Quito. 22.08.93. Bolerista, cantante, estrella, productor de
televisión, defensor de la radio. Tiene 73 años. Casado, dos
hijos, seis nietos, una vida apacible y emotiva, el amor todavía
es fuerte "como el amor se debe entender: entender los buenos
ratos y los malos ratos, acordarse siempre de los buenos ratos y
esperar a que los malos pasen".

Hugo Romani. A los dieciocho comenzó a cantar en Mendoza. Era
técnico de petróleos y entró a trabajar en campos petroleros. En
los campamentos retirados de la ciudad, los sábados se armaba la
fiesta con todos los empleados, unos cincuenta. También se
invitaba a chicas de la ciudad, los compadres, las mismas mamás
que añoraban a los hijitos petroleando, mendoceando. Y la
guitarra hacía su aparición, fantasma guitarra, fantasma el mismo
Hugo que las cantaba todas, a todas.

Canciones de María Grever, Ortiz Tirado, Ana María González,
Pedro Vargas, Juan Arvizu, los de moda, los que se escuchaban más
en la Argentina y que "son los padres de los cantantes
latinoamericanos, ellos nos enseñaron a cantar, eso no lo puede
negar nadie". Entonces vino el convencimiento y el "¿por qué
no?", y se fue a cantar en la radio.

Viejito como yo ahora

Así que "pedí traslado a la ciudad y me fui donde un profesor de
canto, Juan Díaz Andrés, un mundialmente famoso tenor radicado en
Mendoza, viejito como yo ahora; me enseñó a cantar".

Así aprendió a cantar, pero no como los maestros tradicionales
enseñan. Aprendió como se dice amor, como se dice te quiero,
"esas perlas que tú guardas en tan bello estuche", como se
interpretan todas esas palabras con el compás del bolero. Luego,
la presentación en la radio y el primer contrato de tres meses,
en Mendoza siempre, bueno ...casi. "Ahí empezó mi vida, mi vida
como artista".

Al poco tiempo ya estuvo en la capital. Radio "Splendid" se ocupó
de contratarlo y de ponerlo al aire a las cuatro de la tarde,
justo antes del mate. "Hora muy mala para un cantor de bolero". Y
el primer programa y el segundo y el tercero y no pasó del cuarto
cuando ya estaba a las nueve de la noche cantando, compitiendo
con los duros, los artistas de renombre en Buenos Aires. Las
estrellas del mismo horario: Libertad Lamarque, Hugo del Carril,
Charlo, Alberto Gómez, René Cóspito, Francisco Canaro, Eduardo
Almarni; todos a las nueve de la noche cantando, sintonizando el
bolero de su público y su público al aire.

En radio Splendid "el director artístico de la firma Orión
-casualidad nos dice- me citó para grabar seis canciones". El
éxito se aproximaba. "Luego seguí grabando, seguí grabando y
completé más o menos trescientas canciones".

150 discos bajo el brazo

"Las giras comenzaron por el año 1947, cuando debuté en Caracas
en el programa Caravana Philip Morris, uno de los más importantes
de Caracas, porque ahí trabajaban las principales estrellas de
todos los países". Así, cantando en las radios, se triunfaba en
esos tiempos. La radio, para la mitad del siglo, era el único
medio masivo gigante, toda la vida artística se manejaba desde
los micrófonos de las "A eMes" en vivo; no había televisión. "Aún
así, hoy la televisión no ha desplazado a la radio, que se está
imponiendo de nuevo en todo el mundo", y un disco de Romani sigue
dando vueltas en una radio lejana, cercana, en cualquier lado
donde haya público. "El disco es la radio; lo que oyes te impacta
siempre, lo recordás; en la televisión hay que ver, oír y
recordar de una sola vez, mucho más difícil. La radio ha sido lo
más importante para todos los intérpretes de todos los géneros
musicales y creo que nunca va a dejar de serlo".

"Querida vuelvo a conversar otra vez contigo..."

Caravana Philip Morris le abrió camino. Luego, Maracaibo; más
tarde Puerto Rico. De regreso a Maracaibo. Y Bogotá en la mira.
"Recorrí todo Colombia durante dos meses".

Y de Colombia a Ecuador. Año: 1947. Lugar: Guayaquil, Radio
Cenit, de Washington Delgado Cepeda. "Llenamos el American Park,
que era un parque de diversiones, por cuatro días consecutivos,
unas diez mil personas". La gira, espléndida. Y para acabar el
año, Lima. De Perú a Chile y a Mendoza "a visitar a mi madre".

Para el 48, Hugo Romani se va a Buenos Aires y ahora sí debuta en
radio Cristal "a las diez de la noche. Un gran programa, con una
gran orquesta, gigante -45 músicos-, para luego seguir grabando".

Un palco grande para Romani fue la confitería Goyescas, donde se
presentaba lo más granado que pisaba Argentina.

La segunda gira abarcó Uruguay, Brasil, Perú, Ecuador, Colombia,
Venezuela, Puerto Rico, República Dominicana, Cuba, Nueva York,
todo esto antes que se acabe el 48. "Así se sucedió mi vida".

-¿Cuánto tiempo?

-Quince años, hasta que paré en 1958, para dedicarme a la
producción de televisión y a la contratación de artistas, entre
ellos un muñequito que se llamó Topo Gigo.

-Hummmm .... Topo Gigo, ja ja ja...

