Quito. 25.04.95. LOS TEMIBLES REDUCTORES DE CABEZAS

La zona afectada directamente por el conflicto militar en el
Alto Cenepa se halla poblada por diversas etnias. Los indios,
que han mantenido ancestralmente una equilibrada relación con
la naturaleza, tienen en la selva su vida. Allí encuentran su
alimento. En la selva y dentro de ríos, cuevas y cascadas,
habitan los espíritus con los que se relacionan día a día.
Allí brotan las fuentes de la cultura, surgen las formas de
organización comunitaria, los mitos y prácticas rituales, la
posibilidad de desarrollo humano...

Los grupos indios fueron los primeros afectados por la guerra.
Primero a consecuencia de la destrucción de la selva y la
contaminación de la zona. Segundo, por los bombardeos de la
aviación peruana a poblaciones indígenas. Tercero porque el
ejército del país vecino utilizó como carne de cañón a indios que
fueron obligados a servir de guías en la selva enmarañada y
sembrada de peligrosas minas, según lo denunció la Federación
Shuar.

Pero los indios ecuatorianos de la Amazonía participaron
sobre todo en los primeros puestos de la defensa: formaron
batallones de élite para rechazar el ataque de las fuerzas
militares peruanas precisamente con el objeto de defender la
selva, su morada.

A pesar de que por sobre las líneas de fronteras existen a uno y
otro lado lazos comunitarios entre las etnias indias, los Shuar y
Achuar actuaron como defensores de vanguardia del Ecuador.

Los pueblos de la guerra -protagonistas y primeros afectados de
la confrontación- fueron los grupos indios que viven en la zona
del Alto Cenepa. Las páginas que siguen dan cuenta de su
participación en los enfrentamientos, y el significado de ella
para el presente y el futuro del Ecuador.

LA SELVA DE LOS INDIOS

La guerra del Alto Cenepa, en las cinco semanas de duración, se
mantuvo focalizada en una extensión de alrededor de 200
kilómetros cuadrados de selva amazónica. Allí habitan, del lado
ecuatoriano, comunidades Shuar, Achuar, Sionas-Secoyas, Cofanes,
Shiwiar, Huaoranis y Quichuas y, del lado peruano, Aguarunas,
Guambizos y Orejones.

Según el testimonio de la Asociación Latinoamericana de Derechos
Humanos (ALDHU), 11 de las 39 comunidades Shuar-Achuar de las
provincias de Morona Santiago y Pastaza, 21 de las 200
comunidades Shuar-Achuar de la provincia de Zamora Chinchipe,
200 familias Quichuas de la provincia de Pastaza y 600 del
Napo, con unos 8 mil de sus integrantes, resultaron
directamente afectados por los bombardeos.

Próximos a los puestos ecuatorianos de Soldado Monge, Teniente
Ortiz, Etsa, Tiwintza y Coangos se hallan las localidades
indígenas de Kapunka, Katsunas, Peñas, Japekat, Chichis, Tsapa,
Tsuius y Mayalikus. Los pobladores tuvieron que ser evacuados
hacia las riberas del norte del río Santiago."Unos 20 mil
indígenas amazónicos del lado ecuatoriano han sufrido los efectos
de la guerra; muchos de ellos han debido abandonar sus sembrados
y cosechas, internándose en la selva para resguardarse de los
bombardeos", informó la ALDHU desde Montevideo el 27 de
febrero de 1995, cuando todavía no habían cesado las
hostilidades.

Y el mismo informe da cuenta de que, del lado del
Perú, las comunidades de Orejones, Guambizos y Aguarunas,
también fueron perjudicados. "Muchos de ellos fueron
reclutados para tareas de limpieza de campos minados o
protección de las ofensivas peruanas. Muchos de ellos han
muertos en estas operaciones y sus cadáveres inidentificados
han quedado abandonados en la selva", denunció la ALDHU en esa
misma fecha.

