Quito. 12 abr 99. En las recientes manifestaciones realizadas en la
ciudad de Guayaquil se dijo que Ud. es una ministra sin corazón. De
alguna manera, Ud. centraliza la crítica a un Estado obeso y
fiscalista. Las cámaras dicen que aún se puede recortar 40 por
ciento el Estado y los fondos servirían para recomprar la deuda.
¿Cuál es su respuesta?

En 1992 se inició un proceso de redimensionamiento del Estado.
Entre 1992-96 se redujeron más de 70 000 plazas del sector público,
por recortes, compra de renuncias, y por eliminación de las
vacantes que existían. Para continuar con ese proceso se necesitan
recursos para comprar renuncias o liquidar según la ley. Esta ha
sido política del Gobierno desde el inicio, pero he llegado a
pensar en un año tan difícil y complejo como este, donde no tenemos
recursos para invertir en el retiro, debemos pensar que esa tarea
se puede hacer en un año de menores déficits y menor dificultades.

¿Existe o no demasiada burocracia dentro del aparato estatal
ecuatoriano?

¿400 mil personas son tanta burocracia en un país de 12 millones de
habitantes? Solo FF.AA., Policía y profesores son 200 mil personas.
El Gobierno central, o sea, los ministerios, tienen 38 mil más.
Tengo la impresión de que existe un gran desconocimiento de las
cifras. Cierto que en empresas públicas y entidades autónomas hay
lugar para recortar. Tenemos un plan de redimensionamiento pero
necesitamos recursos, y hoy no los tenemos.

¿De cuánto sería ese redimensionamiento adicional que propone el
Gobierno?

Según datos de la ex Senda, el recorte sería de 40 a 70 mil
personas en 4 años.

Las cámaras de la producción de Guayaquil dicen que el recorte
puede ir por la vía de la fusión de algunos ministerios y por la
eliminación de organismos públicos. ¿Cree que eso es posible?

Existe voluntad política, por eso varias instituciones han
desaparecido y otras se han fusionado, pero no es fácil ir más
rápido porque, sencillamente, no tenemos los recursos necesarios.
No es asunto solo de voluntad, es también de deficiencia de
recursos. Sobre la reestructuración de los ministerios es
importante hacerlo. El Presidente está de acuerdo y tiene un
proyecto que pronto lo explicará.

Además de obeso, el Estado ecuatoriano es definido como fiscalista;
es el "agujero negro" que devora todos los recursos y no devuelve
nada a la población que tributa. ¿Cuál es su reflexión?

De acuerdo con la Constitución, hay reasignaciones: 15 por ciento
a organismos seccionales, 30 por ciento a educación, 40 por ciento
a la deuda, etc.

De manera que al Gobierno, como tal, no le queda sino 9 por ciento
para distribuir. Esos ingresos se devuelven a través de
preasignaciones establecidas, tanto para gastos operacionales, como
gastos de inversión. Pregunto, ¿acaso el Estado no atiende
educación salud, vivienda y bienestar? Esa es la forma como
devuelve los recursos que recibe a través de los impuestos.

¿Es injusto acusar al Gobierno de centralista, porque,
supuestamente, absorbe las impuestos y no devuelve nada a las
regiones?

Es injusto e incorrecto, porque los congresistas, a través de las
leyes, hicieron las preasignaciones. Y el Estado solo distribuye.
En 1993 pasó la Ley de Presupuestos, una excelente ley que eliminó
las preasignaciones. Pero después el Congreso restableció las
preasignaciones. Por eso, el Ministro de Finanzas no puede hacer
política fiscal; todo le viene hecho y ordenado. Lo único que hace
es canalizar recursos y cumplir con las distintas leyes.

¿El problema es, entonces, falta de información? Por ejemplo: se
dice que Ud. dedicó el 81 por ciento de todos los ingresos fiscales
del primer trimestre al pago de la deuda externa.

