LOS SIETE MITOS SOBRE EL BOSQUE HUMEDO MAS EXTENSO DEL PLANETA
UNA AMAZONIA DE CARNE Y HUESO Por MarÃa Amparo Lasso
Quito. 25.05.92. Desde que se inició la aventura europea
aquella de buscar "El Dorado", la AmazonÃa ha sido una
seductora tierra de mitos. Esos superlativos que encarna-el
más extenso bosque tropical húmedo, el rÃo más caudaloso del
mundo, el mayor número de plantas y animales- alimentaron
fantasÃas, malentendidos, deseos y verdades a medias. Mitos
que determinaron las estrategias de su conquista, colonización
y explotación, y que, en mucho, siguen distorsionando las
polÃticas de desarrollo actuales.
Acabar con esa visión edénica de la AmazonÃa, es decir, hablar
de una AmazonÃa de carne y hueso como clave del diseño de un
desarrollo susstentable en la región, se propone el informe
"AmazonÃa sin Mitos", que se lanza hoy en Quito.
Varias personalidades del mundo polÃtico, intelectual y
cientÃfico del área, entre ellos Gabriel GarcÃa Márquez,
elaboraron el documento, por iniciativa del Tratado de
Cooperación Amazónica, TCA, con el apoyo del Banco
Interamericano de Desarrollo, BID, y el Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD.
Desarrollado en siete capÃtulos, con un caudal valioso de
información, el informe pretende colaborar con el debate en el
contexto de la Conferencia sobre Medio Ambiente y Desarrollo,
la Eco -92, de RÃo de Janeiro. Esto, aunque se lanza a solo
dos semanas de la Conferencia -sobre la que existe un marcado
escepticismo- y , cabe anotar, cuando aún no se ha hecho
pública la posición del Ecuador frente a dicho foro mundial.
"La AmazonÃa no puede quedar relegada al mero papel de tesoro
ecológico mundial o reguladora del clima universal, sino que
es una fuente de recursos", dice el informe, que plantea un
desarrollo sustentable basado en "el bienestar de sus
habitantes y la satisfacción de sus intereses legÃtimos".
La homogeneidad, la virginidad
No existe una AmazonÃa, sino muchas AmazonÃas, dice el informe
al describir lo que denomina "la madre de todos los mitos": la
homogeneidad. Frecuentemente se identifica a la AmazonÃa como
un gran manto verde, enorme y uniforme, cuando, en realidad,
su diversidad geográfica, polÃtica y social es tremenda.
No solo que hay muy diversos tipos de suelos, climas,
paisajes, formaciones vegetales, sino que hay distintas
"partes" cada una con su desarrollo económico, su estilo de
gobierno y sus propias polÃticas y leyes.
Para muchos AmazonÃa es sinómino de Brasil, aunque siete
paÃses más tengan jurisdicción sobre ella: Bolivia, Colombia,
Ecuador, Guayana, Perú, Suriname y Venezuela. Asimismo, muy
diferentes son los grupos humanos que la habitan, desde
pueblos indÃgenas con mÃnimo contacto hasta inmigrantes de
todo origen.
Un segundo mito a desterrar es el del "vacÃo amazónico". Es
común referirse a la región como una de las últimas fronteras
de la humanidad, como un espacio prÃstino y virgen a llenar,
un espacio donde las fuerzas de la naturaleza actúan sin la
intervención humana.
Nada tan falso, puesto que desde hace 20.000 años la región ha
estado ocupada, dicen. A través de diversas olas migratorias,
comunidades precolombinas poblaron por épocas extensas áreas
amazónicas; a partir de la conquista cientos de misiones de
exploración y ocupación se internaron en la región
(1500-1840); y, finalmente, se pasó a la intensiva explotación
de productos forestales, en especial del caucho (1840-1945).
Esto, antes de llegar a la actual etapa de ocupación, donde se
calcula una población amazónica de 20 millones de habitantes
(un millón de ellos indÃgenas), con una tasa de crecimiento
que supera en algunos casos el 3 por ciento anual. Sin contar
con el desarrollo de una importante infraestructura: centros
urbanos tan grandes como Manaus o Belem, y al menos 42.000 km
de carreteras, redes fluviales, y terminales aéreos.
Y el "vacÃo amazónico" tiene estrecha relación con otra
"verdad a medias", y es la de que la AmazonÃa es la solución a
los problemas periféricos. "El balance de casi 50 años de
colonización es negativo, porque no se han resuelto los
problemas de las zonas periféricas deprimidas y se han
generado nuevos problemas en la AmazonÃa."
