RÃo de Janeiro. 29.08.92. El presidente más joven de la
historia de Brasil, Fernando Collor de Mello, 43 años, que fue
elegido como un justiciero para al pueblo humilde de los
polÃticos corruptos, está a punto de perder su mandato,
después que esta semana una comisión investigadora del
Congreso revelase sus estrechos vÃnculos con una formidable
red de tráfico de influencias y corrupción.
El informe final de 200 páginas de la comisión mixta del
Congreso, aprobado el miércoles, estableció que de los 100
millones de dólares amasados por medios ilegales por el ex
tesorero de su campaña electoral, Paulo César FarÃas, unos 6
millones de dólares fueron a parar a las cuentas bancarias
destinadas al pago de los gastos personales y domésticos del
Presidente, durante los primeros dos años y medio de su
mandato de cinco años.
El hombre que recibió la mayor avalancha de votos de la
historia de Brasil -35 millones-, fue rechazado esta semana
por manifestaciones multitudinarias de cientos de miles de
personas, incluidos muchos de sus votantes arrepentidos, en
las principales ciudades del paÃs.
Vástago de una familia oligárquica de la región más pobre y
atrasada del paÃs, Collor llegó a Brasilia con grandes ideas
de modernización económica, pero arrastrando prácticas
polÃticas arcaicas de los clanes tradicionales del Nordeste,
que en sus casi 500 años de historia siempre mezclaron sus
negocios públicos y privados.
Hombre sin partido y de ambición desmesurada, el Presidente se
convirtió primero en la única barrera contra el irresistible
crecimiento electoral de la izquierda y luego en el lÃder
providencial de un capitalismo moderno en Brasil. Por ende, su
campaña primero y la red de tráfico de influencias montada
después por el oscuro ex seminarista FarÃas, recibieron
generosas contribuciones del empresariado brasileño, según
surge del informe de la comisión parlamentaria.
Pero el talón de Aquiles de su proyecto polÃtico grandioso,
que vÃa adopción del parlamentarismo debÃa desbordar el fin de
su mandato presidencial, no estaba ni en su debilidad en el
Congreso ni en el fracaso de su polÃtica antiinflacionaria,
sino en su turbulenta familia y en la avidez de su segunda
esposa, Rosane Malta Collor, 28, también heredera de un clan
polÃtico del estado nordestino de Alagoas.
Su principal error fue querer desembarazarse de su indócil
hermano menor, Pedro Collor de Mello, que dirigiendo las
empresas de comunicaciones de su familia en el paupérrimo
estado de Alagoas -un canal de televisión, varias estaciones
de radio y un diario- constituÃa una piedra en su camino para
el control de su feudo polÃtico, esencial para sus planes de
futuro. Ante la amenaza de un sistema de comunicaciones rival,
que Paulo César FarÃas estaba montando en Alagoas con el apoyo
del Presidente, Pedro Collor recurrió a la prensa en mayo
pasado para decir todo lo que sabÃa sobre la red de tráfico de
influencias, que en su opinión beneficiaba principalmente a su
hermano Primer mandatario. Era 70% para el Presidente y 30%
para FarÃas, según sus denuncias a la prensa.
El Presidente intentó hacerle pasar por loco, pero no logró
impedir la instauración de una comisión parlamentaria
investigadora, que con poderes de policÃa judicial, inició sus
investigaciones el primero de junio pasado.
La prensa movilizó a sus periodistas investigadores y
aparecieron testigos clave que fueron permitiendo a la
Comisión Parlamentaria encontrar las pistas que llevaban del
esquema FarÃas a las cuentas bancarias del presidente, a lo
largo de un tortuoso camino plagado de titulares de cuentas
corrientes fantasmas y abnegadas secretarias que intentaban
esconder con firmas falsificadas y cuentas con nombres
cambiados el rastro del dinero.
Y el Presidente cometió su segundo gran error, según la
comisión: mintió en julio al paÃs en cadena de radio y
televisión intentando esconder el origen del dinero que pagaba
sus cuentas, con una inaudita operación Uruguay, consistente
en un supuesto préstamo de 5 millones para su campaña
electoral, que habrÃa sido cambiado en oro en Brasil, a través
de una sombrÃa red de intermediarios: escribanos con
antecedentes penales, especuladores en oro acusados de
contrabando y cambistas de dólares en el mercado negro.
Como consecuencia de las revelaciones asombrosas de la
comisión parlamentaria, y de un consiguiente sentimiento de
indignación popular que se derramó espontáneamente por las
calles de Brasil, en los últimos dÃas comenzó a desmoronarse
como un castillo de naipes su frágil estructura de
sustentación polÃtica.
El aislamiento imperial que caracterizó a su gobierno se
agudizó también, y a contrapelo del sentimiento que recorre el
paÃs, Collor piensa que podrá sortear el intento de
instaurarle un juicio polÃtico en el Congreso, considera que
la investigación parlamentaria no fue más que una tentativa de
la oposición revanchista de derrotarlo en una imaginaria
tercera vuelta electoral, y que las manifestaciones callejeras
no son más que el resultado de maniobras electoreras, con
miras a los comicios municipales del 3 de octubre.
Para controlar las reacciones imprevisibles del Presidente y
evitar que las instituciones sean amenazadas, o se cree un
peligroso vacÃo de poder, sus ministros -la mayorÃa con
prestigio ante el paÃs dado que sustituyeron en abril pasado a
los manchados por corrupción- decidieron permanecer en su
entorno, hasta que la crisis se resuelva por vÃas
constitucionales.
Mientras tanto, los polÃticos más prestigiosos del paÃs y las
instituciones más representativas de la sociedad civil,
intentaban convencer a este hombre solo y empecinado, a que
renuncie para evitarle al paÃs el vÃa crucis de un prolongado
juicio polÃtico en el Congreso por crimen de responsabilidad,
o en el Supremo Tribunal Federal por delitos comunes, dos
procedimientos inminentes.
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Publicado el 29/Agosto/1992 | 00:00