Guayaquil. 29.05.92. Al final, las mayores transiciones energéticas
tienden a ser impulsadas por fuerzas fundamentales, ya por la evolución de
nuevas tecnologÃas o por los problemas que enfrenta la sociedad,
como el crecimiento de la población, la sobreexportación de los
recursos y el cambio climático. Estas fuerzas, puede decirse
ahora llevan al mundo hacia una economÃa impulsada por el sol y
el hidrógeno.
Pero el ritmo de cambio será inevitablemente determinado en parte
por las polÃticas gubernamentales, la mayorÃa de las cuales están
actualmente inclinadas hacia los sistemas energéticos actuales.
¿Se aferrarán los lÃderes polÃticos a la situación actual o
comenzarán a alentar el desarrollo de nuevos sistemas de energÃa?
En California, por ejemplo, fue una serie de cambios en la
polÃtica estatal efectuados a finales de los 70 y principios de
los 80 lo que allanó el camino para una nueva era.
HABITOS ENERGETICOS
Muchos gobiernos estatales y locales alientan el uso de recursos
renovables mediante regulaciones e incentivos. Los gobiernos
nacionales avanzan también hacia las nuevas polÃticas bajo una
fuerte presión de los votantes. Algunos paÃses europeos han
elevado sus impuestos a la gasolina, otros gobiernos cobran
impuestos a los carros que contaminan y otros más están forzando
el cambio a través de las regulaciones. Son polÃticas
complementarias que trabajan mejor en consorcio.
Los impuestos más altos a los combustibles fósiles son una manera
de acelerar la transición energética. Los impuestos cobrados
hasta ahora a las emisiones de carbono como en Holanda y Suecia
son un paso importante, pero no son los suficientemente altos
para forzar importantes cambios en la opción de fuentes de
energÃa.
Para verdaderamente lograr la diferencia en nuestros hábitos
energéticos, un impuesto al carbón tendrÃa que ser
suficientemente alto para reemplazar al menos la cuarta parte de
los impuestos de hoy. Una posibilidad es disminuir los impuestos
a las utilidades al elevar los impuestos al carbón. El público
votante podrÃa aceptar impuestos más altos a la gasolina, el
carbón y otros combustibles a cambio de más paga para llevar a
casa.
Otro enfoque que podrÃa nivelar el terreno de juego podrÃa ser
incluir los costos ecológicos a los procesos de planeación
eléctrica. Si se agregaran los costos ecológicos a la
construcción al considerar la clase de plantas a construir, la
nueva capacidad impulsada por carbón serÃa menos atractiva en
comparación con las fuentes renovables.
El estado de Nevada, por ejemplo, decidió a principios de 1991
cobrar una fuerte suma ecológica cuando las empresas de servicios
intenten licenciar nuevas plantas de carbón. Parte de cobro es
por el potencial cambio climatológico, el resto se atribuye a los
costos de la contaminación, como el cuidado médico extra
requerido cuando la contaminación daña los pulmones de la
población. Como resultado, el poder basado en el carbón que
actualmente domina el estado tiene probabilidades de cambiar en
el futuro hacia los programas de eficiencia energética, gas
natural, geotermia y luz solar.
Los gobiernos nacionales pueden también acelerar la transición a
un futuro sostenible en cuestión de energÃa proveyendo incentivos
modestos a la construcción de sistemas de energÃa renovable. Las
nuevas tecnologÃas han sido subsidiadas en el pasado por los
gobiernos -el poder hidraúlico y nuclear son ejemplos obvios-. En
este caso, los subsidios pueden justificarse con el menor daño
ecológico que resulta del desarrollo de sistemas renovables. Vale
la pena recordar que los créditos de California al desarrollo de
energÃa renovable ayudaron a la bonanza de estos sistemas a
principios de los 80.
SUBSIDIO A ENERGIA RENOVABLE
El Congreso de los Estados Unidos está considerando un subsidio a
la generación de electricidad renovable. Un incentivo de tan sólo
2 centavos por kilowatt/hora -equivale al 25% del precio promedio
de la energÃa en los Estados Unidos- serÃa suficiente, según los
analistas del mercado, para iniciar una bonanza en el desarrollo
de la energÃa renovable. El costo para el contribuyente serÃa de
$ 1.000 millones en cinco años -una fracción del 1% del costo del
consumo nacional de energÃa en una año-.
Un programa de reorientación de las investigaciones y desarrollo
también es necesario. En 1989, los gobiernos de los principales
paÃses industriales dedicaron sólo el 7 de sus fondos de
investigación energética de $7.300 millones a las tecnologÃas
renovables. La mayor parte del resto fue para los combustibles
fósiles o nucleares. Reduciendo drásticamente los programas de
nuevos reactores y fusión se liberarÃan millones de dólares para
acelerar el desarrollo comercial de las nuevas tecnologÃas.
La mayorÃa de los paÃses tienen mucho por avanzar en la reforma
de sus polÃticas obsoletas de energÃa, pero hay un nuevo
sentimiento de urgencia sobre las fuentes de energÃa del futuro
al reaccionar el público a las amenazas que presenta el efecto de
los gases de invernadero que se acumulan en la atmósfera.
Hay, por ejemplo, 23 paÃses comprometidos a limitar las emisiones
de carbón. Probablemente haya más bajo el tratado patrocinado por
la ONU para proteger el clima del mundo que se prepara para
firmarse en RÃo de Janeiro en la Cumbre de la Tierra.
Algunos de los más grandes obstáculos para el cambio en muchos
paÃses son los polÃticos cautivos de las industrias energéticas
actuales. Los salones del Congreso de los EUA, por ejemplo, están
llenos de gente que trabaja para las poderosas compañÃas de
energÃa -desde el carbón hasta la energÃa nuclear- y sus agendas
polÃticas predominan. Irónicamente, mientras que el poder
polÃtico sigue intacto, estas industrias han sido automatizadas y
no proveen ya muchos empleos. Al eliminarse más de estas
posiciones en los 90, la posición polÃtica de estas industrias
probablemente se debilite.
CALIFORNIA UN EJEMPLO
Al final, la clave para salvar las barreras polÃticas es
demostrar que una economÃa solar tendrÃa mayores ventajas que los
sistemas actuales de combustibles fósiles. California provee un
buen ejemplo. Ya ha reducido enormemente sus gastos de
combustible y ha comenzado a limpiar el cielo como resultado del
cambio en la polÃtica energética iniciado hace más de una década.
Como parecen comprender los lÃderes polÃticos de California, un
futuro solar es demasiado atractivo para ignorarse. De hecho, una
economÃa solar serÃa más saludable y menos vulnerable a cambios
en los precios del petróleo como los que han sacudido al mundo en
las décadas recientes. Y el futuro solar es el único futuro
práctico que serÃa ecológicamente sostenible eliminando los gases
de invernadero que amenazan la salud del planeta.
*Vicepresidente de investigación. Los Angeles Times Syndicate.
**Socio investigador del Instituto Worldwatch. Los Angeles Times
Syndicate.
(TOMADO DE EL UNIVERSO. PAGINA DOMINGO-5)
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Publicado el 29/Mayo/1992 | 00:00