Quito. 07 jul 96.

Golpes de Estado, fraudes, asesinatos, intrigas de la política.
Tales fueron las razones para que muchos y quizá la mayoría de
notables ecuatorianos no llegaron al poder. Personajes que
fueron la referencia política de su tiempo y que lo fueron
todo, menos presidentes de la República.

Casos como el del General Julio Andrade, asesinado para que no
se candidatice a la presidencia porque era seguro su triunfo.
Historias como la de Francisco Arízaga Luque o Carlos Guevara
Moreno, quienes desde sus respectivos estándares tuvieron
grandes posibilidades. Pero nunca lo lograron.

A lo largo de la historia de este siglo se repiten hombre y
nombres. Jacinto Jijón y Caamaño, Asaad Bucaram o Raúl Clemente
Huerta, son ejemplos de perseverancia que, en su caso, no
premió ningún esfuerzo, aunque haya costado carcelazos y
permanentes sacrificios.

Al final del siglo XX, precisamente hoy, se enfrentan también
dos personajes que han sido protagonistas en los últimos quince
años. Entre los dos hay cinco campañas fallidas y han anunciado
que tal vez ésta sea la última. ¿Será Nebot o será Bucaram,
quien jamás llegue al sitio más alto de la política ecuatoriana.

18 elecciones perdidas

Erase una vez un territorio que se llamaba Ecuador, y cuyo
nombre histórico fue "Quito". El país de Quito que luchó por
su independencia y fue incorporado a Colombia.

Esta porción de territorio americano perdió su nombre
histórico y se quedó con uno geográfico, gracias a las
ambiciones de un Juan José Flores que buscó una "zatrapía"
propia, y otro tanto de celos regionalistas de parte de
cuencanos y guayaquileños, quienes no admitían que ese nombre
representara a todos los habitantes.

En ese laberinto del país que se formaba recién luego de 8
años Flores sería presidente de la nueva República. Pero hubo
un gobernante en el vaivén de esos tiempos que participó en 18
elecciones sucesivas y siempre perdió por un voto. Nunca fue
presidente de la República. Fue el poeta José Joaquín Olmedo,
autor de "Mi delirio sobre el Chimborazo" y uno de los
fundadores de este país. En la última oportunidad perdió
definitivamente ante el comerciante guayaquileño Vicente Ramón
Roca. Vicente Rocafuerte lapidaría esta injusticia con una
frase: "La vara del mercader ha vencido a la musa de Junín".

"Ya entonces se demostraba cómo el poder económico superaba en
las elecciones a las dotes del intelecto de Olmedo", dice al
respecto el historiador Jorge Núñez.

La misma injusta suerte habría de recorrer Pedro Carbo, el
histórico líder del liberalismo durante la mayor parte del
siglo XIX antes que llegase Eloy Alfaro. Francisco Javier
Salazar es otro brillante personaje, militar y político, quien
en 1891, siendo el candidato con mayores posibilidades muere
de fiebre amarilla, y lo sucedió como candidato Luis Cordero.

Camilo Ponce y Ortiz, abuelo de Camilo Ponce Enríquez y
bisabuelo de Camilo Ponce Gangotena, y Horacio Mora, un gran
cacaotero de Guayaquil, fueron candidatos frustrados porque en
las elecciones donde disputarían la presidencia de la
República no se llegaron a realizar: las denuncias sobre lo
que se llamó "la venta de la bandera" provocan una crisis
política que obliga a la renuncia de Cordero. En ese juego
político estalla la revolución liberal.

De Alfaro al "armariazo"

Camilo Ponce y Ortiz había sido un líder de amplia
trayectoria. Fue ministro de García Moreno, jefe del
conservadurismo radical, que enfrentaba a los conservadores
progresistas o liberales católicos.

Por el lado del liberalismo radical, el general Flavio Alfaro
participó en las elecciones de 1911, perdió y se lanzó a la
insurrección montonera contra el liberalismo de Plaza , y un
año más tarde seria asesinado en la Hoguera Bárbara, junto a
Eloy Alfaro y otros dirigentes liberales.

