Quito. 25.01.95. Las tierras desérticas tienen graves consecuencias en la economía del Ecuador. Su influencia afecta las posibilidades de supervivencia de la flora y fauna, indispensables para la población humana. El sobrepastoreo se considera la antesala de los desiertos. Aún cuando no se dispone de datos sobre los costos económicos y sociales que causan los suelos yermos, en lo que se refiere a la pérdida de producción, salta a la vista que es indispensable buscar datos suficientes sobre su extensión y sus efectos, para planificar programas nacionales que se constituyan en una verdadera lucha contra la despoblación de árboles. Además es indispensable la elaboración de medidas correctas y adecuadas. SOBREPASTOREO Hay que mencionar el desconocimiento de los mecanismos que ocasionan las zonas áridas por parte de la generalidad de la población. No se ha impulsado en la medida que se requiere, la formación de personal especializado para confrontar y emplear medidas de solución en las regiones áridas de todo el país. Entre las causas que originan los desiertos, debe mencionarse en primer lugar el deterioro del suelo por compactación ejercida por el ganado. No se han practicado sistemas de manejo sostenido de pastos en regiones de baja fertilidad, en una etapa experimental. Hay que señalar que en muchas zonas existe un mayor número de cabezas por unidad de superficie que aquel que el suelo puede soportar. El pastoreo se hace ininterrumpidamente durante el año y sobre los mismos terrenos. A esto se suma la costumbre de poner el ganado en los rastrojos para así eliminar todo vestigio de ellos perjudicando considerablemente las cualidades del suelo, en lo que a provisión de materia orgánica se refiere. La población ganadera no sólo que disminuye sino que desaparece, como ya ha sucedido en varios sectores de la Península de Santa Elena. La compactación y el sobrepastoreo aceleran el lavado de la capa fértil del suelo, erosión y destruyen la importante vegetación secundaria que se establece es de limitado valor y no puede soportar la vida silvestre existente antes de deforestaci6n. AREAS AFECTADAS Las áreas secas o áridas del Ecuador son: Valle del Chota (Imbabura-Carchi); sector de Guayllabamba, San Antonio, Calderón y Zámbiza (Pichincha) Panzaleo Cutuchi (Cotopaxi); Valle del Río Patate (Tugurahua); Este de Riobamba-Guano, Tai-Cujibíes, descenso al Chambo, Sibambe- Huigra, Palmira (Chimborazo); de Catamayo, Malacatos y Vilcabamba (Loja). El norte de provincia de El Oro, Isla Puná Península de Santa Elena (Guayas); sur y centro de la costa manabita. Se estima un índice progresivo de zonas estériles de aproximadamente 5.000 hect. por año en el Ecuador. En la provincia de Loja, el avance del desierto ha venido presentándose especialmente en los cantones de Macará, Zapotillo. Paltas y Caldas, afectando aproximadamente a las dos terceras partes de la provincia. Según estudios de Velásquez, en 1984, la población rural afectada, en la provincia de Manabí en 1974, era de 39.089 habitantes. En las faldas del Chimborazo y del Carihuairazo, el sobrepastoreo de ovejas está causando erosión. También existe un serio problema en áreas de Manta y Portoviejo. COMO RESPONDER AL SOS DE LOS BOSQUES La disminución de bosques tiene repercusiones negativas en la economía nacional. En 150 años se han destruido tres millones de hectáreas de bosques naturales anualmente se deforestan 250 mil por causas tales como: la explotación de las compañías madereras, consumo de leña, agricultura y ganadería, incendios forestales y colonización. Como ya se indicó, la tasa de deforestación en el Ecuador fluctúa entre 250 y 300 mil hectáreas anuales, mientras que la tasa de reforestación es mínima, pues se han plantado 100 mil hectáreas de bosques desde 1962, y de madera casi exclusiva en la Sierra. Entre 1976 y 1981 se han deforestado cerca de tres millones, 200 mil hectáreas, según Vivanco. Es necesario incrementar el crédito para reforestación, educar al público sobre la utilización del bosque y frenar la corrupción administrativa que obstaculiza su control. Hay proyectos que utilizan tierras forestales para cultivos y ganadería. Los colonos utilizan métodos de explotación de bosques, muy primitivos o inadecuados, como sierras circulares que producen enorme perjuicio y desperdicio de los recursos. Sólo 1 de cada 10 árboles talados en el Oriente se aprovecha como producto acabado. El acarreo de los árboles cortados causa gran destrucción, especialmente a los que están empezando a crecer y que son el potencial de regeneración del bosque. Entre los