Quito. 15.08.93. Los menores de 18 años representan alrededor
del 50% de la población de Gaza. Más sensibles que los
adultos, resultan más afectados por la violencia. El Centro de
Salud Mental trató en dos años alrededor de 3 mil pacientes
profundamente traumatizados, la mayoría de los cuales tenía
menos de 25 años. Sufren sustancialmente de angustia,
depresión, histeria.

Diversos científicos que han visitado Gaza se han alarmado al
encontrar miles de niños entre siete y quince años en los
cuales la violencia es una presencia constante, de día y de
noche, en la calle, la casa o la escuela. Los juegos la
simulan, los dibujos la representan, describen en detalle la
realidad cotidiana (soldados en jeeps, detrás de barricadas,
en manifestaciones), expresando de ese modo sus fantasmas.

Es en los campos de refugiados donde la presencia del ejército
es permanente y donde los niños están más expuestos a la
represión. La ansiedad es particularmente intensa, más en los
niños que en las niñas.

Los niños más activos dentro de la Intifada son, curiosamente,
los menos traumatizados que los otros. La mayoría de jóvenes
de menos de 12 años que han sido arrestados o golpeados no
presentan el menor cambio en su decisión y comportamiento. Su
deseo de retornar a las calles y afrontar a los soldados
parece haberse robustecido. A esta confianza en sí mismos
entre los más jóvenes, corresponde la nueva política del
ejército que toma a los niños como escudo, incluso cuando no
participan en las manifestaciones.

Los toques de queda declarados frecuentemente por las
autoridades israelitas y que muchas veces se extiende por
varias semanas, son también fuente de angustia, entre los más
jóvenes confinados el día y la noche en habitaciones
sobrepobladas.

Un estudio realizado en el último toque de queda que duró un
mes, reveló que alrededor de los dos tercios de niños han
comenzado a pelearse entre ellos. Síntomas como la
agresividad, la desobediencia, la súbita cólera, los dolores
de cabeza fueron frecuentes.

A ello se suma la acción de los carros militares que, en
acciones sorpresivas, derrocan manzanas enteras de viviendas,
provocando nuevos traumatismos en la población palestina:
ansiedad, histeria, paranoia.

Sin embargo, dentro de este escenario del miedo, la población
palestina que inició hace algunos años la revuelta llamada
"Intifada" no han perdido las esperanzas de fundar en este
territorio el futuro estado palestino. Lo cual tampoco
significa que la represión no haya provocado profundos
efectos.

EN GAZA SE CONVIVE CON LA VIOLENCIA

Desde hace 25 años, la sociedad palestina que habita los
territorios ocupados por Israel confrontan cotidianamente la
violencia.

La banda de Gaza se ha vuelto un verdadero laboratorio
psiquiátrico, psicológico, y clínicos.

Decenas de médicos extranjeros llegan a investigar los efectos
de las brutalidades de la que es víctima la población.

Según recientes estudios, el 3% de la población adulta sufre
trastornos psicosomáticos, 8% depresión y 15% ansiedad. Y sus
efectos se dejarán sentir por lo menos sobre una o dos
generaciones futuras.

Desde 1967 hasta el inicio de la revuelta conocida como la
"Intifada" en diciembre de 1987, más de 67 mil palestinos de
Gaza han sido detenidos en las prisiones israelitas. Desde
entonces, ninguna cifra es exacta pero la mayoría de
asociaciones que activan en favor de los prisioneros calculan
en 80 mil los detenidos en todos los territorios ocupados. La
casi totalidad de estos prisioneros han sido torturados, sea
físicamente, psicológicamente o las dos a la vez durante
interrogatorios que duran hasta 18 días renovados
periódicamente.

Los trabajos del Centro de Salud Mental de Gaza han aportado
información particularmente sobre los efectos psicológicos de
las detenciones y torturas:

"Hemos trabajado sobre 500 casos en la banda de Gaza detenidos
entre 6 meses y diez años. Aquello que encontramos fue
horrible!".

TAMPOCO ESCAPA LA FAMILIA...

Según el psicoanalista norteamericano John Van Eenwyck
entrevistado por el mensual francés Le Monde Diplomatique, "la
tortura utilizada por el ejército israelita es diferente de la
practicada en otros países, pero los efectos son los mismos".
Para él, la tortura psicológica vuelve al detenido totalmente
dependiente de su torturador por el resto de su vida.

Actualmente, la mayor parte de los detenidos, continúa Le
Monde Diplomatique, presentan trastornos importantes en su
comportamiento. Sus familias tampoco escapan: 30% de los
prisioneros han visto a sus parientes más próximos tomados
como rehenes y torturados delante suyo. Alrededor del 70% han
sido amenazados con la violación de sus mujeres o madres. Los
traumatismos no se desarrollan, por tanto, únicamente entre
los detenidos.

La tortura de los detenidos, continúa el mensual francés, no
es una práctica nueva en el ejército israelita. Sin embargo
ahora los niños tampoco escapan: a los tradicionales
bastonasos hay que sumar ahora, incluso entre menores de diez
años, quemaduras de cigarrillos y descargas eléctricas... "Las
personas sometidads a la violencia tenderán a utilizar la
misma violencia -de niños golpeados, por ejemplo, podrán salir
padres torturadores.

Los efectos de las violencias actuales van indefectiblemente a
influenciar sobre las generaciones por venir" sostiene el
director del Centro de Salud Mental de Gaza. (4C)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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