Otro de los generales, esta vez del bando del liberalismo
oficial, fue el general Julio Andrade. El adquirió prestigio
en su triunfo contra los Alfaro, por lo que se lanzó a
disputar la presidencia a Plaza, quien iba por su segundo
período. Andrade fue uno de los líderes militares que tenia la
más sería opción de llegar al Palacio de Gobierno. Fue uno de
los líderes militares más queridos: cuando le tomaban preso,
los directores de la cárcel le pedían encarecidamente que no
se escapara, ya que, gracias a su popularidad, los guardias le
liberaban cada que él lo pedía. Pero murió asesinado durante
una extraña insurrección en un cuartel policial en lo que se
llamó "el crimen del armariazo": le dieron un tiro de fusil y
luego le tiraron un armario encima para decir que el pesado
mueble lo había matado. Este fue un caso en la historia de
principios de siglo en que un hombre fue asesinado para evitar
que llegue a la presidencia de la República.

Otros importantes personajes que ya en este siglo que termina
no llegaron al poder fueron Modesto Larrea y Jijón, hombre que
reunía las voluntades del liberalismo progresista y el
socialismo. El fue el candidato en 1931 a la presidencia de la
República, al igual que el comandante Idelfonso Mendoza, por
vanguardia Socialista Ecuatoriana. Ambos pierden ante Bonifaz,
cuya escondida nacionalidad peruana provocó su destitución por
parte del Congreso y la guerra civil "de los 4 días", que
causó 10 mil muertos.

Bonifaz, muy popular en su época, ganó las elecciones pero
nunca pudo ejercer el poder: hijo de diplomáticos peruanos,
nacido en el Ecuador, mantuvo su nacionalidad peruana. Su
justificación fue que se le olvidó nacionalizarse ecuatoriano,
por "errores de una disipada juventud".

ALFARO, ARIZAGA, JIJON

Modesto Larrea Jijón era el terrateniente quiteño que se
enfrentó y perdió con Bonifaz. El volverá en varias ocasiones
a sonar como candidato a la presidencia de la República, de
modo muy particular en las elecciones de 1952.

Colón Eloy Alfaro, hijo de Don Eloy, y Carlos Andrade, abogado
autor del Código de Trabajo, fueron candidatos presidenciales,
derrotados por Velasco Ibarra en 1933.

Pero uno de los más grandes líderes del conservadorismo y que
nunca pudo ser presidente fue el sabio Jacinto Jijón y
Caamaño. Jorge Núñez lo califica como el "más grande sabio
ecuatoriano de este siglo". Gran administrador de empresas e
intelectual brillante de la época. Lo intentó Jijón en las
elecciones de 1940. Lamentablemente para él y para Velasco
(que con ésta tuvo su única derrota electoral) el fraude
coronó a Carlos Arroyo del Río.

Velasco perseveró y llegó otras cuatro veces. Jijón se detuvo
ahí y dedicó su vida a la ciencia.

Manuel Eliseo Flor, presidente de la Corte Suprema y destacado
intelectual pudo muy bien ser presidente cuando en 1946 la
Asamblea Constitucional, de mayoría conservadora estaba por
uncirlo. Pero la "chusma" velasquista, garrote en mano impuso
en la asamblea a Velasco como presidente, cuando meses antes
se había declarado dictador y quería que los
constitucionalizaran.

José Ricardo Chiriboga Villagómez, ex alcalde de Quito y
conocido como "Pepe Chiri", intentó la elección presidencial
por dos veces seguidas, en 1952 y 1956. Candidato con buenas
posibilidades tuvo la mala suerte histórica de enfrentarse
primero al ciclón velasquista que conquistó su más alta
votación histórica y luego al candidato oficial, que contó con
el apoyo militante del mismo ciclón.

CUATRO HISTORIAS

- Assad Bucaram: dos veces le impidieron llegar a la
presidencia. La primera, en 1972, porque se produjo el golpe
de Estado y la segunda, en 1978, porque se desconoció su
nacionalidad ecuatoriana, en vista de que incumplía con la
dictada disposición transitoria, en la Constitución, que
obligaba ser hijo de padres ecuatorianos, a los candidatos
presidenciales.

