Guayaquil. 23. may 96. El domingo 19 de mayo de 1996, día de
la primera vuelta en la elección de presidentes de la República,
sabía a retrasada primavera. Temperaturas de 10 grados Celsius
en el norte de la Sierra, de 12 a 17 en la capital, de 24 en la
Amazonía, y lluvias esporádicas en la Costa central, más cielo
nublado con parches de un sol tibio sobre el resto del país.
Los electores acudieron sin prisa, tranquilos. El proceso brilló
por la paz, bidecenaria tradición electoral del Ecuador.

Los resultados de la elección presidencial en cuanto al orden de
llegada no sorprendieron: Nebot, Abdalá, Ehlers, Paz y el resto.

TRIUNFO OPACO

El triunfo del abogado señor Jaime Nebot Saadi del Partido
Social Cristiano (PSC) en el primer puesto con un provisional 23,
9 por ciento de los votos válidos emitidos se consolida por los
26 diputados que el PSC logró en el Congreso, entre ellos cuatro
de los doce diputados nacionales, por las seis alcaldías, las
siete prefecturías provinciales y un voto relativamente alto en
las demás provincias del país. Pero este triunfo se opacó porque
Nebot no pasó la barrera del 30 por ciento, límite infranqueable
hasta ahora en la primera vuelta. Se opacó también porque el PSC
esperaba más diputados y prefectos, y sobre todo por la estrecha
distancia de 73.957 votos logrados por Nebot sobre su
contrincante, el abogado señor Abdalá Bucaram, según datos
provisionales cerrados a la una y treinta de la mañana del lunes
20 de mayo.

Las causas del triunfo nebotista son varias: mediatas, políticas,
financieras, sociales, ideológicas y personales.

Entre las mediatas sobresale una prolongada campaña. Nebot ha
estado en el candelero político electoral desde las elecciones
de 1992 que perdió en la segunda vuelta ante el arquitecto señor
Sixto Durán-Ballén, actual presidente cesante dentro de dos meses
y medio. Son dos campañas presidenciales de Nebot, la segunda
iniciada cuando aceptó su derrota y anunció su voluntad de volver
a competir. Y compitió desde entonces abierta y veladamente como
director del PSC, como inspirador de la política parlamentaria de
su partido entre colaboracionista y opositora al régimen Durán-
Ballén y por su constante presencia en la legislación de la
reforma constitucional.

Entre las causas políticas del triunfo de Nebot está el hecho
de que el SC es desde 1990 el primer partido del país.
Constituye un axioma que los partidos más sólidos ganan la
elección presidencial. Ocurrió con el difunto Jaime Roldós y
la Concentración de Fuerzas Populares, con León Febres-Cordero
y el PSC y con el doctor Rodrigo Borja y la Izquierda
Democrática (ID). La aparente excepción fue el triunfo de
Sixto Durán-Ballén con su recién formado partido de la Unión
Republicana. Aparente, sin embargo, porque Durán-Ballén era
identificado en la opinión pública como un prominente
socialcristiano. En realidad, el PSC entró en la segunda
vuelta de 1992 con dos de sus miembros: Durán-Ballén,
recientemente retirado del partido, y Nebot.

También entre las causas políticas cuenta la habilidad del PSC
para alejarse del presidente Durán-Ballén en el catastrófico
año de 1995 y para liderar la oposición implacable contra el
vicepresidente Alberto Dahik so pretexto de los gastos
reservados. Una tercera causa política del triunfo de Nebot
radica en la calidad de Delfín del poderoso Rey Sol, León
Primero. Perdido el delfinato por el economista señor Xavier
Neira, lo heredó Nebot gracias a su lealtad con Febres-
Cordero en la hora más humillada y más negra del nuevo viejo
luchador. El triunfo contundente de Febres-Cordero, reelecto
alcalde de Guayaquil, incidió en el contundente triunfo de
Nebot en Guayas con 604.774 votos.

Tuvo impacto una causa financiera. Nebot contó con mucho dinero
para pagar una campaña costosa sobre todo en la televisión. Fue
un dinero bien invertido, pues vendió una imagen distinta de la
que la opinión pública tenía del candidato conocido más bien
por sus actuaciones duras en la gobernación de Guayaquil,
desbordadas a veces en el Congreso, y arrogante en la campaña
de 1992.

Debió de pesar también una causa social. En estos cuatro años,
como efecto de la crisis económica, la violencia en Ecuador ha
llegado a límites desconocidos bajo la forma de asaltos a bancos
y casas de cambios, secuestros, ataques a mano armada,
violaciones y ratería. Nebot proyecta una imagen de hombre duro
que sabe combatir el crimen para dar seguridad a la ciudadanía.

Entre las causas ideológicas están la derrota internacional del
comunismo, el desprestigio internacional de los partidos
centristas y el prestigio del neoliberalismo como única fórmula
para mover la economía de un país. La campaña de Nebot montó a
caballo entre las virtudes del neoliberalismo: bajar la
inflación, descentralizar, reducir el tamaño del Estado, y la
medicina contra los efectos nocivos de esa doctrina: ocuparse
de lo social ("primero la gente").

