Cuenca. 10.01.94. Una encuesta realizada por Informe Confidencial
para HOY (1.1.1994), de la que se desprende que actualmente los
azuayos son los ciudadanos más pesimistas del país, ha despertado
interés en la Provincia, sin que nadie llegue a asombrarse
realmente de este resultado.

Parece lógico que el desastre de la Josefina haya dejado como
saldo un estado de ánimo negativo. Sin embargo, la misma empresa
encuestadora matiza esta afirmación con datos sobre
investigaciones similares realizadas el 29 y 30 de mayo pasados,
es decir un mes después de la ruptura violenta del dique y la
inundación de Paute. Estas cifras hablan de una cierta tendencia
al optimismo entre los azuayos, superior en algo al promedio
nacional y decididamente más positiva que ahora.

Las cosas, entonces, no son tan sencillas. Los sicólogos saben
que los efectos de un trauma pueden ser retardados, pero en este
caso parece haber adicionalmente factores muy objetivos que
acrecentan la sensación de falta de perspectivas entre los
habitantes de la zona, porque en realidad toda la región sur
presenta índices negativos.

Para el sociólogo Leonardo Espinoza, la catástrofe se produjo en
plena crisis, acrecentando solamente sus efectos. Lo que deprime
a los azuayos es la falta de una perspectiva regional de
desarrollo, una vez debilitado el proyecto de desarrollo
industrial de los años sesenta y setenta, así como la ausencia
total de la participación ciudadana en las decisiones, carencia
que comparte con el resto del país y de Latinoamérica.

De algún modo también lo siente así Xavier Muñoz Chávez, por
segunda vez alcalde de Cuenca, cuyo propósito para el Año Nuevo
es buscar una forma de comunicación con los ciudadanos. Pero si
Espinoza tiene razón, ¿bastará un costoso esquema publicitario
para superar un problema tan de fondo?

El alcalde concuerda en parte con el banquero Cornelio Malo en
que la falta de agilidad en la construcción de lo más urgente
después de la catástrofe ha aniquilado la confianza en lo que se
está haciendo. Pero mientras Muñoz acusa de la miseria a los
periódicos y la radio, por su manía de informar sólo lo negativo,
otros analistas consultados por HOY consideran que "fueron los
dirigentes locales los que a través de la Asamblea Provincial y
la amenaza de paro hicieron tomar conciencia a la ciudadanía de
lo mal que estaba la provincia". Se esfumó la inicial sensación
de estar protegidos por el Gobierno. Curiosamente, en las
conversaciones poco se mencionó al Poder Central como causante de
la depresión.

Por otro lado, es cada vez más común escuchar en Cuenca de la
falta de liderazgo local, de la necesidad de "un nuevo Don
Enrique Arízaga Toral", del que de pronto, incluyendo los
sectores ajenos a su estrato conservador, todos recuerdan "cómo
nos sacó de la crisis de la paja toquilla". "Un Enrique Arízaga o
un Toni el Suizo, cualquiera de los dos estaría bien", sonríe
Cornelio Malo.

ESPINOZA: QUEREMOS SER LOS MEJORES

Para Leonardo Espinoza, quien coordina con el Consejo de
Programación los proyectos de la Universidad de Cuenca para la
reactivación del Austro, Azuay "en términos relativos no está
peor que las otras provincias. Su cultura productiva,
empresarial, universitaria y artística le permite reflotar en
tiempos de crisis".

Coincide con el gerente del Banco del Pacífico en que,
concretamente, las perspectivas para el Austro están en el
Turismo y en la exportación de confección y productos agrarios no
tradicionales.

- ¿Por qué entonces los azuayos se han vuelto tan pesimistas?

Hay un elemento cultural importante, de perfeccionismo, de
masoquismo. Queremos ser los mejores en la producción de
artesanía, en la producción de la cultura e incluso en el
deporte, pero frente a la crisis que vivimos esa perspectiva está
quebrada, más aún con el problema de La Josefina. La reactivación
en este momento es lenta, incluso porque no existen liderazgos
políticos capaces de levantar un proyecto como el de fines de los
años 50.

¿Pero porqué el pesimismo ha aumentado ahora y no inmediatamente
después del desastre?