- Francisco Arízaga Luque: dirigió la revolución del 28 de
mayo de 1944. Al día siguiente, ascendió a la presidencia de
la República, por ser el presidente del Congreso. Mas no por
mucho tiempo, pues, luego de 5 días y por unanimidad, la
elección indirecta le concedió llegar al solio presidencial a
José María Velasco Ibarra.

- Alfredo Pérez Guerrero: uno de los rectores más prolongados
de la Universidad, durante la época republicana. Sus
capacidades, según muchos, le ameritaban ocupar la presidencia
de la República. Sin embargo, ni siquiera intentó llegar a la
candidatura.

- Eduardo Salazar Gómez: Dicen algunos que su trayectoria
política debió llevarlo a la presidencia de la República.
Estuvo a punto de posesionarse como candidato del Partido
Alianza Democrática Nacional para las elecciones de 1956, pero
fue derrotado por Raúl Clemente Huerta, otro de los que nunca
llegaron, ni en su tercera y última oportunidad.

EL HOMBRE TRAS EL TRONO

Andrés F. Córdova siempre buscó el poder tras el trono.
Situado, en el Congreso de 1934, como jefe del bloque
velasquista, aparece cinco años después presidiendo el
Congreso, cargo del que resultaría como Encargado del Poder,
gracias a una delegación de Carlos Arroyo del Río. Estuvo tras
figuras destacadas de la política como el mismo Arroyo del
Río, Galo Plaza Lasso, Raúl Clemente Huerta, etc. Y en 1968
intenta directamente como candidato a la presidencia de la
República, luego de más de 30 años de ejercicio político,
enfrentándose nada menos que a Velasco Ibarra.

E hizo una campaña ejemplar: ante la efusión volcánica del
Caudillo, se presentó con una serenidad y claridad de ideas
que poco a poco fueron impactando en la conciencia nacional.

Memorable fue su presentación en Manta, en donde inició su
ascendente camino hacia la disputa presidencial. "Si la
campaña hubiese durado 20 días más, tenga la seguridad que
Velasco perdía la presidencia ante Córdova", cuenta un testigo
de la época. Perdió por únicamente 17 mil votos y fue tan
apretada la elección que el binomio de Córdova, Jorge Zabala
Baquerizo, fue electo vicepresidente de Velasco, cuando aún no
se imponía el sistema de la "plancha".

EL HURACAN VELASQUISTA

En 1934, José María Velasco Ibarra ocupa por vez primera el
sillón presidencial. Sería el inicio de un ciclón político que
duró 40 años y cuyos efectos aún los vive la democracia
ecuatoriana.

Eloy Alfaro y otros dirigentes liberales habían sido
inmolados el 28 de enero de 1912. Des ese momento, hasta 1925,
año de la revolución juliana, el espectro político fue de
color rojo liberal, bajo el dominio de Leonidas Plaza
Gutiérrez y por gobiernos que según varios historiadores,
estuvieron marcados por el fraude electoral.

Las transformaciones económicas lideradas por Isidro Ayora,
como la creación del Banco Central, y la inestabilidad
política marcan la época. Nada menos que ocho presidentes y
encargados del poder se suceden hasta 1933. En 1932 estalló la
guerra civil de los "4 días" y en 1933 se convocaron a
alecciones, donde triunfó Velasco Ibarra.

Velasco, en 1932, ocupaba la presidencia de la Cámara de
Diputados. Orador fogoso, de rápida inteligencia, elevó una
dura y sistemática oposición contra el presidente de
entonces, Juan de Dios Martínez Mera y fue partícipe de la
destitución del presidente en medio de motines callejeros.

Gracias a ese protagonismo es que empieza su rutilante carrera
política.

En su primera elección se enfrentó a Carlos Arroyo del Río y
Colón Eloy Alfaro. Este último podía ser un duro contendiente
de Velasco y hasta haber triunfado, pero "después de una
conferencia privada con Velasco Ibarra, (...), cedió el campo
al adversario", relata Pareja Diezcanseco.