ORO, CAUCHO, PETROLEO Y ESPIRITUS

La Amazonía fue en los siglos coloniales zona periférica en
relación con los centros del poder. La presencia del imperio
español se manifestó allí sobre todo por la obra de los
misioneros de las diversas órdenes religiosas. Llegaron también
hasta esas vastas regiones aventureros en busca de oro. Más
tarde, ya formadas las repúblicas, nuevamente el oro y también el
caucho, la explotación maderera, la agroindustria y el petróleo
han vinculado tierras amazónicas a las sociedades nacionales.

En el Ecuador, el centro norte amazónico, se relacionó
definitivamente desde los años 70 por el petróleo. El sur de
la Amazonía ha mantenido más bien esporádicas conexiones con
la sociedad nacional a través del intercambio comercial, por
la presencia de congregaciones religiosas o una colonización
espontánea, en algunos casos, y dirigida o semidirigida, en otros.

Sin embargo la población que ha habitado tradicionalmente la zona
del Alto Cenepa está conformada por grupos Shuar y Achuar, en
Ecuador, que mantienen raíces etnolingüísticas comunes con
Aguarunas y Guambizas, del Perú. Estos grupos tienen de común el
que viven integrados al ecosistema en donde habitan por siglos,
la selva del alto Amazonas. Los indígenas poseen un amplio
conocimiento de su medio. La naturaleza es parte de la vida
colectiva. Ríos, cascadas, selvas están poblados de espíritus con
los cuales se relacionan en la vida diaria. Esos espíritus son
objeto de culto y de ritos ceremoniales.

QUICHUAS

Son alrededor de 60 mil y habitan las provincias de Sucumbíos,
Napo y Pastaza, en las zonas entre los ríos Putumayo y San Miguel
al norte, Pastaza al sur, las estribaciones de la cordillera al
occidente y las fronteras con Colombia y Perú hacia el oriente.
Se hallan agrupados en la OPIP, Organización de Pueblos Indígenas
del Pastaza.

LOS SHUAR Y LOS ACHUAR

Estas etnias tienen alrededor de 40 mil integrantes que habitan
dispersos en centros localizados en las provincias de Morona
Santiago, Zamora Chinchipe y la parte sur de Pastaza. Los Shuar
se reconocen como Untsuri Shuar, gente numerosa, y Muraya Shuar,
gente de colina. Ocupan tierras de montaña tropical, con
presencia de cordilleras secundarias, pequeñas colinas y mesetas.

Los Shuar creen en diversos tipos de espíritus. Uno de ellos, muy
importante, es el Arutam. Las personas no nacen con aquel
espíritu, sino que tiene que adquirirlo según algunos ritos
tradicionales y en lugares sagrados. Este es un espíritu clave
para los varones. Arutam les confiere fuerza, aumenta su
potencia, les da confianza. Creen los Shuar que quien posee un
Arutam no puede morir sino de enfermedades contagiosas. Los niños
empiezan a buscarlo desde los seis años. Y el Arutam exige
realizar excursiones a lugares sagrados como cascadas o chorreras
o a las orillas de los ríos. Para la posesión de este espíritu
recurren quienes lo buscan al uso de alucinógenos.

La casa shuar es elíptica, construida con palmas y hojas y madera
de chonta. En ella, hay un espacio masculino, el tankamash, y una
área exclusivamente para las mujeres, el ekent.

Los Shuar viven básicamente de un tipo de agricultura de
subsistencia y de la cacería. Complementan sus alimentación con
la pesca y recolección de frutos, plantas e insectos. En años
recientes, el tradicional territorio de caza empieza a ser
sustituido por pastizales para la cría de ganado.

400 CENTROS SHUAR

En Zamora Chinchipe y Morona Santiago se encuentran organizados
alrededor de 400 centros o comunidades Shuar; 21 fueron afectados
directamente por estar ubicados en la zona del conflicto.

