Base Sur. 04.04.95. Oportuno resulta narrar una experiencia muy
personal que la vivà junto a Rolando Ortega, reportero de
Ecuavisa, su camarógrafo, Jorge Paredes y la periodista
guayaquileña Victoria Oliveros. El grupo llegó al destacamento
militar ecuatoriano de "Base Sur" sitio al que nunca antes
periodista alguno habÃa logrado llegar.
Arribar al sitio mismo de combate significó horas de viaje por
distintos caminos de la selva, con el lodo hasta el cuello.
Viajar por estas vÃas implicó mucho sacrificio. El dolor y el
cansancio fueron fieles compañeros de viaje de los reporteros que
decidieron dejar sus escritorios para sumarse a los soldados y
escudriñar las "picas" (caminos) de la selva y sus rÃos.
El viajar para cubrir esta guerra ha significado conocer el
Ecuador que muchos ni siquiera saben que existe. Los medios de
transporte son las acémilas, canoas, helicópteros y uno que otro
carro.
La presencia de cientos de periodistas extranjeros y nacionales
hace imposible que todos lleguen al sitio de combate. Por obvias
razones, los soldados ecuatorianos permiten el ingreso de grupos
pequeños y ante cualquier alarma, los periodistas son evacuados
de urgencia.
En esta zona, que por décadas ha permanecido custodiada por el
Ejército ecuatoriano, tropas peruanas intentaron ingresar por
tierra y aire, pero fueron fuertemente repelidas por los soldados
ecuatorianos que siempre estuvieron atentos ante cualquier
sorpresa y dispuestos a no retroceder "ni un milÃmetro más".
A orillas del RÃo Tiwintza se encuentra ubicado el destacamento
militar ecuatoriano denominado "Base Sur". Hasta aquÃ, logramos
llegar el grupo de periodistas luego de "salir favorecidos en un
sorteo" ya que los cupos son muy limitados.
El grupo de periodistas logró llegar al sitio en donde se
registraron los combates más encarnizados entre tropas peruanas y
ecuatorianas. En donde, el hostigamiento de los soldados peruanos
a los destacamentos ecuatorianos es permanente y provocativo.
EL VIAJE SE INICIA
Luego del sorteo y una breve charla, en Patuca, en la Brigada de
selva N§21 Cóndor, se ordena abordar un helicóptero que luego de
45 minutos de viaje por medio de una espesa y hermosa selva
arriba al destacamento militar de Coangos.
AquÃ, los periodistas son recibidos con amabilidad y cordialidad
por los soldados ecuatorianos que facilitan el equipo completo
para caminar por la selva. Una breve charla, risas,
recomendaciones y uno que otro reto forman el preámbulo del viaje
por la selva.
La patrulla se encolumna y los periodistas son ubicados en forma
alternada. Con enormes mochilas a sus espaldas y su fusil
"terciado alto" los soldados empiezan la caminata.
LOS CRONISTAS BAÃANDOSE EN LAS AGUAS DEL TIWINTZA
Luego de dos horas y algunos minutos de camino al fin se divisan
las aguas del rÃo Tiwintza. "Este es el Tiwintza en el que nunca
logró bañarse el señor presidente del Perú", comenta con orgullo
un comando que da la bienvenida a los periodistas a Base Sur.
Junto con los periodistas llega el abastecimiento. Pollo, leche
en polvo, aceite, fideos, arroz, azúcar, entre otros productos,
llevan las mochilas de los comandos que a diferencia de los
periodistas lucen sus trajes casi impecables.
Con el lodo hasta el cuello y un cansancio indescriptible los
periodistas fuimos invitados a bañarnos en el Tiwintza. Con la
ropa puesta nos sumergimos en las aguas del célebre rÃo.
Una breve charla y de pronto cada uno hace amistad con los
soldados que curiosos preguntan qué está pasando en la ciudad. De
preguntones los periodistas pasan a contestadores. Los soldados
quieren saber muchos detalles.
La solidaridad y amabilidad del soldado ecuatoriano se pone de
inmediato de manifiesto. "Colóquese este ternito...cámbiese de
botas se ha de enfermar..." son algunas de las recomendaciones de
los uniformados a los visitantes que dejan de lado el cansancio
para comenzar a escrudiñar las "verdades de la guerra...".
Las horas transcurren y un vello atardecer da paso a la noche.
Los comandos se ubican en sus respectivas trincheras que por esta
oportunidad comparten con los periodistas.