Luego de ser apresado en 1935 por intentar una dictadura
civil, sale a su primer destierro y retorna a la disputa
electoral en las elecciones de 1940, cuando pierde (por
primeras y única vez) contra Carlos Arroyo del Río, en una
disputa en la que también participó el líder conservador
Jacinto Jijón y Caamaño.

Velasco denunció fraude y , junto a Carlos Guevara Moreno, es
apresado y nuevamente desterrado por tratar de sublevar a los
aviadores guayaquileños. Tendría que esperar cinco años
para volver.

LASTIMA QUE SEA COMUNISTA

Pedro Saad fue una de las personalidades políticas más
vigorosas que, desde la dirección del Partido Comunista
Ecuatoriano. Una de las figuras más destacadas de la política
ecuatoriana. Como uno de los dirigentes de La Gloriosa estuvo
también en la antesala del poder. Pero nunca llegó porque,
recuerda Manuel Araujo Hidalgo, la gente decía que Saad era
uno de los políticos más brillantes del Ecuador, pero que
nunca podría ser presidente por ser comunista y dirigente de
ese partido. Decían que "es una verdadera lástima que Pedro
Saad sea comunista". El pueblo católico del Ecuador jamás o
elegiría en elecciones libres. Saad tampoco lo intentó nunca:
fue diputado funcional por los trabajadores de la Costa y como
tal fue considerado uno de los mejores de su época.

"Si Pedro Saad no era comunista, habría llegado a ser
presidente del Ecuador", dice Araujo Hidalgo. La conciencia
nacional, en ese momento, era profundamente religiosa.

Para el historiado Jorge Salvador Lara, en cambio, Pedro Saad,
de quien tiene un gran concepto, fue un líder que "a
diferencia de otros tuvo el acierto de no creerse más de lo
que era".

ABIERTAS LAS PUERTAS DE LA PATRIA

Un telegrama del coronel Pablo Borja Larrea, le avisó a
Velasco Ibarra, en Pasto, la madrugada del 30 de mayo de 1944
que "Al asumir el control militar de la Primera Zona Militar y
por encontrarse la frontera dentro de ella, manifiesto a
usted, señor doctor, que las puertas de su patria están
abiertas cuando usted quiera regresar a ella".

Velasco se había trasladado a la frontera colombo ecuatoriana,
expectante de los acontecimientos que derivarían en la
revolución del 28 de mayo, llamada "La Gloriosa", que derrocó
al régimen de Arroyo del Río.

Velasco obtuvo el poder de las manos del pueblo e inició su
segundo período, que abría de truncarse nuevamente el 23 de
agosto de 1947 al ser detenido y exiliado por un golpe militar
dirigido por el coronel Carlos Mancheno.

Galo Plaza triunfa en 1948, cuando Velasco está fuera del
país. Sin mayores contratiempos se llaman a elecciones para
1952 y se presentan los candidatos Ruperto Alarcón Falconí
(padre de Fabián Alarcón), José Ricardo Chiriboga y Modesto
Larrea Jijón. Pero días antes de la elección, Velasco Ibarra
entró a Quito, y , previa nominación e inscripción, obtiene la
votación más alta obtenida hasta entonces por candidato
alguno: más de 150 mil votos sobre 357 mil votos totales.

Fue el único período que terminaría. Y en 1956 influyó
notablemente para lograr el triunfo de la candidatura oficial
de Camilo Ponce. El fue quien prácticamente recorrió todo el
país para "perseguir" a los candidatos del Frente Democrático.

Por ello, y a pesar de tener las mayores posibilidades, Raúl
Clemente Huerta vería frustrado su primer intento.

En junio de 1960 Velasco vuelve a su cuarta presidencia con un
notable margen de votos. Pero su estilo gobernar, nuevamente
haría colapso un año más tarde. Otra vez el destierro para,
luego de la dictadura militar triunfar nuevamente en 1968. Una
nueva dictadura terminaría definitivamente en 1972 con las
administraciones velasquistas. Y al final, tras ver morir a su
esposa en su reducto de Buenos Aires, retorna al país para
morir la víspera de una nueva etapa democrática.

