Quito. 1 dic 96. Mientras continúan las conversaciones en
occidente para poner en marcha un plan de ayuda humanitaria que
pueda socorrer a miles de refugiados en este de Zaire, la
situación en el terreno se vuelve aún más complicada.

Los enfrentamientos entre las fuerzas del ejército y los rebeldes
banayamulengues desde hace ya varias semanas, ha provocado el
éxodo de una gigantesca oleada humana refugiados en dirección a
la frontera ruandesa provocando miles de muertos por falta de
alimentos y de asistencia médica básica.

El conflicto surgido en Zaire es la historia de una larga lucha
de carácter étnico. Países como Ruanda, Burundi y Zaire, aunque
con fronteras propias, viven divididos dentro de si en grupos
étnicos como tutsis y hutus.

¿ES POSIBLE CREAR UN PAIS PARA HUTUS Y OTRO PARA TUTSIS?

Por León Amala

Hace meses, el Presidente de Kenia, Daniel Arap Moi, desmintió
la acusación de que era partidario de crear un país para hutus y otro
para tutsis en Burundi y Ruanda, naciones cuya vida siempre ha
estado dominada por el antagonismo tribal de ambos grupos.

La misma acusacion fue rechazada por Estados Unidos cuando la
prensa atribuyó a su subsecretario para Asuntos Africano, George
Moose, entonces de viaje por Africa, una supuesta inclinación al
establecimiento de una "Hutulandia" y una "Tutsilandia" como
mejor solución para acabar con el mencionado antagonismo.

Tanto en Ruanda como en Burundi, los hutus representan el 85 por
ciento de la población y los tutsis el 15 por ciento restante.

Los enfrentamientos actuales al este de Zaire, donde el Ejército
de ese país se enfrenta a los banyamulengues, tutsis de origen
ruandés establecidos en la provincia de Kivu Sur desde el siglo
pasado, dieron paso a las acusaciones del Gobierno de Kinshasa
a los de Ruanda y Burundi de estar directamente implicados en el
conflicto.

Desde el comienzo de los enfrentamientos, el Gobierno zaireño
acusó a Ruanda y Burundi, cuyos gobiernos y ejércitos están en
manos de los tutsis, de respaldar a los banyamulenges para
establecer un "hima" -imperio- tutsi en la región de los Grandes
Lagos, que abarca el este de Zaire, Ruanda, Burundi y Uganda.

La acusación fue negada por los Gobiernos ruandés y burundés,
que, a su vez, acusaron a Zaire de respaldar a los hutus
refugiados en su territorio -más de un millón- tras los
disturbios políticos de Burundi en 1993, originados por el
asesinato del presidente Melchior Ndadaye (hutu), y la guerra
civil de 1994 en Ruanda.

Entre 500 mil y un millón de personas, en su mayoría tutsis,
murieron en el genocido ruandés, a manos de militares y
extremistas hutus, que hoy figuran entre los refugiados
instalados al este de Zaire, desde donde tratan de desestabilizar
a Ruanda.

Según Kigali y Buyumbura, Kinshasa respalda a los refugiados
hutus para establecer una "Hutulandia", lo que es rotundamente
desmentido por el Gobierno zaireño, que afirma mantener una
postura neutral en la crisis de sus vecinos.


LUZ VERDE A PLAN DE AYUDA INTERNACIONAL

Por Miguel Sanz

El plan canadiense de intervención
humanitaria en Zaire para socorrer a miles de refugiados tiene
finalmente la aprobación internacional, luego de varios días de
incertidumbre.

Un grupo de 14 países, entre ellos España y Estados Unidos, que
forman el denominado "comité dirigente" para la crisis del Zaire,
creó oficialmente el viernes en Ottawa la fuerza internacional
que debe prestar ayuda humanitaria en el este del Zaire.

"La fuerza multinacional ya está constituida oficialmente",
declaró el viceministro adjunto de Asuntos Exteriores de Canadá,
Paul Heinbecker, que actuó de anfitrión en la reunión.

El comité dirigente aprobó la iniciativa canadiense de instalar
un cuartel general con una fuerza militar multinacional en Entebe
(Uganda), para coordinar la misión humanitaria.

Uno de los primeros cometidos de esa fuerza será localizar a
todos los grupos de refugiados dispersos por la zona, con el
objeto de aprovisionarlos de víveres, que podrían ser lanzados
en paracaídas si no es posible hacerlos llegar por tierra.

"Si hay permiso para que circulen convoyes, irán los convoyes (a
suministrar las provisiones)", afirmó Heinbecker.

Pero el Gobierno ruandés y los rebeldes tutsis han estado
dificultando los convoyes en la zona, y se desconoce si será
posible hacer llegar el envío humanitario por tierra.

La iniciativa canadiense de lanzar los víveres tuvo el pasado
jueves la oposición del ministro zaireño de Información, Boguo
Makeli, quien dijo que su Gobierno no autorizaría el lanzamiento
de provisiones desde el aire.

