¿UN MODELO EXITOSO?. Por Alberto Acosta
Quito. 11.09.91. (Editorial). El ministro de Finanzas
-aparentemente convencido- afirmó hace pocos dÃas que "el
modelo económico que el gobierno aplicó, desde que asumió el
poder, es exitoso". Y para sustentar su argumentación desplegó
varios indicadores que demostrarÃan tal aseveración:
estabilización y control de la inflación, recuperación de la
reserva monetaria, crecimiento de las exportaciones,
equilibrio fiscal, a más de una larga lista de reformas
legales con indudables trascendencia para acelerar la apertura
de la economÃa.
Sin embargo, no expuso algunos detalles que relativizan esos
"éxitos", como son, por ejemplo, la influencia que tienen el
incremento de los precios y el aumento de la demanda en los
mercados internacionales para reactivar las exportaciones de
productos tradicionales, no comparó las reducidas cifras de
crecimiento de la economÃa con el mayor incremento de la
población y se olvidó de la escasa capacidad de generación de
puestos de trabajo que tienen la maquila o las zonas francas,
asumidas en conformidad con las condicionalidades foráneas.
Tampoco el ministro completó el contexto en el que fueron
viables algunos de esos "éxitos". AsÃ, no aludió al costo
social de la polÃtica económica aplicada. Aunque, es cierto,
ni el presidente Borja, en su mensaje de agosto, comentó algo
sobre el incremento del desempleo en los últimos años, con una
cifra que ya habrá superado el medio millón de compatriotas
sin trabajo, a más de la situación de subempleo que afecta a
por lo menos una de cada dos personas en capacidad de
trabajar.
Realidad que tiene pocas posibilidades de recuperación
mientras dure lo que el presidente del Frente Económico define
como "activación", que más se parece a una recesión y que,
gracias a la férrea austeridad fiscal desplegada en los
últimos meses, impacta con creciente fuerza en el sector de la
construcción pública y privada, sector que, en el corto plazo,
podrÃa absorber un mayor número de operarios.
Pero, peor que eso, el ministro pretendió alinear entre los
"éxitos" del modelo a la situación de los salarios. "La
polÃtica salarial es congruente, pues se ha logrado mantener
el nivel adquisitivo de los ecuatorianos", afirmó sin
inmutarse el ministro Better.
ÂNada más lejos de la verdad! Si se toma como referencia la
relación entre el salario mÃnimo vital y las variaciones del
Ãndice de precios al consumidor -consciente de que los dos no
necesariamente coinciden con las cifras reales- se constata,
por el contrario un constante deterioro de los salarios. El
ingreso de cuatro mil sucres vigente en 1980 -calculado en
sucres de 1979- representó un valor real de 3.756 sucres
mientras que los 44 mil sucres del salario mÃnimo de 1991
equivalen a menos de 1.200-, sucres de 1979.
Y si el cálculo se realiza para el perÃodo de este gobierno
exclusivamente, la tendencia decreciente se repite por igual:
los 22 mil sucres aprobados en septiembre de 1988 sólo
representaron 20.484,- sucres de agosto del mismo año,
mientras que los 44 mil sucres de 1991 son inferiores a 13 mil
sucres de 1988. Situación distante de lo que se podrÃa
esperar de un -socialismo democrático- que según el secretario
de Estado, inspirarÃa la gestión del gobierno...
Por otro lado, ni siquiera el supuesto control de la inflación
es tan maravilloso como lo pinta la ilusión oficial. Para
nadie pasa desapercibido que, luego de que el ritmo
inflacionario bajó en unos cincuenta puntos en el año 1989 -de
casi 100% en marzo a un 54% en diciembre de dicho año-, el
nivel de precios mantiene un pesado ritmo de crecimiento
cercano al 50%, en tanto el gobierno sigue empecinado con la
aplicación del mismo modelo monetarista en medio de una
realidad que cambia permanentemente. Por lo que el modelo,
con claros sÃntomas de agotamiento, ahonda cada vez más los
problemas sociales y mantiene invariable su incapacidad para
responder en forma estructural a los crecientes retos del
sector productivo.
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Explored
Autor: Alberto Acosta - Ciudad N/D
Publicado el 11/Septiembre/1991 | 00:00