Quito. 09 feb 99. El olor a gasolina y a diesel era
penetrante. Apenas un tramo de cuatro metros de largo quedaba
libre de una espesa alfombra de color negro brillante. El
verdor del césped y el gris del ripio se habÃa transformado en
una piscina de grasa y aceite.
Ese era el resultado de un derrame de petróleo ocurrido a las
22h20 del domingo último en la Estación Reductora de Presión
del Oleoducto Transecuatoriano en Chiriboga, ubicada a dos
horas y media de Quito, por el camino antiguo a Santo Domingo.
Cerca de cuarenta personas -vestidas con pantalones, ponchos y
botas de plástico de color amarillo- corrÃan por todas partes
con baldes y palas.
El objetivo era recoger la mayor cantidad de crudo derramado
alrededor del oleoducto, que transporta el hidrocarburo desde
Lago Agrio hasta Baeza. Otros simplemente se limitaban a
excavar un hoyo para poder acceder al tubo dañado. Una máquina
cortadora en frÃo fue la que sacó el pedazo de tubo de
aproximadamente cuatro metros de largo.
Pedro Freile, gerente del Oleoducto, dijo que aparentemente el
tubo sufrió una corrosión y se produjo un debilitamiento,
causando un derrame que duró doce minutos, tiempo en el cual
se calcula que se perdieron 500 barriles de crudo de una
calidad entre 24.5 y 24.8 grados API.
Cuando eran las 11h30, ya estaban trabajando más de 60
personas, veinte de las cuales eran ingenieros de
Petroecuador. También habÃa personal técnico que se habÃa
trasladado por la emergencia desde las estaciones del oriente
con maquinaria pesada, tuberÃa y materiales como la bentonita
(una arcilla volcánica que sirve para sellar el tubo y evitar
que ingresen gases cuando se lo suelda), quÃmicos y
absorbentes que se ponen sobre los lugares afectados por el
crudo para evitar el daño ecológico.
El ruido en el lugar era ensordecedor, cuatro máquinas
trabajaban al mismo tiempo: un tractor para sacar la tierra
donde se rompió la tuberÃa, el "sideboom", que recoge el tubo
nuevo para soldarlo, el "vacum" que es un tanque donde se
deposita el crudo de las pequeñas zanjas. Los trabajadores,
con picos y palas, además de una cortadora en frÃo ayudada de
agua, ayudaban a formar estas zanjas.
A un costado de la Estación, el ruido del rÃo Saloya casi ni
se escuchaba: la orilla permanecÃa cubierta de una espesa capa
de petróleo, aunque el agua no tenÃa indicios de cuánto se
habÃa derramado. Un kilómetro más abajo ya comenzaba a aflorar
el crudo. Esto se evidenciaba en la presencia de truchas
muertas que estaban cubiertas de un aceite negro y con un olor
intenso a gasolina.
Solo un morador del lugar se dirigió hasta la estación, era
Vicente Buenaño, en su manos llevaba una trucha grande ya
muerta y en tono de broma les dijo "ya les traigo el almuerzo;
solo que tendrán que ponerle bastante condimento para quitarle
el tufo". Buenaño estaba acompañado de su hija de 15 años y
explicó que esa no era la primera vez en que encontraban los
peces muertos a orillas del rÃo, ya que en otras ocasiones ya
se habÃa denunciado que la Estación El Corazón, anterior a la
de Chiriboga, botaba desechos de diesel en el rÃo. "De este
rÃo sacaba truchas de hasta diez libras y eso me alcanzaba
para dar de comer a mi familia y hasta para vender. Ahora,
como los ingenieros dañaron el rÃo, que lo vuelvan a
componer". Buenaño y su hija permanecieron en el lugar más de
una hora; por supuesto no se les permitió la entrada pero sÃ
se les quitó la trucha muerta que tenÃan en sus manos.
Mientras tanto, en la Estación la actividad no paraba ni por
un momento. Freile comentó que si los trabajos avanzaban con
rapidez, para la una de la tarde ya se reemplazarÃa el tubo
roto y quizás hasta las 18h00 de ayer, si la lluvia no
aparecÃa, se podÃa empezar a bombear inmediatamente.
Sin embargo, los ingenieros presentes hablaban de una
suspensión de actividades de hasta 48 horas, lo que
representarÃa una pérdida de 35 mil millones de sucres.
Empero, en los sumideros ya se habÃa depositado unos 150
barriles, recolectados en las zanjas de los alrededores.
