Quito. 13.05.92. La historia de SAETA, Sociedad Anónima de
Transportes Aéreos, bien podría parecerse a la de cualquier
empresa privada ecuatoriana que, pese a las constantes
limitaciones humanas, técnicas y financieras, mercado reducido,
etc., por la tenacidad y constancia de sus impulsadores ha
logrado crecer consistentemente hasta alcanzar éxitos que
enorgullecen al país.
SAETA nació hace 25 años por la iniciativa de los coroneles
Carlos Nájera, Eduardo Sandoval, Héctor Granja, el mayor Carlos
Serrano y Estuardo Jaramillo.
El 12 de abril de 1967 inauguró su primer vuelo en la ruta
Quito-Cuenca-Quito. Una avioneta Piper Aztec de cinco pasajeros,
financiada a crédito por el Banco del Pichincha, constituía el
equipo de vuelo de la flamante empresa.
A poco de iniciado el servicio, la aceptación fue total; sin
embargo, el vuelo de Quito a Cuenca se realizaba generalmente con
uno o dos pasajeros, por cuanto casi toda la capacidad de carga
era tomada para el envío de periódicos a la capital del austro.
Pocos meses más tarde se tuvo que adquirir una segunda nave igual
a la primera, y al año siguiente, el primer avión: un Douglas
DC-3, con el que la empresa amplió sus rutas, uniendo la capital
con la ciudad de Tulcán.
En aquella época viajar a la ciudad fronteriza en la nueva
aeronave resultaba muy placentero. A primeras horas de la
mañana, el pasajero que se embarcaba recibía un buen desayuno y,
si quería, un agradable cogñac para prepararse al frío clima de
Tulcán. Eran las primeras experiencias de lo que más tarde se
convertiría en el lema de la empresa: SAETA.. de primera.
Con la adquisición de otros dos aviones similares, en 1969 se
inaugura la ruta a Guayaquil, con lo que SAETA logra servir, en
apenas dos años de operaciones, a cuatro ciudades ecuatorianas.
El Ecuador empezaba a descubrir la bonanza petrolera. La febril
actividad alrededor de esa industria, especialmente en el
Oriente, hizo pensar a los ejecutivos de la compañía en la
necesidad de ampliar actividades hacia el transporte de carga. Se
efectuaron varios estudios. Sin embargo, al final pesó más la
vocación de servicio al pasajero, para lo cual se adquirieron
tres aviones turbohélice Vickers Viscount que sustituyeron en las
rutas a Cuenca y Guayaquil a los fieles DC-3.
La aceptación de los usuarios nuevamente fue mayoritaria. La
compañía nacional continuaba creciendo y su capacidad financiera
mejoraba gradualmente.
Con el apoyo técnico de ALITALIA, que había vendido los aviones
turbohélice, SAETA inició estudios para sustituirlos por nuevas
naves más rápidas y económicas. Luego de los entrenamientos de
rigor a las tripulaciones nacionales y con el apoyo de la
compañía italiana, en julio de 1975, ocho años después de
fundada, SAETA inauguraba sus primeros aviones jet: dos
Caravelle franceses con capacidad de 90 pasajeros.
Los Caravelle definitivamente fueron parte sustancial de la
historia areonáutica nacional. Desde su primer vuelo en el
Ecuador cubrieron el servicio entre Quito y Guayaquil por más de
6 años y realizaron, además, los primeros vuelos charter de SAETA
fuera del país.
Se iniciaba la década de los 80, con todos los problemas que
trajo la crisis económica. Sin embargo, la demanda de pasajeros
seguía en aumento, aunque las regulaciones para mantener su
precio de venta en términos deficitarios atentaban contra la
sanidad finaciera de las empresas privadas.
Pese a lo anterior, en octubre de 1981, luego de casi un año de
negociaciones, permisos, etc. se incorporó el primer Boeing
727-100 que, con la matrícula HC-BJL, inició servicios
sustituyendo a los Caravelle. El esfuerzo realizado resultó muy
grande. La compañía no podía soportar el costo de operación en un
mundo en crisis. Dos meses más tarde, el grupo accionarial que
dio nacimiento a la empresa, para salvarla, buscó a uno de los
más dinámicos grupos empresariales del país: el grupo Dunn.
Roberto Dunn Barreiro, fundador y principal directivo del grupo
de empresas que hasta esas fechas se habían dedicado al comercio
importador, a la industria licorera y a la venta de vehículos,
era un enamorado de la aviación desde su adolescencia.
Con su impulso, SAETA y SAN, que también había sido adquirida
luego de pasar por una grave situación económica, unieron
esfuerzos y recibieron un tremendo impulso. Se adquirieron dos
unidades 727-100 adicionales a la existente y las dos compañías,
formando un pool, continuaron sirviendo en las rutas asignadas.
Eran los momentos en que empezaba a gestarse la idea de que
SAETA se proyectara a las rutas internacionales y SAN se
consolidare en el Ecuador.
Competir en un mercado tan limitado como el ecuatoriano contra un
monopolio estatal sumamente rígido, resulta extremadamente
difícil. Sin embargo, el crecimiento de la demanda obligaba a
ampliar el servicio con una aeronave más grande. Tuvieron que
pasar seis meses de gestiones, negativas y condicionamientos,
para que la Dirección de Aviación Civil autorice la llegada de un
nuevo aparato: el Boeing 707-300, que conocido como "el Jumbo de
Saeta", empezó por fin a prestar servicio entre Quito y
Guayaquil, el 27 de septiembre de 1985.
