¿Una tragedia sin importancia?

Con verdadero estupor he leído en un diario quiteño del 22 de noviembre, las expresiones del señor comandante de la I División del Ejército, Luis Aguas, culpando a los medios de comunicación de "exagerar y magnificar las explosiones", al informar al país sobre la tragedia vivida por mi ciudad, "cuando aquí ya no pasa nada".
Igualmente insólitas son las palabras del señor secretario de Comunicación de la Presidencia de la República, Oscar Zuloaga, al manifestar que "eso puede ocurrir en cualquier unidad del Ejército, no solo en el Ecuador sino alrededor del mundo". Me pregunto: ¿Cuántas personas debieron morir a consecuencia de la explosión para que sea considerado el hecho como una tragedia? ¿Es que siete muertos y alrededor de 300 heridos, según datos oficiales, son muy pocos? ¿Cuántos niños deberían estar extraviados como consecuencia del caos que reinó durante las dos horas o más en que explotaron granadas, morteros, etc., para que la angustia de padres y madres sea tomada en cuenta? ¿Es que 230 denuncias no son suficientes?
Es verdad que no es ético magnificar un hecho con afán sensacionalista, pero tampoco es ético ocultar a la opinión pública los hechos como en verdad sucedieron. La ciudad de Riobamba fue sacudida por una tragedia, ese es un hecho innegable, y todos debemos solidarizarnos con aquellos que perdieron todo por lo que lucharon.
La tragedia no se mide solamente a través de la estadística. Tampoco nos debe tranquilizar que hechos semejantes sucedan en otros países; es en el Ecuador donde no deben pasar estas cosas; además, recordemos, no es la primera vez.

María Cecilia Gallegos G.


Déficit fiscal al nuevo gobierno

El Gobierno del doctor Noboa entregará la caja fiscal vacía y con un déficit que sobrepasará los $600 millones. ¿Por qué desde el cierre del presupuesto de 2001 el Gobierno saliente no ha publicado o justificado el gasto como manda la Constitución de la República? Estamos por terminar el año 2002 y las cuentas fiscales no están claras. Por ello no pueden presentar a los nuevos gobernantes las cifras reales del presente año y la situación actual de la caja fiscal, información que debería estar al día si se sigue llevando, como hace algunos años, la contabilidad fiscal en la Tesorería de la nación.
Con estos antecedentes es fácil colegir que el elevado gasto extrapresupuestario (ilegal) les obliga a esconder cifras. El país recordará el episodio reciente del ministro de Economía y Finanzas, economista Carlos Julio Emanuel, actualmente por los tejados. Y aun cuando él y sus pupilos dijeron que el presidente Noboa conocía de estos procedimientos obscuros, este los niega. Ojalá que con semejante descalabro pueda el coronel Gutiérrez cumplir con sus ofrecimientos de campaña. No le queda más que ajustarse los cinturones y manejar el presupuesto del año 2003 con austeridad y transparencia y con gente de su confianza en la Subsecretaría de Presupuesto y Tesorería de la Nación, entidad que debería volver a ser dependiente de la Presidencia de la República para que el señor presidente diariamente conozca la situación de la caja Fiscal.

Marcelo Sáenz Miño



Predicar con el ejemplo

Muchas veces le escuché decir al señor presidente electo, coronel Lucio Gutiérrez, que había que refundar el país. Yo diría que hay que fundarlo. Para ello me permito hacer las siguientes recomendaciones que permitirían que el sueño de los ecuatorianos se haga realidad.
Indispensable es identificar nuestras fortalezas y potencialidades; determinar claramente la visión de futuro del país; realizar una sumatoria de esfuerzos de todos los sectores. Estas serían las bases que permitirían elaborar un proyecto de país con cinco estrategias para el desarrollo:
De la industria petroquímica: instalando refinerías con tecnología avanzada que permitan la diversificación de la producción de derivados del petróleo. Es decir, convertirnos en exportadores de derivados y no del petróleo crudo. De turismo: desarrollando la cultura de la hospitalidad como identidad nacional, e incorporando a la red turística los servicios públicos, del transporte y comercio. Centro comercial mundial: aprovechando nuestra posición geográfica, crear infraestructura comercial con eficiencia y eficacia en los servicios. Maquila: mediante la creación de escuelas de aprendizaje a nivel gerencial y de mano de obra, como medio de interacción y de complementariedad. Industria agropecuaria: aprovechando la diversidad de climas y espacios, invertir en tecnología de punta que nos permita procesar y producir alimentos preparados o simipreparados; crear centros de investigación de vanguardia para la producción, procesamiento empaquetamiento y conservación.
El dinero para todo lo sugerido puede salir del subsidio focalizado del gas, combustible y transporte; del impuesto a la renta, pues muchas empresas no lo pagan; de las aduanas; de la corrupción institucionalizada; de reducir los sueldos de los legisladores y miembros del Gobierno, para que se cumpla lo que siempre pregonan: austeridad. La manera más convincente es el ejemplo. Si dicen ser patriotas, entonces coman, vivan y ganen como el pueblo.

Iván Irigoyen J.
EXPLORED
en Ciudad Quito

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