A medida que los minutos y las horas pasaban, cinco personas
caminaban cargando unos costales de yute, donde llevaban
quÃmicos y absorbentes (un material parecido al algodón pero
en un tono gris oscuro) que se estaban dispersando sobre la
tierra y el ripio, donde habÃa más crudo. Este material, al
ser biodegradable, absorbÃa con bastante rapidez el lÃquido
negro. Después, otras tres personas con pala en mano la
volvÃan a recolectar como desechos.
Cerca de las 13h00 el cansancio ya se apoderaba de los rostros
de más de veinte trabajadores, que habÃan sido llevados desde
los campamentos de Guajalo y Quito desde las 01h00. En ese
momento, la actividad se hizo más intensa y más hombres se
necesitaban para amarrar el tubo dañado que fue sacado con un
cable de alta resistencia.
El agujero, de más de cincuenta centÃmetros de largo y de
veinte de ancho, era visible de larga distancia. Los
ingenieros a cargo de la obra miraban cada uno de los detalles
del agujero del tubo. Este era medido no por los años de vida
sino por el número de barriles transportados. En este caso,
Freile comentó que por ahà habÃan evacuado alrededor de 2.500
millones de barriles de petróleo.
En la tarde solo quedaba por conectar el tubo nuevo y soldarlo
para empezar rápidamente el bombeo.
Mientras tanto, a un costado, el tubo viejo y roto se lo
cortaba en dos pedazos para enviarlo a dos laboratorios e
investigar si el daño fue por la corrosión del tubo, por la
fuerza del flujo de crudo o por el adelgazamiento del
material.
Gasolina: viene la escasez
El paÃs podrÃa afrontar una escasez de combustibles en los
próximos dÃas. Hugo Coronel, gerente de Petroindustrial,
señaló que la situación financiera de la empresa estatal esta
tocando fondo. El funcionario junto a Edmundo Brown, gerente
de Petroindustrial explicó que desde noviembre pasado
Petroecuador ha solicitado al Ministerio de Finanzas recursos
para importar naftas de alto octanaje y diesel, productos en
los que el Ecuador es deficitario.
Petroecuador requiere de USD 12 millones, USD 6 para la
importación de 200 mil barriles de naftas y USD 6 millones
para 200 mil barriles de diesel.
Según Coronel, las importaciones se han desarrollado con
angustia, pero satisfaciendo las necesidades del paÃs. La Ley
vigente establece que el Ministerio de Finanzas asigne los
recursos para las importaciones de combustibles, situación que
no se ha hecho. Pese a que Petrocomercial genera ingentes
sumas de dinero a través de la comercialización, no puede
disponer de un solo centavo para realizar sus operaciones,
dice Coronel. No obstante admitió que el Ministerio ha
entregado recursos pero en cantidades insuficientes. El
problema se agrava porque Inecel tiene una altÃsima deuda con
Petroecuador y tampoco ha cancelado sus obligaciones
puntualmente.
En este sentido, la administración actual de Petroecuador
firmó un Convenio de Compensación de Adeudos entre el
Ministerio de Finanzas, Inecel, Petroecuador y Petrocomercial.
La deuda, desde 1994 hasta julio de 1998, alcanza unos USD 130
millones y se prevé un pago inicial de USD 30 millones y
cuotas mensuales de USD 15 millones cada una.
Este convenio se ha ido ejecutando parcialmente, porque el
Ministerio de Finanzas, no restituye aún las cuotas
convenidas. Desde agosto 1998 y hasta fines de enero de este
año, la deuda de Inecel se incrementó en USD 60 millones y
están pendientes de pago. Se espera que Inecel las cancele
antes que desaparezca en marzo. Asimismo, el funcionario
señaló que la administración actual de Petroecuador dispuso
que a partir del 1 de febrero, las ventas al sector eléctrico
se paguen de contado.
Pero los problemas no viene solos. El paro imprevisto de la
Unidad FCC de RefinerÃa Esmeraldas, el 21 de enero pasado,
ocasionó que no se produzcan localmente naftas de alto
octanaje, que son necesarias para la obtención de gasolinas
super y extra.
Además, las importaciones de nafta que debÃan arribar en los
primeros dÃas del mes (2 al 4), recién lo harán entre el 16 y
18 de febrero. Por ello, es probable que haya una crisis de
abastecimiento. "Si la demanda de combustibles se incrementa
durante el feriado de carnaval es posible que haya escasez,
pero con los recursos a tiempo no habrÃa problema". (Texto
tomado de El Comercio)