Pero el Gobierno canadiense opina que las declaraciones de Boguo
Makeli no representan la voluntad del Ejecutivo de Zaire, ya que
el presidente de ese país, Mobutu Sese Seko, se ha comprometido
con Canadá a permitir el lanzamiento de los víveres.

Varias organizaciones humanitarias han criticado la idea de
lanzar desde el aire las provisones, alegando que podrían acabar
en manos no deseadas en vez de a los refugiados, que son quienes
verdaderamente los necesitan.

La iniciativa aprobada en Ottawa es la alternativa al plan
inicial acordado por el Consejo de Seguridad de la ONU hace dos
semanas, que preveía el despliegue de unos 10.000 soldados en
Zaire para abrir corredores humanitarios para los más de un
millón de refugiados, sobre todo ruandeses, que entonces había
en el país centroafricano.

Pero el retorno de centenares de miles de esos refugiados a
Ruanda originó tanto la oposición del Gobierno ruandés a la
fuerza multinacional, alegando que ya era innecesaria, como las
dudas de varios países sobre la misión, lo que obligó a su
replanteamiento.

En la reunión de Ottawa no se fijó el tamaño de la fuerza
multinacional, ni la duración de su mandato, pero se espera que
esté compuesta por entre 1.000 y 2.000 soldados.

Más de 20 naciones, incluídas algunas africanas como Malavi,
Sudáfrica y Senegal, se han ofrecido en los últimos días para
colaborar de una u otra manera en la misión de ayuda a los
refugiados.

Los 14 países asistentes a la reunión de Ottawa, representados
por sus embajadores en la capital canadiense, fueron Bélgica,
Camerún (en representación de la Organización para la Unidad
Africana), Canadá, España, Estados Unidos, Francia, Irlanda (por
la Unión Europea), Italia, Japón, Reino Unido, Senegal,
Sudáfrica, Suecia y Uganda.

LOS DRAMAS EN LA TRAGEDIA HUMANA

Por Erwan Jourand, enviado especial de la AFP

A la entrada de Sake, ciudad zaireña al oeste de Goma, el cadáver
de una anciana, cuyos pies y parte de la cabeza salían de un
toldo azul del ACNUR (Alto Comisionado para los Refugiados),
yacía al borde de la carretera.

La anciana, una refugiada que huía junto a cientos de miles de
otros de los campos del sur de la región de Kivu, fue atropellada
por uno de los grandes camiones de la caravana de vehículos que
llevan a los hutus ruandeses hacia el puesto fronterizo de la
"Pequeña Barrera".


Ruanda sólo está a unos diez kilómetros de Sake y la vieja
"mamá", como se designa en la región a las mujeres de una cierta
edad, no volverá a pisar su tierra natal.

Es uno más de los dramas dentro del drama del éxodo de la
multitud que camina sin víveres por las colinas que dominan Goma
para llegar hasta Sake, donde miembros de Organizaciones No
Gubernamentales (ONGs) reúnen a los refugiados y los instalan en
camiones que van hacia la frontera.

En el otro lado de la carretera, con una infinita tristeza en la
mirada, Marc Ntakavurom escruta el camino polvoriento por el que
avanzan los refugiados de Bukavu, más al sur. Dos niños, de tres
años y medio y nueve años, se agarran a su ropa.

Marc, que antes de la guerra civil ruandesa de 1994 era contable
del Banco Comercial de Ruanda en Gisengy, camina desde hace un
mes y medio. Huyó de su campo de refugiados de Kachucha, cerca
de Bukavu (sur de Kivu), y está perdido en la montaña junto a
miles de de sus compatriotas, hostigados por bandas armadas.

"Cerca de Shandje, al norte de Bukavu, ví morir a mucha gente a
balazos o de hambre y tuvimos que comprar alimentos a los
zaireños para dar de comer a nuestros niños", explica Marc.

"Tuvimos que hacer trueque con los zaireños: un vestido por un
kilo de patatas", dice el ex contable, que asegura que no ha
"comido nada desde hace tres días".

El jueves por la mañana, en Minova, cerca de Sake, Marc se
levantó junto a sus dos niños. Su mujer, embarazada de cuatro
meses, y otros dos de sus hijos, Patrick y Oscar, habían
desaparecido "perdidos en la masa. No sé si los voy a encontrar,
ya que nos dicen que sigamos avanzando hacia la frontera".

A los lados de la carretera se ven pequeños puestos zaireños,
donde se vende mandioca, patatas dulces, tomates y cigarrillos
"Supermatch".

Budingo Mvunbo, ex estudiante zaireño de teatro actualmente
empleado de la ONG británica Save the Children, pasa en medio de
los refugiados, megáfono en mano. "Hermanos, hermanas: es hora
de partir. Mamás, echemos a andar. Díganles a los niños que del
otro lado de la frontera les darán pasteles", dice sonriente e
imitando el pausado andar de los ruandeses. (EFE) (DIARIO HOY)
(P. 10-A)
EXPLORED
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