Quito. 11 dic 96. A Frank Vargas le gusta hablar de seguridad.
Quizá es el tema que con mayor entusiasmo le mantiene en el
Ministerio de Gobierno que, históricamente, ha sido el
principal escenario de las negociaciones políticas, de las
estrategias parlamentarias y de los cabildeos secretos.

Y aunque Vargas sostiene que hace "política de alto nivel" es
evidente que cuando habla de su gestión prefiere referirse a
su "Plan de seguridad Ciudadana".

Según él, este plan es un proceso -"como la democracia", dice-
en el que no solo interviene la prevención policial sino la
comunidad y todos los esfuerzos por cambiar la estructura
mental del ciudadano.

"He elaborado un plan que va más allá de la costumbre
policial. Es de movilización ciudadana en la que participará
todo el conglomerado porque en el país debe haber orden,
disciplina y seguridad", asegura el ministro.

Según Vargas, el programa está financiado y entre las primeras
acciones está la emisión por parte del Registro Civil de un
carné o tarjeta única que servirá como cédula de identidad, de
seguridad social, licencia de manejo e incluso, si llega a un
acuerdo con los bancos, para los cajeros automáticos.

"Así podremos tener un currículum de cualquier persona en solo
segundos", dice Vargas, mientras examinaba una muestra del
carné en cuestión.

La rehabilitación social también entra en los proyectos de
Frank Vargas. El ministro quiere que los presos entren en un
proceso productivo que les permita sostener a su familia y
que, cuando salga en libertad, significa una reinserción más
fácil a la sociedad. "El detenido, por muy delincuente que
sea, tiene derecho a ganar el pan de su familia y no ser un
cáncer para la sociedad ni el Estado. Tiene que educarse y
tener un oficio", dice Vargas quien habla de un "sentido
empresarial" en la rehabilitación. Próximamente, dice, se
inaugurará una cárcel en Portoviejo que funcionará bajo este
concepto.

Pero para Vargas la inseguridad no está solo en la acción
delincuencial. Está en la basura que la gente apila en las
calles, en el absurdo alambrado eléctrico y hasta en el
aparcamiento de un vehículo en plena esquina. "Tenemos un
cultura atorrante de irreponsabilidad. Pensamos que echando la
basura en la calle se soluciona el problema de la casa pero no
nos importa lo que pasa afuera", sostiene.

CONTROL URBANO Y UNA CUARTA FUERZA MILITAR

Vargas cree que existe un problema cultural que hace necesario
que en la educación se incluya un programa que forme un "un
hombre solidario" que además sea puntual porque la
"inpuntualidad hace mucho daño al país".

El ministro está convencido que este Plan solo funcionará con
la acción participativa de la comunidad. "Hay cosas sencillas
como reprimirse a orinar en la pared, a escupir en el suelo o
a tirar la basura".

Control en la ciudad

Vargas propone que en las ciudades se establezca una
estrategia de seguridad que se base en la participación
policial y barrial. Ha hablado con el alcalde para hacer una
"cuadrícula" de la ciudad e instalar un Centro de Operaciones
de Comunicaciones que una a los barrios, a los guardias
privados, a los policías y a los ciudadanos de tal forma que
un delincuente que ha cometido un crimen en un lugar
determinado sea prácticamente cercado. Incluso, quiere
instalar cámaras de televisión en zonas "vulnerables" como las
áreas donde se ubican los bancos.

Pero para esto, dice, hay que fortalecer a la Policía y darle
la infraestructura que le permita ser una Policía de Bosques,
de Caminos, de Niños, de Turismo, de Ancianos. "Luego habrá
que incrementar el servicio de helicópteros que por su
agilidad son idóneos para combatir a la delincuencia", agrega.

Una propuesta en discusión

Dentro de este Plan de Seguridad, Vargas ha pensado en un
cambio radical de la Policía. Quiere que la institución, sin
perder su independencia, se convierta en la cuarta fuerza
militar. Esto, dice, no significa que se va a militarizar a la
Policía pero coordinará con el Ministerio de Defensa aquellas
tareas de seguridad que requiera la utilización de los ciertos
equipos de comunicación, base de datos o helicópteros. La
Policía seguirá coordinando con los otros ministerios aquellas
tareas distintas a la seguridad.

Vargas no acepta que se diga que no hace política y que su
función ha quedado reducida a trabajar con la Policía. "Hago
alta política", dice convencido. "Busco consensos con el
pueblo que madruga a las cuatro de la mañana. Busco respuestas
y soluciones", insiste entusiasta, y repite que su
participación con gente de la calle en las madrugadas "es un
acto político de alto nivel".

Vargas dice que busca la unidad y la armonía con los obreros
y los estudiantes. "Estoy más allá de la negociación... Yo
dialogo sin troncha o pago. Dicen que estoy ausente de la
política pero creo que como nunca un ministro de Gobierno ha
estado tan metido en la política. Voy a los barrios, las
empresas, instituciones, colegios. Eso es política en el más
alto nivel", sostiene el ministro. Cuando se le pregunta si
tiene contactos con los diputados ,dice que sí, pero que no
busca mayorías en base a ofertas sino con propuestas y
debates.

ALGO MAS

- Vargas no acepta que el Gobierno está tratando de acabar con
el sindicalismo público pero cree que en ese tema debe haber
profundos cambios.

- Solo están bajo la protección de los sindicados unas 800 mil
personas de las 4 millones que son económicamente activas.

- "Hay que eliminar los privilegios de los sindicatos para
ayudar al resto", dice.

- Cuando se le pregunta si el Gobierno hace exactamente lo
contrario que él pregonaba sobre seguridad social, Vargas dice
que el 15 por ciento de los ecuatorianos que está protegido
por el Seguro Social deben entender que la mayoría también
necesita protección.

- Por ello, justifica que se busque un modelo en el que los
aportes ingresen en el sistema financiero.

- También niega que se vaya a privatizar el sector petrolero.
"El Gobierno está planteando la capitalización y concesión. El
Estado seguirá siendo el dueño del sector petrolero. Acepto
que haya deate pero no el paro porque ése es un síntoma de
intolerancia".

- El ministrio está preocupado por su imagen pública, luego de
que fue abucheado en la Plaza de Iñaquito. Cree que eso se
debió a un complot organizado por los enemigos del Gobierno.

(DIARIO HOY) (P. 3-A)
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