UNA PRISA FEBRIL...

"Es muy difícil definir ideológicamente a Velasco Ibarra. En
general, tratábase de un liberal católico, con afán de
reformas y pasión constructora, muchas veces improvisada.

"Por sobre cualquier tendencia política, aparecía su
individualidad formalmente activa, enfebrecida por el deseo de
hacer cosas, con gran ímpetu para lanzarse en medio de los
poderes estatales más graves.

"Pero su actividad presentose, a ratos, contradictoria. Sería
muy simple juzgar su dinamismo, muy frecuentemente disperso,
solo por razones demagógicas o por afán de espectáculo.

Hay que creerse que hay raíces más hondas que lo expliquen:
una prisa febril, una desconfianza del tiempo, un temor al
prematuro final, una carrera de velocidad improvisada contra
la circunstancia objetiva, todo ello alimentado por si
indiferencia hacia la doctrina política homogéneamente
conformada y por la rebeldía de un carácter introvertido,
devorador de libros y lanzado de pronto a la vida exterior
como un tremendo impacto de fuerzas interiores en lucha.

"Le caracterizó la impaciencia. Y cierta convicción mesiánica,
que le deformaba los problemas, impidiéndole la pausa
moderadora. Naturalmente, un temperamento así no habría de
sentirse satisfecho con las leyes, ni habría de tomarse tiempo
y método para el convencimiento y la orientación sagaz, en
medio de la montaña de nuestra desordenada y contradictoria
legislación. De aquí al autoritarismo hay un paso".

Alfredo Pareja Diezcanseco "Ecuador, historia de la República"

EL HOMBRE QUE VINO DE ESPAÑA

El doctor Carlos Guevara Moreno se lo creía un comunista
connotado luego de que el país se enterara de su participación
en la guerra civil española.

A la sombra del velasquismo se forjó políticamente este líder
guayaquileño quien, con Velasco, fue desterrado en 1940.
Salieron al exilio por sus intentos de sublevar a los
aviadores del Guayaquil como protesta ante lo que la historia
conoce como el mayor fraude electoral del siglo y que puso el
poder a Carlos Arroyo del Río.

Cuando en 1944 Velasco retorna a hacerse cargo del poder,
Carlos Guevara sería su secretario de la Administración
Pública en principio y luego su ministro de gobierno. Su
nombramiento causó conmoción entre los conservadores, quienes
acusaron a Velasco de "entregar el país al comunismo".

"Y se levanta una campaña contra el gobierno del doctor
Velasco diciéndole que el se había entregado con hatos y
garabatos en manos del comunismo internacional", dice a grito
pelado el también doctor Araujo Hidalgo.

Según su versión de la historia, Concentración de Fuerzas
Populares, CFP, partido que organizara Guevara Moreno,
inspirado en la estructura celular de los partidos de
izquierda europeos, fue "creado" a instancias de Velasco
Ibarra.

Cuenta Araujo que cuando en uno de los destierros de Velasco
en Buenos Aires, él tomo contacto en la Universidad de esa
ciudad y, a su retorno a Quito, fue portador de una carta del
Caudillo dirigida a Guevara Moreno. "La preocupación de
Velasco era que el pueblo ecuatoriano no tenía una dirección
política que lo conduzca y en esa carta, Velasco le pedía a
Guevara que organice al pueblo ecuatoriano".

Ya Guevara, desde el Ministerio de Gobierno había organizado
la UPERRA, Unión Popular Republicana, intento velasquista de
construir un frente político, que fue desacreditada por la sal
quiteña y le llamaban "La Uperra". No prosperó.

Así, Guevara Moreno agrupó a un grupo de jóvenes guayaquileños
como Miguel Macías Hurtado (ex presidente de la Corte Suprema)
y Luis Robles Plaza (ministro de Gobierno de Febres Cordero) y
puso las bases del CFP, en 1949

Sus posturas políticas se dispararon contra el gobierno de
Galo Plaza Lasso (1948-1952) desde la revista "Momento". El
desaparecido historiador Alfredo pareja Diezcanseco llamó a
esta oposición "una guerra a muerte". Y sostuvo que Guevara
Moreno tuvo un éxito inicial cuando puso en práctica una
organización política alejada de la inercia de los partidos y
la ausencia de conductores.