La posibilidad de salir de las fronteras patrias, con un servicio
de primera, empezaba a tomar cuerpo en los planes de expansión de
la compañía. Contando con los 727-100 y el 707-300, SAETA
solicitó la autorización de la Aviación Civil para cubrir la ruta
de Ecuador a Miami, en igualdad de condiciones que Euatoriana de
Aviación y las empresas extranjeras.
Gran resistencia por parte de las autoridades y de la compañía
estatal de aviación, que creía que perdería pasajeros al permitir
que otra empresa ecuatoriana sirviese en la misma ruta, tuvo que
enfrentar nuevamente SAETA.
Pasaron más de dos años, antes de que las puertas internacionales
se le abrieran a la compañía privada nacional. El 3 de diciembre
de 1987 inauguró sus primeros vuelos a la Florida, con un
extraordinario resultado. El lema " SAETA..de primera" hizo
carne en las tripulaciones y personal de la aerolínea. El público
respaldó inmediatamente el esfuerzo realizado. Los aviones de
SAETA salían desde Quito y Guayaquil, con una ocupación promedio
del 80%, un récord en la ruta.
Pero la decisión de impulsar la aviación comercial privada del
Ecuador no podía completarse con la ruta a Miami. A más de
incrementar las frecuencias, resultaba indispensable buscar otras
rutas adicionales a fin de crecer en servicio y calidad. Al mismo
tiempo, resultaba indispensable conseguir fuentes de
financiamiento adecuadas que permitan la expansión en condiciones
económicas favorables.
Nuevos accionistas
Nuevamente la iniciativa e imaginación jugó un importante papel
en la consolidación de la empresa. SAETA decidió emitir acciones
preferidas con garantía de rendimiento, al poner a disposición de
los pequeños inversionistas la posibilidad de colocar un capital
relativamente pequeño (un millón de sucres) a cambio de adquirir
pasajes anuales en la ruta de la empresa. La inversión resultaba
muy atractiva para el ciudadano común. Su rendimiento, en base a
los pasajes, resultaba sumamente conveniente, pues se congelaba
su valor por cinco años, sin riesgo de devaluación o incremento
de precios.
La respuesta favorable fue inmediata. Cerca de dos mil nuevos
inversionistas-accionistas, aportaron para la consolidación
económica de la empresa que permitiría continuar con su
crecimiento en dos frentes básicos: mejora e incremento de los
vuelos a Miami y consecusión de una nueva ruta a Nueva York.
NuevaYork: una meta ansiada
A fines del año pasado arribó al país un nuevo avión: un 727-200
Advanced, que inició servicio entre Guayaquil y Miami el 21 de
noviembre de 1991. Ese mismo día, luego de haber protagonizado
una tenaz lucha para conseguir la asignación de frecuencias a la
ciudad de Nueva York, la Dirección de Aviación civil notificó su
resolución favorable. Se abría ahora un interesante futuro con un
gigantesco reto.
Roberto Dunn Suárez, Vicepresidente ejecutivo de SAETA, inició
conversaciones con Airbus Industries para la posible adquisición
de un flamante Airbus.
La compañía francesa tenía ya una larga experiencia en Ecuador.
Hace más de cinco años había iniciado conversaciones con
Ecuatoriana de Aviación, las mismas que se interrumpieron durante
casi tres años, en un largo y penoso episodio que impidió que la
empresa estatal pudiera renovar su flota . Luego de complicadas
negociaciones, superando las presiones políticas que la empresa
estatal recibía, hace pocos meses se había llegado a un acuerdo
que permitió a la empresa nacional contar con nuevos aviones
Airbus 310-300, en sus rutas continentales.
No sucedió lo mismo con SAETA. Luego de varios estudios y
comparación de propuestas, en un tiempo record la compañía
nacional se convirtió en la primera empresa privada de Sud
América, que decidió adquirir un Airbus 310-300, similar a los de
Ecuatoriana de Aviación, aunque con algunos cambios en su
configuración.
En la ciudad de Toulouse, el momento de entregar la flamante
aeronave, los ejecutivos de Airbus Industries felicitaron a los
ejecutivos de SAETA por la organización de la empresa y su
eficiencia, que hicieron posible llegar al acuerdo de compra
venta en condiciones muy ventajosas para la compañía nacional, en
menos de tres meses de negociaciones: un ejemplo de lo que la
empresa privada puede hacer si cuenta con estructuras eficientes
y capacidad.
Cuando se cumplían 25 años de aquel 12 de abril de 1967, en que
el Piper Aztec inaugurara el primer vuelo de SAETA entre Cuenca y
Quito, el 12 de abril de 1992, en los hangares de Airbus los
directivos principales de la compañía, recibían orgullosos su
primer Airbus A310-300
El flamante avión, con capacidad de 224 pasajeros en una sola
clase, iniciará el servicio a Nueva York el próximo 29 de mayo;
hasta tanto, se encuentra sirviendo la ruta hacia Miami, mientras
continúa el entrenamiento de las tripulaciones nacionales por
parte de personal de KLM, la compañía holandesa de aviación que
será la encargada del entrenamiento de tripulaciones, servicios a
bordo y mantenimiento. (1C)
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Ciudad N/D
Publicado el 13/Mayo/1992 | 00:00