar unidos en esta contienda. Sin embargo, la ID y la DP
fueron con candidatos propios, protagonizaron una campaña de
inéditas agresiones mutuas y, al final, quedaron fuera del
protagonismo.
¿Cuál es el futuro de la centroizquierda? Opinan Andrés
Vallejo y Antonio Rodríguez, dirigentes de la ID y del Frente
Nacional-DP, respectivamente.
La unidad es necesaria... pero no inmediata
Para el conocido político Antonio Rodríguez, ex militante de
la ID y miembro actual del Frente Nacional de la Democracia
Popular, las elecciones generales dejaron una lección
importante: "hay que fortalecer el sistema de partidos -dice-.
Las elecciones demuestran un fracaso de los partidos políticos
tradicionales, que no tuvieron fuerza para impulsar a sus
candidatos".
Rodríguez interpreta los resultados de la primera vuelta como
"un triunfo de la personalidad de los dos candidatos",
refiriéndose a Jaime Nebot y Abdalá Bucaram. Y afirma que los
independientes han fracasado: "está claro que no se puede
hacer política fuera de los partidos".
Antonio Rodríguez dice también que los partidos deben
representar los intereses de la sociedad, realizar permanentes
análisis de la realidad nacional y mantener un trabajo
continuo. Rechaza las "empresas electorales". Sin embargo,
admite que el pueblo "vota por personas, por impulsos emotivos
y discursos demagógicos".
Para Rodríguez, la unidad de la centroizquierda es imperativa:
"la atomización ha sido perjudicial y la está conduciendo al
fracaso -enfatiza-.
La falta de visión política no permitió que se comprendiera
oportunamente la necesidad de enfrentar a la derecha."
Con respecto a la perspectiva de la tendencia, se muestra
cauto: "los resultados electorales deben conducirnos a una
profunda reflexión. La unidad de la centroizquierda tiene
proyección histórica, mas no inmediata. Los líderes de la
centroizquierda deben ser menos egoístas y pensar en el país",
afirma.
Antonio Rodríguez prefiere no pronunciarse sobre la segunda
vuelta, y asegura que Ehlers y su candidatura pertenecen al
pasado.
"Es una hipocresía culpar a alguien"
Se acusa a la Izquierda Democrática de ser la responsable de
la desunión de la centroizquierda en estas elecciones.
Siempre hubo esfuerzos para lograr la unidad de la
centroizquierda al comienzo de los procesos electorales. Esto
no se ha logrado. A partir de 1979, y con mayor énfasis desde
1984, se intentó unir, sin éxito, a la tendencia. Por eso es
una hipocresía decir que ahora no se logró la unidad por culpa
de alguien en particular.
Se ha interpretado también que la desunión del sector es culpa
de los dirigentes, que anteponen sus intereses personales.
No creo que esta realidad se limite a que los dirigentes son
ambiciosos o egoístas. El sistema electoral obliga a los
partidos a tener candidatos a la Presidencia, porque ellos son
el eje en torno al cual giran los candidatos a dignidades
seccionales. Que eso sea bueno o malo es otro problema que
merece ser analizado.
Pero haber escogido a Freddy Ehlers, en lugar de apoyar a
Vargas o a Paz, fue visto como un nuevo factor de desunión.
Es una gran hipocresía el tratar de adjudicar la derrota de la
tendencia a Ehlers. El demostró, con votos, que era el mejor
candidato. Quedó tercero y estuvo a punto de pasar a la
segunda vuelta. No pasó por culpa de una agresiva campaña
sucia que provino de la DP, que utilizó armas poco éticas,
jamás usadas antes por los partidos de la tendencia.
Y Ehlers perdió también por culpa de su inexperiencia, que le
llevó a cometer errores.
Pero la ID, con su experiencia, pudo haber ayudado a Ehlers a
ganar.
