Quito. 25 feb 99. Participación ciudadana, lucha contra la
impunidad, aceptar las diferencias para ni perseguir ni
imponer ideas, transparencia en las acciones de Gobierno y la
actuación urgente de los Medios de Comunicación serÃan las
estrategias para una cultura de paz.
Augusto RamÃrez Ocampo, de la Unesco; Monseñor Alberto Luna
Tobar; Rolando Vera, en representación del Congreso Nacional y
Miriam Estrada, participantes en el coloquio realizado el
martes en la Fundación El COMERCIO, manifestaron que los
principios de la cultura de paz y no violencia dependen del
respeto a los derechos humanos, la tolerancia y también el
conocimiento de las obligaciones ciudadanas.
Augusto RamÃrez Ocampo
CONSEJERO ESPECIAL DEL DIRECTOR GENERAL DE LA UNESCO PARA LA
CULTURA DE LA PAZ
Los derechos humanos y el desarrollo son invisibles
Federico Mayor, director de la Unesco, en 1986 convocó a 40
eminentes personalidades de ciencias relacionadas con el tema
del comportamiento humano para indagarles si definitivamente
el hombre está condenado a la violencia. Después de largas
deliberaciones llegaron a la conclusión de que no se podÃa
afirmar que el hombre instintivamente estuviera condenado a la
violencia y a la guerra. La guerra habÃa sido una creación
humana... Ortega y Gasset dijo que asà como la guerra es un
quehacer, la paz también es un quehacer. Asà como el hombre se
organiza para la guerra tiene también la posibilidad de
organizarse para la paz...
...Los derechos humanos y la paz son indivisibles asà como el
desarrollo. Cuando se hizo la carta de los derechos humanos
todavÃa andaban muy ligados al tema de los derechos civiles y
polÃticos mas no a los derechos económicos y sociales. Esa fue
una construcción posterior del género humano que entendió que
era simplemente una burla hablar de derechos humanos civiles y
polÃticos (es decir el derecho de ir a votar si eso no tenÃa
el correlativo de los derechos económicos y sociales) si eso
no era en una sociedad en la cual no existiera la exclusión y
el marginamiento, la pobreza extrema, la inhabilidad de 900
millones de seres humanos como es la situación actual en el
mundo que no tienen el abecedario, no saben leer y escribir.
Entonces habÃa necesidad de completar el escenario para decir
que el hombre no es solo sujeto de derechos civiles y
polÃticos sino también de derechos económicos y sociales...
El desarrollo humano sostenible es otro de los conceptos
fundamentales en la estructuración de la cultura de la paz. El
cuidado que hay que tener con el prójimo es también el cuidado
que hay que tener con la naturaleza, Hay que declararle la paz
al prójimo pero hay que declararle la paz a la naturaleza...
Una de las cosas que está quedando obsoleta en el mundo es la
violencia para fines polÃticos, económicos y sociales. Si bien
es inevitable que la humanidad mientras exista, va a tener
conflictos, será imposible uniformar tanto a los seres humanos
que los unos pensemos exactamente igual a los otros. Siempre
habrá la diversidad creativa que permite que el hombre siga
avanzando, creando. Aquella diversidad y el reconocimiento de
ésta nos hace ver que el otro también existe. Todos tienen
algún gramo de verdad, nadie es dueño de la verdad absoluta y
revelada, por lo tanto necesitamos dentro de la concepción de
saldar los temas sobre la base de la conversación, del diálogo
de la palabra. Tenemos que aceptar las diferencias, aceptar
por lo tanto que los demás tienen derecho a seguir viviendo, y
que no hay que perseguirlos por lo que piensan ni imponerles
lo que nosotros pensamos, eso es de la esencia de la cultura
de paz es allà donde radica la capacidad de que podamos seguir
viviendo juntos.
Alberto Luna Tobar
ARZOBISPO DE CUENCA
Libertad, el principio
Insiste Juan Pablo II en denominar a la paz auténtico
desarrollo: pero frente a un mundo frenética y sangrientamente
promocionado, renueva la denominación afirmando que la única
expresión admisible de desarrollo es la de integración
universal solidaria. Según Mayor Zaragoza este concepto
pontificio posibilita afirmar que "el derecho a la paz sea
también el derecho a la soberanÃa personal, al respeto a la
vida y a su dignidad".
La soberanÃa es atributo normal de la justicia y de su mandato
personal y comunitario, que cimenta la paz, defiende la
vigencia de todos los derechos humanos, mantiene la energÃa
creadora de los valores morales y permite que, a través de la
no violencia activa, la invariable definición de nuestra
conducta sea la de responsabilidad para dar -lo afirma el
Director de la Unesco- "buen uso a los artefactos de la razón
y lograr que la paz nos de libertad, leyes justas, alegrÃa,
igualdad, solidaridad, donde todos los ciudadanos cuenten,
convivan y compartan".