En la orilla Sur del río Santiago se encuentran los destacamentos
de Soldado Monge, Teniente Ortíz, Etza, Tiwintza, Coangos que
fueron blanco de los ataques aéreos y de artillería del ejército
peruano. Los centros Kapunka, Katsunas, Peñas, Japekat, Chichis,
Tsapa, Tsuius y Mayalikus son vecinos de los destacamentos
atacados y los niños, mujeres y ancianos fueron evacuados hacia
la orilla norte del Río Santiago, otras comunidades como Pitiu,
Kushapuk, Yepapas, Kiin y la parroquia Morona Santiago poblada
por los colonos, incluido mujeres, niños y ancianos permanecen
con sus comunidades y no quieren salir.

Los jóvenes y adultos han ido como voluntarios a formar parte del
ejército. Ante los bombardeos, sobrevuelos y enfrentamientos
militares, la población civil de mujeres, niños y ancianos tuvo
que refugiarse desordenadamente. Según informaciones de la
CONAIE, existen 1.050 familias damnificadas de los 21 centros
Shuar asentados en la zona del conflicto. Una población
aproximada de 8.400 personas.

300 CENTROS ACHUAR

En las provincias de Morona Santiago y Pastaza hay 30 centros o
comunidades Achuar; 11 están asentados en la frontera
ecuatoriano-peruana. Son 406 familias damnificadas. En Pastaza
existen 150 comunidades Quichuas aproximadamente, en su gran
mayoría organizada alrededor de la Organización de Pueblos
Indígenas de Pastaza (OPIP), 10 de ellas se encuentran ubicadas
en la frontera.

En la provincia del Napo, existen 200 comunidades Quichuas, 15 en
la zona fronteriza. Doscientas familias de Pastaza y 600 de Napo
sufren directamente las consecuencias de la guerra.

Entre los grupos afectados por la situación de guerra en la s
zonas fronterizas son alrededor de 2.500 familias lo que quiere
decir una población aproximada de 20.000 habitantes de diferentes
nacionalidades indígenas de la Amazonía Ecuatoriana.

ARUTAM

Tres grupos especiales indígenas participaron en la
guerra del Alto Cenepa: Arutam, Iwias y Churivias. El grupo
Arutam es un cuerpo de élite shuar, conformado por ex soldados
comandos, paracaidistas y hasta ex combatiente de Paquisha.
Algunos de los miembros del grupo, que cuenta con alrededor de
70 hombres, son maestros de escuela en los centros bilingües
de la Federación Shuar. Tuvieron un reentrenamiento intensivo
y participaron en las primera línea de combate para rechazar
los ataques peruanos a puestos ecuatorianos como Tiwintza,
Base Sur, Cóndor Mirador, Etza...

A más de conocer la selva como la palma de la mano y su gran
capacidad de resistencia, los Arutam se diferencia de los otros
grupos porque, antes de alistarse como soldados, fueron poseídos
por el espíritu protector de Arutam, del que deriva toda su
fortaleza, según las creencias del grupo Shuar.

CHURIVIAS

En el sector de Morona Santiago se formó este nuevo grupo
indígena. Son parte del pueblos Shuar y Achuar, que se unieron
a las fuerzas militares para defender el territorio
ecuatoriano.

EL PODER PARA EL FUTURO

En el libro "La selva, nuestra vida" escrito por Manuel
Mashinkias y Mariana Awak, dos Shuar, se recoge el siguiente
testimonio de Alfredo Puenchir, que adquirió los poderes del
Arutam por los ritos de la cascada. "Arutam da el poder para
asegurar el futuro de la vida de una persona. Cuando está dormida
bajo los efectos del tabaco, cuyo zumo bebe, Arutam suele hablar
en el sueño y se presenta bajo la figura de un antepasado. Otras
veces hace temblar la tierra y al despertarse, Arutam entrega el
poder. Nunca se puede ver el rostro de Arutam. Se lo ve
únicamente como una sombra o alma que enseguida desaparece. Suele
llegar también cuando la persona se halla bajo los efectos de una
dosis de maikiua. (floripondio) Y puede manifestarse por fin el
Arutam en la cascada, con el tuntiak (o arcoiris), que es la
sombra de la anaconda", asegura Puenchir.