Sí le ayudamos. Buena parte del éxito de Ehlers se debió a la
base organizativa que le brindó la ID. Al final, se produjo un
efecto de identificación mayor de Ehlers con las listas 18,
que eran casi desconocidos, a excepción de Luis Macas. Por eso
Nuevo País obtuvo un resultado interesante. La actitud de la
ID no fue tratar de que pierdan los otros partidos de la
tendencia, sino de que todos ganemos con Ehlers. En cambio,
los ataques de la DP hacia Ehlers no fueron para que ellos
ganaran, sino para que Ehlers perdiera.
Militantes de la DP piden una refundación del partido, una
especie de reciclaje. ¿La ID deberá hacer lo mismo?
Los problemas no se solucionan con los cambios de etiquetas.
El problema es de actitudes. Hay que buscar la incorporación
de elementos positivos al partido, como el de la juventud.
Se dice que la ID terminará absorbida por la DP...
Bueno, eso es una exageración. Cuando la ID tuvo 30 diputados
y la DP cuatro, a nadie se le ocurrió decir que la DP sería
absorbida por la ID. Además, cada partido tiene su espacio. La
ID y la DP pertenecen a la misma tendencia pero no están
empujándose.
¿Qué papel deberá jugar la centroizquierda en la segunda
vuelta?
Yo apelaría a que, con patriotismo, se busque una posición
única. Aquello puede ser definitorio. Ahora el país está
enfrentado a la posibilidad de un gobierno de ultraderecha,
que aplicará un proyecto concentrador en lo económico y en lo
político; o a la de un populismo con características más o
menos parecidas.
Si la centroizquierda es capaz de olvidar las amarguras de la
derrota, debería estar unida y buscar la manera de intervenir.
¿Será Rodrigo Borja el candidato que una a la centroizquierda
en el 2000?
No hay que anticipar nada. Un ex presidente, como Borja o como
Osvaldo Hurtado, es siempre una reserva para los partidos y
para la sociedad. En cuatro años pueden pasar muchas cosas.
Radiografías
Izquierda Democrática
En 1979, la ID alcanzó a tener 14 diputados en el Congreso. En
1984, con Raúl Baca Carbo encabezando la lista de diputados
nacionales, la ID subió a 24 escaños. Baca fue presidente del
Parlamento. Sin embargo, los naranjas caen a 16 puestos en
1986.
Rodrigo Borja se abandera de la oposición, forma con los
partidos de la tendencia el Frente Progresista y logra ganar
la Presidencia en 1988. La ID obtuvo 30 diputados, una mayoría
cómoda que no supo aprovechar.
La gran caída ocurre en 1990. La ID baja a 14 diputados. De
ahí todo es bajada. En 1992 y en 1994 puso siete diputados, y
en 1996 apenas llegaría a cinco, según los datos preliminares.
Democracia Popular
Logró la vicepresidencia en alianza con el CFP de Assad
Bucaram y Jaime Roldós, que fue presidente. Tras la muerte de
Roldós, Hurtado asumió el poder. En aquella época no tenían
diputados, pues la DP no fue reconocida oficialmente sino
hasta 1984.
En ese último año, debido al desgaste del gobierno, apenas
lograron poner cuatro diputados, cifra que se repitió en 1986.
Para 1988 y 1990 subió el número a siete legisladores. El ex
presidente Hurtado siempre fue la figura hegemónica y
"ahuyentó" a figuras importantes como René Vargas Pazzos, Juan
Pablo Moncagatta y Julio César Trujillo.
En 1992 la DP logró cinco escaños, y en 1994 subió a seis. En
1996 logra la cifra récord de diez legisladores, y se
convierte en la tercera fuerza del Congreso. (Diario HOY) (3A)
en beneficio de Jaime Nebot y Abdalá Bucaram, pone al
descubierto la realidad de un sector político marcado por una
ruptura histórica entre la Izquierda Democrática (ID) y la
Democracia Popular (DP).
En 1984 la ID fue a las elecciones con Rodrigo Borja, mientras
que la DP candidatizó a Julio César Trujillo. Borja pasó a la
segunda vuelta y perdió en la final contra León Febres
Cordero. Trujillo solo pudo llegar al quinto lugar.
En 1988 se intentó buscar la unión de la tendencia sin éxito.
La ID lanzó al ruedo a Borja que, después de tres intentos (el
primero fue en 1979), alcanzó el triunfó. La DP, con Jamil
Mahuad, volvió a quedar quinta.
