CENTRO DE QUITO, UN ESPEJO SOCIAL

Quito. 12.08.92. Una completa muestra del estado de la
sociedad ecuatoriana, y particularmente quiteña, es el área
histórica central de Quito, por ser el punto de convergencia
de sectores sociales, actividades y condiciones de vida.

Mientras que para algunos, vivir en el centro es la
consecuencia negativa de haber quedado atrapados en una
vivienda difícil de vender; para otros pocos representa un
privilegio o una costumbre. Para muchos, el centro es la única
zona capaz de acogerlos a pesar de su pobreza, y de brindarles
la oportunidad de trabajar y sobrevivir.

Por esto, la rehabilitación del centro histórico es no solo
una tarea de reconstrucción arquitectónica sino también una
obra de fuertes implicaciones humanas que afecta a toda la
sociedad.

LA VIDA EN EL CENTRO

La zona central de la ciudad no solamente es un patrimonio
histórico y cultural, constituye también una intrincada red de
relaciones entre los más diversos grupos sociales, actividades
económicas y condiciones de supervivencia.

Según la división municipal, el área histórica central está
conformada por los 16 barrios con los que contaba Quito hasta
1914: González Suárez, La Loma, San Marcos, San Roque, La
Chilena, El Placer, El Tejar, San Diego, La Colmena, Aguarico,
Yavirac (El Panecillo), Huanacauri, La Recoleta, San
Sebastián, San Blas y La Tola.

Pero, aunque todos estos barrios conforman una misma área, no
presentan uniformidad en el número de habitantes.

En el núcleo central predomina la actividad administrativa,
comercial y de servicios. La mayor parte de los habitantes
del área histórica central se concentra en un anillo
periférico conformado por El Placer, San Roque, El Tejar,
Aguarico y la franja comprendida entre las calles Olmedo y
Manabí. Estos son los lugares más densamente poblados del
sector y llegan a presentar, inclusive, altos niveles de
hacinamiento. Barrios como La Loma y San Marcos son también
típicamente residenciales, pero no presentan un índice de
excesiva concentración de habitantes.

POCAS CASAS, MUCHA GENTE

De las 4.873 edificaciones existentes en el área histórica
central, 1.112 corresponden a viviendas unifamiliares y
representan una cantidad muy inferior a la que se encuentra en
otras zonas de la ciudad. Pocos inmuebles son ocupados
solamente por sus propietarios. En general la mayor parte son
arrendadas para vivienda, oficinas, comercios y bodegas.

Mucho más abundantes que las unifamiliares son las viviendas
multifamiliares, que representan el 73,44 por ciento de las
edificaciones usadas como vivienda. Entre estas las más
comunes son las que albergan de tres a cinco familias.

También persisten en el centro las típicas casas de vecindad
en las que muchas veces habitan más de nueve familias en
condiciones de hacinamiento. Este es el tipo de vivienda en el
que cada familia cuenta a lo mucho con dos ambientes
(dormitorio y cocina) y comparte con el resto de inquilinos el
servicio higiénico y la lavandería. Un porcentaje
representativo de estas "superfamiliares" -suman 76 en total-
se registra en San Roque, Yavirac y aún en el barrio González
Suárez. Este fenómeno de tugurización no es generalizable a
toda el área histórica central, pero sí presenta una
preocupante tendencia al crecimiento.

El costo de los arriendos de las viviendas no es muy elevado,
sobretodo en las edificaciones habitadas por muchas familias.

En la casa de la Virgen -que cuenta con alrededor de 20
familias- hay inquilinos que pagan mil sucres mensuales por un
cuarto. Por un departamento pequeño en la calle Benalcázar,
Carlos González paga 50 mil sucres por mes; mientras que por
el local que ocupa su cafetería -en la misma calle- paga 200
mil sucres de arriendo.

La gran actividad comercial determina una elevada cotización
de los locales comerciales en el área histórica central; no
sucede lo mismo con los espacios destinados a vivienda, que
presentan menor rentabilidad. -

QUIZA SERIA MEJOR EN EL NORTE...