"Que todos cuenten", que significa el derecho y la capacidad
universal, sin excepción alguna, de valorar nuestro
significado, sentir que se respeta nuestro pensamiento y que
la actitud de todos y de cada uno gira con todo el mundo. "Que
todos convivan, como efecto normal y exigente de la energÃa
personal que promueve el desarrollo comunitario,
permitiéndonos tener conciencia viva de la soberanÃa
comunitaria. "Que todos compartan", entrañados sin presión
alguna y con satisfacción solidaria en la idéntica
participación de la serenidad, equilibrio y disponibilidad
originados en la vitalidad convivida.
El recrecimiento general de la violencia ha conseguido
violentar mentes y voluntades y ha promovido, en las
comunidades con mayor fuerza de comunicación y educación
social, una desmoralizadora seudo-cultura del miedo previsivo
y de las técnicas cautelosas de defensa, que han multiplicado
las formas de permanente agresión social y de inseguridad
cÃvica. Por eso se hace imprescindible un renovado empeño en
cuanto importe la promoción de una verdadera cultura de la
paz, de esa paz que nos da soberanÃa, que nos proyecta con
dignidad en todo esfuerzo noble y que retiene en las
conciencias el valor solidario de la fidelidad a lo justo y
del coraje en el culto de los valores que jamás serán mercado,
pero siempre importarán vigencia de la unidad humana.
Necesitamos educarnos en la cultura de la paz, más allá de
miedos que esclavizan, de defensas que anquilosan y paralizan.
La paz no genera anestesias, cadenas y cegueras. La paz es
libertad en la inteligencia, albedrÃo en las decisiones,
limpieza en las actitudes e incorrupta nobleza en el simple e
irrenunciable derecho de ser hombres y comunidades.
Las FF.AA. y su papel
La importancia de las Fuerzas Armadas en el Estado de Derecho
fue el tema de la primera sesión del seminario "Fuerzas
Armadas: funciones y desafÃos contemporáneos", que realiza
Flacso.
Vitoria Alice Cleaver, encargada de negocios de la Embajada
del Brasil, explicó la polÃtica de seguridad de su paÃs, que
incluye una nueva concepción del equilibrio regional en los
paÃses sobre los que tiene influencia Brasil. Según la
diplomática, el Brasil, que no tiene conflictos pendientes con
ningún paÃs, y ha mantenido una clara polÃtica de respeto a
sus vecinos, no tiene en mente ningún tipo de guerra de
agresión, pero está atento a la situación polÃtica de la
región. La protección de los intereses vitales del paÃs, por
medio de una defensa militar eficiente, depende directamente
de la cantidad de recursos que se pueden destinar a ello, sin
postergar las necesidades del desarrollo económico.
Según la encargada de negocios brasileña, la nueva tendencia
en polÃticas de seguridad obliga a la renuncia al uso de la
fuerza en cualquier caso.
De su lado, el coronel Marcelo Antezana, agregado de defensa
de la Embajada boliviana, hizo un recuento sobre la presencia
de los militares de su paÃs en la polÃtica. Cinco de los
principales partidos polÃticos de Bolivia han sido fundados
por militares, y la gran mayorÃa de los cambios
constitucionales que se han producido en ese paÃs se deben a
la instauración de jefaturas de facto.
Entre tanto, el encargado de negocios de Chile, Luis Palma,
expuso sobre el Libro de la Defensa de su paÃs, logrado por
medio de acuerdos entre los militares y los civiles, luego de
la dictadura militar de Pinochet. El coronel Carlos Salazar,
rector de la Espe, reiteró que a pesar de la paz con el Perú,
el paÃs sigue amenazado por grupos violentos.
Violencia, tema de salud
La seguridad de las personas: tema de la salud pública, es el
otro foro que concitó ayer la atención en el auditorio de
Ciespal. El acto, organizado por la Fundación Eugenio Espejo,
según su presidente, Francisco Huerta, pretendÃa realizar una
reflexión multidisciplinaria sobre el estado de la seguridad
de las personas, enfatizando en el tema de la salud pública,
dando el número de vÃctimas y los altos costos de atención que
la creciente violencia ocasiona.
Además se intenta promover desde el sector de la salud un
decidido liderazgo destinado a prevenir y controlar la
violencia, mediante el fortalecimiento de las alianzas y
acciones concertadas.
Ramiro EcheverrÃa, director general de Salud, quien expuso la
conferencia: la violencia como problema de salud pública,
advirtió que este fenómeno registra un notable aumento en los
últimos años, a tal punto que la Organización Panamericana de
la Salud, OPS, en su última revisión de la clasificación
internacional de enfermedades incluye a la violencia entre sus
1 000 items.
En el Ecuador, comparativamente con América Latina, estamos en
un estrato medio dentro de lo que serÃa la tasa de accidentes
y violencia como causa de muerte. En los hombres hay una tasa
de 133 por 100 mil habitantes. Sin embargo, se estima que hay
un alto subregistro que superarÃa hasta el 80 por ciento. En
1998, dijo EcheverrÃa, registramos 4 871 casos de violencia y
maltrato, que dan una tasa de 40 por 100 mil. Loja, Pichincha,
Carchi y El Oro aparecen como las más afectadas. La tendencia,
está comprobado, va en aumento, hace 10 años 33 personas por
cada 100 mil eran vÃctimas de algún tipo de agresión, hoy son
40 y en la Sierra es donde más se reporta. (Texto tomado de El
Comercio)