MONSTRUOS DE LA SELVA

Para los Shuar, los Iwias son monstruos de la selva. Con este
nombre, a mediados de los años 70, se conformó un grupo
combatiente de élite, con indios de excepcionales condiciones
físicas y psicológicas y gran conocimiento de la selva. Ese
es su distintivo especial: su capacidad de sobrevivir larguísimas
jornadas en la selva enmarañada. En tiempo de paz realizan
patrullajes en la zona de frontera. Tienen la capacidad de
caminar en la selva hasta 60 horas sin descanso. Esta vez, en la
guerra del Alto Cenepa, los Iwias estuvieron también en los
primeros puestos de la defensa.

En la mitología de este pueblo, el Iwia era un monstruo que se
comía a los Shuar, y el Iwianch es el diablo.

LA TIERRA PARA LOS HIJOS

Rafael Pandam, indio shuar y dirigente de la Confederación de
Nacionalidades Indígenas de Ecuador (CONAIE), no halla
contradicción entre los vínculos que el pueblo shuar
ecuatoriano mantiene con sus hermanos peruanos, y su
colaboración con las FFAA del Ecuador. "Los shuar y achuar no
podemos abandonar las comunidades, porque significaría
entregar la herencia que queremos dejar a nuestros hijos: la
tierra. Por eso la defendemos con nuestra vida", declaró
Pandam.

Este dirigente dijo que "las guerras (entre Ecuador y
Perú) de 1941 y de 1981 nos enseñaron a los pueblos
indígenas más que las negociaciones diplomáticas y nos
revelaron que si dejamos la comunidad estaremos
entregándola gratuitamente a que la ocupen personas extrañas".

"Será imposible reparar la destrucción por el bombardeo. Los
organismos internacionales y grupos ecologistas del mundo
deberían unírsenos para exigir el inmediato cese del fuego",
dijo Pandam en los días del conflicto.

UN MODELO DE ORGANIZACION COLECTIVA

El Shuar es un pueblo altivo, de seculares tradiciones guerreras.
No mentir, no robar y no ser cobarde son principios firmemente
arraigados en este pueblo. Los Shuar vivieron libres en la selva
y no sufrieron el yugo de los incas ni de conquistadores
españoles.

Fueron conocidos como "jíbaros", voz que para ellos es
despectiva, pero para los blanco-mestizos no deja de evocar a los
temibles reductores de cabezas. En enfrentamientos interétnicos,
los guerreros cortaban las testas de los enemigos para
convertirlas en tzantzas, por un proceso celosamente guardado
en secreto. A inicios de los 60, después de abandonar los
feroces choques entre los diversos grupos, aquellos pueblos
conformaron la Federación Shuar y Achuar, con sede en Sucúa.
Buscaban defender sus tierras, cada vez más expuestas a una
colonización agresiva, y mantener la unidad del grupo, mejorar
las condiciones de vida, revalorizar su lengua y cultura.

La Federación Shuar, con sus distintos centros, es un modelo de
organización. Venciendo un cúmulo de dificultades, lleva
adelante un programa de educación bilingüe. Empezaron muy
modestamente. Hoy cubren el ciclo básicos y diversas
especializaciones de bachillerato. Cuentan con profesores de
primaria y secundaria, médicos, abogados y otros profesionales
que sirven a sus comunidades.

Para su servicio aéreo, la Federación formó pilotos y técnicos.
Con tres avionetas pudieron brindar ayuda para la salud y
abastecimiento a los diversos centros. Las máquinas están en
estos mismos días dañadas y esperan ayuda para volver a servir de
contacto entre remotos puestos de la selva.

La línea de frontera trazada por el Protocolo de Río de Janeiro
ha dividido a Shuar y Achuar.

Los pueblos se relacionan actualmente a través de la
COICA, Confederación que reúne a los pueblos indios de la
Amazonía. Y a pesar de las participación de representantes de
uno y otro lado en el enfrentamiento bélico último, estos
pueblos indios conocen que tienen que dar una guerra común
mayor contra el analfabetismo, el abandono de los poderes
centrales, la marginación de la que son víctimas, las
enfermedades y la pobreza.

