Quito. 15.01.95. Ya en el umbral del siglo XXI, todavía en el
Ecuador se presentan de manera reiterada situaciones de violencia
contra la mujer. Es lamentable y a la vez cuestionable la
realidad que experimenta el sector femenino de la población, más
aun cuando las agresiones provienen generalmente de sus propios
cónyuges o convivientes.

Casos de violencia doméstica ocurren en cada uno de los rincones
del mundo, siendo la mujer la víctima más potencial de maltrato
en su hogar. Sin embargo, la diferencia con otros países radica
en que, a decir de los estudiosos del área penal, aquí no se
cuenta con un apropiado marco jurídico que vele legalmente por
los derechos de ellas.

Carmen Troncoso Ferrín, titular de la comisaría de la Mujer y la
Familia en diálogo con HOY afirmó que si la Constitución plantea
la no discriminación, en la práctica el Código Penal también debe
ser congruente en este sentido con las mujeres y permitirles, por
ejemplo, denunciar ellas mismas a sus esposos.

Agrega que en las naciones vecinas se nota un gran adelanto en
cuanto a las penas que se les otorga a quienes agreden a sus
cónyuges, asegurando que bien podría tomarse estos casos como
ejemplos para aplicarlos en el Ecuador, puesto que las mujeres
siempre estarán indefensas frente a la superioridad física del
hombre.

DATOS ESTADISTICOS

La comisaría de la Mujer y la Familia conjuntamente con la
fundación María Guare ha elaborado el primer boletín estadístico
de los casos de violencia doméstica y delitos sexuales
denunciados en esta dependencia de abril a junio de 1994, donde
se ve reflejada en cifras y porcentajes los tipos de maltrato que
recibe la mujer que habita en Guayaquil.

El documento revela que del total de denuncias receptadas en el
tiempo que comprende el estudio, el 86% corresponde a un tipo de
maltrato doméstico y sexual, mientras el porcentaje restante se
trata de otra clase de trámites.

Un dato preocupante es el importante número de mujeres solteras
(22%) que son víctimas de agresión. El estudio refiere también
que la mayoría de los maltratos propinados se canalizaron a
través de golpe de puño, de pie, bofetadas y latigazos.

CAUSAS

El tipo de educación que ha recibido en el hogar es una de los
principles motivos que induce al hombre a ser agresivo, explica
la psicóloga clínica Auxiliadora Elizalde Egüez, agregando que si
ha estado acostumbrado a comunicarse con insultos para conseguir
algo, utilizará esta forma de expresión con su esposa, y si eso
no surte efecto, seguirá con las bofetadas, golpe de puño o
cualquier otra forma de maltrato físico.

Otras causas podrían derivarse del estado en el que se encuentra
el hombre. La psicóloga Elizalde asegura que en la mayoría de
casos de violencia doméstica, el agresor se encuentra ebrio o
drogado.

El desempleo del jefe de la familia también degenera en violencia
contra la esposa, debido al estrés y la tensión que sufre por
falta de recursos económicos.

Algunos hombres asumen que la violencia es un medio para "educar"
a su pareja, puesto que creen que esto está dentro de sus
funciones, dice la psicóloga. Esta actitud machista perjudica a
la familia y a la sociedad, puesto que el maltrato doméstico no
es un problema individual, sino social de nuestro medio.

LLEGAN A ABANDONAR EL EMPLEO

A decir de la psicóloga Elizalde las mujeres que se someten a una
conducta violenta, son generalmente aquellas que provienen de
hogares, cuya vida familiar se ha visto envuelta en un ambiente
de agresión del padre hacia la madre, o de los padres hacia los
hijos.

Manifiesta que una esposa agredida por primera vez, además de
justificar la acción de su cónyuge, se resiste a creerlo. Sin las
escenas de maltrato se repiten, ella se atemoriza y termina
sometiéndose o en caso contrario, revelándose formulando la
respectiva denuncia.

La mujer que se somete a este tipo de conducta pierde su
autoestima, se desvaloriza, se aisla, llegando incluso a
renunciar a sus empleos y a resistirse al contacto con el resto
de sus familiares, reitera.

LOS HIJOS TAMBIEN SON VICTIMAS

Los niños son afectados en gran manera al ser testigos de
situaciones de violencia en su hogar, se vuelven niños
atemorizados, y esto se expresa a través de sus estudios y su
conducta en general cambia, se retraen o se vuelven agresivos,
provocando una cadena de conductas agresivas que avanzan de
generación en generación.