Durante los días del desastre, en forma espectacular o
propagandística se hizo presente la solidaridad a nivel de todo
el país. Con el transcurso del tiempo, se vió que más eran
imágenes que realidades. Ahora, nuevamente el esfuerzo del propio
pueblo va resolviendo los problemas.

¿A qué se debe la falta de liderazgo en la región?

Eso es efecto de una infuncionalidad de la democracia. La
democracia no ha podido avanzar más allá de la democracia formal.

- La gente que contesta este tipo de encuestas no ve todo ese
contexto que Usted plantea.

No. Es la lucha por la cotidianidad. La gente reclama cosas
prácticas e inmediatas. No hay espacio para la reflexión. El
azuayo es pesimista no precisamente por lo que está pasando con
su provincia, sino por lo que está pasando con él, con su
familia, con los referentes vecinos. Hay que construir un
proyecto alternativo que posibilite darle nuevas esperanzas.
Mostrarle una identidad cultural capaz de pensar no sólo en lo
cotidiano, sino también en cosas trascendentes. Pero para ello se
necesita un liderazgo productivo que todavía no lo ejercen las
cámaras, un liderazgo cultural, que todvía no lo ejerce la
universidad y un levantamiento de la fé en las posibilidades que
tiene nuestro pueblo para salir del pesimismo.

¿Qué función desempeñarían en ese esquema las autoridades?

Eso es precisamente lo que se está planteando actualmente como
modelos autocentrados. Una función activa de los municipios en
todo proceso de orientación económomica y en otros campos. El
Consejo de Programación, por su parte, más tiene una concepción
de obras de infraestructura, que de desarrollo regional.

MALO: "NOS ESTAMOS COMIENDO LA CREMA"

- Un banquero debe notar más que otras personas el pesimismo de
la gente.

La economía regional está deformada por el asunto de los
emigrantes. Se dice que remesan de 100 a 150 millones de dólares
al año. Podría ser el cuarto producto de exportación del Ecuador.
Esto hace que en esta zona se vea mucha actividad. Los
indicadores más importantes están activos: la construcción, el
valor de la propiedad, de los bienes raíces están subiendo. El
consumo de vehículos, de los electrodomésticos que se compran con
estas remesas no está bajando. Esto deforma un poco la cosa.

¿Y en los clientes del Banco?

Se puede ver con razonable claridad que en los últimos años no ha
habido importantes proyectos en la zona. Un poco de crecimiento
en el mundo de la cerámica, nada más. Grandes proyectos de
inversión en el área industrial o turística no se ven. En cambio,
las inversiones pequeñas y medianas se dan normalmente.

¿La Josefina descubrió una inmensa debilidad en la infraestructura. Eso
ahuyenta a los inversionistas?

La Josefina descubre una serie de debilidades. Por ejemplo el
hecho de que no tenemos capacidad de manejo y solución de una
serie de problemas. Las listas interminables de exigencias al
Gobierno demuestran esta deficiencia. Después del desastre se
conjugaba el verbo "aprovechar" en todos los tiempos, hablando de
las tradicionales reivindicaciones de la zona, cuando lo
pertinente era resolver el problema de un siniestro. La Josefina
demostró la frágil infraestructura de la zona, evidentemente. Y a
ocho meses de entonces se ve con claridad que la obra de
reconstrucción no ha comenzado todavía. Parece ser que la gestión
más importante de quienes llevan a efecto la reconstrucción se
resuelve en estudios. Estamos comiéndonos la crema de este
pastel, pero la obra es muy pobre.

¿Cuál sería el pastel entonces?

El tiempo está perdido y los recursos gastados, pero tal vez
todavía se puede rectificar las cosas: Una vía alterna asfaltada
Cuenca-Azogues, porque algún rato vuelve a pasar lo que ya pasó;
una vía, una sola, no dos ni tres, que una Cuenca con Paute y
Gualaceo, terminada y con asfalto; y el asunto de las aguas. Hay
criterios de que, en vez de haber invertido millones en los
trabajos que no han servido para nada, porque la última crecida
echó por tierra casi la totalidad de la obra, se debió haber
invertido en un tunel de desviación de las aguas. Por supuesto
que esto no es lo que, maravillados por el dinero recibido en la
primera etapa, se pide, un tunel para desviar también el tráfico.
Después vendrán otras obras como la Cuenca-Azogues. Eso será en
tres años y el Azuay necesita soluciones antes de los tres años.

