Quito. 28.10.90. Adolfo Bioy Casares, con quien Jorge Luis
Borges compartió amistades, libros, creaciones literarias y
antologías, definió la obra del autor de "El Aleph", como una
literatura de la literatura y del pensamiento. Y aquella
definición es exacta.
La literatura borgesiana tiene su fuente primaria en la
literatura y el pensamiento. Un libro, un autor, una doctrina
filosófica o teológica -una creencia o, mejor, una herejía-
son la materia prima de casi todos los cuentos de
Borges.
"Tlsn, Ugbar, Orbis Tertius" aparece primero en la frase de
una enciclopedia que retiene la memoria de Bioy Casares en
medio de una discusión literaria con Borges. El país de Ugbar
tiene existencia en una supuesta reimpresión insólita de la
Enciclopedia Británica. Tlsn, el planeta inventado por una
sociedad secreta, se halla registrado en los 40 volúmenes de
otra enciclopedia, uno de cuyos tomos cae por azar en manos de
Borges y le permite describir ese ilusorio planeta, con sus
hemisferios y ríos, con sus lenguajes y mitologías, y también,
con sus sistema de pensamiento, sus concepciones del espacio y
del tiempo y, claro está, su literatura.
"Acercamiento a Almotásim" aparenta ser la descripción y
comentario de una novela hindú y alude al "Coloquio de los
pájaros", un poema místico persa. "El fin" narra la muerte de
un personaje literario, Martín Fierro. En "El jardín de los
senderos que se bifurcan", en el centro del relato se halla un
libro como un laberinto, la novela del antecesor del espía
oriental que mata al sinoísta Albert para transmitir el nombre
del puerto que deben bombardear los alemanes. El manuscrito
del anticuario Joseph Cartaphilus, en "El inmortal" es hallado
en "La Ilíada" de Pope; gracias a sus infinitas vidas, el
protagonista fue quizás Homero y también el autor de las
aventuras de Simbad el Marino. En "Tema del traidor y el
héroe", un descendiente de Kilpatrik reconstruye la verdad al
escribir una biografía y, aunque la publica para la gloria del
héroe, conoce muy bien que aquél fue en realidad un traidor y
murió en una representación en la cual se aprovecharon
fragmentos de "Julio César" y de "Macbeth" de Shakespeare.
Como éstas, casi todas las ficciones de Borges aluden a la
literatura, a autores reales o imaginarios, a libros. Los
cuentos salen de otros cuentos, de páginas de filósofos o
poetas; son ecos de lecturas, reminiscencias de autores
admirados. Los epílogos de los libros del propio Borges dejan
constancia de las diversas fuentes literarias de sus
relatos.
Las ficciones se revisten a veces de las formas del ensayo:
notas al pie de página, posdatas, referencias precisas a tal o
cual libro, alusiones a cierta edición verdadera o apócrifa.
Todo ello pertenece a los juegos e invenciones y, a veces, al
humor borgesiano, Junto a nombres de presumible realidad como
los de Berkeley, Schopenahuer y Nietzsche o Bertrand Russel; o
como los de Cervantes, Baltazar Gracián o Whitman; o inclusive
los más cercanos de Alfonso Reyes, Ezequiel Martínez Estrada,
Rodríguez Monegal, encontramos en los cuentos citas de autores
y libros inventados, reseñas y comentarios de las obras de
escritores imaginarios. Así un dudoso volumen de la
Enciclopedia Británica o el verso auténtico de Dante o de
Homero sirven tanto a los propósitos de la ficción como "Las
mil y una noches", "El Quijote" o "The approach to Al-Mutasim"
del abogado Mir Bahadur Alí, de Bombay, autor y novela
inexistentes fuera del cuento.
Pero la literatura y el pensamiento no sólo son el artificio o
pretexto reiterado, sino la esencia de la significación de
algunos cuentos. En "Pierre Menard, autor de Quijote", detrás
del registro de las obras de ese imaginario autor y sus
empeños de reescribir la inmortal novela de Cervantes, Borges
plantea el problema del sentido. El párrafo aparentemente
idéntico al de Cervantes que Menard escribe ya no tiene el
mismo significado. El sentido fluye como el río de Heráclito,
igual y diferente; la significación es historia, percepción
cambiante, signos en movimiento perpetuo.
Los libros son un símbolo de una concepción del universo, como
en la "Biblioteca de Babel", donde "el hombre, el imperfecto
bibliotecario, puede ser obra del azar o de los demiurgos
malévolos" y Dios, un gran libro circular, un libro cíclico.
