Quito. 02.01.93. John Nazario Scopetta, antiguo propietario de
la Empresa Eléctrica del Ecuador, Emelec, admitió, en una
violenta carta dirigida a este diario, que el 6 de octubre de
1992 suscribió un contrato de compra venta de Emelec, con el
grupo venezolano encabezado por Víctor Gill Rodríguez. Añade
que después celebró un nuevo contrato con el financista
guayaquileño Fernando Aspiazu Seminario, porque no se habían
cumplido cuatro condiciones señaladas en la cláusula tercera
del primer contrato. Sin embargo, Scopetta no explica en que
forma no se cumplieron las condiciones, ni refuta el hecho de
que las cláusulas resolutorias se firmaron a favor del
comprador y no del vendedor.

Scopetta tacha de injuria calumniosa la información de HOY de
que vendió simultáneamente a dos compradores la empresa. Este
diario logró en efecto establecer que el grupo venezolano
depositó el pago de los primeros 19 millones de dólares en el
Banco Aliado Internacional NB de Curazao, porque Scopetta se
negó a recibir el dinero. Para entonces había conseguido
negociar la empresa con otro comprador a mejor precio. El
comprador venezolano notificó por mensajero judicial o
notarial de dicho pago a J.N. Scopetta en su oficina de Miami.
Los primeros compradores estudian la posibilidad de
enjuiciarlo por incumplimiento.

En base de semejantes antecedentes, las informaciones de HOY
de que Scopetta vendió a dos compradores y de que no cumplió
con el primer contrato se ajustan a los hechos.

Fue tan en firme y definitiva la primera venta que fue
notificada por Scopetta al ministro de Energía, Andrés
Barreiro Vivas, el 5 de octubre de 1992. Barreiro cuando fue
preguntado por HOY sobre la doble venta, dijo no conocer el
asunto. La carta de notificación se publica en un recuadro
aparte en esta misma edición.

HOY no emplea ningún calificativo respecto a Scopetta que
dice haber sido tachado de "estafador". En relación a la suma
adelantada, en realidad se trató de 200.000 dólares como el
mismo diario precisa en sus entregas posteriores. Scopetta,
personaje inaccesible y misterioso, reclama no haber sido
consultado, cuando los diarios no han logrado siquiera tener
una foto suya, ni nadie recuerda haber escuchado su voz o
leído sus declaraciones a los largo del complejo tema Emelec.

La carta de Scopetta

Le versión textual de la carta del empresario Scopetta a este
diario dice textualmente lo siguiente:

"La injuria calumniosa que a cinco columnas despliega el
Diario de su dirección en la primera página de la edición del
sábado 26 de diciembre no puede quedar sin respuesta.

Mas aún cuando la reitera en su edición del martes 29 del
mismo mes.

En efecto, el Diario me acusa de haber vendido
"simultáneamente" La Empresa Eléctrica del Ecuador INC.
(EMELEC) a dos compradores.

Igualmente me acusa de haber recibido un anticipo por
"millones de dólares" del grupo venezolano encabezado por el
señor Víctor Gill Rodríguez y de haber incumplido el contrato.

Esta "insólita doble negociación" parece haber sido, según
ustedes, el "factor oculto" que empujo al gobierno nacional a
hacer valer su opción de compra.

En conclusión, señor Director, según su Diario yo soy un
estafador que ha engañado a dos compradores y se ha apropiado
indebidamente de varios millones de dólares anticipados por
uno de los dos grupos interesados.

Durante mucho tiempo he estado acostumbrado a que politiqueros
de oficio, columnista prejuiciados y regionalistas e incluso
empresarios ávidos de captar "los fierros viejos" de la
empresa, difundan noticias distorsionadas deformando una
verdad que al cabo de varios años ha salido finalmente a
relucir.

He tolerado los vejámenes de buena parte de la clase política
ecuatoriana ejerciendo mi defensa sin escándalo y a través de
los mecanismos garantizados en los contratos que Emelec
suscribió con la República del Ecuador.

Pero lo que realmente resulta insólito es que un Diario serio
como el HOY asuma como verdad absoluta y sin preguntarle a la
contraparte una versión proveniente de algunos de los sectores
que antes he mencionado y la difunda como la principal noticia
el Diario.

Incluso, el día de hoy, el Diario intensifica su ofensiva y
convertido ya desembozadamente en abogado del grupo
venezolano, afirma que incumplí el contrato.

Hubiera resultado tan sencillo y decente efectuar una pequeña
investigación y evitar la injuria.

Lamentablemente, debido quizá a la evidente influencia que
tiene en su Diario un conocido político que perteneció al
gobierno que trato de confiscar EMELEC, o debido talvez a la
nueva y turbia influencia de algún grupo financiero, cuyo
asesor es un conocido abogado socialista de Guayaquil, el
Diario ha caído en el triste e indignante error de
calumniarme. Lo cierto es que el 6 de octubre de 1992 se
suscribió con el grupo encabezado por el señor Víctor Gill
Rodríguez un contrato de compraventa sujeto a perfeccionarse
si se cumplían cuatro condiciones claramente detalladas en la
cláusula tercera de dicho contrato.

Como las condiciones no se cumplieron las partes quedaron en
libertad de resolver el contrato.

Mi representada ejerció su derecho y procedió a negociar la
Empresa con un nuevo grupo.

Esto, tan claro y sencillo, significa que los propietarios de
EMELEC esperaron el vencimiento del contrato y el cumplimiento
de las condiciones por parte del grupo venezolano.

Al vencerse el plazo sin cumplirse las condiciones, se efectuó
la segunda negociación con el grupo liderado por el Dr.
Fernando Aspiazu, negociación que era mas conveniente para los
propietarios de la Empresa, lo cual es perfectamente legítimo.

La fantasía de haber entregado l9 millones de dólares a un
notario público solo existe en la calenturienta mente de quien
escribió la nota, pues jamás notario alguno me notificó tal
particular.

Tal parece que el Diario se ha dedicado con audacia a repetir
las versiones de una sola de las partes sin escuchar a la
otra.

Lo cual desdice del periodismo objetivo e imparcial que dice
practicar el HOY.

No hay peor ciego que el que no quiere ver, y si ese es el
caso del Diario de su dirección, podré continuar repitiendo
cientos de veces mi verdad sin que la noticia sea recogida con
fidelidad.

A pesar de ello, he considerado indispensable aclarar el
infundio, pues no hay derecho que un medio de comunicación
abuse de su poder a tal punto de pretender, con la calumnia,
afectar primero la honra ajena y después un proceso de
negociación que luego de l0 años tortuosos está llegando a su
fin.

Le rogaría publicar esta carta en un espacio relevante, pues
las noticias que la han motivado aparecieron en las primeras
páginas del Diario en las ediciones del sábado 26 y martes 29
de diciembre.

A propósito, los U. S. $200.000,oo que ustedes indican en su
edición del 29 de diciembre se me entregaron como anticipo (en
la edición del 26 eran "varios millones de dólares) fueron
devueltos al señor Víctor Gill a pesar de que la cláusula
séptima del contrato respectivo me permitía conservarla.

Pero de esto, ustedes no dicen nada.

Atentamente,

John Scopetta" (5A)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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