Guayaquil. 23. may 96. Nada nuevo bajo el sol. Dividido en
tres bloques medianos y casi una decena de minibloques
legislativos, muchos de los cuales poseen un sólo diputado,
el Congreso que se instalará el próximo 10 de agosto, va a
estar dominado por los consensos y las alianzas. El mayor
bloque, con 26 diputados, será el socialcristiano. El
segundo, el roldosista, con 19. Y el tercero, la Democracia
Popular, con 12. Todos ellos, por sí solos, muy lejos de los
42 diputados que forman una mayoría, por lo que gane quien
gane, Jaime Nebot o Abdalá Bucaram va a tener dificultades
en materia legislativa.

EL BLOQUE DEL PSC

El triunfo del partido socialcristiano parece una victoria
pírrica. Numéricamente hablando es una victoria: 26 diputados
son mucho más que los 19 de los roldosistas. Pero en la
práctica están muy lejos de la mayoría de 42 diputados, que es
el número que se necesita para poner presidente del Congreso,
aprobar leyes y destituir ministros. Y lo que es más grave, no
parecen en capacidad de lograr mayoría a través de alianzas,
por el sencillo hecho de que no tienen afinidad con ningún
otro bloque, ni con la ID ni con la DP, cuyos principales
líderes, los ex presidentes Borja y Hurtado, se preocuparon de
señalar sus profundas diferencias ideológicas con el PSC, a
pesar de esfuerzos como los de Xavier Neira, quien llegó a
describir el plan de gobierno socialcristiano como "socialista
de mercado".

Pero lo más paradójico, es que a pesar de la intensa campaña,
al cierre de esta edición el bloque social-cristiano parece no
haber aumentado y, por el contrario habría decrecido en un
diputado. En la actual legislatura, el bloque social-cristiano
llega a 27 diputados. El que entra en funciones el próximo 10
de agosto sería de 26. ¿Cómo es posible esto a pesar del
resonante triunfo de Heinz Möeller que logró la hazaña de
meter cuatro diputados nacionales? ¿O del importante resultado
de Álvaro Pérez en Pichincha, con quien también por primera
vez el PSC peleó punto a punto los primeros lugares con la
Democracia Popular? ¿O de los excelentes resultados en Guayas,
donde el PSC volvió a ubicar cinco diputados y pelear una
sexta curul?

Lo que ha ocurrido es que en la Sierra, el PSC ha
experimentado una caída en relación a la anterior elección de
diputados. Susana González, por ejemplo, que en 1994 barrió en
Azuay y obtuvo dos curules, ahora ha sido desplazada al segundo
lugar obteniendo una sola diputación. Su liderazgo, que según
las encuestas era imbatible, cayó inesperadamente en las
últimas semanas frente al candidato de Nuevo País, Miguel
López.

En Cotopaxi, el rompimiento con el líder local, Fabián Fabara,
que en la anterior elección dio el primer lugar y dos
diputaciones al PSC, ocasionó que ahora queden en cuarto
lugar, superados por el APRE, Nuevo País y el Roldosismo.

Mientras tanto en la Costa no registraron ningún incremento:
tienen once diputados de esa región y volverán a tener once.
No crecieron ni en Guayas, donde la fuerza de León y Nebot
hacían propicio que crezcan a seis: al final el matemático
Illingworth frenó tal crecimiento. En el resto de la Costa,
la campaña social-cristiana no experimentó ninguna novedad:
Carlos Saúd Saúd volvió a presentarse en Esmeraldas; César
Acosta, en Manabí; y Wálter Andrade Fajardo, en Los Ríos. Los
viejos caciques provinciales, mantuvieron su caudal electoral
pero no aumentaron ni un diputado más.

EL ROLDOSISMO

La figura de Santiago Bucaram ganando una diputación en
Pichincha simboliza de la manera más gráfica la irrupción del
roldosismo en la capital y su penetración en el electorado de
la Sierra. Santiago, que llegó a Quito como diputado por
Guayas, representa el arquetipo del bucaramismo, un modo de
ser hasta ahora mal visto por los quiteños.

El fenómeno se ha repetido en otras provincias de la Sierra
donde antes el PRE no tenía diputados o tenía solo uno. En
Chimborazo, Cotopaxi, Imbabura, Loja, con candidatos nuevos,
obtuvieron diputaciones, y hasta llegaron en primer lugar.
Como Ramiro Aguilar, un nombre que fuera de Imbabura no le
dice nada a nadie, que gana en su provincia y mete nada menos
que dos diputados. O Líder Bello Padilla, en Loja, que llega
también en primer lugar, derrotando a las fuertes listas de
la Democracia Popular y el Partido Social Cristiano.