Esta circunstancia pudo haber llevado a Guevara a éxitos
perdurables, escribió Pareja, pero el CFP "se lanzó por medio
de su revista al insulto personal, a la estéril campaña de
herir la honra de los que creía sus enemigos. Con el pasquín
como tribuna de acción política no hay creación valedera. El
pueblo entiende de esas cosas mucho más de lo que se cree".

Guevara Moreno avanzaba en ese espinoso camino. En 1952 es
elegido alcalde de Guayaquil y desde esa fundamental
trinchera de la historia política nacional respaldó la nueva
candidatura de Velasco Ibarra. En el 56 el camino estaba
abierto, y Guevara Moreno lo sabía.

GUAPO PERO MAL ORADOR

Guevara, un hombre inteligentísimo y apuesto no tuvo el don de
la oratoria. Así lo certifica Rafael Arízaga Vega.

Pero, la misma condición ambigua de los velasquistas hizo que
un sector de la llamada oligarquía guayaquileña le declaró la
guerra muerte al alcalde Guevara Moreno. Y en esa disputa,
Velasco se decantó por los amigos más poderoso: puso a Guevara
en un avión y lo desterró a Lima.

Para Araujo Hidalgo, quien todo lo explica según las buenas o
malas relaciones de los líderes con el Caudillo, este disgusto
terminó con las posibilidades políticas de Guevara Moreno.

Sin embargo, el ex alcalde de guayaquil siguió su lucha y no
rompió con Velasco. Para 1956, cuando Velasco terminaba su
único período presidencial completo Guevara intenta la
presidencia de la República. A pesar de su inmensa popularidad
en la costa, especialmente en el Guayas, donde triunfa
arrolladoramente, Guevara logra 150 mil votos y un cuarto
lugar.

Comete un garrafal error electoral: creyendo que ganar en
Guayaquil implicaba ganar la presidencia, concentra su
agitación en esa región de la patria, y abandona la Sierra. En
Quito logró apenas 3.000 votos. Fue el final de una carrera
política que pareció perfilarse hacia las máximas aspiraciones
y terminó en una quinta de San Rafael, en el valle de Los
Chillos, acompañado de Norma Descalzi, su esposa.

En su último período (1968) , Velasco, quien atravesaba una
difícil situación política, pensó en Guevara Moreno para que
sea, nuevamente, su ministro de Gobierno. Manuel Araujo
Hidalgo invitó a Guevara a un almuerzo con el presidente,
reunión a la que asistió también el ministro de Defensa, Luis
Robles Plaza. Tras un diálogo fluido, Velasco le indagó
indirectamente a Robles sobre la posible presencia de Guevara
en el Gobierno. "Lucho Robles, amigo de Guevara, miró al
presidente de tal modo que Velasco no le propuso nada".

El ocaso de Guevara Moreno significó, paradojas de la
historia, el despertar de una nueva estrella política que,
esta sí, intentaría con unción, aunque inútilmente, varias
veces la presidencia de la República: Raúl Clemente Huerta.

...NUNCA TE ALCANZO LUCERO

Raúl Clemente Huerta intentó dos elecciones presidenciales y
una por la Asamblea Constituyente y nunca pudo llegar a la
presidencia. Por ello se ganó el apelativo de "Viejo gallo de
pelea". Pariente de una de las hijas de Eloy Alfaro, Huerta,
representó , a criterio de varios historiadores y políticos de
la época consultados, un "auténtico representante del
alfarismo". El Huerta del 56, aclaran.

Esa vez primera fue su mejor oportunidad. Gran expositor, se
ganó el aprecio de la gente por la claridad de sus ideas y
fortaleza de principios.

En esa elección de junio se enfrentó a Camilo Ponce Enríquez,
candidato oficial del velasquismo.

