UNA CRISIS POLITICA QUE PARECE NO ACABAR
Lima. 29.08.92. La mayorÃa de los 23 millones de peruanos
asisten "desde el balcón", y sin mayor interés ni
protagonismo, a una larga contienda entre el Presidente
Alberto Fujimori y la oposición polÃtica por imponer, cada
uno, sus condiciones sobre el retorno de Perú a la democracia
y acabar con una crisis que esta semana -según los analistas-
volvió a convertirse en uno de los principales acontecimientos
de la semana latinoamericana.
El Congreso fue disuelto hace casi cinco meses por el
mandatario con un autogolpe apoyado por los militares, con el
objetivo de defender sus reformas liberales de un fracaso
inevitable, a causa de una cerrada oposición parlamentaria, y
"sentar las condiciones de un paÃs moderno".
Desde el pronunciamiento del 5 de abril, en que instauró un
Gobierno de Emergencia y Reconstrucción Nacional, Fujimori no
ha dejado de cuestionar la eficacia de los polÃticos para
enfrentar los problemas nacionales -con significativo respaldo
ciudadano, según diversas encuestas- y éstos le han respondido
con una guerra verbal acusándole de ejercer una "dictadura
civil".
La crisis se avivó esta semana luego que el gobierno
promulgara y enmendara de inmediato una controvertida ley para
elegir el 22 de noviembre un Congreso Constituyente
Democrático, creando una sensación de inseguridad sobre las
verdaderas intenciones presidenciales para volver a la
legalidad, según los polÃticos.
El momento tiene al régimen de Fujimori manejando la situación
con dureza y hasta desdén por los polÃticos tradicionales en
el frente interno, mientras en el externo se presenta ante la
OEA (Organización de Estados Americanos) con un cronograma
cumplido en el marco de las promesas asumidas ante ese foro.
"La OEA dice qué debe hacerse (dialogar), pero no cómo se
hace, y no deja de ser un hecho que acá ha habido diálogo",
apuntó el "politicólogo" Francisco Tudela.
No es menos sintomático que las masas populares sigan con
curiosidad los ataques verbales y desplantes del presidente a
las "cúpulas partidarias", sin darse por aludidas, por ejemplo
los militantes de las fuerzas polÃticas, que hasta ahora no
parecen dispuestos a salir en defensa de sus lÃderes o pelear
por el retorno a la democracia, han observado los analistas.
Cansados de la intransigencia de los polÃticos tradicionales,
independientes como Raúl Ferrero y Rafael Rey, ambos ex
adherentes del Movimiento Libertad, fundado por el escritor
Mario Vargas Llosa, el principal adversario de Fujimori en el
exterior, decidieron separarse de un posible frente de
partidos que se formarÃa para ir a los comicios y buscar una
posible mayorÃa.
"Ya basta de seguir dándole vuelta al chocolate. Es la hora de
las definiciones, de ir o no al CCD", apuntó Ferrero, ex
Decano del Colegio de Abogados, y tal vez cercano al modelo
polÃtico que Fujimori propone.
Rey, ex diputado que a raÃz de esta crisis se alejó de
Libertad, opinó que en Perú los polÃticos no han influÃdo
"para nada" en el desarrollo del paÃs.
"Han perdido todo liderazgo ante la población. Los factores
que influyen en el desarrollo del paÃs son otros ahora. Los
tiempos han cambiado y me parece que los polÃticos aún no se
han dado cuenta de esta realidad", fue la sincera explicación
del ex diputado.
Enfatizó que los grupos polÃticos "tendrán futuro y vigencia
en la medida en que no sólo digan que quieren servir al paÃs,
sino que lo demuestren con hechos".
El primer diálogo formal que acercó a las partes -aunque una
de ellas concentre todo el poder real- se interrumpió
abruptamente sin acuerdo alguno hace dos semanas, confirmando
la apreciación de que un acuerdo nacional se hace cada vez más
lejano, apuntó el jurista Diego GarcÃa Sayán.
En tanto, la agudización de la "guerra interna" lanzada por
los grupos subversivos aparece como "ineludible dato de la
realidad", agregó, para señalar que el resto de tensiones y
problemas "se atenúan o agravan en función del ritmo o
intensidad de la extensión y profundidad de la violencia
polÃtica".
No se descarta -anotó otro analista- el retorno a una
constitucionalidad renovada que aplique la vena democrática
que se advierte en el ánimo popular a favor de mayor eficacia,
moralización y participación en el manejo del paÃs, las
"promesas incumplidas de la democracia peruana" que reclama
Fujimori.
La mayorÃa de analistas coinciden en que el paréntesis abierto
por Fujimori a la democracia, le ha permitido avanzar en sus
reformas para reconstruir la economÃa, luchar contra la
corrupción y el narcotráfico, mas no afianzar la derrota del
terrorismo, que ha prometido reiteradamente con algunos
éxitos.
Pero "si prevalece la miopÃa y la arrogancia, podrÃa haber
llegado la hora de Sendero Luminoso, que durante doce años
cavó como el viejo topo apostando a un derrumbe de la
institucionalidad democrática", advirtió Carlos Iván Degregori
en el bimensuario Debate.
A despecho de la existencia de un régimen civil-militar y la
implantación del toque de queda vehicular, en los últimos
meses SL paseó por la capital (centro del poder nacional) su
consigna de sangre y muerte. El repliegue de las últimas
semanas en Lima, que para los entendidos parece una cuestión
estratégica, tiene actualmente a la banda maoÃsta tomando
comarcas andinas y matando campesinos.
Para Hernando De Soto, ex asesor del mandatario desde el
Instituto Libertad y Democracia, el avance del terrorismo en
Perú se debe a que el Estado es muy débil. "Ahora sus
atentados estremecen todo el territorio nacional, y su
presencia en colegios, universidades, gremios, organizaciones
polÃticas y hasta entre las fuerzas del orden se hace cada vez
más obvia", llamó la atención.
"La legitimidad de Fujimori se sostiene en una mesa de tres
patas: las encuestas de popularidad, las Fuerzas Armadas y la
comunidad internacional", advirtió De Soto, para quien la
elección del CCD debe ser "la oportunidad de diseñar un
sistema polÃtico que nos permita participar representándonos a
todos."
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Publicado el 22/Agosto/1992 | 00:00