En fin, las causas personales del triunfo de Nebot radican
en la persistencia de la voluntad del candidato, en la buena
comunicación con los electores, ya en la claridad de lo que
expone, ya en el orden en que lo hace; en el dominio de los
temas del Estado, en el esfuerzo por mostrarse pluralista y
respetuoso de la opinión ajena como se vio en la selección
del candidato para la vicepresidencia, en el acercamiento a
periodistas que le habían combatido y en los diálogos con
sectores de la Izquierda como la Casa de la Cultura del
Azuay.

Pese a todas estas causas, el triunfo de Nebot sobre Bucaram
fue estrecho. Esta cercanía en las cifras finales se explica
porque Nebot debió despejar la duda de los electores sobre la
credibilidad de la nueva imagen de un Nebot mesurado y
comedido y porque tuvo contendientes que lograron una buena
votación como los señores Freddy Ehlers y Rodrigo Paz.

TRIUNFO DULCE

El voto por Abdalá Bucaram, tan cercano al voto por Nebot,
realzado, además, por la consolidación del Partido Roldosista
como el segundo del país con un crecimiento de 12 a 19
diputados en el Congreso, se explica por la crisis económica,
la campaña antioligárquica, la nueva imagen del candidato, la
abundancia de dinero para la campaña y el didactismo de
Bucaram.

La crisis económica ha empobrecido a la clase media y ha
marginalizado a la clase popular. De ambas provienen muchos
de los votantes de Bucaram. La propia crisis económica ha
concentrado la riqueza en un sector reducido de la sociedad
nacional. Aunque dueño de una envidiable fortuna, Bucaram ha
cultivado desde hace 20 años hasta ahora la imagen del
abogado defensor de los pobres y de látigo divino contra la
oligarquía y en particular contra la oligarquía guayaquileña
y en concreto contra la oligarquía encarnada en el
socialcristianismo.

El Bucaram pintoresco, grosero y gran insultador fue
sustituido en la campaña televisada, dirigida principalmente
a la clase media, por el Bucaram atlético, saludable, bien
vestido, culto, inteligente, conocedor del país y de los
problemas de gobernar. La imagen convenció a muchos por más
que el contenido de los mensajes en cuanto a cómo gobernar y
qué hacer para empujar el desarrollo del Ecuador no quedó en
claro.

Bucaram pudo pagarse una campaña costosa en la televisión y
generosa en las concentraciones populares. Pero lo que
probablemente influyó más en el voto de los marginales fue el
didactismo de Bucaram, profesor de multitudes, ágil con las
manos y los gestos, gráfico en las comparaciones, mesiánico
en sus saltos desde la tarima del orador a los brazos y a la
adoración del pueblo.

NUEVO PAíS

El triunfo-derrota del candidato de Nuevo País, Pachacutic el
Socialismo e Izquierda Democrática, Freddy Ehlers, merecería
un análisis detenido. El alto porcentaje logrado por Ehlers en
todo el país y particularmente en Cuenca y Cañar, el hecho de
que en cuanto al número de legisladores se haya constituido en
la cuarta fuerza nacional y ambos logros en un tiempo muy
reducido, indican que algo nuevo se está cocinando en la
sociedad media y popular del Ecuador. Nuevos caminos, nuevas
visiones, nuevos programas, nuevo estilo. La sociedad cuencana
es dinámica y cuenta con los mejores pequeños empresarios del
Ecuador. Si este hervor es conservado y canalizado, la política
ecuatoriana se habrá, definitivamente, enriquecido.

DEMOCRACIA POPULAR

La candidatura de Rodrigo Paz cayó por sus propios errores y
por la circunstancia de la división de un mismo electorado. La
Historia sabrá juzgar y castigar a los responsables. Pero Paz
comenzó la campaña tardíamente y con vacilaciones, formó varios
equipos de dirigentes campañistas que peleaban entre sí, no
contó con buen asesoramiento técnico nacional, aunque tuvo
experimentados asesores chilenos y venezolanos, prefirió a su
familia cercana para dirigir la campaña y daba la impresión de
que no quería vencer. En todo caso, la Democracia Popular (DP)
por el número de congresistas es ahora la tercera fuerza
política del país, pero necesita un cambio de motores, una
mayor magnanimidad interna y pensar más en el Ecuador y menos
en el partido.

Si esta admonición es aplicable a la DP, con mucha mayor razón
lo es a la ID. Bajó a ser la quinta fuerza política, lo que
equivale a una clara derrota. Dicen que el hombre es el único
animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Rodrigo
Borja ha vindicado claramente para sí y en exclusiva que es
un hombre
de tropiezos.

Cabe esperar que la segunda vuelta sea de altura y que los dos
candidatos, depuesta la tradicional enemistad, demuestren con
argumentos quién es el más apto para que faciliten al elector
una decisión consciente que no se refugie en la comodidad
irresponsable del voto nulo o blanco o por el mal menor. El
país tiene que salir adelante so pena de hundirse muy
hondamente. Que vengan de Guayaquil los dos candidatos puede
ser visto bajo una luz positiva. De Guayaquil vinieron
Rocafuerte, García Moreno, Carlos Julio Arosemena Tola,
Clemente Yerovi y Jaime Roldós. (FUENTE: REVISTA VISTAZO
N. 690, PP. 4-9)
EXPLORED
en Autor: Simón Espinosa - [email protected]

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