BOMBAS SOBRE EL CONDOR

La región de la cordillera de El Cóndor es una de las más ricas
reservas ecológicas. Aves e insectos, variedad de especies
animales y una rica vegetación caracterizan las hasta antes de
ahora incontaminadas selvas del Alto Cenepa. Allí, más de 200
kilómetros cuadrados estuvieron sujetos a constantes bombardeos
de la aviación peruana. Entre el 27 de enero y el 14 de
febrero, se registraron cuatro incursiones a Soldado
Monge, diez a Tiwintza, nueve a Base Sur, dos a Etza, trece a
Cueva de los Tayos, siete a Teniente Ortiz, cuatro a Cóndor
Mirador y once a Coangos.

Durante un mes de guerra, diariamente el Perú, atacó con
helicópteros rusos MI-8 armados con cohetes y ametralladoras; con
aviones Sukhoi-SU 22 rusos, armados con bombas y misiles; con los
estadounidenses A-37-B-Cessna, bombarderos de alta capacidad,
y con los poderosísimos Mirage franceses. En ese lapso cayeron
bombas de saturación de 550 quilos y cohetes con 250 quilos de
explosivos. En los 12 días de los bombardeos más intensos se
dispararon un promedio de 720 proyectiles entre cohetes y
bombas, con capacidad de dañar directamente un área de al
menos 10 metros cuadrados pro proyectil. "El daño directo
causado por los bombardeos afectó al menos 62.000 metros
cuadrados de modo irreversible, con un impacto indirecto sobre
7 millones 200 mil metros cuadrados de selva", según la
Asociación Latinoamérica de Derechos Humanos (ALDHU).

LAS MINAS

La guerra sembró, de minas toda la zona. Ese daño afectará el
futuro de la región. Poner minas tiene un costo relativamente
bajo, pero el desactivarlas no. Las condiciones fangosas del
terreno, además, desplazan las minas y, por tanto, los mapas que
registran su colocación pierden plena validez. La población
indígena tendrá, pues, como una espada de Damocles sobre su vida
y desarrollo futuro la presencia de minas ocultas que ponen en
peligro vidas inocentes.

BOMBAS CONTRA CIVILES

Las bombas peruanas, cayeron también sobre poblaciones civiles
situadas fuera de la zona directa del conflicto. Las localidades
de Fátima y Bombuiza sufrieron ataques el 7 de febrero. Una
semana después se registraron también ataques aéreos contra las
poblaciones Shuar de Banderas, Numbatkaine y Pangui. Los indios
dejaron caseríos, casas, sembríos y se internaron en la selva en
busca de protección. Para la Confederación de Nacionalidades
Indígenas del Ecuador, CONAIE, 21.000 indios ecuatorianos
sufrieron los efectos de la guerra.

LOS MITOS

Los Shuar tienen sus mitos. Algunos de ellos han sido
recogidos por miembros de la propia comunidad. En ellos,
aparecen dioses y héroes culturales, como protagonistas de
historias que explican el mundo cultural Shuar. Arutam, Etsa y
Nantum, Nunkui e Iwia, el tigre, Ipiak, Súa y Tsunki son
algunos de esos espírItus y dioses de la rica mitología
Shuar.

Etsa

El nombre se difundió a los cuatro vientos pues
designa un puesto ecuatoriano atacado precisamente en los días
del conflicto. Etsa es, sin embargo, un nombre Shuar. El
nombre de un dios central. En algún mito Etsa aparece como el
sol y comparte con Nantu, su hermano, una misma mujer, Aúju.
No obstante porque Nantu retiene a la mujer más del tiempo que
había convenido, Etsa, encolerizado, pegó en un ojo a Nantu.
Por eso la luna alumbra menos que el sol, explican los
Shuar.