También se puede a ver a los niños afectados con dolores
estomacales o cualquier otro síntoma de estrés producido por la
violencia de la que forma parte, en algunas casos como simple
espectadores y en otras, tomando partido por alguno de sus
progenitores.

LA TERAPIA

Al comienzo, los hombres temen que la mujer denuncie la agresión
en una comisaría o juzgado de lo penal, puesto que no quieren ser
apresados. También demuestran que no quieren la separación y que
están a favor de sobrellevar y mantener las buenas relaciones en
el hogar, indica la psicóloga Auxiliadora Elizalde.

También un grupo de varones se muestra renuente y con pocos
deseos de resolver el problema, incluso hay unos que ni siquiera
muestran interés en la situación del hogar, hasta que la mujer
resuelve decididamente abandonarlo, señala.

La terapia a la mujer consiste en su revalorización, en aumentar
su autoestima y concientizar el asunto como un problema social y
no solo personal, argumenta la psicóloga Elizalde. "Se le ayuda a
estudiar el caso, buscar las causas que los induce a las
situaciones violentas y a cómo resolverlos".

En cuanto al hombre, es necesario primeramente que él acepte que
es violento, que analice el por qué de su comportamiento y que
reflexione cómo esta conducta va en detrimento de la relación de
la pareja, enfatiza.

Según el criterio de Auxiliadora Elizalde, no es aconsejable,
como ocurre en algunos casos, abandonar la terapia hasta que la
especialista lo considere necesario, puesto que esto sería
contraproducente.

COMISARIA DE LA MUJER SOLO PARA CONTRAVENCIONES

La Comisaría de la Mujer y la Familia empezó a funcionar en
Guayaquil el 9 de marzo del pasado año. Fue creada a través del
acuerdo N 3.548 por el Ministerio de Gobierno y su intención era
dar apoyo no solo legal a la mujer que sufría de agresiones en su
hogar como parte de la violencia doméstica que existe en nuestro
medio, sino una asesoría técnica, que era proporcionado por la
fundación María Guare. Un grupo de voluntarias, entre ellas,
abogadas, promotoras sociales y psicólogas que laboran en el
tercer piso de la Gobernación actúan en lo que antes se
denominaba como "mediación de conflictos".

Posteriormente, Quito, Esmeraldas y Cuenca fueron instaurando
también la comisaría de la Mujer.

En la actualidad por disposición gubernamental las denuncias de
cualquier tipo de delitos deben hacerse en cualesquiera de los 12
juzgados de lo penal que funcionan en la Corte Superior de
Justicia de Guayaquil.

Todas las comisarías receptarán denuncias solo por
contravenciones, puesto que ya no tienen competencia para conocer
delitos. Además, anteriormente se extendía boletas de captura,
cosa que hoy ya no puede hacerse. Solo darán boletas de auxilio,
de comparecencia inmediata y de citación.

Al respecto la titular de la comisaría de la Mujer, Carmen
Troncoso Ferrín asegura que el cambio debió ser más paulatino y
que en cierta forma se ha perjudicado a la ciudadanía, explicando
que en esta dependencia reciben asesoría humana, social y
psicológica, mientras en la Corte aún no existe un juzgado de lo
penal de la mujer, para recibir este tipo de apoyo.

SI USTED ES AGREDIDA DEBE:

- Presentar la denuncia de forma inmediata en la comisaría de la
Mujer y la Familia, donde le harán el reconocimiento médico
respectivo, para establecer si se trata de un delito o una
contravención.

- Si el informe médico, practicado por los legistas, indica que
la víctima amerita más de tres días de descanso, el caso va a la
corte y es el juez penal, quien ordena cualquier diligencia o
acto procesal.

- Si se trata de una contravención, es decir que no requiere de
más de tres días de descanso, entonces es competencia de la
comisaria, y por lo tanto, ahí le van a proporcionar asistencia
médica, social y psicológica.

- Luego, debe ayudar a la localización del agresor para que
conjuntamente, ambos reciban la terapia del caso, que en
Guayaquil la proporcionan las psicólogas de la fundación María
Guare, a fin de superar este tipo de violencia que afecta, no
solo a la pareja sino también a los vástagos. (8B)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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