Quito. 23 jun 2000. Lorena Moreno, una argentina que se
especializó en la venta de bienes raÃces.
Luego de algunos años de estancamiento, en especial por la difÃcil
situación económica de muchos paÃses de Latinoamérica, Miami
resurge como una oportunidad de inversión segura y tentadora en el
rubro inmobiliario para muchos capitalistas sudamericanos que,
ante la recesión de sus gobiernos, habÃan restringido sus compras
en el exterior a la espera de mejores condiciones cambiarias que
los beneficiaran.
Pero la realidad de Latinoamérica es otra y los inversores, que en
algún momento regresaron los capitales que habÃan sacado de sus
paÃses en momentos de fuertes crisis económicas, siguen postando a
las ventajas que se dan en el exterior. Y Miami se presenta como
una clara alternativa en la que la compra de bienes raÃces, como
en los tiempos de nuestros abuelos, sigue siendo el suelo más
propicio, fértil y seguro para poner el dinero.
En las épocas de la "plata dulce" de los argentinos y uruguayos,
Miami fue la pista de aterrizaje de lo que los crÃticos llamaron
"turismo chatarra", cuando, en grandes contingentes, exponentes de
los dos paÃses más australes del este del continente sudamericano
viajaban a la Puerta de Oro de Latinoamérica a comprar
televisores, equipos de música y videocaseteras.
El cambio favorecÃa a los argentinos en forma abrumadora y oleadas
de turistas llegaban a Miami Beach a comprar indiscriminadamente
artÃculos de electrónica que en su tierra eran hasta dos y tres
veces más costosos. De la misma manera que comerciantes locales
abarrotaban sus negocios con los productos que los sudamericanos
reclamaban a voz en cuello con un "dame dos".
También por aquella época hubo algunos más conservadores que
creyeron, como en los viejos tiempos de la añosa escuela familiar,
que comprar tierras podrÃa ser un negocio mucho más fructÃfero y
sólido que máquinas de ver pelÃculas. Y llegaron al lugar
adecuado, donde la civilización se nutre del sistema de la
sociedad de consumo: si hay demanda debe haber con qué
satisfacerla.
Y muchos sudamericanos, en especial argentinos, uruguayos,
colombianos y venezolanos, comenzaron a invertir en un sitio que a
pesar de formar parte de un paÃs en donde no se hablaba la misma
lengua, al menos estaba plagado de comunidades (como la cubana,
nicaragüense y caribeña) que hablaban y pensaban en forma similar
a la de ellos.
Hubo recesión en Estados Unidos, y la posibilidad de regresar los
capitales a los paÃses de Latinoamérica se volvÃa a presentar como
otra opción a los inversores. Los polÃticos reclamaban confianza a
sus compatriotas que tenÃan miles de millones de dólares en
cuentas fuera de Argentina, Colombia y Venezuela.
Pero, a pesar del Mercosur, las alianzas, el mantenimiento de las
democracias en Sudamérica y los compromisos del Fondo Monetario
Internacional de ayudar a los gobiernos de habla hispana, los que
tuvieron, tienen y tendrán el dinero siguen confiando en la
inversión en los Estados Unidos. Y vuelve a ser Miami el foco
principal de su atención, volviendo a resurgir ante la avalancha
de comunidades que nuevamente vienen a trasponer la Puerta de Oro
de Latinoamérica.
Miami despega
Lorena Moreno es una joven argentina que reside en Miami Beach
hace varios años y a pesar de su juventud ya es una profesional
licenciada en el negocio de bienes raÃces "Me decidà a estudiar y
sacar la licencia de bienes raÃces porque vi que habÃa un
verdadero potencial en el negocio inmobiliario en Miami, me di
cuenta de que se estaba produciendo un despegue, sobre todo con la
gente que venÃa de Sudamérica y querÃa invertir en propiedades".
La joven agente de bienes raÃces forma parte de la empresa La
Playa Properties, lÃder en el negocio inmobiliario y que se
especializa en vender proyectos de preconstrucción además de
propiedades terminadas, especialmente en la zona de Miami Beach,
en el área de South Miami.
"Por medio de la empresa, hemos logrado alcanzar
satisfactoriamente el mercado sudamericano --continúa Lorena, que
viene a Miami con el ánimo de invertir en propiedades--. El año
pasado logramos vender un proyecto que se llama Yatch Club
Portofino y la mitad del mismo está adquirido por sudamericanos,
en especial argentinos y colombianos."
Por medio de un nuevo sistema de financiación, nos informa Lorena
Moreno, los turistas que llegan a Estados Unidos, en especial a
Miami, pueden adquirir una propiedad bajo la figura de turistas.
Sólo se les requiere, en el caso de una propiedad de un costo de
150 mil dólares, que hagan la reserva con un depósito de 10 mil
dólares, debiendo integrar el 20% dentro del año, esto en el caso
de los proyectos de preconstrucción.
"Con este programa de financiación --continúa Lorena--, el
comprador pone al momento de la reserva la suma indicada y, dentro
de un perÃodo que no puede ser superior al año, debe completar el
20%, luego se le hace una hipoteca a 15 o 30 años, como desee.
Pudiendo además optar por un interés fijo o reajustable."
Una vez que el edificio esté terminado o cuando comienza la
construcción, el inversor puede vender si lo desea, o puede
alquilar el o los apartamentos que haya adquirido. Los préstamos
que requieren un 20% de anticipo obligan al solicitante a que
aporte una cantidad de documentación de sus empresas en su paÃs de
origen, antecedentes bancarios y los papeles propios en estos
casos.
También puede optar por un anticipo de un 30%, caso en que no se
le requerirá más que el pasaporte como único comprobante de
identidad. Cabe destacar que el adquirir una propiedad en los
Estados Unidos no le cambiará en absoluto su situación legal en el
paÃs, es decir que si ingresó como turista, persona de negocios o
cualquiera sea la forma, la compra del inmueble no le modifica su
status o visa de ingreso.
"En una visita de presentación que hicimos a Buenos Aires, en el
Hotel Alvear, logramos reservas de todos los asistentes, en su
mayorÃa los argentinos optan por las hipotecas con interés
ajustable, ya que apuestan a renegociar la propiedad en el futuro
o a poder alquilar los apartamentos cuando éstos estén listos."
"Las posibilidades son enormes, ya que el precio de estos
inmuebles no es muy elevado, las condiciones son bastante
aceptables para un turista y, sobre todas las cosas, hay claras
oportunidades de sacar provecho de la inversión inicial sin ni
siquiera llegar al cierre de la compra; hay muchos casos en que se
han producido ventas antes de que el edificio estuviera terminado,
con ganancias que van de entre 50 a 60 mil dólares", finalizó
Lorena Moreno. (Texto tomado de Tiempos del Mundo)