Quito. 14.01.94. Los estantes de los almacenes de música están
repletos de discos de artistas extranjeros. Saltan a la vista los
posters de Madonna y Luis Miguel, y los casetes de Juan Luis
Guerra, Carlos Vives y Los Fantasmas del Caribe.

En una esquinita, pequeña y escondida, están los discos del dúo
Benítez-Valencia, Julio Jaramillo y uno que otro grupo
folclórico. Y más allá, entre el producto de realización, un
montón de ritmos ecuatorianos se mezclan con los rostros de
artistas quiteños y guayaquileños que nunca hemos visto, aunque
pertenecen a los afortunados artistas, que después de todo, algún
día lograron registrar sus canciones...

Sí, porque grabar un disco en el Ecuador es casi imposible. Una
meta a la que llegan pocos músicos, y eso después de largos
ruegos a las casas disqueras, peleas con los productores, mimos a
los radiodifusores... y todo, para ganar el 7.5% del valor del
disco, es decir, alrededor de 728 sucres por unidad; eso, si los
discos se venden, porque, para colmo de males, si grabar un disco
es dificilísimo, venderlo es casi imposible porque la música
nacional no es algo que llame la atención en la actualidad.

¿No hay calidad?

Marcos Espinoza, gerente de la disquera JD Feraud Guzmán, explica
que el problema de la grabación y difusión de discos de artistas
ecuatorianos se debe, entre otras cosas, a que la música nacional
hoy no vende en lo absoluto. Al momento las casas disqueras,
dice, se mantienen gracias a la venta de los discos de artistas
extranjeros, porque los de música nacional no permiten recuperar
la inversión de la empresa.

"Producir un disco de música nacional resulta mucho más caro que
representar a marcas extranjeras" asegura Espinoza, quien explica
que para hacer un disco extranjero se dispone ya de la cinta
musical; se entrega únicamente 175 sucres por regalía autoral; y
se paga regalías a las marcas internacionales solo cuando se
sobrepasa el margen de los discos introducidos al mercado.

En el caso de la producción de discos de música nacional, la cosa
cambia. La hora de estudio cuesta 18.600 sucres. Para hacer un
sencillo se necesitan ocho horas y para un LP, entre 50 y 60
horas. Cada canción arreglada cuesta 200.000 sucres; cada músico
cobra entre 60 y 80.000 sucres por tema, y generalmente se
necesecitan siete u ocho músicos. Además está el precio de la
difusión, que también corre a cargo de la casa disquera.

Y con todos estos costos, dice Espinoza, semanalmente llegan
mínimo dos propuestas de artistas nacionales que están deseosos
de grabar sus canciones. Sin embargo, JD Feraud Guzmán no ha
grabado música nacional desde hace más de un año, porque "no hay
buenas obras". "Tenemos el propósito de grabar, queremos
auspiciar pero no nos dan a escoger. No hay variedad en las
canciones que nos traen, y sobre todo, no hay calidad entre los
autores. Además, hay música que no funciona porque llega a un
grupo muy reducido de personas; comercialmente a este grupo no
hay como darle lo que quiere porque el costo sería demasiado
alto". En este sentido, Espinoza acepta que una casa disquera no
puede pensar en las minorías.

"Mientras no aparezcan buenos valores artísticos y buenas obras,
nosotros no haremos nada. Al momento estamos en un compás de
espera, pues ya nos cansamos de pelear contra todos los piratas,
y no hemos tenido apoyo ni de los autores, ni de los artistas ni
del Estado", dice Marcos Espinoza, que aclara que una disquera
debe "navegar al ritmo de la corriente si quiere recuperar el
dinero invertido".

Leyes que no se cumplen

Por su parte, Eduardo Brito, músico-compositor y presidente de la
Sociedad de Autores y Compositores Ecuatorianos (SAYCE) señala
que el problema por el que atraviesan los músicos en nuestro país
se debe a la escasa voluntad política para hacer cumplir las
leyes existentes. "El Estado debe controlar la importación de
discos, que generalmente es ilegal" dice Brito, y agrega que
además existen otras leyes que no se toman en cuenta, como es la
Ley de Radiodifusión, que señala que las radios ecuatorianas
deben difundir la música nacional. "Pero ocurre lo contrario, las
radios se han extranjerizado. En ellas la música nacional sólo es
un relleno. A esto es lo que se enfrenta un artista que quiere
grabar un disco".

Y a pesar de que existen las leyes necesarias, Eduardo Brito
manifiesta que sí son indispensables ciertas ajustes legales,
porque, por ejemplo, la ley del Derecho del Autor nació en 1976 y
desde entonces no se ha reformado, por lo que hoy los
compositores musicales, por regalías autorales, reciben la misma
cantidad de hace 17 años.

El problema para el presidente de SAYCE parte desde la misma
concepción del Estado, que "no se ha preocupado por explotar la
industria musical, aunque sea por los recursos que esta puede
generar para la economía del país, como sucede en los países
europeos, donde representa el 15% del Producto Interno Bruto".

Por amor al arte

¿Y qué dicen los músicos y compositores frente al problema de la
producción y difusión de su arte?

Gonzalo Benítez, compositor de música nacional que tuvo la suerte
de grabar con facilidad durante toda su vida artística -pues
recibió permanentemente propuestas de las casas disqueras- nos
cuenta que hoy recibe 35 centavos por cada unidad que vende, por
lo que al año gana menos de 100 mil sucres por la venta de su
trabajo artístico.

"Nosotros - el dúo Benítez-Valencia- teníamos la suerte de poner
los precios a nuestros discos, pero a los otros músicos no les
ocurría lo mismo. Ellos estaban sujetos a lo que diga el
productor. Cuando me dediqué a producir mis propios discos me di
cuenta de que se gana mucho más como productor que como artista,
y me di cuenta también de la explotación a la que somos sometidos
sin ningún tipo de ley que nos proteja".

Para músicos más jóvenes, como los que pertenecen al grupo "Son
Guajira", el problema de la grabación de discos no se debe a la
falta de calidad de los músicos, sino a la falta de auspicio de
empresas públicas y privadas, que están más interesadas por
difundir la música comercial que viene de fuera.

"En nuestro país todo está negado, por eso los músicos deben
correr con todos los gastos de la grabación. Lo grave es que para
grabar un disco, hace dos años, mínimo se necesitaba un millón de
sucres" dice Víctor Cueva, bongolero de Son Guajira, que nos
cuenta que algunos grupos ecuatorianos como "Nuevo Amanecer"
tuvieron que salir del país para grabar sus canciones y tener la
seguridad de vender discos de música folclórica que son más
valorados en el extranjero.

"Claro que se puede grabar un disco cuando se tiene dinero, eso
sucede con los rockeros de nuestro país, que tienen poder
económico. Pero si no se tiene los medios, como nosotros, se
lucha por difundir aunque sea por los medios más rústicos.

Nosotros hacemos trueques con el Municipio, por ejemplo, que a
cambio de nuestras presentaciones nos presta sus estudios de
grabación".

Los rockeros del grupo "Karma", que están por sacar su primer
disco, también consideran que para grabar música en Ecuador hay
que contar con medios propios, porque "encontrar alguien que te
financie es muy raro".

El baterista del grupo, Ivys Flies, dice que "hay que hacer lo
que sea necesario para grabar, porque es la única forma de
difundir tu arte, y tener la oportunidad de sacarlo del país".

Sin embargo, señala, que se trabaja por amor al arte y por la
necesidad de difundir lo que se hace, porque eso sí, los costos
no se recuperan". (4B)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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