COLORISTAS QUITEÃOS (1730-1835) por Julio Pazos Barrera
Quito 13.02.91. Se podrÃa creer que los diáfanos y rosados
rostros de las imágenes pintadas y esculpidas del siglo XVIII
representaban una espiritualidad distante y ajena a las
fuerzas que pugnaban en el interior de esta parte del Imperio
Español. Pero no fue asÃ. Este arte del siglo XVIII quiteño
se hizo al pulso de las transformaciones que en compleja trama
surgÃan dentro y fuera de la Real Audiencia.
Quien visite la exposición Coloristas Quiteños (1730-1835),
organizada por el Banco de Los Andes, podrá observar la
sensualidad de rostros y cuerpos, las graciosas poses, los
detalles de sombreros y joyas. Mirará rutilantes rojos,
azules, marrones, verdes y blancos. Podrá ver las
resplandecientes aureolas que se deshacen en chorros de luz y
terminan en fulgurantes estrellas. Observará que la mayorÃa
de cuadros reproducen, a su vez, marcos enconchados y
guarnecidos de vistosas flores. Todo es color luciente,
adornado y ribeteado con polvo de oro.
Esta sensualidad no toleraba el claroscuro, las sombras se
hicieron con matices de los mismos colores y sin veladuras.
OcurrÃa que la espiritualidad del barroco del siglo precedente
dejaba paso a las formas de cuerpos y del mundo dentro del
gusto de la Ilustración.
Los pintores fueron de un barroquismo alegre y luminoso hasta
las interpretaciones del carácter de los hombres europeos a
través de alegorÃas. En la escultura, Legarda y su taller
trabajaron con las figuras chinescas y más tarde Caspicara se
concentró en los desnudos.
Algunas tablas todavÃa muestran la técnica del temple, es
decir, pigmentos disueltos en huevo; pero la mayor parte de
las obras se ha hecho con óleo espeso.
Algunas esculturas se han cubierto con plata laminada y luego
se les ha aplicado el color; en otras se ve policromÃa
adornada con polvo de oro. En estas sobresale el encarnado y
maravilloso secreto.
Es verdad que la mayor parte de obras es anónima, rasgo
heredado del siglo XVII. No obstante aquà y allá se pueden
leer los nombres de Francisco Albán, Antonio Astudillo, José
Cortez de Alcocer, Bernardo RodrÃguez, Vicente Albán, Manuel
Samaniego, Antonio Salas y Asencio Cabrera.
También estas firmas expresan otra transformación; ya no se
trata de representaciones exclusivamente religiosas, es ya una
competencia artÃstica.
Mucho importaban la personalidad, la procedencia, la nación,
los signos que polÃticamente llevarÃan al cambio de la
Independencia. No en vano Salas, que en esta muestra aparece
con cuadros religiosos, también pintó los retratos de BolÃvar
y de sus generales.
De este modo Ximena Escudero de Terán, Iván Cruz Cevallos y
Filoteo Samaniego Salazar, miembros del comité organizador de
la exposición, han atendido a todos los elementos
estructurantes que confluyeron en el siglo XVII; las piezas
que podrÃan faltar solo completarÃan el gran esquema
utilizado.
Por último, resultarÃa muy arriesgado seleccionar las piezas
más bellas, tanto porque la subjetividad entrarÃa en juego,
cuando porque son muy numerosas es admirable la sutileza del
"San Pedro recibe las llaves" de Manuel Samaniego; sorprende
la calidad del "San José" y del "San José y el Niño Jesús",
los dos cuadros de José Cortez y Alcocer. El Calvario con
ángeles de la Colección MarÃa Vivanco de Del Pozo y la Santa
Casilda de la Colección Oswaldo Flores Bermeo son piezas de
inigualable arte. De la Colección Oswaldo Viteri se ofrece un
baúl con escena costumbrista a orillas del rÃo Malacatos,
pieza única, porque informa sobre el mayor número de elementos
sociales de la época.
Detenerse en esta exposición significa aproximarse mejor a lo
que fue el quiteño siglo XVIII, el de la fachada de la iglesia
de La CompañÃa, de la Historia del Reino de Quito de Juan de
Velasco, del poema "Breve diseño de las ciudades de Guayaquil
y Quito" de Juan Bautista Aguirre, del poema "Despedida de
Quito al salir desterrado" de Mariano Andrade y del
desesperado afán de identidad y civilización que tanto acosó a
Eugenio Espejo, al extremo de llevarlo al sacrificio. (C-1)
en
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Ciudad N/D
Publicado el 13/Febrero/1991 | 00:00