Mito de creación del hombre

Etsa ordenó a Tinkishap traer la piedra para con ese material
formar a los Shuar. Pero vino Sésenk y se ofreció como voluntario
para ir en pos de la piedra. Etsa ordenó por ello que éste último
trajera la piedra y el primero fuera portador del barro. Sésenk
no cumplió su tarea con agilidad. En cambio Tinkishap vino de
inmediato con el barro. Con él se formaron los Shuar, y no con la
piedra. Es la explicación Shuar al carácter frágil de la vida
humana. No de piedra que perdura. Sólo de barro que se deshace y
se mantiene por breve tiempo fueron hechos los seres
humanos.

Cueva de los Tayos

El sitio de encuentro de patrullas militares llamado con ese
nombre, que fue blanco de bombardeos por parte de la aviación
peruana, coincide con el nombre de la famosa Cueva de los Tayos
muy cerca del río Coangos. Ese lugar, que ha sido objeto de
expediciones científicas, las cuales siempre tuvieron como base
de apoyo logístico los puestos fronterizos ecuatorianos. La Cueva
de los Tayos aparece en los mitos Shuar. Cada años van los Shuar
hasta allá a coger esas aves, los tayos, ricas en proteínas, que
son elementos de las dieta alimenticia Shuar.

Miembros de la comunidad expresaron su preocupación por el daño
que podría sobrevenir si como consecuencia de la guerra
escasearan los tayos en las cuevas. Los mitos advierten a los
Shuar la necesidad de no matar abusivamente a las aves. En una de
las narraciones, dos hermanos que se quedan sin poder salir del
interior de las cuevas son tomados por los tayos y elevados
para caer nuevamente al fondo de las cuevas pues los tayos
dicen que les habrían podido sacar de las profundidades si no
hubieran sido tantas aves congéneres exterminadas.

UNA GEOGRAFIA DESCONOCIDA

La guerra ha descubierto una geografía desconocida. Allí existe
como en llaga viva un Ecuador con las carencias del subdesarrollo
y la marginalidad. Y que corren peligro por la presión de una
colonización absurda, dirigida hacia tierras que tienen en las
comunidades Shuar y Achuar a sus legítimos dueños y defensores.

La guerra ha descubierto, además, la justicia del pedido de
declaratoria constitucional de plurinacionalidad y
multiculturalidad. Pero un concepto decimonónico de la
nacionalidad ha visto como un peligro acoger esa tesis. La unidad
no es uniformidad. Reconoce la diversidad y se fortalece con
ella. Shuar y Achuar, con valores, cultura, experiencia histórica
propia, dieron prueba de su alta identificación con el
Ecuador."Demandamos a los poderes públicos que se asigne un fondo
especial para la agricultura que permita producir alimentos para
el consumo nacional, con el fin de combatir el hambre y la
miseria de nuestros pueblos", dicen las organizaciones Shuar y
Achuar.

PUEBLOS ABANDONADOS

La guerra no solo ha provocado pérdidas de vidas humanas y
destrucción de la selva. Además de retrasar los procesos
integracionistas, ha reavivado viejas enemistades y odios entre
dos pueblos hermanos. Y ha provocado un ingente gasto militar
que, hacia el futuro, podría convertirse en una irresponsable
carrera armamentista cuya factura sería pagada por los dos
pueblos, con índices alarmantes de pobreza absoluta, desempleo,
falta de atención a la salud y que no han vencido aún el
analfabetismo.

Las zonas fronterizas cuentan con decenas de pueblos abandonados.
Los gobiernos no se acuerdan de ellos para llevar hasta allá los
más elementales servicios públicos: centros de salud, carreteras,
escuelas...

Felipe Tsenkush, presidente de la Federación Shuar, pide que el
gobierno ecuatoriano cumpla el compromiso de llevar la atención
médica a la zona. Los programas de salud se quedan lejos.
Centenares de niños mueren deshidratados. Las enfermedades
gastrointestinales son aún temibles y devastadoras para la
población infantil.

ECUADOR-PERU: INDICES DE POBREZA Y ATRASO

ECUADOR PERU

ANALFABETISMO 14% 10,7%

MORTALIDAD INFANTIL 55/mil 51/mil

ATENCION EN SALUD 1méd./826 hab. 1 méd./1.000 hab

DESEMPLEO URBANO 9,1% 9,9%

POBREZA ABSOLUTA 4,6 millones 11 millones
de hab. de hab.