Para 1992 se preveía una derrota de la tendencia por el
desgaste que provoca ejercer el poder. La unión estuvo,
entonces, más lejos que nunca: la ID fue con Raúl Baca Carbo
mientras que la DP candidatizó a Vladimiro Alvarez. Baca
terminó cuarto, mientras Alvarez cayó al penúltimo sitio.
Se esperaba que, para 1996, la tendencia postulara a un
candidato único. Sonaron los nombres de Frank Vargas, Rodrigo
Paz y Rodrigo Borja. Los líderes hablaban de la necesidad de
marchar unidos en esta contienda. Sin embargo, la ID y la DP
fueron con candidatos propios, protagonizaron una campaña de
inéditas agresiones mutuas y, al final, quedaron fuera del
protagonismo.
¿Cuál es el futuro de la centroizquierda? Opinan Andrés
Vallejo y Antonio Rodríguez, dirigentes de la ID y del Frente
Nacional-DP, respectivamente.
La unidad es necesaria... pero no inmediata
Para el conocido político Antonio Rodríguez, ex militante de
la ID y miembro actual del Frente Nacional de la Democracia
Popular, las elecciones generales dejaron una lección
importante: "hay que fortalecer el sistema de partidos -dice-.
Las elecciones demuestran un fracaso de los partidos políticos
tradicionales, que no tuvieron fuerza para impulsar a sus
candidatos".
Rodríguez interpreta los resultados de la primera vuelta como
"un triunfo de la personalidad de los dos candidatos",
refiriéndose a Jaime Nebot y Abdalá Bucaram. Y afirma que los
independientes han fracasado: "está claro que no se puede
hacer política fuera de los partidos".
Antonio Rodríguez dice también que los partidos deben
representar los intereses de la sociedad, realizar permanentes
análisis de la realidad nacional y mantener un trabajo
continuo. Rechaza las "empresas electorales". Sin embargo,
admite que el pueblo "vota por personas, por impulsos emotivos
y discursos demagógicos".
Para Rodríguez, la unidad de la centroizquierda es imperativa:
"la atomización ha sido perjudicial y la está conduciendo al
fracaso -enfatiza-.
La falta de visión política no permitió que se comprendiera
oportunamente la necesidad de enfrentar a la derecha."
Con respecto a la perspectiva de la tendencia, se muestra
cauto: "los resultados electorales deben conducirnos a una
profunda reflexión. La unidad de la centroizquierda tiene
proyección histórica, mas no inmediata. Los líderes de la
centroizquierda deben ser menos egoístas y pensar en el país",
afirma.
Antonio Rodríguez prefiere no pronunciarse sobre la segunda
vuelta, y asegura que Ehlers y su candidatura pertenecen al
pasado.
"Es una hipocresía culpar a alguien"
Se acusa a la Izquierda Democrática de ser la responsable de
la desunión de la centroizquierda en estas elecciones.
Siempre hubo esfuerzos para lograr la unidad de la
centroizquierda al comienzo de los procesos electorales. Esto
no se ha logrado. A partir de 1979, y con mayor énfasis desde
1984, se intentó unir, sin éxito, a la tendencia. Por eso es
una hipocresía decir que ahora no se logró la unidad por culpa
de alguien en particular.
Se ha interpretado también que la desunión del sector es culpa
de los dirigentes, que anteponen sus intereses personales.
No creo que esta realidad se limite a que los dirigentes son
ambiciosos o egoístas. El sistema electoral obliga a los
partidos a tener candidatos a la Presidencia, porque ellos son
el eje en torno al cual giran los candidatos a dignidades
seccionales. Que eso sea bueno o malo es otro problema que
merece ser analizado.
Pero haber escogido a Freddy Ehlers, en lugar de apoyar a
Vargas o a Paz, fue visto como un nuevo factor de desunión.
Es una gran hipocresía el tratar de adjudicar la derrota de la
tendencia a Ehlers. El demostró, con votos, que era el mejor
candidato. Quedó tercero y estuvo a punto de pasar a la
segunda vuelta. No pasó por culpa de una agresiva campaña
sucia que provino de la DP, que utilizó armas poco éticas,
jamás usadas antes por los partidos de la tendencia.
