LIMA. 20 dic 96. Una plegaria elevaron ayer millones de
peruanos en todas las iglesias, orando "para que Dios ayude"
al presidente Alberto Fujimori a encontrar un camino de
solución sin sangre, que permita salvar a alrededor de 490
rehenes -según un fax firmado por los tomados por el grupo
terrorista Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) en la
embajada del Japón, el martes en la noche.

El Congreso, la Corte Suprema de Justicia y todos los sectores
políticos, económicos y sociales, insistieron en buscar "una
solución negociada, sin derramamiento de sangre", diligencia
harto difícil pues los secuestradores, además de la liberación
de 450 presos de su organización, piden el cambio del modelo
económico peruano y sobre todo el pago de un impuesto de
guerra a cambio de la entrega de los rehenes.

El gobierno en principio desechó una intermediación de Cuba y
peor de la presencias de fuerzas élites antiterroristas de
rescate de EEUU, país que ha pedido no ceder a las presiones
de los terroristas, en razón de que daría un mal ejemplo para
futuras negociaciones.
Sin embargo, ayer, un equipo de consejeros de seguridad de
EEUU llegó a Lima para colaborar en la resolución de la toma
de rehenes, según anunció este jueves el departamento de
Estado norteamericano.

Fujimori recibió anoche la visita del canciller japonés,
Yukihiko Ikeda, quien llegará acompañado de los embajadores de
otros países donde Japón tiene presencia comercial y
económica. El fin es ayudar a encontrar la solución negociada.

La prensa comprendió ayer el mutismo del gobierno como algo
necesario para no entorpecer las negociaciones que llevan
adelante las dos partes. Pero reconoció que la receta o
solución "no es el hermetismo sino el abrir canales de
diálogo".

Los peruanos reconocieron que esta acción del MRTA, cuyo líder
de la acción es Cempa Cartolini, alias "comandante Evaristo",
asesta un duro golpe y echa al traste las victorias alcanzadas
por Fujimori en el campo del terrorismo y la guerrilla.

Además, no se explican que el gobierno "haya bajado la
guardia" en estas dos materias que fueron exhibidas al mundo
como sus mayores logros, permitiendo la acción del MRTA en
instantes en que se pensó que a este grupo se le había dado
"la partida de defunción".

Quien no ha dicho una sola palabra sobre el tema es el
presidente Fujimori. Quizá esperaba la llegada del canciller
japonés pues, según se conoció ayer en Lima, ya que el asalto
se dio en una sede diplomática que no está bajo jurisdicción
peruana sino japonesa, las partes no pueden llegar a acuerdos
sin la presencia de un negociador nipón.

Nadie asume la responsabilidad

Las primeras conversaciones se iniciaron al anochecer del
miércoles, después que el MRTA liberara a un grupo de rehenes
formado por cinco diplomáticos, entre los que estaban los
embajadores de Alemania, Heribert Woeckelk; Alcibiade Karokis,
de Grecia, y de Canadá, Anthony Vincent; el agregado cultural
de Francia, Hyacinthe de Montera, y el diplomático peruano
Armando Lecaros.

El grupo recibió el encargo de ser "contacto y puente" con el
gobierno, que designó al ministro de Educación, Domingo
Palermo, como su negociador.

En una reunión de gabinete que se realizó en la madrugada de
ayer, Palermo recibió instrucciónes para la negociación y se
reunió por segunda vez con la comisión encabezada por Vincent,
el embajador canadiense. Palermo informó a Fujimori de sus
primeros contactos con los mediadores de los guerrilleros,
pero no se dieron detalles del encuentro.

En una rueda de prensa posterior, Vincent dijo que el papel de
los cinco diplomáticos era transmitir las exigencias del MRTA
al gobierno, pero aclaró que la "comisión no es directamente
responsable de las discusiones oficiales entre las dos
partes".

Según dijo, el delegado de la Cruz Roja en Lima, Michel
Minnig, fue nombrado "negociador oficial". Mientras Minning se
pasó todo el día pasando alimentos, agua y medicinas del
exterior a la residencia, el Comité Internacional de la Cruz
Roja aclaró ayer desde Ginebra que actúa únicamente como un
intermediario neutral.

Japón siempre cede

Enfrentados anteriormente en varias ocasiones a capturas de
rehenes, el gobierno y las empresas japonesas siempre se
plegaron a las exigencias de los terroristas para garantizar
la vida de los cautivos, recordaban ayer los observadores.

Un caso célebre en los anales de la piratería aérea es el del
DC8 de la Japan Airlines desviado en 1977 a Bangladesh por el
Ejército Rojo japonés, con más de 150 pasajeros a bordo.

El gobierno, que tenía presente el drama de un ataque similar
del mismo grupo en 1972 en el aeropuerto de Tel Aviv, que dejó
un saldo de 24 muertos y 76 heridos, aceptó inmediatamente
entregar un rescate de seis millones de dólares.

La única excepción a esta regla fue el asalto por una unidad
antiterrorista de la policía a un Boeing 747 de All Nippon
Airways (ANA) en mayo de 1995 en el norte de Japón.

Otra versión del asalto

Ni disfrazados de "mozos" o como enviados de una florería, los
guerrilleros del MRTA dinamitaron una pared de la residencia
del embajador del Japón en Perú para tomarla y mantener
secuestrados a cientos de personalidades desde la noche del
martes, se aseguró ayer en Lima.

Un oficial de la Subunidad de Acciones Tácticas de la Policía
Nacional informó que alrededor de 15 sediciosos volaron con
explosivos de alcance medio una pared al fondo de la casa,
colindante con otra que está abandonada desde hace tiempo y
que ellos habrían ocupado con antelación.

Los "emerretistas" ingresaron por la brecha disparando al
aire, aprovechando la confusión que provocó el estallido entre
los invitados a una reunión social y sus custodios.

Así pudieron ingresar a la sede del diplomático fusiles,
pistolas, granadas, instalazas (mini cohetes que se lanza a
distancia) y municiones, con los que lograron dominar a no
menos de 300 personas que se encontraban celebrando el
nacimiento del Emperador Akihito.

Los guerrilleros del Movimiento Revolucionaro Tupac Amaru
utilizaron además una camioneta robada hace varios meses, y
que pintaron con los símbolos de una ambulancia, lo que les
permitió infiltrar sin riesgo en la zona las armas.

El asalto coordinado incluyó el descolgamiento desde azoteas
vecinas de los guerrilleros, que saltaron al jardín
residencial aumentando el grado de confusión entre los
asistentes.

Con los invitados echados al piso en medio de la balacera
entre los subversivos y los custodios, desde el exterior, un
jefe policial gritó "¡están rodeados, ríndanse!", que fue
contestado por un " ¡patria o muerte, venceremos!". Enseguida
hubo fuego de metralleta y cayeron bombas lacrimógenas que
provocó la rendición al momento de las fuerzas del orden,
indicaron las fuentes. (AFP) (DIARIO HOY) (P. 3-A)
EXPLORED
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