- Mencionaba los millones de dólares de los emigrantes, hay
personas que hablan también del lavado de narcodólares, que no
contribuyen a la reactivación.

Digamos que ellos tienen información que yo no tengo.

- Aquí no hemos visto útlimamente nuevos grandes proyectos
industriales, pero si muchos bancos.

Intuyo con algún fundamento que no todos los bancos que operan en
Cuenca están haciendo utilidades. Por supuesto que hay una masa
importante de recursos. Y creo que el sistema financiero tiene la
misión de coadyuvar al desarrollo de su región. Yo personalmente
reviso mi conciencia y creo que lo hemos cumplido y bien.

¿El Azuayo realmente es pesimista?

Ancestralmente la gente que está en espacios abiertos con
horizontes más amplios es emprendedora, toma más riesgos y tiene
más fracasos también.

Las civilizaciones asentadas en los valles, donde las montañas,
como grandes rodillas, abren regazos pequeños, son culturas
introvertidas, aprecian más la interioridad.

¿Usted es azuayo en ese sentido, es pesimista?

Sí. El aire está enrarecido en esta zona. Es tarea de todos poner
un poco más de oxígeno. Visualizar horizontes más risueños. Pero
muchas cosas tienen que cambiar, si no, va a ser un ejercicio más
de frustración.

"TODOS CONSPIRAN PARA QUE FRACASE"

¿Sr. Alcalde, cómo ve usted a su pueblo?

- Voy a comenzar diciendo lo que la opinión pública dice o piensa
sobre sus conductores. A través de la Asamblea Provincial se ha
movido a la opinión pública hacia un paro. Con el ánimo quizas de
conseguir más atención del Gobierno, pero también para que las
autoridades se vean en una encrucijada o queden aparentemente
como los traidores de su pueblo. Esto ha contribuido a desdibujar
la imagen de las autoridades.

¿La Asamblea hizo caer en cuenta que la situación de la Provincia
es desesperante?

No había razón para ello. Sí se ha hecho algo, aunque de ninguna
manera se ha contado con los recursos indispensables para la
reconstrucción. Empezó siendo una falla del Congreso el haber
dictado una ley únicamente para un año. Sin embargo, se han dado
recursos y se están haciendo obras y esto es real. Los más
pesimistas de todos han sido los periódicos y los periodistas.

- Es difícil informar de inversiones que no se ven.

Las inversiones están en proyectos de caracter más amplio. Quizás
los defectos pueden estar en no dar una solución rápida a la
comunicacion con los cantones orientales.

¿La gente es ahora más pesimista que en su gestión anterior?

Sí. Pero, por otro lado, posiblemente es la época en que más obra
se está haciendo en la historia de la ciudad. Como Municipio
tenemos más de 60 frentes de trabajo y con los de ETAPA
(teléfonos y agua) casi 120. Lo que pasa es que todos conspiran
para que uno fracase y quede mal. Todos. Absolutamente todos. Si
hay diez noticias sobre las obras, nueve son negativas.

- Es un fracaso suyo el no poder comunicarse con la gente.

Probablemente es una de las debilidades, la que estoy analizando
seriamente a partir de 1994. Voy a cambiar un poco de táctica y
mostrar que sí se está haciendo, pero eso tiene un costo muy
alto.

- Cuando Ud asumió, puso mucha esperanza en la empresa privada.

Salvo una empresa, no ha habido respuesta.

¿A qué lo atribuye?

Hace falta una mayor motivación. Tiene que haber una mayor
vinculación del sector privado con su ciudad.

¿El alcalde es, como su pueblo, pesimista?

No. Yo soy profundamente optimista. La labor de esta
administración se calificará con propiedad cuando se termine el
periodo.

¿Y se haya decidido la reelección inmediata de los alcaldes?

No. Yo ya no. Yo con esto me jubilo. (7A)
EXPLORED
en Autor: Susana Klinkicht - Ciudad N/D

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