Huerta, quien terciaba por el Frente Democrático Nacional,
tenía como jefe de campaña nada menos que a Andrés F. Córdova,
un viejo político, parte importante de las cuestionadas
elecciones de 1940. Diez y seis años más tarde, Córdova lanzó
contra Velasco el desafío de derrocarlo del poder y "hacerle
la revolución". El Caudillo, contestó con una de sus
lapidarias frases famosas: "O el Frente me tritura o yo
trituro al Frente". Y procedió a seguir los pasos del
candidato Raúl Clemente Huerta, y, luego de que el Frente
visitaba un sitio, Velasco caía a los pocos días para atacar a
los candidatos del Frente. Así ocurrió en toda la República.

El día en que Raúl Clemente Huerta debía entrar a Quito a
rematar su campaña, Velasco Ibarra pidió a su secretario de la
Administración, un radio para escuchar el discurso de Huerta.

Se instaló el aparato en el comedor y Velasco, junto al
embajador en Washington, Ponce Luque, empezó al escuchar al
intervención del binomio de Huerta, el teniente José María
Plaza Lasso, en la Plaza del Teatro. El teniente inició con
una diatriba virulenta contra Velasco. El Caudillo, desde su
mesa del comedor presidencial, pidió que se apague la radio y
sentenció: "Huerta no será presidente del Ecuador: José María
Plaza acaba de perderlo".

La campaña de Ponce fue, entonces, conducida por el presidente
Velasco. El diario "La Nación", relata Pareja Diezcanseco en
su "Historia de la República", publicó, el 4 de mayo de 1957,
documentos de cómo se repartió dinero del Estado a inspectores
de Policía para gastos de esa campaña conducida por el
presidente".

Resultado, Raúl Clemente Huerta perdió por dos mil votos
frente a Camilo Ponce Enríquez y se dieron, además de las
mencionadas, varia irregularidades que llevaron a cuestionar
esas elecciones por un supuesto fraude: 13.500 votos fueron
anulados.

Diez años más tarde, Raúl Clemente tiene una nueva oportunidad
en la Asamblea Constituyente de 1966, cuando, tras la
dictadura militar se hacía la transición democrática. Ahí
obtuvo 35 votos frente a 40 de Otto Arosema Gómez, quien,
cuenta la historia, no devolvió la gentileza de Huerta de
votar por su oponente.

Veinte y dos años más tarde, huerta volvió a terciar en una
elección universal por la presidencia de la República.

Fueron las elecciones del retorno, y el Partido Liberal, a la
sazón en un permanente declive, se revitaliza con la presencia
de Huerta, que era recibido multitudinariamente. Pero más pudo
el ciclón de Jaime Roldós. Huerta terminó su tercer intento
para ser luego un respetable diputado de la época moderna y
presidente de la Junta Monetaria en el gobierno de Febres
Cordero.

ROSA DE LOS VIENTOS

- José Joaquín de Olmedo: cuatro veces candidato a la
presidencia de la República. A pesar de que se realizaron 69
votaciones para la elección indirecta del 4 de diciembre de
1845, finalmente le ganó Vicente Ramón Roca. Olmedo, aun
siendo destacado hombre público del país, jamás alcanzó la
presidencia de la República.

- Raúl Clemente Huerta: candidato por tres ocasiones. En 1956,
para elección directa; en 1966, para elección indirecta en el
Congreso, luego de la dictadura militar y en 1978 cuando, por
elección directa, no pasó a la segunda vuelta electoral, por
primera vez instaurada en la Constitución.

Fue en 1966 cuando más cercano estuvo su acceso al poder, si
no hubiese cedido, caballerosamente, su voto al contendor Otto
Arosemena, quien, en lugar de reciprocar esa actitud, no
votó. Y ese voto de diferencia, le permitió vencer a Clemente
Huerta.

- Carlos Guevara Moreno: ocupó el cuarto lugar en la elección
presidencial de 1956, la única en la cual participó con su
candidatura. Antes, cuando era alcalde de Guayaquil, había
intentado un golpe de Estado, pero fracasó.