En la Costa, a excepción del Guayas donde llegan en segundo
lugar repitiendo tres diputados, el PRE obtiene el primer
lugar en el resto de las provincias. En Esmeraldas, el ex
social-cristiano Homero López, de la familia de los Saúd, no
sólo ganó la reelección como roldosista, sino que obtuvo dos
curules. En Manabí, una figura nueva, Emilio Ruperti obtuvo
más votación que el cacique social-cristiano César Acosta e
incrementó la cuota roldosista de uno a dos diputados
manabitas.

Aunque en Los Ríos y El Oro mantuvieron su cuota de dos y un
diputado, respectivamente, en todo el país el Partido
Roldosista ha tenido un crecimiento de doce diputados en la
actual legislatura, a diecinueve en la próxima, lo que lo
convierte en el segundo bloque en importancia.

EL SUBE Y BAJA DEL CENTRO

Un fenómeno similar al del roldosismo experimenta en el centro
político, la Democracia Popular, que crece de seis a doce
diputados, el mayor bloque que haya tenido jamás. Como el
roldosismo, la DP crece en la Sierra. En Pichincha gana las
elecciones y mete dos diputados: César Verduga y Alexandra
Vela. En Bolívar, Chimborazo y Loja, donde antes no tenían,
ahora entran con comodidad. "El único problema de los
demopopulares es que por lo general meten diputados en
provincias orientales o en Galápagos, cuya disciplina y
lealtad se vuelve difícil de controlar", opina el analista
Alfredo Negrete.

La Izquierda Democrática en cambio no tiene ese problema: sus
apenas cinco diputados suelen ser muy fieles, en la medida
que son viejos militantes históricos, tres de ellos incluso
acaban de ser reelegidos. Raúl Baca, una figura ya venerable,
pasa de la diputación por Pichincha, a la Nacional. El actual
vicepresidente del Congreso, Franco Romero, mantuvo su
diputación en El Oro. E Ítalo Ordóñez, el combativo diputado
del Azuay, ha hecho ya una costumbre el llegar al Congreso
por su provincia.

EL FIN DE LA HISTORIA

Respecto a la izquierda marxista ecuatoriana, la teoría del
fin de las ideologías sustentada de manera académica por un
japonés-americano parece aplicarse de manera inexorable. En
la próxima legislatura, la izquierda ecuatoriana
prácticamente ha desaparecido. El Partido Socialista, que a
comienzos de la década tenía un bloque de ocho diputados, ha
quedado reducido a un diputado por la provincia oriental de
Morona. El Movimiento Popular Democrático, que en la actual
legislatura tiene ocho diputados, en la próxima se reducirá
a la mitad.

Confiados en la inmensa votación del "no" de la anterior
consulta popular, que creía representar, en realidad el MPD
cedió espacio a los movimientos sociales, los sindicatos y
organizaciones indígenas, encarnados por la agrupación Nuevo
País, con sus cinco diputados. En ese contexto, el triunfo
de Luis Macas es realmente significativo: con casi ninguna
publicidad obtuvo nada menos que el 10% de la votación,
igualando a un ex presidente del Congreso, como el
demopopular Carlos Vallejo, y superando ampliamente a otros
dos: el alfarista Fabián Alarcón, cuya lista no obtuvo más
de dos diputados, y el socialdemócrata Raúl Baca, que
comandará un bloque del mismo tamaño que el de Nuevo País:
cinco diputados.

La hora del lagarto

La irrupción del matemático Juan José Illingworth, que sin
partido alguno, obtuvo dos diputaciones en Guayas, consistió
en una de las principales sorpresas de las pasadas elecciones.

Cabalgando contra el centralismo, con un fuerte tinte
regionalista, su fuerza radicó en una capacidad de
comunicación que recuerda la del excéntrico Antanas Mockus,
el rector universitario que se convirtió en alcalde de Bogotá.
Illingworth llamó la atención con golpes de efecto, como
acudir al Tribunal Electoral montado sobre un caballo, y
llevando una lanza en la que ensartaba un lagarto, símbolo
para él del centralismo. Flaco, desgarbado y con pequeña
barba, su figura semejaba un Quijote contra los molinos de
viento del centralismo.

Cercano a Alberto Dahik, quien lo llevó al INEC, Illingworth
tiene fuerte resistencia en Quito, tanto entre la clase
política como entre la prensa quiteña. Como un llanero
solitario, sin más compañía que el prestigioso ex rector de
la Politécnica, Walter Valdano, el hombre del lagarto va a
necesitar mucho de su personalidad para "no ser tragado" por
la inmensa maquinaria del Congreso y la clase política.
(REVISTA VISTAZO N. 690, PP. 16-18)
EXPLORED
en

Otras Noticias del día 23/Mayo/1996

Revisar otros años 2014 - 2013 - 2012 - 2011 - 2010 - 2009 - 2008 - 2007 - 2006 - 2005 -2004 - 2003 - 2002 - 2001 - 2000 - 1999 - 1998 - 1997 - 1996 - 1995 - 1994 1993 - 1992 - 1991 - 1990
  Más en el