Y Ehlers perdió también por culpa de su inexperiencia, que le
llevó a cometer errores.
Pero la ID, con su experiencia, pudo haber ayudado a Ehlers a
ganar.
Sí le ayudamos. Buena parte del éxito de Ehlers se debió a la
base organizativa que le brindó la ID. Al final, se produjo un
efecto de identificación mayor de Ehlers con las listas 18,
que eran casi desconocidos, a excepción de Luis Macas. Por eso
Nuevo País obtuvo un resultado interesante. La actitud de la
ID no fue tratar de que pierdan los otros partidos de la
tendencia, sino de que todos ganemos con Ehlers. En cambio,
los ataques de la DP hacia Ehlers no fueron para que ellos
ganaran, sino para que Ehlers perdiera.
Militantes de la DP piden una refundación del partido, una
especie de reciclaje. ¿La ID deberá hacer lo mismo?
Los problemas no se solucionan con los cambios de etiquetas.
El problema es de actitudes. Hay que buscar la incorporación
de elementos positivos al partido, como el de la juventud.
Se dice que la ID terminará absorbida por la DP...
Bueno, eso es una exageración. Cuando la ID tuvo 30 diputados
y la DP cuatro, a nadie se le ocurrió decir que la DP sería
absorbida por la ID. Además, cada partido tiene su espacio. La
ID y la DP pertenecen a la misma tendencia pero no están
empujándose.
¿Qué papel deberá jugar la centroizquierda en la segunda
vuelta?
Yo apelaría a que, con patriotismo, se busque una posición
única. Aquello puede ser definitorio. Ahora el país está
enfrentado a la posibilidad de un gobierno de ultraderecha,
que aplicará un proyecto concentrador en lo económico y en lo
político; o a la de un populismo con características más o
menos parecidas.
Si la centroizquierda es capaz de olvidar las amarguras de la
derrota, debería estar unida y buscar la manera de intervenir.
¿Será Rodrigo Borja el candidato que una a la centroizquierda
en el 2000?
No hay que anticipar nada. Un ex presidente, como Borja o como
Osvaldo Hurtado, es siempre una reserva para los partidos y
para la sociedad. En cuatro años pueden pasar muchas cosas.
Radiografías
Izquierda Democrática
En 1979, la ID alcanzó a tener 14 diputados en el Congreso. En
1984, con Raúl Baca Carbo encabezando la lista de diputados
nacionales, la ID subió a 24 escaños. Baca fue presidente del
Parlamento. Sin embargo, los naranjas caen a 16 puestos en
1986.
Rodrigo Borja se abandera de la oposición, forma con los
partidos de la tendencia el Frente Progresista y logra ganar
la Presidencia en 1988. La ID obtuvo 30 diputados, una mayoría
cómoda que no supo aprovechar.
La gran caída ocurre en 1990. La ID baja a 14 diputados. De
ahí todo es bajada. En 1992 y en 1994 puso siete diputados, y
en 1996 apenas llegaría a cinco, según los datos preliminares.
Democracia Popular
Logró la vicepresidencia en alianza con el CFP de Assad
Bucaram y Jaime Roldós, que fue presidente. Tras la muerte de
Roldós, Hurtado asumió el poder. En aquella época no tenían
diputados, pues la DP no fue reconocida oficialmente sino
hasta 1984.
En ese último año, debido al desgaste del gobierno, apenas
lograron poner cuatro diputados, cifra que se repitió en 1986.
Para 1988 y 1990 subió el número a siete legisladores. El ex
presidente Hurtado siempre fue la figura hegemónica y
"ahuyentó" a figuras importantes como René Vargas Pazzos, Juan
Pablo Moncagatta y Julio César Trujillo.
En 1992 la DP logró cinco escaños, y en 1994 subió a seis. En
1996 logra la cifra récord de diez legisladores, y se
convierte en la tercera fuerza del Congreso. (Diario HOY) (3A)
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