No es verdad. Hubo ingresos corrientes de más de 4 billones en el
primer trimestre, y desembolsos cercanos a 3 billones para el pago
de deuda interna y externa. ¿Cuál era la alternativa? El país no
puede dejar de pagar, de lo contrario tendría serios problemas para
lograr desembolsos de organismos internacionales. En el presupuesto
del Estado, aprobado por los diputados en el Congreso Nacional, se
establece el rubro deuda, por un total cercano a 16 billones de
sucres. Y lo que se ha pagado durante el primer trimestre es 3
billones. Pediría que los diputados revisen el presupuesto aprobado
por el Congreso, yo solo cumplí con lo establecido.

Al margen de este tema específico, ¿qué tiene que decir de los
errores políticos del Gobierno?

Yo acepto que ha habido errores, sin duda alguna, como en todos los
gobiernos. Quizá pudimos acelerar algunas cosas y evitar llegar a
enero en la forma como llegamos, pero estamos a tiempo, enfrentando
la crisis con medidas duras que han afectado la popularidad del
Presidente. Personas como yo hemos sido blanco de ataque...

¿No admite razones para que Ud. también haya sido criticada
recientemente?

Bueno, se me ha criticado por la medida de congelar las cuentas
bancarias, por ejemplo. Pero debo decirlo en honor a la verdad que,
justamente aquellos que fueron los autores intelectuales de esa
medida tan dura, son los que más me han criticado...

¿A quiénes se refiere concretamente?

Bueno algo es propio del país: la gente que participa en decisiones
luego trata de sacar las manos e intenta decir que no ha
participado...

¿Acaso está pensando en Luis Jácome?

No, me refiero a las cámaras de Guayaquil, que hoy hablan del
descongelamiento, cuando la idea del congelamiento no nació en
Quito sino en Guayaquil. Fueron los asesores contratados por las
mismas cámaras de esa ciudad, los argentinos (de Fundación
Mediterránea. NDLR) los que vinieron con la idea del congelamiento
y de la convertibilidad. Y en reuniones que se llevaron a cabo en
Guayaquil se trataron estos temas. No es correcto, entonces, que
ahora ellos sean los que más empujen y hablen del descongelamiento,
con una gran irresponsabilidad. Y algo más: es muy importante que
advierta al país el hecho de que el Congreso haya pasado una
resolución que exhorta al Tribunal Constitucional (TC) a ir al
descongelamiento...

¿Podría concretar el alcance de este problema?

Si tuviéramos el descongelamiento inmediato de recursos sería
absoluta y totalmente grave: se dispararía el tipo de cambio, se
desencadenaría la hiperinflación y vendría un grave deterioro del
sistema financiero. Se tomó esta medida difícil para un momento de
crisis profunda. Por eso tiene que haber una rigurosa y detallada
programación de descongelamiento, para evitar que el sistema
financiero se debilite y para reactivar la economía. Pero si
llegara un descongelamiento en estos momentos -sin determinar la
situación del sistema financiero, sin haber logrado que la gente
vuelva a creer en el sistema- sería extremadamente grave. Y quien
tome esa decisión será también responsable de lo que puede venir.
Por eso llama la atención que las cámaras de Guayaquil empujen ese
descongelamiento. Me pregunto: ¿qué dirán los socios de las cámaras
el rato que se descongelen los fondos y el tipo de cambio se
dispare a 30 000 sucres o más? En este país a la gente no le gusta
decir la verdad, no les gusta enfrentar su responsabilidades, no
tienen la entereza suficiente para tomar las decisiones que se
deben tomar. Tengo que decir esto con mucha claridad.

¿Quién tomo la decisión de ir al feriado y luego al congelamiento
de fondos en los bancos? La decisión se la endosa el
Superintendente de Bancos, a Ud., pero hay la impresión que detrás
hubo otra gente del Gobierno, por ejemplo Juan José Pons.

No miento nunca: las decisiones se tomaron en equipo, fue una
decisión del Gobierno. En el caso del congelamiento lo discutimos
ampliamente en el B. Central, por eso me sorprendió que algún
miembro del Directorio diga que que no estuvo de acuerdo en su
totalidad. Todos teníamos objeciones a una medida difícil, todos
preguntábamos sobre las consecuencias. Se analizaron los casos de
Argentina, Brasil y Francia donde se habían hecho congelamientos,
pero la decisión final fue esa y los miembros del Gobierno la
apoyamos.