¿AmazonÃa pobre o rica?
Dos fantasÃas contrapuestas. La una pensar que la AmazonÃa "es
una suerte de paraÃso terrenal, donde el entorno provee todo
lo necesario para vivir, simplemente extendiendo la mano para
cosechar". La otra, creer todo lo contrario: que la región
carece de riquezas y que debe dejarse de lado cualquier
posibilidad de desarrollo.
"Después de cuatro siglos de ocupación foránea y de cinco
decenios de grandes proyectos de desarrollo con base a
enfoques externos, la AmazonÃa no ha demostrado ser rica como
se creÃa y millones de hectáreas de tierra abandonada son la
prueba de esa realidad", se sostiene. Miles de millones de
dólares, 800.0000 km cuadrados de bosque talados, el masivo
traslado de colonos y mineros... invertidos en el fracaso.
En este sentido, se argumenta, no es que la AmazonÃa sea
pobre, sino que se evidencia una falta de visión para detectar
las auténticas posibilidades que ofrece: la biodiversidad, los
recursos hidrobiológicos, los minerales, la hidroenergÃa, e
inclusive los suelos, aunque sobre este tópico las opiniones
difieran.
El modelo indÃgena
Y una dualidad más: o bien creer que los indÃgenas son un
obstáculo para el desarrollo, o aceptar como único y
excluyente el valor de los modelos indigenas.
En el primer caso, sigue prevaleciendo el concepto de que los
pueblos indÃgenas "tienen demasiadas tierras" y que no aportan
al desarrollo. Esto, partiendo de la premisa de que los
indÃgenas debÃan ser civilizados y adoptar la cultura y la
religión occidentales para tener derecho de ciudadanÃa. "Por
estas razones, durante siglos, los pueblos indÃgenas fueron
objeto de agresiones territoriales y culturales," dice
"AmazonÃa sin mitos", tras denunciar que no se ha esclarecido,
conceptual y legalmente, el derecho de los indÃgenas a la
tierra y a territorios más extensos para garantizar su
cultura, su organización y su libertad de vivir según sus
patrones propios y ancestrales.
De contraparte, ha habido un reconocimiento de aquellos
modelos que por milenios las etnias originarias usaron para
relacionarse armónicamente con su entorno. Pero, aunque estos
resultan indispensables para un desarrollo sustentable a
futuro, existirÃa una tendencia a exagerar su validez, y
deshechar cualquier aporte externo. "Una vez que adoptan
patrones culturales foráneos, los modelos indÃgenas van
perdiendo su racionalidad y los pueblos indÃgenas pueden
transformarse en destructores del ambiente....Una visión
absolutamente indigenista del desarrollo amazónico no sólo no
es viable sino que constituye un mito más."
El "pulmón de la Tierra"
Uno de los argumentos de gran efecto, se afirma, es el de que
destruyendo la AmazonÃa se estarÃa dando el beso de la muerte
al "último pulmón de la Tierra". Porque, según se ha creÃdo,
la AmazonÃa estarÃa produciendo el 80% del oxÃgeno del mundo.
Otro mito. "Esto es probadamente falso, cuando se afirma que
la AmazonÃa produce un alto porcentaje del oxÃgeno del planeta
se desconoce la extensión y la importancia de los mares en
este sentido, se parcializa la importancia de una región
tropical sobre todos los trópicos y se olvida de que el bosque
maduro tiene un balance casi perfecto entre producción de
oxÃgeno y fijación de CO2". AsÃ, la producción total de
oxÃgeno en la cuenca amazónica representarÃa solo el 8 por 10
(-6) por ciento de la masa de oxÃgeno de la atmósfera.
Según "AmazonÃa sin Mitos", cuando en el decenio de los años
70 se inventó esto del "pulmón de la Tierra", hubo quienes
pensaron que podrÃa se otro pretexto para agredir a la región
y apareció el séptimo mito: la internacionalización de la
AmazonÃa, que toca además el tema de la soberanÃa. "La
AmazonÃa -dice el informe- no es la única región que tiene
importancia ecológica mundial, e internacionalizar cada parte
del mundo con ese carácter serÃa simplemente absurdo." (2-A)
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Ciudad N/D
Publicado el 25/Mayo/1992 | 00:00