vacíos de la Educación Técnica para la explotación del bosque tropical; falta de manuales actualizados sobre el manejo de bosques tropicales. Por regla general, los técnicos forestales han sido entrenados en países industrializados,o con los perjuicios de esos lugares, por lo tanto, están orientados hacia la producción selectiva para exportación, prestando menor atención a la posibilidad de otros usos del bosque. La explotación selectiva se da por una profunda ignorancia del conjunto total de especies y uso potencial. En los colones no existe ninguna noción ecológica o preocupación sobre el futuro de los bosques; para muchos de ellos en un árbol no ven sino un trozo de leña o la posibilidad de madera o palos para la construcción. A esto se añade que el personal forestal es insuficiente y se encuentra mal equipado. El uso, ampliamente difundido, del fuego para terminar con la vegetación en apariencia inútil degera en grandes incendios forestales. ALTERNATIVAS El Estado debería tratar de frenar el estímulo de la expansión de la frontera agrícola y concentrarse más en incrementar la eficiencia de los métodos usados en las tierras actualmente cultivadas. Debería incrementar los esfuerzos para tratar de recuperar tierras a punto de convertirse en desérticas, para reincorporarlas a la producción, siendo esto más urgente cuando más aumenta la presión demográfica, realidad para la cual no es la solución la ocupación de la selva. Debe haber más preocupación estatal para el incremento y mejor formación del personal encargado del control estricto de la explotación de recursos naturales. Otra alternativa necesaria es la continuación de la defensa e incremento de reservas ecológicas que son una especie de fondos naturales, puestos a intereses en bien de las nuevas generaciones. Cada especie de árbol requiere 10.000 ejemplares para tener un conjunto genético adecuado para la reproducción; por lo tanto deben preservarse territorios de considerable extensión donde pueden darse las condiciones adecuadas para este proceso. existen muy pocas áreas protegidas de bosques tropicales de esta extensión (Cultural Survival, 1983). LAS CONSECUENCIAS DE LA DEFORESTACION Se calcula que se necesitan cerca de mil años para que se restablezca completamente el ecosistema del bosque primario. Cuando desaparece el bosque o se talen en exceso los árboles, sobreviene la extinción de especies, algunas de importancia económica; se producen efectos perjudiciales en los ecosistemas adyacentes. Los árboles retienen la humedad del suelo y sus raíces fijan las tierras de declive; sin estos diques naturales, los deslizamientos aumentan la sedimentación de los ríos, embalses y presas. Se alteran los patrones regionales de los ciclos de agua. Disminuye materia prima para la explotación industrial maderera y encarece lo costos de los productos derivados. en suma es la economía nacional seriamente afectada. LA PERDIDA DE BOSQUES TROPICALES En la "Cumbre de la Tierra" realizada en Río de Janeiro, uno de los puntos de mayor énfasis fue la preservación en lo que resta de bosques tropicales en el Ecuador es del 2,4 % (142.500 hect.), correspondientes en su mayor parte a la Región Amazónica. En la fase de producción de petróleo, por cada pozo se deforestan entre 2 y 5 hectáreas de bosque. Se estima que en Esmeraldas se explotan en forma selectiva unas 8.000 hectáreas por año. En la Península de Santa Elena, los bosques se han extinguido en una extensión superior a los 5.000 Km2. Entre las principales especies que se han exterminado tras 50 años de explotación están: el guayacán, palo santo, palo de vaca y bálsamo. Casi un 11% de la Región Amazónica ecuatoriana ha sido deforestada. En la última década han sido cortados no menos de 8.000 millones de árboles (Albán y Reyes, 1986) La deforestación en el Oriente, efectuada por empresas petroleras para la apertura de carreteras asciende a 200 mil hectáreas, según Ortiz Crespo, (1989). La construcción de la carretera Cuenca-Loja permitió a los campesinos deforestar el nudo de Acacana, entre Loja y Saraguro. Aproximadamente, 4 mil hect, por año de áreas boscosas son taladas para ampliar la frontera agrícola de la provincia de Esmeraldas, según estimaciones hechas en 1979 por funcionarios forestales. Las necesidades de energía primaria son satisfechas con el consumo de leña, en un 8%. Esto ha llevado al agotamiento de los recursos leñosos en zonas localizadas en las provincias de Imbabura, Cotopaxi, Chimborazo y Loja. * TEXTO TOMADO DE EL TELEGRAFO (22.01.95) (Pág 5)

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