- Manuel Elicio Flor: perdió las elecciones presidenciales de
1948, por 3.412 votos de diferencia, frente a Galo Plaza
Lasso. Aunque se rumoreaba que ese triunfo se logró gracias a
un fraude electoral.

- Ruperto Alarcón Falconí: apodado como "Rupango Feroche" por
uno de los periodistas rescatados de esa época, no volvió a
candidatizarse a la presidencia de la República, tras perder
las elecciones de 1952.

LA PENA DEL "NOBLE PATAN"

Don Buca, inicia su frustrada carrera a la presidencia de la
República con la Alcaldía de Guayaquil. Siguiendo el destino
de Carlos Guevara Moreno, de quien fue su lugarteniente, va
poco a poco posesionándose del cariño popular de quien fuera
líder del CFP y ahora, en México, guardaba un tiempo de
reposo.

"El patán de buen corazón" era un candidato con fuerza,
reconocen sus amigos y enemigos. Esa fuerza que a inicios de
la década del 70 lo llevaba a recorrer toda la República en
adelantada campaña electoral aunque aún no se convocaban a
elecciones.

Jaime Nebot Velasco, ministro de Gobierno de Velasco Ibarra y
padre del actual candidato Jaime Nebot Saadi, fue quien hizo
el primer intento por tratar de que Don Buca no llegase a la
presidencia: lo "acusó" de no llamarse como se llamaba sino
Fortunato Cure Elmalín. De que había nacido en e país del
Líbano y no en la ciudad de Ambato. La acusación no prosperó y
sirvió al contrario, para aumentar la popularidad de Don Buca.

Los golpes de Estado de Velasco Ibarra (1970) y luego del
general Guillermo Rodríguez Lara (1972) habría de frustrar por
ese momento los anhelos presidencialistas del Assad Bucaram.

Finalmente, el triunvirato militar que se vería obligado a
entregar el poder con las elecciones de 1978, terminaría con
las posibilidades de Bucaram al emitir, tres semanas luego de
aprobada la nueva Constitución con varios decretos dedicados a
impedir las candidaturas de Bucarám, Carlos Julio Arosemena y
el mismo Velasco Ibarra: para el primero se determinó que para
ser presidente de la República y comandante en jefe de las
FFAA se debía tener padre o madre ecuatorianos: los padres de
Don Buca eran libaneses. Para los ex presidentes se resolvió
que no habría reelección. Y como Bucaram, al ver frustrado su
camino presidencial pretendió su reelección a la Alcaldía de
Guayaquil, la prohibición tendió sus tentáculos hasta los
cargos seccionales. Bucaram, la pesadilla de la oligarquía,
había sido, por esta vez, derrotado.

Su popularidad pondría a su sobrino político, Jaime Roldós, en
la presidencia de la República y él, lanzado a la diputación
nacional -única dignidad a la que no le pusieron pretexto-
a la del Congreso.

EL PRESIDENTE DEL 2.000

Paradojas -o continuismo- de la historia, el hijo y el sobrino
de quienes fuera rivales políticos en 1971 se disputan, 25
años después, la presidencia del año 2.000.

Abdalá Bucaram ha manifestado que éste es su último y tercer
intento. Si pierde, será uno de los líderes populares que
nunca pudieron llegar a la presidencia. Nebot no ha sido
explícito al respecto.

En la nueva era democrática solo un candidato ha intentado
tres veces ser presidente de la República y no ha tenido
suerte: el general Frank Vargas Pazos, quien tras dos
sublevaciones militares solo pudo llegar a la diputación por
la provincia de Pichincha.

En las elecciones del presidente del 2.000 se enfrentan dos
líderes que tienen, juntos, cinco campañas presidenciales.
Bucaram: 1988, 1992 y 1996; y Nebot, 1992 y 1996.

Y, aunque uno de ellos, sino los dos, haga su último intento,
en política no se puede decir que "de esta agua no he de
beber". Mientras haya vida, hay esperanza. (REVISTA
BLANCO Y NEGRO No. 115) (PP 1-8)

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