APOYO A LA TESIS ECUATORIANA

En los últimos años diversas etnias reclamaron una mayor
autonomía y el reconocimiento constitucional de Ecuador como
un estado multiétnico y pluricultural. Este planteamiento
despertó prejuicios, pues se dijo que podría contener un
intento de desmembramiento de la nación. Pero el sociólogo
Jorge Trujillo desestimó ese temor pues "la presencia de los
indígenas en el ejército desdice el sentido de aquellos
discursos pesimistas. Los indígenas han apoyado la tesis
ecuatoriana en el terreno de los hechos", dijo.

En efecto, la agencia IPS advirtió que desde que se inició el
enfrentamiento armado, emergió el interrogante de cómo los
indígenas shuar y achuar, residentes ancestrales de la Amazonía,
apoyaban al ejército, si ellos mismos afirmaban que las fronteras
estatales eran barreras artificiales, levantadas en la
selva.

Trujillo explicó que las razones de la lucha indígena se
apoyan en primer lugar en la defensa de su tierra, máxima
herencia que dejaran a sus hijos, y porque en sitios sagrados
como la Cordillera del Cóndor los jóvenes shuar realizan sus
ritos de iniciación como guerreros. Los shuar, achuar y otros
pueblos amazónicos son, según Trujillo, guerreros que por
siglos han mantenido luchas interétnicas, tanto por el acceso
a la sal en las minas de Miasal, como por el tayo, un pájaro
muy apreciado por su grasa.

Esta ave es la que dio nombre al destacamento ecuatoriano
denominado Cueva de los Tayos.

GRAVE RESPONSABILIDAD DEL PRESIDENTE

El presidente de la República del Ecuador -el actual, si no él,
quien lo siga- tiene la grave responsabilidad de tomar decisiones
para encontrar una solución definitiva al problema territorial
con el Perú.

La base de su responsabilidad es la inejecutabilidad del
Protocolo de Río en la amplia zona de los ríos Zamora y Santiago,
por la presencia geográfica del divorium aquarum y, en
consecuencia, la oposición a la colocación de hitos en os 78
kilómetros sobre la Cordillera del Cóndor.

Una de las alternativas para alcanzar una solución definitiva -
dentro de otras que el lector ha podido apreciar en esta serie de
fascículos- es que la frontera quede delimitada y demarcada desde
la quebrada de San Francisco hasta el río Chinchipe; desde el
Chinchipeaguas abajo hasta su desembocadura en el Marañón; en
adelante aguas abajo por este río hasta su unión con el Morona; y
por el Morona aguas arriba hasta la intersección de la línea del
Protocolo que llega a la confluencia del río Santiago con el
Yaupi.

TROFEO DE GUERRA

Luego de un combate un soldado -enfermero ecuatoriano preguntaba
insistentemente a su comandante y a sus compañeros si habían
quedado peruanos muertos. Ellos le respondieron que no sabían.
Por la noche seguía preguntando, hasta que el jefe se "calentó" y
le preguntó "para que carajo quería saber si murieron los
peruanos". "Para llevarme a mi casa la cabeza de un peruano como
trofeo de guerra", fue la respuesta, según lo cuenta un soldado
defensor de Base Sur.

Horas más tarde, una patrulla de reconocimiento anunció que entre
15 a 20 cadáveres de soldados peruanos flotaban en el río y que
había armamento del Ecuador abandonado en sus cercanías.

El comandante anunció entonces que a las seis de la mañana del
otro día un equipo de combate iría a rescatar el armamento.

"Entonces estaría bueno que me traigan una cabeza de peruano",
pidió el enfermero. "No, le propongo algo mejor, le dijo el jefe,
estará incluido en la patrulla para que usted mismo corte la
cabeza". El soldado recuerda que a las seis de la mañana, cuando
estaban listos para salir, el enfermero ya no estaba en su
puesto; había marchado hacia Banderas antes de que saliera el
sol. (PP. 1-15)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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