En la zona, las noches son frÃas y los soldados cuentan con los
elementos necesarios para cubrirse; tienen mosquiteros, para
evitar el accionar de un mosquito llamado 'arenilla' que les
hostiga y fastidia a toda hora.
A diferencia del soldado ecuatoriano que cuenta con el equipo
necesario y los medicamentos suficientes, para soportar la dureza
del clima y el hostigamiento de las tropas peruanas, los
periodistas llegamos armados de cámaras, grabadoras, lápices,
libretas y micrófonos.
Los comandos comentan que ahora "las cosas están más tranquilas,
aunque no han cesado los hostigamientos por parte de patrullas
peruanas".
Todos esperan que pronto llegue la paz para poder retornar a sus
cuarteles y visitar a sus familias.
UNA LARGA NOCHE
La noche transcurre en medio de un interminable diálogo; los
soldados comentan sus anécdotas de guerra. "La guerra es bonita
en televisión..." narra un comando que no olvida el fragor de las
ametralladoras, los cohetes Law y morteros que incesantemente
lanzaban los peruanos.
No obstante, se muestran orgullosos de haber defendido hasta con
sus vidas el territorio nacional.
El amanecer nos sorprende.. hay que partir..., poco hemos
dormido. Forman las tropas y se entona el himno nacional.
De regreso, en el sector conocido como La Cruz, la patrulla hace
un pequeño alto para rendir homenaje a un compañero caÃdo en
combate.
Unos cuantos padre nuestros y una oración del soldado de selva
junto a unas cuantas velas, forman parte de la ceremonia que dura
breves minutos ya que "nos coge el dÃa..." y hay que seguir...
De nuevo se llega a Coangos. Con el lodo hasta las rodillas; los
periodistas se muestran orgullosos de haber sido los primeros
"civiles" en llegar a Base Sur...una experiencia inolvidable para
el grupo de reporteros que librando toda clase de obstáculos
llegaron para compartir con los soldados que no perdieron la
ocasión para enviar cartas a su familiares.
BAJO UNA MISMA CONSIGNA
La consigna del soldado ecuatoriano que está custodiando la
frontera a orillas del rÃo Tiwintza es compartida con los
periodistas que comienzan a sentir lo duro del camino y lo
difÃcil que resulta sortear los obstáculos naturales.
"Estar fÃsicamente preparado, mentalmente fuerte, técnicamente
superior, moralmente sano", es la consigna del soldado
ecuatoriano que a grandes pasos comienza a internarse en la
selva. "Prepararse ya mismo comienza el tobogán", señala en voz
baja un comando que advierte a los periodistas de las condiciones
en que se encuentra "la pica".
"Siempre en la lucha, detrás de la trinchera, pronto al combate,
alerta, vigilante, no podemos escoger el campo de batalla, ni las
armas, ni los enemigos, ni a los compañeros de lucha. Estamos
siempre listos a entrar en combate. El campo de batalla es
precisamente en el que tenemos que movernos, pedregoso, o
cubierto de arena, pantanoso o desértico, en él tenemos que
utilizar nuestra iniciativa y nuestras armas..", reza una leyenda
que con orgullo los militares leen todas las mañanas antes de
producirse los relevos en las trincheras.
El camino cada vez se va tornando más duro y difÃcil, todos están
a la expectativa que la única mujer del grupo se quede. Esto no
ocurre y Victoria junto a los soldados camina sin descanso
tratando de llegar lo más pronto al destino.
En el camino, de pronto, van apareciendo, de entre la selva,
soldados ecuatorianos que al grito de: "¿Quién vive?", piden
identificarse a los caminantes.
Un breve descanso en el sector de la Cruz, tras haber caminado
una hora, un poco de agua y el camino continúa.
Los soldados ecuatorianos se mantienen con la moral muy en alto y
están dispuestos a dejar hasta sus vidas por defender el
territorio nacional que ha sido amenazado por el enemigo del sur.
Atrás ha quedado el destacamento de Coangos en donde se ha
construido una casa de madera que permite albergar a unas 25
personas con todas las comodidades del caso y que es ocupada por
los miembros de la Misión de Observadores de los PaÃses Garantes
del Protocolo de RÃo de Janeiro.
Sus instalaciones contrastan con las comodidades del soldado
ecuatoriano que durante las 24 horas del dÃa duerme en una
trinchera abrazando su fusil. (6A)
en
Explored
Ciudad N/D
Publicado el 04/Abril/1995 | 00:00