Quito. 01.08.93. Multiplicidad es una palabra clave si se
habla de Alemania. Multiplicidad de ciudades y de paisajes. Un
fuego artificial de arte y de cursilería de comercio y de
cultura. Contrastes y contradicciones aparecen juntas en los
espacios más reducidos. Referirse a Alemania es encontrar
diferentes facetas.

Formamos parte de un viaje organizado por Lufthansa como
preámbulo del programa turístico "Bienvenidos a Alemania" que
pretende ofrecer al turista, en tiempo récord, los más grandes
encantos de la Alemania actual.

Compartimos días inolvidables de verano en los que el sol no
fue tan favorable, pero que tampoco fue un obstáculo para
pasear, conocer y admirar a la gente que por esta época usa
vestimenta floja y se lanza a las calles en un trajín no tan
intenso pero constante, incluso a bordo de bicicleta que es el
medio de transporte más rápido y seguro porque cuenta con
carriles de circulación exclusivos.

En este país europeo el inconveniente para un ecuatoriano es
que todo funciona como un reloj. Puntualidad es la norma.

Es parte de las costumbres del alemán común el respeto y el
cuidado de los bienes públicos y la conciencia arraigada que
hay sobre la conservación ecológica. Las ciudades germanas son
monumentos ecológicos rodeados de jardines, bosques y parques,
un golpe etéreo al espíritu.

La puerta de Europa

En el recorrido era insalvable ir a Francfort núcleo del
comercio y del turismo en Europa central. Posee la estación
ferroviaria más frecuentada de Europa y la red de autopistas
más importante de Alemania. Con un paisaje urbano que
equilibra entre lo moderno y lo tradicional en donde se puede
encontrar edificios de 250 metros de altura hasta elementos
arquitectónicos del siglo XIII, más de 40 museos desarrollan
un variado ambiente artístico y cultural, 13 de ellos ubicados
en la llamada "orilla de los museos", en pleno centro, que se
convierte además en una introducción a las construcciones
europeas más jóvenes e interesantes.

A más de estas atracciones existen teatros y restaurantes en
donde es frecuente escuchar notas de jazz en saxofón y piano,
un ritmo muy tradicional en esta parte de Alemania en donde la
música tiene cultores de todas las edades y sexos. Francfort
es la capital secreta mundial del comercio de libros, en donde
se instalan 500 editoriales y sucursales con ocho mil
expositores diferentes.

Entre los sitios de atractivo visitamos la Casa de Gohete, el
notable poeta alemán a quien se le guarda un verdadero rito de
cariño y respeto. Este lugar posee un conjunto de habitaciones
de tipo barroco adornadas con pinturas clásicas de enorme
valor; roperos, muebles, utensilios y espejos han sido
avaluados en cantidades astronómicas y un objeto de estos
puede costar hasta 700 mil marcos. Los conservacionistas se
han encaprichado tanto en la reconstrucción de este centenario
inmueble que ordenaron la fabricación de clavos de cabeza
cuadrada para unir los pisos, similares a los originales, así
como unos curiosos vidrios de cristal soflado originarios de
Checoslovaquia. Es decir una fineza para el más exigente
anticuario.

El barrio antiguo ha sido convertido en una célula de
restaurantes y fondas con enormes barriles de cerveza en donde
la algarabía de los germanos es inconfundible y causa
extrañeza a los turistas que caminan por las cortas
callejuelas alumbradas con brillantes faroles de hierro
forjado.

Una noche en Hamburgo...

Dejamos Francfort para abordar el Intercity Express (ICE), un
ferrocarril color blanco aluminiado y de líneas modernas
provisto hasta de un completo restaurante que en cuestión de
tres horas y media y a 400 kilómetros por hora nos conduce al
puerto de Hamburgo; es decir al doble de velocidad que un
automóvil y a la mitad que la de un avión. Parece que vuela y
se devora uno tras otro los túneles ferroviarios dejando
estelas a su paso y haciendo rápidas presentaciones de las
verdes campiñas y pueblecitos alemanes.

Hamburgo es puerto de contrastes, centenaria metrópoli que
tiene la mejor calidad de vida de Alemania.

Es una ciudad verde orillada por ríos, tiene una cantidad de
parques, avenidas y canales sin parangón alguno. La cultura en
Hamburgo es tan vital como su gastronomía y sus tiendas o su
vida nocturna.

A decir de sus orgullosos habitantes, tiene la ópera más
antigua de Alemania, con 300 años de trayectoria y 40 museos.

Si bien Hamburgo carece de monumentos posee bastante agua, el
80% es puerto, 180 tipos de religiones, mesquitas, una
sinagoga y cuatro iglesias escandinavas, 2.400 puentes y casas
barrocas de ladrillo.

A orillas del Elbe está enclavada la zona residencial más
exclusiva en donde es fácil apreciar el buen gusto
arquitectónico. Estas edificaciones cuentan con amplios
jardines, atracadero propio desde el cual los residentes
pueden navegar al centro de la ciudad y hasta una calle que
tiene un singular horario de circulación vehicular: de 07h00 a
11h30 en sentido este-oeste y de 11h30 en adelante de oeste a
este, sin que esto signifique abusos o complicaciones a sus
habitantes. Todo está fríamente calculado. En este exclusivo
lugar la casa más barata puede costar hasta tres millones de
dólares. En el siglo IX este puerto era una ciudad tranquila
de pescadores y comerciantes. Hoy es la meca de la hotelería.
Cuenta con hoteles de hasta 268 habitaciones. Uno ubicado en
Cuatro Estaciones fue adquirido por un consorcio japonés en
240 millones de dólares. De sus tiendas que decir se encuentra
de todo lo más exclusivo.

Pasadas las 22h00 muchos hamburgueses aprovechan al máximo las
pocas horas de oscuridad que poseen, aunque los locales de
tolerancia no tienen hora de cierre y su fama radica en que
ofrecen de todo.

Transmitiendo entusiasmo el viernes por la noche gente de toda
condición camina presurosa por la principal avenida del barrio
El Golfo a lo largo de los cafés, restaurantes, salas de
streep tease, salones de masaje, sex shops, cabinas de video y
discotecas de variedad.

Un mundo aparte y sin tabu en donde se encuentra las famosas
vitrinas en las que guapas, esculturales y bronceadas rubias,
que me traen a la mente la imagen de las populares barbies, se
exhiben bajo luces fluorecentes y sedas, con minúsculas
tangas.

Ofrecen sus servicios por 500 marcos (unos 600 mil sucres) y a
cualquier postor.

Aquí no funcionan las diferencias raciales ni las reverencias.

En las cercanías existe una discoteca exclusiva para mujeres a
la que asisten muchos galanes que observan la etiqueta y que
se ubican discretamente en unas mesas y en las barras. En la
entrada hay un vigilante elegantemente vestido que retira
cuidadosamente los abrigos de las decenas de mujeres, incluso
algunas bastante maduras, que al primer sonido de saxofón o
música disco sacan a bailar a los galanes de su preferencia.
El único inconveniente para los del sexo fuerte es que no
pueden negarse y deben bailar aunque no les convenga.

El Golfo se hizo para todos y sin inhibiciones. El sitio es
apto para todos aunque creo que debería estar vedado para los
cardíacos.
EXPLORED
en Ciudad N/D

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