Alrededor de 82.000 personas habitan en el área histórica
central, pero... ¿qué tan contentas se hallan de vivir allí?
Algunos, como Adriana Fernández, hija de los propietarios de
un gran inmueble en la calle Cuenca, afirman que les gusta
vivir en el centro: "Es el lugar más bonito de la ciudad, una
joya histórica; además se está siempre cerca de todo porque
las instituciones públicas y el poder central están aquí..."

Pero no todos piensan así. Carlos González, dueño de una
cafetería en la Benalcázar, dijo que solo vive en el centro
por estar instalado cerca del negocio: "Mejor sería vivir en
el norte", confesó.

LOS SERVICIOS BASICOS

Con respecto al estado de los servicios públicos las opiniones
son también contradictorias: unos dicen que son satisfactorios
e, inclusive, están convencidos de que su zona tiene un trato
preferencial en este campo; pero otros afirman que el
alcantarillado y las tuberías de agua potable son muy viejas y
que "no hay mucha presión de agua".

En efecto, lejos de ser privilegiada en la dotación de agua
potable, el área histórica pasa problemas, especialmente en
las zonas altas: San Juan, Toctiuco, El Panecillo y La Tola.

Las dificultades, sin embargo, no se deben a la falta de
fuentes de abastecimiento, pues en el centro se distribuye el
agua proveniente de tanques de reserva dispuestos en El
Placer, San Juan, La Libertad y en el Itchimbía. Los problemas
son por el deterioro de la red pública y de las instalaciones
domiciliarias.

En cuanto al alcantarillado, las redes actuales fueron
instaladas a partir de 1907 y están conectadas con el
Machángara. Es decir que durante 370 años la pequeña ciudad
permaneció sin alcantarillado. Con casi un siglo de
antigüedad, las redes presentan ya muchas deficiencias:
probablemente ésta es la explicación de los insoportables
olores que brotan de las alcantarillas de algunas calles
céntricas.

Sin embargo, no existen problemas graves en cuanto al
abastecimiento de energía eléctrica. -

ENEMIGOS DE LAS VENTAS

En lo que absolutamente todos los moradores del centro
coinciden es en quejarse del ruido y de las ventas ambulantes:
"Acarrean miseria, delincuencia, desaseo", dijeron con
respecto a estas últimas.

Para algunos propietarios de casas ubicadas en calles-mercado,
por ejemplo, el comercio ambulante y sus secuelas se han
convertido en la principal razón para buscar deshacerse de sus
inmuebles: "No me he cambiado solamente porque nadie quiere
pagar lo que la casa vale", se quejó un antiguo vecino de la
calle Rocafuerte.

El movimiento comercial -sobretodo con el informal- choca con
las otras actividades y la función del centro como espacio de
vivienda. Pero, en realidad, los comercios y ventas
callejeras del área histórica central no solo permiten la
supervivencia de miles de subempleados, sino que abastecen a
grandes sectores de la población que carecen de mayores
ingresos. Los "mercados" del centro son indispensables para
estos sectores.

SIN ESPACIOS RECREATIVOS

Además de estas molestias, vivir en el centro significa la
obligación de trasladarse a otras zonas de la ciudad para
gozar de espacios recreativos. El área histórica central
cuenta con muy pocos parques de recreación y éstos carecen del
equipamiento necesario para brindar un servicio efectivo.

No sucede lo mismo con el equipamiento comercial: el centro de
la ciudad cuenta con mercados, ferias libres, mercados de
productos complementarios, etc.

El déficit en este nivel es más bien cualitativo, pues las
condiciones higiénicas, de preparación, expendio y
mantenimiento que aquí se encuentran dejan mucho que desear.-
(6c)




EXPLORED
en Ciudad N/D

Otras Noticias del día 12/Agosto/1992

Revisar otros años 2014 - 2013 - 2012 - 2011 - 2010 - 2009 - 2008 - 2007 - 2006 - 2005 -2004 - 2003 - 2002 - 2001 - 2000 - 1999 - 1998 - 1997 - 1996 - 1995 - 1994 1993 - 1992 - 1991 - 1990
  Más en el