Quito. 12 dic 96. En Argentina, la convertibilidad elevó
el desempleo del 8 al 17,1%. Muchas empresas
ecuatorianas admiten no estar listas para competir.

E l tema empleo preocupa a empresarios, trabajadores
y Gobierno. Los tres sectores saben que el esquema
de convertibilidad monetaria provocará desempleo.

El caso de Argentina -que todos toman como ejemplo,
porque es el único país que lo aplica y de donde han
venido los asesores- es claro en materia laboral: el
desempleo pasó del 8% al 17,1%.

Según revela un estudio del Instituto Latinoamericano
de Investigaciones Sociales (ILDIS), las crisis de los
modelos desarrollistas y neoliberales han golpeado
duramente al sindicalismo en tres de sus funciones
básicas: defender el salario real, el empleo de los
trabajadores y la legislación protectora.

Contribuyen a este escenario, el crecimiento del
sector informal y una tendencia patronal y estatal a
flexibilizar las normas laborales. Mecanismos como
la contratación colectiva y los conflictos parciales
por el salario nominal sufren un grave deterioro.

Ecuador es parte de este panorama. La propuesta
oficial de flexibilización laboral contempla libre
contratación, baja de utilidades, eliminación de la
contratación colectiva en el sector público, trabajo
por horas...

Según cifras del Frente Unitario de Trabajadores
(FUT), el desempleo actual del país se ubica
alrededor de un 18%de la Población Económicamente
Activa (PEA), y el subempleo supera el 60%.

La información oficial es diferente. El Instituto de
Estadística y Censos (Inec) sostiene que entre agosto
y noviembre de 1995, el desempleo abierto pasó del
8,4 al 6,9%.

¿Qué pasará con el nuevo esquema? El Gobierno dio
un plazo de cuatro meses para que patronos y obreros
preparen los proyectos de flexibilización. De no
hacerlo, enviará su propia propuesta al Congreso.

Al momento, ni siquiera están conformadas las mesas
de concertación, que podrían suavizar el impacto sobre
el sector laboral, que cargará con el mayor peso de la
reforma.

César Verduga, ex ministro de Trabajo, sostiene que la
convertibilidad supone que las empresas nacionales
están obligadas a ser competitivas en un corto plazo.
La forma más rápida de serlo es bajando los costos de
producción y disminuyendo el número de trabajadores,
de modo que el efecto inmediato de la convertibilidad
será el desempleo.

"El propósito del Gobierno es convertir a los
trabajadores en una masa precaria, sin derechos, para
evitar el auge del desempleo".

¿Cuál es la salida? Verduga cree que es necesario un
acuerdo entre patronos y trabajadores, en el marco del
pacto social para evitar el desempleo.

Fausto Dután, ex presidente del Frente Unitario de
Trabajadores (FUT), cree que existe un doble juego del
Gobierno: si se aplica la convertibilidad, el desempleo
será inminente, pues se abrirán las importaciones y se
abaratarán los productos importados, en desmedro de la
producción ecuatoriana.

"Las empresas locales no podrán competir, y muchas,
sobre todo pequeñas y medianas, cerrarán. Las que
quedan deberán desarrollar una alta tecnología y
emprender una reconversión industrial, pero será
difícil cuando siguen dependiendo de créditos
externos".

"En el sector artesanal y de la pequeña empresa, que
ocupan alrededor del 60% de la mano de obra, la
situación será catastrófica, pues se trata de mano de
obra no calificada".

Hay otro problema visto desde el lado de los
trabajadores: "algunos empresarios no han superado
cierta mentalidad cavernaria, que concibe al trabajador
como una carga y no como una inversión". La
desaparición de la fuerza laboral es evidente. En los
últimos cuatro años, más de 2.000 empresas pequeñas
y medianas han cerrado en todo el país.

Según Gustavo Pinto, presidente de los industriales de
Pichincha y gran impulsador del pacto social, "a los
empresarios les preocupa, tanto como a los
trabajadores, la posibilidad de desempleo". La
inquietud es mayor tomando en cuenta que no se han
creado nuevos empleos en los últimos dos años. "El
reemplazo de personal es una acción permanente y,
quizá obligatoria, en las empresas para mejorar la
eficiencia y productividad y bajar costos, pues uno
empleado nuevo es menos caro que un antiguo". Es
la tesis empresarial.

Salario: nada está claro

La unificación salarial entra en el esquema de
convertibilidad. Pero mientras no se apruebe, las
alzas salariales deben continuar.

No obstante, el Gobierno anunció una elevación del
10% de la masa salarial solo para el sector público,
mientras el privado se regirá por las comisiones
sectoriales de salario mínimo.

Según Guadalupe León, ex ministra de Trabajo, se
debe respetar el Código del Trabajo vigente, que
en su Art. 134 dice que cada semestre habrá un
incremento general de remuneraciones.

Informó que 123 comisiones trabajan en la
preparación de las tablas salariales que regirán
desde el 1 de enero de 1997.

Asimismo, el Consejo Nacional de Salarios
(Conades), se reunirá en estos días, pero no se
sabe si fijará o no el incremento general.

Argentina: bajan los ingresos y sube el ahorro

El temor a quedar desempleado llevó a los
argentinos a moderar su consumo y aumentar
su tasa de ahorro.

Si bien Argentina logró un repunte en los
indicadores macroeconómicos, el consumo
popular sigue postrado, los quebrantos
comerciales aumentan y el desempleo sigue
estacionario, según reportes del cable
internacional.

La agencia AFP, señaló que al banquete
gubernamental que celebra del fin de la
depresión no parece haber sido invitada la
mayoría de la población, en particular las
clases media y baja de la sociedad, que
continúan transitando la cuerda floja.

Los quebrantos empresarios sumaron 945
en los 10 primeros meses del 96, mientras
que en 1995 llegaron a 667, un indicador de
que aún no pasa el momento grave para los
agentes económicos.

El poder adquisitivo de los salarios registró
una pérdida estimada en el 1% en lo que va
del año, según institutos privados de medición.

La postración salarial, según los analistas,
representa el elemento de mayor influencia
que conspira contra una reactivación del
mercado interno. Algunas entidades indicaron
que los salarios son cada vez más bajos, debido
a que el reemplazo de un trabajador por otro, si
es que el puesto de empleo se conserva, lleva
aparejado, con frecuencia, un ajuste hacia abajo.

El desempleo trepó del 7% en 1989, año en el que
asumió Menem, a 17,1% en 1995, transformándose
en el peor indicador del plan económico y en el tema
que más preocupa de los argentinos. (FUENTE:
EL COMERCIO)

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