Aburrida resultó la segunda novillada de Feria llevada a cabo ayer, en la Plaza de Toros Quito. El deslucido comportamiento de los novillos de Triana y el fuerte viento que sopló durante todo el festejo determinaron un muy pobre saldo artístico que apenas nos permite sacar a limpio el oficio del español Javier Solís, las buenas maneras de Sergio Marín y la disposición del ecuatoriano Pablo Santamaría. Lo sucedido en el ruedo contrastó con la gran alegría que se vivió en los tendidos de la Plaza, poblados de aficionados ansiosos de un espectáculo de mayor dimensión; ese entusiasmo contenido, durante las 2 horas 40 minutos que duró la novillada, no llegó a desbordarse, pues, el festejo no logró alzar vuelo.
Javier Solís, de palo de rosa y oro, al igual que sus compañeros de cartel, no contó con la materia prima idónea para el triunfo. Su primero, Forasterito, de 445 kilos, suelto y de descompuestas embestidas, apenas permitió tres series de derechazos de correcta ejecución, la red se vino abajo y Solís debió abreviar, luego de dos pinchazos cobró una contundente estocada que le permitió escuchar palmas. Al cuarto, Jabonerito, de 433 kilos, saludó con prisas de capote y quitó por chicuelinas con mayor firmeza de planta, la faena de muleta transcurrió por el rumbo marcado por la mansedumbre del novillo; el diestro intentó el toreo por los dos pitones y dibujó algunos garbosos derechazos, se adornó con una rodilla en tierra para matar de media estocada y dar una vuelta al ruedo.
El registro del trabajo de Sergio Marín, de grana y oro, tampoco arroja niveles sobresalientes. Su paso por el ruedo quiteño fue condicionado por su lote: flojo y de inciertas acometidas resultó Riguroso, de 415 kilos, y el violento y peligroso Guasonito, de 435 kilos. Con el primero las vistosas tasalleras del quite se sumaron a un quehacer muletero largo y forzado, al final una buena estocada le valió una vuelta al ruedo. Con su segundo, Solís anduvo sincero y entregado, con valor hizo pasar una y otra vez a una res de remisas embestidas, media estocada y nueva vuelta al ruedo.
El paisano Pablo Santamaría, de blanco y oro, sorprendió por su serenidad, pese a los vacíos técnicos propios de su falta de rodaje, supo resolver con decoro las dificultades de sus oponentes, con Gracioso, de 448 kilos, lo más destacado fueron las cuatro verónicas con que inició su labor, el novillo se fue a tablas y el torero no tuvo oportunidad de esforzar faena, mató bien y fue ovacionado. Jilguerito, de 410 kilos, fue con diferencia el mejor del encierro, noble y repetidor al que Santamaría instrumentó vistosas verónicas y emocionantes navarras, prendió banderillas con facilidad y trasteó de muleta con vibración y a momentos con temple; las serie de derechazos fueron complementadas por manoletinas de zapatillas quietas y finos ayudados por alto. Cuando la oreja del novillo parecía llegar a sus manos, los fallos a la hora de manejar la espada hicieron que a cambio del triunfo recibiera dos avisos.


El retiro de Fernando Herrera "el pupilo"

Al término de 16 años de subalterno, Fernando Herrera, "El Pupilo", decidió retirarse de los ruedos. Ayer, en una emotiva ceremonia se cortó la coleta y le dijo adios a la actividad taurina. Una emocionante vuelta al ruedo fue la que dio "El Pupilo" para recibir una ovación del público que lanzó al ruedo rosas y algunos sombreros en reconocimiento a la tarea del nacional.


DESDE EL BURLADERO

Un público generoso volvió a llenar, ayer, la Plaza de Toros Quito. Un sol canicular acompañó una floja novillada en la que sus actores intentaron, en algo, agradar al público.
La ya tradicional forma de actuar de un grupo de malos aficionados en el sitio de Sol molesta al resto del público que paga su boleto para ver un espectáculo con tranquilidad y sin agresiones.
No obstante, estos malos aficionados se dedican a libar y a lanzar gritos destenplados, perjudicando la faena y sin respetar a quien se está jugando la vida en la arena.
Este malestar fue exteriorizado públicamente por el periodista taurino Pepe Luis Castillo.
El joven novillero ecuatoriano Pablo Santamaría estrenó ayer traje de torero, capote y muleta.
Su padre, el ex matador de toros y ahora subalterno, estuvo en el callejón dirigiendo la lidia de su hijo.
Una ceremonia especial se realizó al término de la primera parte de la corrida. El subalterno Fernando Herrera, "El Pupilo", se cortó la coleta y se retira de la actividad taurina.
Durante sus 16 años de trayectoria en los ruedos, ha viajado a España y México, acompañando a novilleros y matadores de toros ecuatorianos.
"El Pupilo" dijo sentirse orgulloso, contento y feliz por el tributo que le brindaron sus compañeros y el público de Quito.


Pablo Santamaría quiere ser figura del toreo

El joven novillero se ha preparado durante tres años en España. Quiere seguir los pasos de su padre


En su casa siempre hubo un ambiente taurino. Eso hizo que el niño Pablo Santamaría se interesara por esta dura y difícil profesión: la de torero.
Lo encontramos en el patio de cuadrillas, vestido de paisano, a la espera de su debut en Quito, en la novillada con picadores.
¿Qué edad tiene?
Diecinueve años

¿Desde cuándo le gustan los toros?
Desde que era un niño, ya que mi padre ha sido torero y en mi casa siempre ha habido un ambiente taurino.

¿Cuál es su formación?
Mis primeros pasos los di en la Escuela Taurina de Quito y luego, al poco tiempo, mi padre me llevó a la Escuela de Madrid donde permanecí tres años. Gracias a Dios pude destacar y se me abrieron un poco las puertas.

¿Cuántas tardes toreadas?
Muchas. Hasta ahora he toreado sin picadores.

¿En Quito será su debut?
Quito va a ser mi primer debut con caballos.

¿Cómo se siente antes de la corrida?
Muy ilusionado, con muchas ganas, esperando que llegue la hora para estar ahí y demostrar lo que sé. Ojalá mi gente admire a un torero nacional.

¿A qué aspira Pablo Santamaría?
Pues mi sueño es ser figura del toreo, algo que es muy duro, muy difícil, pero no es imposible.

¿Qué dice su madre?
Mi madre tiene mucho miedo cuando debo torear. Ella acepta todo esto, aunque a veces reza mucho y prefiere no asistir a la Plaza. (XP)


"Ser padre de torero ha sido difícil y complicado"

"La madre pasa igual que yo, desesperada y angustiada. Tengo ilusión y miedo a la vez"

""Después de tantos años de profesión, eso de ser padre de un torero ha sido muy complicado y ahora lo vivo en carne propia, tengo ilusión, miedo y nervios. No obstante, confío en las posibilidades de él y esperemos que tenga suerte y pueda conseguir un triunfo"". Este es el mensaje de Pablo Santamaría, padre, al anunciar el debut de su hijo como novillero. ""Dios quiera que lo ampare y que no tenga ninguna tragedia"", señala en tono sereno y firme, al comentar que el joven ya ha sufrido tres cornadas en su preparación. (XP)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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