Ud. tenía buena relación con los líderes del PSC y hoy León Febres
Cordero está pidiendo su cabeza. ¿Qué lectura hace de esta
situación?

Si en un país se alaba a un ministro de Finanzas, hay que
preocuparse: quiere decir que no está manejando bien las finanzas.
Un ministro que realmente quiere hacer política fiscal adecuada
debe ser muy riguroso, muy controlador de los fondos del Estado.
Respecto a Febres-Cordero, no voy a polemizar con él. Le tengo
consideraciones como ex Presidente y hubiera esperado que tenga las
mismas consideraciones. El me conoce desde hace muchos años;
trabajé directamente con él cuando fue Presidente y siempre ha
tenido una buena opinión de mi. No voy a polemizar, él puede decir
lo que quiera, yo seguiré teniendo las consideraciones que siempre
le he tenido. Respecto a otros políticos que se han manifestado en
términos muy groseros, hubiera esperado que por lo menos sean
caballeros y no actúen con tanta demagogia, al criticar el pago de
la deuda. Esa era mi obligación como Ministra de Finanzas.

Ahora su propio partido la critica. Es el caso de Ramiro Rivera,
supuestamente, por haber entregado dinero a los partidos políticos.
¿Cómo explica que la gente de la DP le ataque?

Ahí sí no me explico, me parece inaceptable, inaudito que el jefe
del bloque del partido de Gobierno me ataque, además, por una cosa
que no he hecho en ningún momento: no he autorizado el pago a
partido político, en ningún momento se pagó un solo centavo durante
mi gestión. De manera que eso lo rechazo de plano. Es inaceptable
desde todo punto de vista y poco caballeroso de su parte. Lo mínimo
que hubiera esperado es que consulte con la fuente oficial si hubo
el pago o no, sin embargo, ya que ha sido tan generoso que
devuelvan la plata que no la he pagado yo para atender las
necesidades de la salud.

¿En este momento se siente apoyada políticamente por el Presidente?
¿No se siente como Fidel Jaramillo cuando estuvo totalmente
aislado?

No, no me siento aislada en lo más mínimo. Y mientras tenga el
respaldo del Presidente seguiré en Finanzas. No soy de las personas
que quieren mantenerse en una posición; un ministerio más, un
ministerio menos no me hace ni más ni menos: soy profesional de
carrera y he trabajado para este país 24 años de mi vida con
eficiencia, capacidad y con extrema honestidad.

Otra crítica de tipo económico: en la crisis profunda del país, ¿no
era urgente que Ud. busque renegociar o alargar los plazos para
pagar la deuda? El Gobierno no ha dado mensajes de que estaría
interesado en descargar un poco el peso de la deuda en el
presupuesto.

Nuestra deuda externa alcanza USD 13 billones, de los cuales, a
organismo internacionales se le debe USD 3 500 millones, 27 por
ciento del total. Por ahora, la deuda a esos organismos no es
susceptible de refinanciarse: el Banco Mundial, BID, CAF o FMI no
tiene mecanismos de renegociación o de refinanciamiento. Quizá en
el futuro los multilaterales cambien o permitan esa renegociación.
Pero las normas no las fija Ecuador, las ponen esos organismos.
Otro tramo de la deuda -USD 2 300 millones- es con gobiernos, de
ellos USD 1 000 millones se le debe al Club de París. Y están USD
6 000 millones de deuda a través de bonos Brady (el 45 por ciento
del total). Esta deuda tampoco es susceptible de renegociarse.

¿Qué porcentaje de la deuda contenida en los bonos Brady
ecuatorianos está, realmente, en manos de inversionistas
ecuatorianos?

Realmente, nadie puede conocer esa cifra: esos bonos están
diseminados en el mundo. Y así se supiera, en un momento dado los
datos cambian todos los días, porque son bonos que se negocian en
distintos mercados, como el de China, Australia, Japón, Estados
Unidos o Europa. (Texto tomado de El Comercio)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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