Esta literatura de la literatura y del pensamiento están en
función de una literatura fantástica. Borges eligió este
terreno para su creación narrativa, para sus cuentos. Lo
fantástico es una zona intermedia entre lo extraño y
maravilloso. Como explica Todorov, ante lo extraño la razón
halla una explicación natural, y ante lo maravilloso, una
explicación que va más allá de lo natural. El narrador
-protagonista de "El gato negro" de Egard Allan Poe trata de
explicar por causas naturales la insólita impresión en
bajorrelieve de la imagen del animal en un muro:
"probablemente la caída de las paredes comprimió a la víctima
de mi crueldad contra el enlucido recién aplicado, cuya cal,
junto con la acción de las llamas, y el amoníaco del cadáver,
produjo la imagen que acababa de ver", nos confiesa. Estamos
pues, ante un hecho extraño. En cambio, en el ámbito de lo
maravilloso, aceptamos las explicaciones sobrenaturales, como
en "Las mil y una noches", cuando el código de la lectura nos
ha preparado para dar fe a los efrits o genios, las alfombras
voladoras o las insólitas transformaciones. Entre lo extraño
y maravilloso, lo fantástico es el terreno de la ambivalencia,
donde caben las dos explicaciones o no cabe ninguna de ellas.
Este es el terreno de los cuentos de Borges. Este es el
terreno de "El Aleph".
Si en unos pocos relatos de Jorge Luis Borges tenemos la
sensación de que domina la convención realista, el escritor se
encargará de borrarla. A veces bastan unas pocas líneas, como
inocente comentario del narrador, para reintegrar el cuento al
campo de lo fantástico. En "Emma Zunz", por ejemplo, hasta
antes del párrafo final, estamos frente al tema de la venganza
de la hija por la muerte del padre. Cuando recibe la noticia
del suicidio de éste, Emma urde una historia para cobrar
aquella muerte y castigar al verdadero culpable de la ruina
familiar, el actual gerente de la fábrica donde trabaja la
obrera Zunz. Antes de matarlo, se entrega a un marino de un
barco que sale esa misma tarde del puerto y justifica ante la
policía los disparos contra el enemigo al declarar que él la
forzó y, por esto, Emma le dio la muerte. En las líneas
finales, el narrador dice: "La historia era increíble, en
efecto, pero se impuso a todos, porque sustancialmente era
cierta. Verdadero era el tono de Emma Zunz, verdadero el
pudor, verdadero el odio. Verdadero también era el ultraje
que había padecido; sólo eran falsas las circunstancias, la
hora y unos dos nombres propios". Es decir, este último
párrafo convierte al cuento en la conjetura de un mundo donde
pierden importancia el espacio, el tiempo, las identidades de
las personas. Otras veces, para socavar los cimientos de la
más sólida realidad, el narrador se confiesa portador de
informaciones contradictorias e incompletas u obtenidas de
fuentes parciales y lejanas, como en "La Intrusa".
Motivos frecuentes del relato fantástico aparecen en los
cuentos de Borges: el doble, como en "El otro" donde el
escritor anciano se encuentra con Borges joven en dos espacios
y tiempos distintos; paralizaciones, retrocesos o retornos del
tiempo como en "El milagro secreto" o "El Inmortal"; mezcla de
fantasía y realidad, intromisión de una en otra, como en
"Tlsn, Uqbar. Orbis Tertiuis".
Subordinados el pensamiento y la literatura a la fantasía, me
parece un peligro en la lectura de Borges atribuirle
ortodoxias o heterodoxias, hacerle defensor de tal o cual
convicción filosófica, o tal o cual idea religiosa.
Religiones y teorías filosóficas fueron para el escritor
argentino ramas e la literatura fantástica. No obstante ¿en
función de qué sentido básico suelen estar esa literatura y
pensamiento de sus ficciones? Me parece que en función de una
visión escéptica y desencantada del universo. Este aparece
como un infinito juego de azares, un laberinto indescifrable.
La realidad tiene la textura frágil de los sueños y la
ilusoria consistencia de las imágenes multiplicadas por los
espejos. El tiempo gira en redondo, "como en la rueda de
ciertas religiones de Indostán ; en esa rueda que no tiene
principio no fin, cada vida es efecto de la anterior y
engendra la siguiente, pero ninguna determina el conjunto".En
este obscuro e indescifrable universo, el bien y el mal
confunden sus linderos. El héroe y el traidor, el verdugo y
la víctima, el buscador y el ser buscado terminan por
confundirse, por ser uno solo.
La literatura refleja pero también agrega algo al mundo:
signos sobre signos, palabras sobre palabras, sueños sobre
sueños. Como en "Las ruinas circulares" el protagonista sueña
en un hijo y a la vez descubre que es soñado por otro, así en
los cuentos del maestro argentino la ilusión de la literatura
quiere descubrir al lector la condición ilusoria de su propia
realidad. Borges dio al cuento en lengua española una
precisión, un rigor, pocas veces antes logrados e hizo de sus
ficciones quehacer de la inteligencia, espacio de reflexión
sobre el conocimiento y la belleza, es decir, literatura de la
literatura y el pensamiento. (C-3).