-Y así como de Topo Gigo te puedo hablar de Tom Jones, Frank
Sinatra, Dean Martin, Palito Ortega (fui su apoderado) que ahora
está de gobernador de la provincia de Tucumán y suena como
presidente de la República para el 95...

-¿Cuánto tiempo duró en producción de televisión?

-Hasta ayer (risas). ...Sigo cantando.

-Siempre con el mundo artístico...

-Siempre, siempre; o produciendo o contratando artistas
importantes -a Frank Sinatra lo contratamos-, pero a raíz de la
publicación del libro "Cien años de bolero", donde me dedican
ocho páginas -a pesar de ya no cantar oficialmente hace cuarenta
años- su autor Jaime Rico Salazar me insinuó hacer un mano a mano
con Leo Marini. Yo pensé que me iba a pasar como una locomotora,
Leo Marini es más popular, ha cantado con la Sonora Matancera,
con la Guarachera, por eso fui a ver a un profesor de canto y a
un médico. "Perfectas condiciones" fue el veredicto y me preparé
con las mismas canciones que grabé hace 45 años, porque la gente
no quiere escuchar boleros nuevos. Y así hicimos un espectáculo
que se llamó "Cien años de bolero cantándole al corazón" en
Bogotá. Leo Marini y yo encabezábamos este espectáculo, estábamos
en los afiches y todo, hubo más de diez artistas, cantantes
profesionales de primera línea.

- ¿Hace cuánto fue esto?

-1991 y la prensa nos recibió excelentemente, recibió al bolero
en realidad. Trabajamos en todo el país. En 1992 se produjo una
feria en conmemoración de los 500 años del descubrimiento de
América, también en Colombia. Ochocientos artistas para esta
ocasión. Juan Gabriel, Xuxa, Luis Miguel, por ahí estoy yo, Leo
Marini por acá, Los Visconti por allá, los Ratones Paranoicos por
acá, bueno todo un elenco. Un gran acontecimiento. La prensa
comienza a halargarme mucho, que canto mejor que antes, que es
maravilloso como me he mantenido y ahí es cuando me entregan el
disco de oro, en junio de 1992. Termina mi actuación en Colombia
(Cali, Medellín, Barranquilla) y me hace una invitación el dueño
de Añoranzas en Nueva York, para que me presente nuevamente por
dos semanas. Añoranzas es una sala de espectáculos muy
importante.

-¿Y?

-Catorce días a sala llena, que yo no esperé. ­Cuarenta, cuarenta
y un años de no cantar y la gente me fue a ver, hasta llenar la
sala; gente de toda Latinoamérica! Todo esto gracias, también, a
la radio. Mis discos siguieron en el aire y la gente no me
olvidó. Mis discos en manos de la televisión y no sé qué hubiera
pasado. Por eso para todos los cantores será siempre más
importante la radio.

-¿Igual cariño al bolero y a la radio?

-Yo sí que le tengo cariño al bolero. Hay gente que dice que el
bolero decayó porque salió la balada, que arranca con Palito
Ortega, con Sandro, con Leo Dan -los de la nueva ola, a comienzos
del sesenta hasta los setenta y cinco.

-¿De ahí se vuelve a escuchar bolero?

-El bolero nunca se dejó de escuchar.

-Sí, pero hoy se siente que los jóvenes no rechazan al bolero,
sino que lo han adherido a su compendio de música, a su
cotidianidad.

-Yo tengo seis nietos y trescientos boleros grabados. Mis nietos
tienen todos mis discos en la casa. Nunca los escuché cantar un
bolero mío. Nietos y nietas que van desde los trece a los
dieciséis. La gente dice que al bolero lo salvó Luis Miguel (que
particularmente me encanta) pero no es así. A Luis Miguel lo
salvó el bolero porque él, siendo un gran artista, un gran
baladista, estaba en decadencia. Porque hay ciclos en la vida en
que la gente va cambiando de gustos. Vino la balada, después el
rock, luego un rock más pesado, el rock and roll nacional y el
americano y hay un solo rock and roll en la vida, que es el que
se hizo en Estados Unidos. La gente ya no llenaba los estadios
con Luis Miguel. Así, con una gran inteligencia, los que manejan
a Luis Miguel, entre ellos Manzanero, lo prepararon dos años para
este disco de boleros que sacó y es así como el bolero le toca la
campana, hasta la de la garganta, y le salva. Si Luis Miguel
hubiera cantado diez temas inéditos y los hubiera impuesto sobre
todos los demás artistas y canciones, entonces sí podríamos decir
que él es el que salvó al bolero. Ahora Luis Miguel logró un
milagro que no lo consiguió ningún cantor de bolero, incluido yo:
hacer cantar boleros a los niños, a los adolescentes, a la
juventud, a los adultos y a los viejos. El milagro es unir a
todas las generaciones con un solo canto: el bolero, pero boleros
que se conocían hace cincuenta años.

-Bueno y ahora con usted, que cantó en Colombia, que recibió el
disco de oro, que cantó en New York, ¿y ahora qué?

-Ahora estoy viniendo de Méjico, donde me invitaron para que
diera una serie de charlas en la radio de lo que era el bolero
cubano, el mejicano y el sudamericano. Hice diez programas para
ese propósito. Y probablemente estaré en Ecuador por invitación
de mi gran amigo Enrique Gallegos Arends.

Sí. El viernes 17 de septiembre estará aquí. Se presentará junto
a Mario Clavel en el Teatro Capitol y en Sabor Latino. Y otra vez
llenará todos los puestos ... porque parece que los años no le
pasan. (DOMINGO p.6-7)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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